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ZURCIR FORMA
Comentarios a la obra poética de Willy Gómez Migliaro


Por Miguel Blásica


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Migliaro deformado en una imagen de hielo
Constantemente picado es Migliaro
En el papel de otro enterrado o atendiendo una migración
Cuando vuelve a nuestros campos
Y su llegada veinte años después prende velas
Y anuncia otro recorrido

                   Nuevas Batallas (2013)

No pretendo una crítica concienzuda acerca de la poesía de Willy Gómez Migliaro,  reconozco que bien valdría realizarla, si consideramos que los referentes que toca y la forma como  su escritura ha ido dejando pieles, afinando su construcción, y el valor referencial que ha ido tomando su trabajo. Intentaré precisar algunas ideas que surgen más al calor de la fascinación, y la expectativa que despierta en mí su poesía, en ese entusiasmo de seguro que no podré cerrar coherentemente mis planteamientos, ello vale, pues no lo pretendo en realidad.

Cuando llega a su fin, a su cerco y límite, la idea con respecto a donde se dirige la construcción de la palabra empieza a habitar otro campo, otra vida, otra plataforma y empieza el poema a ser más allá de la palabra misma, rompe su cáscara y se dirige hacia el espacio vacío que circunda el sentido manifestándose lo sustancial del encuentro poético. El sentido, vista desde las orillas de la realidad, adquiere otra connotación en el arte (remitiéndome claro está a la forma), a eso nos impulsa la poesía a una superación de la idea misma según fue concebida por Platón. Porque es muy probable que el sentido de la información, su dirección y su peso en el presente, le revele al poeta ese dejarse llevar tan ligado al fluir de un ánimo. Animus Anima en permanente devenir. 

Eses es, según mi concepción de receptor, el recorrido de la obra de Willy Gómez Migliaro, su trasuntar poético, aquello que lleva a que la estrofa poética se vuelva más vigorosa y predispuesta al rompimiento, notorio ya en Nuevas Batallas (2013):

Zurcir forma y se bifurca la luz del sol cuando
Limpias heridas en los patios de geranios
Tiento en las fachadas recién pintadas. Parece la esperanza.
Prueba de incisiones ¿De qué se trata?

Porque ya en La Breve Eternidad de Raymundo Novak (2005) lo había prefigurado:

La voz de las palabras ya no significa nada
Si digo muralla se levanta una cultura orgiástica que atenta
Contra la economía del planeta
Y mientras dura su fiesta algo de belleza
De innegables juramentos calcinan el pasto de la sabiduría

Pero aun estos poemarios retenían la referencia a un sentido en la forma. En ellos los telones de fondo: Arguedas y sus ríos profundos, la mujer Tello de Apurímac, el cuerpo del ser de Lima, el Descentralizado de fútbol o una cancha de tenis, sus accesorios, los provincianos de una cordillera de los andes muertas, mantienen su presencia totémica.

Ya en Construcción Civil (2013) aquellos referentes delimitados por sus fronteras geográficas pasan a ser parte de un sentido que avizora lo liminal, es decir, no habitan ese espacio al que debe remitirse el sentido de la construcción poética, aún están, pero en tránsito de desaparecer. Nos dice en Construcción Civil:

Movimientos desde la orilla del río
Estas a salvo al fin sin música extendiendo magia
Flor orquídeas de insidia al callar pedazos de país ahora
Cualquiera es escombro clavo reclinación
Al empezar rezos para un entierro
Después de los informes
Habrá tiempo y diré como encontré tu cuerpo…

Considero a este poema (página 24) de una belleza y de profunda carga social sin ya remitirse a los lugares comunes, sin los tópicos de referencialidad.

Entonces llega Lírico Puro (2017) y la consecuencia de lo previsto en su camino a romper el canon de una estructura que sus anteriores trabajos habían fijado. Lírico Puro establece una coordenada anti jerárquica y donde las cosas como cosas por si mismas encuentran una profundísima razón de ser en lo táctil puro, en la mirada a quien hace, a esa suerte de revalorizar aquello que por el mismo hecho del uso de las cosas en una sociedad de mercado donde aquello se ha perdido, donde la banalidad y el hastío, el desperdicio y el no saber qué hacer con los envases de plástico exceden la noción misma de cachivaches o adefesios, adjetivos que incluso podrían definir a los objetos más humanos. Una sociedad que reconoce su desilusión y patetismo melancólico en lo vintage sin escapar un milímetro de su coerción de mercado.

Abriré en este momento el libro para entresacar frases al azar, de una manera lúdica a la que el poeta me invita y me entusiasma: marcos sólidos de ventanas,  bisagras, cepillos, ganchos de ropa, percheros, escaleras, pañuelos, cartones, enchufes, tornillos, lámparas, harinas, bicicletas, chapas de puertas. Esas cosas brillan, adquieren un movimiento en una constelación que puede suponer no está lejos a los lugares referenciales que Migliaro no menciona ya y que llevan a cuesta ese peso demoledor que relaciona la memoria del Perú a nuestra reiterada y homogénea (cuando no, poco imaginativa) visión de nuestra historia y su geografía.

Esta suerte de danza en el cosmos, de los objetos y su aparente condición de enseres en una constelación de indicaciones manuales, resulta una llamada del poeta a mirar con otros ojos, con ese ánimo de niños que nos refresca pero que en el fondo es una vía para penetrar en la materialidad de los objetos y su relación humana con la vida misma.

Las mangueras en el jardín de geranios
Y un instante de mirada animal o
Amontonar jardines sujetos oscilan
Agua que se bifurca en el aire algo aparece
Levantar maceteros alrededor
Mover baldes y reconocer intimidades
Nos tocará filo de lampa y entierro
A la esperanza del riego un flujo de lo que es
Serpiente y árbol de moras
Brota el líquido espeso transforma el fin
Al diseñar bosque de un producto elaborado dejar
La sierra cuando pierdes el alicate
Cada metro ante el deseo de transferir chapas
Por un poco de agua registras incumplimientos
Pero el plástico envuelve hasta que sus elementos se revelan
Algo estalló una tarde en el jardín de barrios limpios
Piensa que acto de serpiente deshecha
Borde oceánico en los adornos un gran riesgo
Guarda su media clase su propia derecha
Nada similar a nuestros trapos de mendigo
O tempestad del detalle aquí arriesgan con el ganado vertical

Encuentro allí una estrategia que relaciono con la Comunnitas puesto que se trata de una posición anti estructura donde la construcción poética rebasa la estratificación que antes había asumido. El poeta nos propone en su nuevo territorio poético esta idea y Platón queda con ello satisfecho.

Para terminar solo añadir que esta noción y comprensión de la obra de Willy Gómez adquirió mayor certidumbre cuando leí su poema El Frontón (2018) Lo ya dicho con relación a los tópicos y su peso no permiten la claridad que había encontrado en Lírico Puro, pero en su relación con el mar y su descripción de sus componentes minerales se permite entrever lo que forzadamente nos remite el hecho y la remembranza social y política del poema. 

La lectura de la poesía de Willy abre expectativas interiores que uno jamás puede dejar de relacionar con su propio trabajo, planteándonos otro enfoque y manteniendo viva la llama creativa. Aire fresco zurciendo sus formas.


Lima, marzo de 2019.



 

 

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