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El Puerto de Santa de Consuelo Núñez

Por Willy Gómez Migliaro



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¡Cualquier instante de la vida humana
es nueva ejecución!

Francisco de Quevedo

El libro de poemas  El Puerto de Santa  (Hipocampo Editores, 2025) de Consuelo Núñez es una obra compleja y rica en imágenes que articula una profunda relación con la cultura andina, la religiosidad, la memoria colectiva, y la experiencia histórica en el Perú, especialmente en Arequipa.

El libro despliega una mirada entre lo sagrado y lo cotidiano, lo histórico y lo presente, lo material y lo espiritual. Temas recurrentes como la religiosidad popular andina —evidente en poemas como  Retablo al Niñito del Varayoc, Plegaria a San José y Rosario de la Aurora— se combinan con una particular atención a la identidad cultural y al paisaje arequipeño. La presencia del Niño Jesús, la Virgen María y distintos santos se entreteje con elementos propios del imaginario local, como la evocación del convento mercedario, así como símbolos coloniales y mestizos, demostrando una fusión estética y espiritual que dialoga con una historia muy específica del Perú, pero con eco universal.

 

Consuelo Núñez 


En Retablo al Niñito del Varayoc, el poema evoca una imagen procesional dentro del convento mercedario en Arequipa, integrando elementos del arte europeo (Maestro Fra Angélico o Guido di Pietro da Mugello) y la tradición andina (el cetro cusqueño), lo cual sugiere un encuentro intercultural profundo. El Niñito del Varayoc es representado no solo como una figura europea, sino con un poder real ya peruano que reclama su lugar en el imaginario local, reflejando una apropiación sincrética de símbolos religiosos: cito:

De un continente a otro
hallo tu hogar en Arequipa
Maestro Fra Angélico arte
iluminador de manuscritos
de tu paleta tomo colores.

Poema como Perlada, El Viaje y Día Domingo o Capturas de Retina presentan una mirada más cotidiana, vinculada a la vida diaria, los paisajes y la memoria personal y colectiva en Arequipa, que se vive y se recuerda en comunión con la naturaleza y el tiempo.

Consuelo Núñez utiliza un lenguaje visual, simbólico, pero no exento de esas formas lezamianas. Su verso es a menudo fragmentado, mezclando imágenes concretas con lo abstracto, lo místico y lo profundo. Hay uso frecuente de neologismos o palabras compuestas como Galactotrofusa (en Tenante del Manto), lo que crea una atmósfera de misterio y de amplitud semántica. La poesía se sostiene sobre un ritmo caótico y orgánico que imita el fluir tanto del pensamiento como de la experiencia sensorial.

También destaca el empleo de referencias históricas y culturales en la poesía, desde citas explícitas a poetas (César Vallejo, Oscar Wilde, Eduardo Chirinos) hasta relatos o alusiones a la tradición barroca y renacentista. En Discurso, por ejemplo, se pueden percibir imágenes y términos barrocos (“vetas de oro”, “mirra”, “caoba”) que realzan la solemnidad y sacralidad del espacio descrito. El uso de metáforas vinculadas con la naturaleza para explicar estados emocionales y espirituales es constante, como los elementos de aves, ríos, flores, o el sol, que funcionan tanto como símbolos concretos y poéticos, como en Sigilosa, Nenúfar Zar Orante o La Rosa Plena.

La obra, en sus múltiples poemas, funciona como un verdadero retablo literario, es decir, como una colección de imágenes y relatos que dialogan para representar la complejidad cultural y espiritual del Perú contemporáneo, pero también ancestral.

El símbolo del niño Jesús trasciende el ámbito religioso para convertirse en un emblema de identidad y de historia compartida. Este niño con cetro cusqueño y una devoción que trasciende la pureza europea para adoptar formas y poderes indígenas, expresa la resistencia y la sinergia entre dos mundos, cuando no, un diálogo iconológico: el convento, el retablo, el rosario y las oraciones son elementos que remiten a la religiosidad popular, pero a la vez se les imprime una lectura crítica y actualizada. Donde amplía la noción o reconoce el sufrimiento ajeno como propio (poemas como Aflicción o Desamordazada), el paso del tiempo, y el peso de la historia. La presencia de mujeres, madres y ancestros también es constante, lo cual revela una intención de reivindicar la fuerza femenina, la memoria familiar y ancestral, como en Perlada, A la Mujer o Dos Conversas.

Aplomada defines anhelante
aurora autora descubres de
tu piel rubores.

