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        LÍRICO PURO DE WILLY GÓMEZ
         Por César Pineda Quilca
        
        
          
        
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En el capítulo primero titulado “Poética de la  casa” del libro “Poética del espacio” Gastón Bachelard decía: “Para un estudio  fenomenológico de los valores de intimidad del espacio interior, la casa es,  sin duda alguna, un ser privilegiado, siempre y cuando se considere la casa a  la vez en su unidad y su complejidad, tratando de integrar todos sus valores  particulares en un valor fundamental. La casa nos brindará a un tiempo imágenes  dispersas y un cuerpo de imágenes. En ambos casos, demostraremos que la  imaginación aumenta los valores de la realidad.” En esa línea de construcción  íntima y, a la vez, social (o “civil”, como diría el libro anterior del autor),  leemos ahora esta nueva entrega “Lírico puro” del poetaWilly Gómez,  uno de los poetas importantes de la generación del 90.
        Los poemas, que no llevan título, construyen y  deconstruyen una casa, se podría decir el alma del poeta, y a su vez lo que ha  creado ese “valor fundamental” que dice Bachelard; es decir, el sistema  económico que rige la vida posmoderna o simplemente la vida actual, con su  conjunto de artefactos, del cual dependemos. Leamos esta cita:
        
          
            escuchar  noticias en la TV mejor no hablar 
                  plataformas  de detención de un taller abajo necesitan el control 
                  elegancia  de dejar las monturas de carey sobre la mesa llorar 
                  o  levantar lo visible
              entonces  lo palpable
          
        
        Ciertamente, vemos como se construyen y devalúan  los objetos, en la palabra, para instaurar una nueva lectura, una nueva  búsqueda de sentido para integrar quizás el alma a las cosas, cito:
        
          
            en  término propio 
              para la vida social de las cosas
          
        
        Michel Foucault, en su libro “Las palabras y las  cosas” decía que la coherencia entre las teoría de la representación y del  lenguaje que caracterizó la época clásica, dejó de tener validez cuando el  lenguaje se desvaneció en cuanto “tabla espontánea y cuadrícula primera de las  cosas”, para pasar a ser “una figura  de la historia coherente con la densidad  de su pasado”. Es por eso que los poemas en “Lírico Puro” plantean una poesía  que se hace en la lectura, no como algo previo, sino en la misma acción de  leerlos; el lector hace el poema, lo termina, construye su objeto poético:
de la historia coherente con la densidad  de su pasado”. Es por eso que los poemas en “Lírico Puro” plantean una poesía  que se hace en la lectura, no como algo previo, sino en la misma acción de  leerlos; el lector hace el poema, lo termina, construye su objeto poético:
        
          
            todo  vuelve a nosotros sino falta la <<materia soñadora>> 
              de  primer saque a la intemperie 
              habilidades  de armar algo para destruir y anticipar media vida 
          
        
        Dice el poeta en su discurso disidente de lo social  y de los artefactos de la casa, donde se juntan las visiones disgregadas con la  oxigenación del lenguaje para hacer su utopía:
        
          
            el  tiempo trata cura entonces limpia 
              cuenta  de cajones o profundidad de la piscina 
          
        
        Señala la voz poética que, a su vez, hace una  lectura de lo industrial y lo residual de esta época de modernidad fragmentada,  de un sistema líquido de posturas ante la fugacidad del tiempo tal como vemos  en estos versos:
        
          
            con  ambas manos listo al túnel del futuro 
                  enchapar  el fondo y el tobogán 
                  a  dos metros de la piscina atemperada 
                  los  motores de combustión interna drenan agua fría 
          
        
        La escritura de “Lírico Puro” se impone como una  respuesta a la imposición del sentido, de la razón y de una dictadura estética,  para abrir una distinta morada de luz, de ahí el no poner títulos a los poemas,  o señalar, además, quizás, como un solo poema largo:
        
          
            alzar  razón inmediata del campo al voltear o coser 
                  las  cortinas clasifican una prohibición 
                  sin  son de paz sin toque de sol si vienen con velcros 
                  armar  nuestro ejército inconsciente si vamos por ahí 
          
        
        Vemos entonces una impronta surrealista, de poesía  fragmentaria, de discurso disgregado posmoderno; en una poeticidad de las cosas  donde podríamos remontarnos a Francis Ponge. Aquí la cotidianeidad se ve  atravesada de una industria que hay que cuestionar, preguntarse, porque la  poesía de Willy Gómez empuja a las preguntas como puede ser ¿Qué es el capital  económico en este nuevo milenio? El capital mueve a las sociedades modernas  donde el lenguaje se ha hecho caníbal, y dentro de esa movilización del capital,  como parte de esa industria que no debe cesar, el sentido del poema corre con  esa velocidad, pero para cuestionarla; así como dice el poeta:
        
          
            encender  nuestro capital financiero 
                  después  de perseguir una estructura 
                  burbuja  o adobe en mano de niños y al quemar 
                  nadie  oye que se arroja destello sensación de prender 
          
        
        Conforme avanzamos en la lectura, son más de cien  poemas, nos adentramos en el sistema económico del orden de las cosas, las  estructuras y superestructuras de un capital inhumano, pues estamos en la era  tecnológica que ordena el caos, salvo el amor; cito estos versos:
        
          
            tomacorrientes  de prueba ante tus ojos quemados a 
                  un  paso la peluquería donde arreglas todo 
                  salvo  el amor y su creación histórica 
                  disputa  entre portafolios y facturas 
          
        
        Son estas empresas en nuestra realidad peruana, que  atan, esclavizan, en su informalidad del comercio, en la fragilidad de la  pequeña industria, lo que se ha hecho visible en los incendios últimos, y que  parecieran que “Lírico Puro” los haya anunciado en versos como estos:
        
          
            en  talleres clandestinos se concibe el error 
                  no  un descubrimiento de ilegales 
                  o la  naturaleza también es cruel 
                  y ni  hablar de envases 
                  de  fideos de copias en las máquinas 
          
        
        Efectivamente, hemos entrado hace tiempo a un  proceso de descomposición, quizás de crisis del capital de la palabra que no  designa grandes discursos, sino que solo acusa los residuos de utopías para  señalar sentidos nuevos que el lector habrá que rastrear; de ahí  laintertextualidad presente en el libro, las citas a libros de autores peruanos  contemporáneos:
        
          
            ilumina  con vallas el movimiento 
                  luego  premio en mano 
                  sin pedestal para nadie
                  informar  cruce de líneas tapias a duras penas 
          
        
        El discurso poético reflexiona o dialoga consigo  mismo, metapoesía que se erige en una suerte de súper conciencia que lo apunta  todo, lo instaura en una nueva hybris, como vemos en este fragmento que es una  de las arte poéticas que hay dentro de los poemas:
        
          
            posturas  de sueño y aplausos o 
              solo  puede existir lo que hay allí
                  raquetita  en mano nos hemos adelantado a hablar 
                  suerte o aventura              
              hybris que  empeña en descubrirse
          
        
        Estamos, para terminar, por tanto, con uno de los  mejores poemarios de Willy Gómez, “Lírico Puro”, que es la luz en esta época de  oscuridad radiante. Así lo señalan estos versos:
        
          
            de  vez en cuando manzanas despedazando
              nuestro  sombrío camino del hijo en la placenta
                  un  rayo de luz con agua que soporta 
                  desnudez  del lírico puro en ese objeto 
          
        
        Nace así este libro, que ahora el lector habrá de  hacerla suya. Muchas gracias, Willy Gómez y a Hipocampo Editores, por hacerme  parte de esta lírica presentación.