Proyecto Patrimonio - 2014 | index | Willy Gómez Migliaro  | Autores |
         
         
         
        
        
         
        
        
         
        
        
        
        NUEVAS BATALLAS Y LA POÉTICA DE SÍSIFO
        Por Pablo Landeo Muñoz
        
        
        
          
        
        
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        Robert Graves, en el tomo 1 de Los mitos griegos (1985), dice de  Sísifo: “Ya fuese porque había agraviado a Salmoneo, o traicionado el secreto  de Zeus, el caso es que Sísifo recibió un castigo ejemplar.  Los jueces de  los Muertos les mostraron un enorme bloque de piedra […] y le ordenaron  llevarlo rodando cuesta arriba hacia la cima de una montaña y soltarlo cuesta  abajo en la otra ladera. Hasta ahora no ha conseguido hacerlo. Cada vez que  está a punto de llegar a la cima, el peso de la desvergonzada piedra le obliga  a retroceder y la mole vuelve una vez más a la misma base. Allí vuelve a tomar  pesadamente y debe empezar de nuevo, a pesar de que el sudor empapa sus  miembros y una nube de polvo  se alza sobre su cabeza” (:289-290). Entre  los trabajos de Sísifo y la poética de Willy Gómez, entiendo que las batallas  cotidianas, a las que Gómez Migliaro denomina Nuevas batallas, es una  alegoría que nos permitirá comprender una labor poética tenaz y persistente  donde piedra y palabra en ascenso catalizan el esfuerzo de un personaje de la  mitología griega y el de un poeta –que libro tras libro- debe enfrentarse a sus  propias palabras, al silencio y a las miserias de la humanidad en una batalla  constante, irrenunciable, en tanto sus ojos sean capaces de percibir el sol y  los himnos que nos iluminan.
         En este orden de cosas, sostengo que el último libro de Willy Gómez es el  resultado de nuevas batallas, cuyos antecedentes, a modo de declaratoria o  manifiesto de lucha, se evidencian en Nada como los campos. Tópicos  como la violencia subversiva de los años 80 y 90 que desangró a nuestro país,  la visibilización de espacios no tradicionales en la poesía canónica, la  memoria del padre, la construcción de una  elite intelectual peruana y  universal, la reconstrucción de un nuevo concepto de patria, etc. se hallan  presentes, a modo de rizomas, en tres de sus fundamentales libros: el ya  citado Nada como los campos (agosto, 2003), Construcción  Civil (agosto, 20013) y Nuevas batallas (octubre,  2013). Sus demás libros (Etérea, 2002; La breve eternidad de  Raymundo Nóvak, 2005 y Moridor, 2010), no se encuentran en  la línea de lectura de mis comentarios porque  carecen de la fuerza  confrontacional de aquellos. Y para mí, en el plano ideológico, esta es una de  las características fundamentales en la poesía de Willy Gómez: la  confrontación, el cuestionamiento de un orden social colonialista y decadente,  cuya impronta lo percibimos cotidianamente.
         El escritor ancashino Marcos Yauri Montero (2006), comentando la  categoría Rizoma que presenta Deleuze y Guatari, manifiesta: “[L]a grama al  hacer su recorrido por los espacios libres, no cubiertos por el hombre  sedentario, se ramifica, confronta rupturas e interrupciones que se convierten  en origen de recomienzos y surgimientos múltiples, sin principio ni fin; forman  rizomas que a su vez son causas de nuevas ramificaciones y conexiones, de  desterritorialización y reterritorialización. De igual modo, las literaturas  nómadas recorren espacios y distancias del afuera, de la periferia; y por  tanto, sus textos existen alejados de la historia oficial” (:16). La constancia  de la grama para descubrir espacios y emerger en la superficie, bien puede  simbolizar el esfuerzo de Willy Gómez por empujar la piedra y la escritura en  constante movimiento, en ascenso, que a su vez genera negación y recomienzo  permanentes. Además, las ramificaciones del rizoma (como la poesía de Gómez  Migliaro) son periféricas, y se hallan distantes de una escritura incapaz de  cuestionar un orden social injusto, de silenciar la muerte de 70 mil  compatriotas nuestros (informes de la Comisión de la Verdad y Reconciliación)  como consecuencia de la violencia subversiva. El autor de Nuevas  batallas canta la memoria y la palabra enmudecidas; asume la  deconstrucción de nuestra historia oficial a fin de sustituirla por otra, por  aquella que los Quispe, los Chuquisuta y Huillca se echaron al hombro y cual  sísifos rodaron pendiente arriba, con sus fatigas y su sangre, para erigirla  como nación. Este es el país que canta Willy Gómez, a través de sus tres libros  que temáticamente hacen un tinkuy; es decir, una unidad cuya  característica revisaré a continuación, de manera sucinta, para el caso de la  violencia política y la presencia de rizomas:
        
          
            | POÉTICA DE SISIFO Y DESTERRITORIALIZACIÓN
 
 
 
