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EL MERCADO BAJO LAS LEYES DE LA LITERATURA
Ponencia Seminario Internacional Editorescritores,
Región de Coquimbo, La Serena, Chile
30, 31 enero y 1 de febrero de 2014
Por Wilfredo Santoro Cerda
Poeta, periodista e investigador cultural de Mejillones.
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(1) La imposición violenta de una economía de mercado en las décadas 70 – 80 dio inicio a una transformación de Chile. Cambió radicalmente la esencia de este país en todos los aspectos. Hizo que los chilenos actuales seamos diferentes a quienes habitaban este país el siglo XX y que el país se proyectara con características distintas a las que constituían nuestros orgullos nacionales. Ahora hurgaré en el impacto que dicho cambio tuvo a nivel de la literatura.
El Chile del siglo XX fue un país solidario y con fama de culto. Las imposiciones de salud y de previsión iban a un fondo común. Las escuelas y liceos dependían del Ministerio de Educación.
IVA
(2) El sistema de libre mercado comenzó con el IVA en 1974. Antes los impuestos eran diferenciados y había productos exentos. Estos últimos eran los de primera necesidad, como el pan. Entre estos productos de primera necesidad estaban los libros.
CRISIS DE EDUCACION
(3) En general se considera que en Chile el 20 % de la población disfruta del 80 % de los recursos. A la inversa, el 80 % de la población vive con el 20 % de los recursos.
Bajo esa premisa, el equipo económico del gobierno militar de la época rediseñó todo bajo una nueva óptica. Privatizó la previsión, la salud y la educación, pero.... lo más importante... convirtió en individuales los aportes. Las “contribuciones” se convirtieron en “cotizaciones” y la gran “vaquita” que hacíamos los chilenos para financiar jubilaciones, hospitales y escuelas fueron desarmadas.
Al segregar a los ricos de los pobres mediante la cotización individual y permitir el ingreso de privados como administradores, el gobierno militar convirtió en “negocio” la salud, la previsión y la educación. El 20 % más rico desplazó su 80 % de cotización al sistema privado, mientras que el 80 % quedó atendiéndose con el 20 % de los recursos en instituciones estatales. Con pensiones, salud y educación de mala calidad.
PARADIGMAS
Uno de los elementos más siniestro de este cambio de sociedad fue la aparición de nuevos paradigmas. Frases que aparecieron inocentes y que probablemente nosotros mismos alguna vez usamos, sin captar el alcance que representaban.
Uno de ellas fue “aqui nadie es imprescindible”. Dicha frase revela el desprecio por las personas. Por la calidad de ser humano que habita en cada uno de nosotros. La necesidad del sistema de convertirnos en instrumentos reemplazables si es que nos atrevemos a manifestar algún rasgo de humanidad. La frase es una bofetada que nos dice que somos desechables... que afuera hay mil esperando... que no importamos...
Dicha frase fue muy manida en los 70, ya que coincidió con una cesantía abismante, consecuecia del cambio de modelo económico. Tiempos del PEM, programa de empleo mínimo, que recordarán quienes tienen un poco más edad. Ante cualquier atisbo de desacuerdo afloraba tal frase inmisericorde... cual chasquido de látigo verbal.
“Aquí nadie es imprescindible” fue también el lema de “Génesis Poético”, una de las primeras agrupaciones literarias de oposición nacidas en la región de Antofagasta post golpe. Lo que da a entender que las señales de los tiempos a veces no son vistas ni siquiera por los profetas.
Otra frase con características de paradigmas es “no se meta en problemas”. A fines de los 70 se escuchó mucho ese tipo de recomendaciones. Fue una década de miedo... pero también de cobardía... en que el mensaje era... si ve algo... que están robando... que están asaltando a alguien... aunque sea una abuelita.... no haga nada... silbe... mire para otro lado... pero por favor.... no se vaya a involucrar.
Ambos paradigmas son característicos de una sociedad individualista, en que lo único que importa soy yo y solo necesito aquello que me permita tener éxito económico.
RATING
Uno de los puntos esenciales en la aplicación de un sistema de mercado es la aplicación de la ley de oferta y demanda. Para estimular esa demanda existe la publicidad. (4) Para que tenga éxito económico un producto debe ser conocido. Y para ser conocido debe ser publicitado.
