"Manantiales" (Editorial Ícata, 2021), la obra magistral de Willy Gómez Migliaro, transporta al lector a un viaje de exploración poética y espacial, donde las palabras despiertan universos insospechados. A través de tres poemas exquisitamente entrelazados, el autor nos sumerge en un diálogo entre el espacio y la condición humana, tejido con imágenes cautivadoras y una prosa poética fluida.
El primer poema, “La llegada”, actúa como un umbral hacia un rincón de introspección. El autor pinta una aldea donde lo natural y lo humano convergen, fundiendo la vida cotidiana con resonancias más profundas. Las alusiones a la agricultura y el paisaje entrelazan con destreza la búsqueda de raíces y la exploración del yo. Esta danza de identidad y evolución nos recuerda que vivir es una constante búsqueda de propósito.
En “El Sello de las avispas”, el segundo poema, Gómez Migliaro explora la acción y la percepción. Las imágenes danzan en este jardín negro, donde la azucena y las avispas emergen como símbolos de transformación. Las avispas zumban metafóricamente, incitándonos a explorar la multiplicidad de la vida y cuestionar nuestras percepciones. En este poema, el autor desafía a desentrañar las relaciones y a enfrentar las sombras de la percepción.
“Ya no viene el zorro”, un poema enigmático y rico en simbolismo, añade una dimensión profunda a la exploración poética y espacial de "Manantiales". Este poema de Willy Gómez Migliaro se erige como un cuadro surrealista donde la naturaleza y las emociones convergen en un paisaje de múltiples significados.
El poema abre con una referencia al viento, un elemento que en este contexto no se dirige hacia el lector, sino que atraviesa el espacio como una experiencia personal del hablante. La metáfora del lago inundado, que una vez no le perteneció, refleja el paso del tiempo y cómo las experiencias pueden alterar nuestra percepción. La imagen de "girar jaulas" sugiere una lucha por la libertad, incluso cuando enfrentamos obstáculos y detenciones.
El zorro, símbolo de astucia y escape, se convierte en un tema recurrente. Su ausencia en la huida o en la caza abre una puerta a la reflexión sobre las limitaciones y la quietud que a veces nos afectan. La referencia a la cocina, el cruce y la "bestia de la carne y de la ira" añaden elementos que pueden interpretarse como momentos de confrontación y búsqueda interior.
El poema se desplaza hacia el espacio de los cerros y la referencia a las "ventanas" sugiere la percepción y la apertura a diferentes perspectivas. La mencionada "claridad" que cae de las "huellas del reclamo" puede interpretarse como un intento de comprensión o resolución, que se diluye en la complejidad de la experiencia.
La presencia del zorro entre los tablones del camión, en contraste con su búsqueda "sabrosa", se convierte en un enigma. Las preguntas sobre la organización y la helada agregan capas de misterio. El mascarero, quizás un observador distante, proporciona una perspectiva crítica sobre la situación, despojándola de romanticismo.
La última parte del poema se adentra en un terreno de agricultura y crecimiento, donde las alumnas se dedican a criar lechugas hidropónicas. La referencia al tiempo y la lluvia, junto con la mención de "Paucartambos", sugiere una conexión con ciclos naturales y festivales. El zorro, antes un personaje en las historias tardías, parece haber perdido su prominencia.
En definitiva, “Ya no viene el zorro” es una pieza que demanda una lectura profunda y reflexiva. Su simbolismo intrincado y su exploración de la naturaleza, el tiempo y las emociones aportan una dimensión fascinante a la obra en su totalidad. El poema agrega una capa adicional de complejidad al análisis poético y espacial de "Manantiales", instando al lector a explorar los manantiales de significado ocultos bajo su superficie.
A través de estos poemas, Gómez Migliaro construye un mundo donde los espacios físicos y emocionales convergen. La exploración del espacio se convierte en una travesía del alma y la mente, donde cada imagen se erige como un umbral hacia la profundidad. El lenguaje poético, accesible y evocador, nos guía a través de dualidades como la lucha y la transformación, la unión y la separación. En este maravilloso entramado de palabras, el autor nos invita a sumergirnos en los manantiales de significado y a descubrir las capas de nuestra experiencia.
En última instancia, "Manantiales" de Willy Gómez Migliaro despliega un viaje poético que va más allá de las coordenadas físicas y emocionales. A través de imágenes ricas y prosa lírica, el autor nos conduce a un universo donde las palabras brotan como manantiales de significado, y la poesía se erige como herramienta para sondear la complejidad humana. Cada poema trasciende la superficie aparente y nos invita a explorar el mundo interior y exterior con una mirada fresca y una mente abierta.
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Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Análisis y comentario a tres poemas de “Manantiales” de Willy Gómez Migliaro.
Por Yohei Moriya Miyakawa
fundiendo la vida cotidiana con resonancias más profundas. Las alusiones a la agricultura y el paisaje entrelazan con destreza la búsqueda de raíces y la exploración del yo. Esta danza de identidad y evolución nos recuerda que vivir es una constante búsqueda de propósito.
