Waldo Rojas: "Mis más poderosas imágenes se remontan a la infancia". Entrevista, por Pacián Martínez E. en El Sur, Concepción. 14 de septiembre 1986
Waldo Rojas
 
 







Waldo Rojas:

"Mis más poderosas imágenes poéticas se remontan a la infancia"


Una de las figuras más importantes de la "promoción emergente", grupo surgido en los años '60 y que ya ocupa un sitio junto a nuestros grandes nombres -Neruda, Huidobro, la Mistral, Pablo de Rokha-, en una línea que no se interrumpe, recuerda por eso su niñez en Concepción, donde la presencia del agua marcaría su obra futura. Radicado en Francia, desde 1974, regresó a su país y a su ciudad para comprobar que pese a las ventajas que ofrece un mundo cultural más rico y viejo, no pueden ignorarse las raíces...


Por Pacián Martínez Elissetche

Aunque nació en esta ciudad, en 1943, de la que guarda la memoria perpetua del agua que caía lenta, inexorablemente, durante los largos inviernos, se formó en Santiago, escapando a los tres grandes vértices de los años ' 60: Arica, Concepción y Valdivia, cunas respectivas de "Tebaida", "Arúspice" y "trilce", los grupos literarios de mayor repercusión en aquella época. Todas sus raíces, sin embargo, son penquistas. Uno de sus abuelos, Belarmino Serrano, trabajó en EL SUR a comienzos de este siglo y el otro, Armando Rojas, fue dueño de la imprenta Chile, en calle Colo Colo, frente a lo que es hoy el Centrobanco. Es por eso que Waldo Rojas Serrano conserva imágenes primigenias que, de algún modo, aparecen una y otra vez en su obra, coincidiendo con Baudelaire en que la patria es la infancia. Exalumno del Instituto Nacional y de la Universidad de Chile, donde estudió Arquitectura, Historia y, después, "en un plan personal de trabajo, Castellano", fue redactor de la revista "Anales", colaborando también en "Orfeo", en el tiempo que la dirigían Jorge Teillier y Joge Vélez, donde leímos alla por 1964, en un número especial dedicado a Vicente Huidobro, un poema que nos sigue pareciendo maestro: "Moscas".

Acababa de publicar, para entonces, "Agua removida", libro al que siguieron "Pájaro en Tierra" (1966), "Príncipe de naipes" (1966), "Cielorraso" (1971), "El puente oculto y otros poemas" (1976, en México, y 1981, en Madrid), "Chiffré a la Villa d' Hadrien" (1984) y "Almenara, (1985), aparte de ediciones francesas de "El puente oculto" (1985), traducido por él mismo y Robert Guyon, y de "Príncipe de naipes" (también en 1985). En París, donde reside desde 1974, se desempeña como docente en la cátedra de Historia Contemporánea en la Universidad de la Sorbonne, habiéndose especializado en Metodología de la investigación, "que es una de las disciplinas que más me interesan". En su reciente viaje a su país ofreció charlas en diversos centros, refiriéndose en Concepción a la "promoción emergente", término que le pertenece. Durante nuestra entrevista le acompañó su esposa, una mujer suave y discreta, hija del escritor Juan Godoy, profesora de Arte en la capital francesa.

"Quisimos reivindicar nuestra tradición poética"

-Eres, Waldo, una de las figuras más representativas de la generación de los ' 60...
-Aguarda, más bien del conjunto de poetas llamados jóvenes en aquella época, aunque ya andamos todos en los cuarenta y tantos. Porque yo he insistido en que esa palabra "generación" debe llevar muchas comillas, puesto que ya se hablaba de la "generación del "50", autodesignada en una especie de apelación voluntarista. Y antes aún, existía la "generación del "38", construida a propósito de una coyuntura histórica.