Para que un producto pueda sobrevivir en un sistema de mercado debe ser conocido y gustar. Y los gustos de una sociedad están marcados por su educación… o mala educación.
LOS CAMBIOS
En síntesis, podemos señalar que el cambio de sociedad se inicia ya en 1974. Ese año se estrena el IVA que pone fin a la exención de impuestos a los productos de primera necesidad, incluido los libros. Que en tal década comienza la aparición de paradigmas anunciando una sociedad individualista. Tenemos que este individualismo se traslada a la economía, con la desaparición de los fondos nacionales comunes en salud, previsión y jubilación, reemplazados por cuentas individuales.
¿Cuál fue el impacto que tuvieron el conjunto de esas y muchas otras acciones en el cambio de la sociedad? Me preocuparé solamente de responder las que tienen relación con la literatura.
En primer lugar: el IVA aumentó el valor de los libros; pero, más que eso, convirtió en elemento de lucro un producto antes considerado un instrumento de educación. En segundo término, bajó el nivel de educación del país. Las personas ahora leen menos y –peor aún- comprenden menos lo que leen. Como tercera cosa; el lector ya no es un ser tan social, sino tiene intereses más bien prácticos. Por lo general busca cosas que le sirvan y busca lectura que cumpla con ese fin... que le sirva. Por último, busca libros que conozca, que le hayan recomendado. No libros desconocidos escritos por desconocidos.
LOS HITOS
(5) La sociedad chilena culta y solidaria del siglo XX nos entregó dos Nobeles de literatura. En cambio esta sociedad de mercado; adinerada e inculta, nos entrega a Isabel Allende y Hernán Rivera Letelier. Ambos son fiel expresión de lo que le gusta a la gente de ahora. ¿Obtendrán el Nobel?
Es simpático revisar hasta qué grado mi amigo Hernán Rivera sí cumple con los imperativos de mercado enunciados anteriormente. 1.- El IVA no representa problemas porque él sólo escribe y su editorial se preocupa del negocio. 2.- Sus historias salitreras de odaliscas no requieren una mayor educación. 3.- la lectura de sus libros cumplen un fin práctico, porque son entretenidos y por último, - 4 - él es famoso.
En el caso de nuestros “Nóbeles” ¿podrían haber tenido éxito en una sociedad consumista como la nuestra? Para eso debemos revisar qué les permitió escribir a ellos y como pudieron ser famosos escribiendo.
Con respecto a Gabriela Mistral, todo indica que ella no habría tenido éxito de haber vivido esta época. Resumiendo al extremo la historia de la brillante hija de esta tierra, Gabriela pudo escribir sólo a merced de su calidad de maestra y durante la primera fase de su vida los libros no le reportaron mayores ingresos económicos. De hecho pareciera ser que nunca la venta de libros fue fundamental para ella.
Ella primero se consagró como una profesional y luego obtuvo tanta valía que fue contratada por el gobierno de México. La calidad de su creación y no la cantidad ni venta le valió el Nobel. No obstante, ahora habría tenido cortapisas por el hecho de ser autodidacta. Eso no le habría permitido certificar su competencia para ejercer la profesión que la validó. Gabriela fue una maestra que escribía.
Con respecto a Neruda, él sí tuvo una producción copiosa y vendió muchos libros. Pero tampoco se inició como un escritor profesional. Neruda partió como cónsul a Rangún a los 21 años y fue su calidad de diplomático la que le permitió escribir. No obstante, al contrario de Gabriela, Neruda sí se hizo millonario con la venta de libros.
Como último elemento de juicio, aunque tanto Gabriela Mistral como Pablo Neruda tuvieron como soporte artístico sus carreras –maestra y diplomático respectivamente- la base de partida para esas carreras fueron sus poemas. “Los sonetos de la muerte” en el caso de Gabriela y “Veinte poemas de amor”, en el caso de Neruda.