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              Libros
 
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              violencia política
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            |     Nada como los campos | –como en Uchuraqay    ejemplo de otras muertes / después de todos los horizontes del Perú (:14).
 –Pero nada pasó y nada    pasa / en el calmado firmamento donde siempre arrojamos estos cuerpos sin    identidad (:35).
 
 –Si hallaras la voz del    fardo que nos sobrevive / no habría tanto muerto en este cielo deshecho del    Perú / que empuja su palabra vertical (40).
 
 –Detrás de las costas y    la niebla inmortal, / las arenas contienen sangre. /Debajo del cielo allá en    los andes / la cordillera es fresca / y los muertos recientes (:43).
 
 –El canto de tu universo    tiene ya un sentido en la descomposición de este campo (:52).
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 Construcción civil
 | –SER ESPEJO FRENTE A LAS    RUINAS pedazo a pedazo ser continente / […] tumbas que nos permitan afirmar    estacionamientos (:11)
 
 –he encontrado desiertos    / y con otro cuerpo te busco / y veo trescientas espaldas de relleno de    exploración campal / esa legión tiene piel y claro te busco para situar / la    primera piedra / pero es otro cementerio y su cristalización sofoca / azufre    sí con azufre limpio tus habitaciones para recordarte(:26)
 
 –a dónde se llevaron a    Gómez / dime qué fue lo que pasó con la primera avioneta (:28)
 
 –se habla magnolias    después del crimen (:29)
 
 Huillca / toda una    cicatrización de seguir aprendiendo el Perú ahora (:71)
 
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            |     Nuevas batallas | –Ella se aferró a la    justicia de su hermano ¿El dolor / es tener un cadáver o no encontrarlo? […]    Nunca encontré / ese cuerpo que oscureció mis pensamientos (:14).
 
 –De nuevo ruinas. / El    tiempo –dirás / Casi veinte años / una maquinaria de guerra desvió su lucha    fundamentalista / a un allá que no era suya (:17).
 
 –Tocan, entonces, tu    cuerpo y no eres tú. / […] La gente desentierra lo que su país esconde (:34)
 
 –Presiento un país en mi    cuerpo / puede decir el que exige / una reparación civil (:69).
 
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          Si Rosa cuchillo (Óscar Colchado, 1997),  Retablo  (Julián  Pérez, 2004) y  La noche y sus aullidos (Sócrates Zuzunaga,  2011) constituyen la base de una novelística de la demencia subversiva en los  Andes; en poesía, Nada como los campos, Construcción civil y Nuevas  batallas constituyen la visión y síntesis de más de dos décadas de  angustia, de muerte y pavor que nos tocó vivir a los peruanos; es más, la  poesía de Willy Gómez – a través de los libros citados–, propugna la  reconfiguración de nuestro país incluidos los Quispe, Chuquisuta y Huillca.
          
            Nuevas batallas es un libro donde se evidencia la historia de  un país todavía con mentalidad colonialista no obstante su posmodernidad, su  Larco Mar o Jockey Plaza. Batallas que se pierden y se ganan, que se escriben y  reescriben, piedra a piedra, libro a libro. Nuevas batallas evidencia  también conflictos por resolverse; Uchuraqay, Jirón Huanta, Conga, heridas que  destellan dolor, viejos sinsabores y nuevos espacios de confrontación como la  Amazonía, el narcotráfico, y el “Poder –como bien dice el poeta, acto inclusivo  que impugnamos (:31). Willy Gómez, en síntesis, cierra el puño, abre la  memoria, deconstruye la historia de una nación que no siempre es nuestra,  visibiliza el Perú de Tello, de Arguedas y Huillca. Decide, no comprarse a sí  mismo su silencio.
        Lima, julio, 2014