En el caso nuestro, el término se gestó a raíz de una conferencia que me solicitó Juan Uribe Echavarría, que era director de Extensión de la Universidad de Chile, donde hice algunos alcances esenciales. Primero, que se constataba, antes que se postulaba, lo que había venido pasando desde 1964 a 1967, fecha en que comienza a prepararse el Segundo Encuentro de "Trilce", en Valdivia. Esa constatación envolvía una actitud más que nada intelectual hacia la tradición poética chilena, hacia su amplitud, diversidad y potencia creadora, desde los balbuceos iniciales del modernismo en este país hasta la "generación del "20", donde ya se proyecta nuestro movimiento lírico. Se trataba, entonces, de reivindicar las sucesivas promociones posteriores, lo que era fácil porque su valor no precisaba de abogacías, planteándose frente a ellas como una prolongación, conociéndolas, difundiéndolas o poniendo fin a unos olvidos involuntarios, como es el caso de Rosamel del Valle, de cuya obra nadie sabía en Chile. Junto con ese nombre simbólico, emblemático, pensábamos que se debía producir un estudio, una penetración en lo que había sido ese pasado.

-Y que giraba sólo en torno a ciertas personas...
-Efectivamente. Suerte parecida a la de Rosamel del Valle corrieron Humberto Díaz Casanueva, Alberto Rubio o Armando Uribe, opacados por la súbita nombradía de Nicanor Parra, lo que tiene que ver con un fenómeno de civilización de aquellos años, que es el protagonismo juvenil que se inicia en las universidades y que encuentra en la antipoesía mucho de ese espíritu nuevo: la insurgencia, la desmitificación, el iconoclastismo...

-¿Postergando a otros poetas tanto o más valiosos que Parra?
-Sí, porque la tentación era muy grande. Ahora, nosotros sin negar a Parra, sostuvimos que él no vino solo, que no surgió del aire, sino de un movimiento coherente, continuo, de una tradición vigorosisima. Por otro lado, había una tendencia a inhibir los impetus vanguardistas, atrincherándose en cuatro o cinco puntos del programa estético y borrando del mapa al resto...

-¿De quién provenía esa actitud, de los académicos, de los poetas llamados mayores...?
-De casi todos los lectores, pero nosotros pensábamos que la poesía tenía un espacio que conquistar, más allá de lo que podríamos llamar "primera plana oficial". No ignorábamos las dificultades, éramos bastante escépticos al respecto y es la razón por la que quizás muy pocos publicamos libros, con gran modestia y en pequeños tirajes. Esta "promoción emergente", como yo la llamé, porque el término "generación" me parecía teñido de una cierta manera ya previa de observar el mundo, poseía otra particularidad: evitaba caer en la tribu, en la endogamia...

"Se ha producido una recuperación memoriosa"

-Dieron vida ustedes, en cambio, a una vasta hermandad poética en Chile...
-Sí, de norte a sur, bajo el amparo de las universidades, que nos acogen generosamente y gracias, también, al apoyo de muchos profesores que en esos años llegan a innovar la literatura, abandonando criterios impresionistas en beneficio de un análisis más científico. Esto explica que la poesía se desmitifique como lenguaje superior, como forma hiperpotenciada de un decir profético o sobrenatural, transformándose en un instrumento de reflexión. La última característica de los poetas "emergentes" es el pluralismo, para emplear una palabra de moda, lo que tiene que ver con una confraternidad muy grande, ya que nuestras reuniones eran muy poco atildadas. En nuestras reuniones había gozo, vino, euforia, risas...

-Lo que dices me recuerda las películas de Scola, pero después vino la dispersión...
-Se ha producido, a pesar de la diáspora, una especie de recuperación memoriosa de lo ya hecho, que se documenta por la aparición de libros que reúnen toda la obra anterior, lo que es nuevo en Chile. Ha habido entonces, una relectura, una reconsideración, lo que implica cerrar una etapa, evitando fijarse en un solo momento y proyectándose hacia el futuro. Es el caso de Oscar Hahn, que publica una antología llamada "Arte de morir" y, en seguida, libre ya de aquello, un volumen totalmente distinto del anterior, que es "Mal de amor". Por eso no es posible referirse a la "promoción emergente" como algo que se congela en ciertas coordenadas espacio-temporales, sobre todo porque no considera la vitalidad de poetas como Gonzalo Millán u Omar Lara, que están trabajando con renovados impulsos y después de los 40 años, lo que no es fácil. No olvides que la poesía se hace llevadera a los 20 años por la simpatía que despiertan los jóvenes, pero luego el camino se vuelve más pedregoso. Un casi cincuentón que escribe es para muchos un majadero o un loco...