Mírate al espejo el pasado es
viejo en arena o pluma
solo es un reflejo.
. . . . . . . . . . (A LA MUJER, P. 60)

Además de la religiosidad, la memoria y la identidad, hay una vena crítica y existencial profunda que está presente en varios poemas. El poema Existencial Hilado refiere a la angustia y la búsqueda existencial, haciendo un guiño a César Vallejo, un símbolo obligado de la poesía peruana que expresa con nitidez la tragedia y el sentido trágico de la existencia humana.  Cito:

La razón aquí
. . . . . . . . . . despierta los sentidos allí.
Consuelan velas aquí
. . . . . . . . . . lloraste en seguidilla
. . . . . . . . . . bello canto encendidilla.

El Puerto de Santa —poema que da título a la obra— toma de la seguidilla española para ensamblar su propio ritmo y ofrecernos imágenes de tránsito, viaje, abrazo con el mar y la naturaleza, pero también de lucha interna, deseo y renuncia, como metáfora del paso de la vida y el constante movimiento. Poemas como Cuchillo Fino o Negro y Rojo abordan también la lucha, la violencia y el poder, referidos tanto al arte de torear como a resolver y curar tensiones sociales y personales. El poema Cuchillo Fino marca un antes y un después. Es un corte para sanar o dejar atrás el vínculo con un pasado que le atañe. Es un hito de reinicio, o funciona como tal.

Finalmente, en su poemario destaca la memoria como categoría importante en la creación literaria. Y esta ha ido a la par con el lenguaje poético. Podríamos colegir por tanto que ha pintado cierto desclasamiento.  Luego de algunos retoques y nudos aparentes. Como a continuación aparece en el Retablo del renacimiento cuando entreteje imágenes como la nieve con el blanco del yeso o el llanto con el canto de un ave, o un rezo propio:


Nieves glaciar                         mañana de enero                           o cinta de cielo
Sentada al Belén                     -todo a guardarse-                         miraste sin ver.
(…) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
congoja hecha añicos   ..                                                  piel desquitadas vendas
lugar común abandona                                                   cuerpo libre de fracturas
(…) . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .
Sin más temor liberta, contigo transige, somos un canto en ti. . . . . . . . . . . . . . .

Valle sagrado o colibrí.


Como si fuera un tejido antiguo, probablemente nos encontraríamos con una prenda que se aprecia confeccionada con un fino hilo, el discurso, cuyo color pinta e ilumina el texto, o hermosas líneas a la manera de una lliclla andina, donde apreciáramos intrincado con el mismo, no solo la originalidad de sus jeroglíficos sino también los motivos truncos, algunos puntos repasados o anudados, para ser apreciados también vistos del revés, ofreciendo hacia ambas caras del tejido una composición con sus cesuras, junturas o uniones de hecho, para mostrarnos la pieza terminada, así como también una finísima sobretrama, como cinta abordonada con puntos rellenos, cuya forma concéntrica protege los bordes,  como aparenta en el poema central El Puerto de Santa, donde visualmente se insinúa la forma del vaivén  de olas o un rastro ondulante con el mismo texto.  Imitando también de modo visual, la apariencia no solo de un puerto donde las naves están ancladas, visto el plano por encima.  Sino también con una figuración a un multipuerto USB:

                                        del evaporado nudo zarpo
                                    capote en seda de gusano
                              consiento en terso follaje
                      discreto convexo exmerado.
              Con tan delicado encaje
                      concedo en curso entera (…)
                              envés de la piel vencemos
                                    mientras gobiernas deseo


Todos estos elementos traen ecos que recrean la pieza textil antes aludida, el discurso, a manera de fina fibra de lana, naturalmente teñida y cuya iconografía sirve para honrar a la deidad andina, la antigua diosa del agua o sierpe en un lenguaje no exento de erotismo. Acaso Consuelo nos entrega una traducción disgregada de ese mismo tejido vaciado a la grafía en versos con las pulsiones propias del temporal que le toca vivir en poesía.

Por todo ello, El Puerto de Santa de la poeta Consuelo Núñez es un libro de lenguajes fragmentados, rico en imágenes, referencias históricas y diálogo intercultural, ofrece al lector una experiencia de amplitud sensorial y emocional, que trasciende lo meramente descriptivo para entrar en el terreno de lo simbólico y metafísico. Estamos hablando de una obra que resignifica el patrimonio cultural, la espiritualidad popular y la memoria histórica desde una óptica contemporánea y profundamente humanista, que invita a un viaje tanto externo como interno hacia el "puerto" originario y hacia el encuentro con uno mismo.

San Jerónimo-Cusco
Setiembre de 2025




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"El Puerto de Santa", (Hipocampo Editores, 2025) de Consuelo Núñez (Arequipa, Perú, en 1968).
Por Willy Gómez Migliaro