-Resultó largo tu regreso al país. No estaba, parece, entre tus planes inmediatos venir aquí...
-No, por las dificultades que implica el desplazamiento. Luego, está mi trabajo, que sin yo quererlo me ata y obliga a permanecer en París...

-Además, alguien me decía que estabas instalado en Francia como en tu propia casa...
-Es cierto, he tenido algunas facilidades y mucha suerte. Por otra parte, es un mundo donde se puede encontrar todo aquello que se quiere si se sabe buscar. París me parece una ciudad múltiple, llena de incitaciones, que me hizo desplegar con gusto el esfuerzo del aclimatamiento...

"Todo se remonta a la infancia"

-¿Ha recibido tu poesía aportes de la cultura francesa?
-Antes que nada, soy un poeta en lengua española o, mejor dicho, chilena, apuntando a la tradición a que hice referencia. Escribo desde allí y para ella. Pero, sin duda, he recibido "fluencias" -la palabra influencias no me gusta- de Francia, que vienen de antiguo. En los años ' 60 nos abrimos hacia las culturas extranjeras: de Latinoamérica, de los poetas "beatniks", de las tradiciones alemanas, inglesas... Yo me incliné más a Francia, lo que me fue muy útil. Eso es cierto, pero también lo es que al escribir de nuevo, lo hice a partir de mis primeras imágenes chilenas...

-¿Cuáles por ejemplo?
-Creo que es muy difícil escapar, por un problema ontológico, epistemológico, a la infancia. Neruda lo explica muy bien en sus "Memorias", a propósito de sus vivencias en Temuco. Para mí el mar es un permanente objeto de fecundación imaginaria. No hablo del mar como paisaje pictórico, sino que me refiero a su fuerza, a su ruido, a su olor... Ese mar es el nuestro, no el de Bretaña. Aparecen como constantes, asimismo, la humedad, los objetos "revenidos", la lluvia de Concepción, el percán, las pinturas descascaradas, los umbrales de las puertas que se inflaban, el musgo, los helechos... Evoco, como si fuera hoy, cuando en el patio de mi casa, en calle Janequeo, con una palita de niño hacia un hoyito de unos 20 centímetros y salía agua... Fueron revelaciones mágicas que indican que pertenezco a esta realidad...

-¿Y qué imágenes te saltan al encuentro en Francia?
-Se han acentuado algunas tendencias culteranistas o culteranas. Mi poesía se ha cargado un poco de esos recursos, pero también se ha vuelto más subjetiva. A pesar de que mis amigos me acusan, bromeando, de ser el chileno más francés de París, estoy inserto en un mundo que no es el mío y eso se traduce en una conciencia retráctil.

-Bienvenidos sean, no obstante, los aportes de otras culturas...
-Por supuesto y eso es muy propio de la tradición chilena. No olvidemos a Parra, que se hace anti-poeta en Inglaterra...

-Claro, recibe toda la herencia de "the non-sense poetry".
-Sí, del mismo modo que Neruda va al Pedagógico a estudiar Francés y lee con devoción a los poetas simbolistas...

-Y que finaliza su discurso en Suecia, al recibir el Nóbel, citando a Rimbaud...
-Eso ya es más elocuente. Nada se resuelve en la "mismidad", sino en el trasvasije de culturas...

 

En EL SUR, Concepción
domingo 14 de septiembre de 1986

 

 

 

 

 
 

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