MAS PARADIGMAS
Tras esta somera revisión de nuestros Nobeles inmediatamente salta a la vista que a pesar de las diferencias sustanciales entre dos sociedades tan diferentes, los grandes paradigmas del escritor siguen siendo los mismos: (6) 1.- la calidad del autor no es directamente proporcional a la venta de sus libros. 2.- la primera tarea del escritor es buscarse un trabajo remunerado.
LAS EDITORIALES
(7) Chile está dominado por grandes editoriales y luchadores que –más que ganar plata- buscan dar proyección a desconocidos que incursionan en la literatura y que aparecen como talentosos.
Las grandes editoriales han fijado ciertas tendencias que les rayan las canchas a las pequeñas. En primer lugar, no publican poesía. En segundo lugar, no publican cuentos. En tercer lugar, no publican a desconocidos. En cuarto lugar: sólo publican novelas a famosos.
¿Cuál es el camino para que un desconocido llegue a las grandes editoriales? Conozco uno solo. El que siguió Hernán Rivera Letelier: ganar el concurso nacional de novelas y que tal libro sea un suceso de ventas.
El problema con las grandes editoriales es que además discriminan a las pequeñas. Si tú publicaste de forma artesanal.... quedas afuera. También se debe tener presente que una de las mayores precariedades de los pequeños editores es la inexistencia de una red de distribución y ventas. (8) El pequeño editor –que suele ser un amigo- le traspasa al escritor la responsabilidad de la venta, a pesar que este normalmente no solo es un incompetente en ofrecer, sino que tiene miedo hasta de cobrar.
Debemos hacer mención que también existen aquellas pequeñas editoriales cuyos responsables cumplen un verdadero apostolado, vendiendo ellos mismos lo que editan. (9) Por último, están los escritores que además de asumir la creación literaria, se convierten en artesanos para imprimir sus libros y en vendedores de feria para distribuirlos.
En mi Mejillones puedo mencionar a dos: Byron Bañados Alvarez, el padre de los clones en la literatura de anticipación chilena y Florentino Novoa Saavedra, quien bajo ese método lleva más de 14 libros publicados. Hay varios de esos héroes aquí… y muchos de los presentes lo hemos sido en algún momento de nuestra vida.
LAS VIEJAS SOLUCIONES
¿Cómo resolvían el financiamiento del arte los antiguos? como siempre... con sabiduría. Para sus s –los señores feudales- los artistas tenían sólo dos características: 1.- creaban obras sublimes que llenaban de gozo el corazón de los nobles. Y 2.- no servían para nada más. Por lo tanto, ellos sólo le exigían su arte... todo el resto era vida cortesana y bacanales. Eso gobernantes eran los mecenas.
¿Cómo se resuelve la situación del artista ahora? increíblemente sí hay procedimientos. Está el Estado, que financia de manera considerable la actividad literaria, como entiendo este mismo encuentro, que me parece valioso.
Creo que para hacerlo aún más valioso, es oportuno ahora que estamos reunidos consensuar fórmulas para hacer más provechosa esa inversión que realiza el Estado. Es por eso que los invito a salirnos un poco de la óptica en que estamos insertos y por esta vez, imponer nosotros las leyes de los artistas a nuestro frío e individualista modelo económico.
Las leyes del artista, que ahora sugiero, están dirigidas a ser consideradas para la elaboración de nuevas políticas culturales. Asumen nuevas autoridades, que ofrecen hacer menos hermético el cerco economicista.
LEYES DEL ARTISTA
Ley Nº 1.- El artista es un creador. No un gestor, ni un asesor, ni un anfitrión, ni un compañero, ni una musa, ni una secretaria, ni una pareja. C R E A D O R.
Ley Nº 2.- El artista no hace proyectos. Eso lo rebaja. Por dignidad el artista es poco serio y odia las rendiciones de cuenta
Ley Nº 3.- El artista tiene derecho a remuneración por cada acción que realice ya que es un ser humano con las mismas necesidades que los cultores de otros oficios y profesiones.
Ley Nº 4.- Jamás la mejor obra artística es la más vendida. Jamás la obra artística más vendida es la mejor.
Ley Nº 5.- No se pueden definir como acciones artísticas ni destinar fondos caratulados como tales a aquellas actividades que tienen por objeto promover, vender o publicitar arte.
Esta definición tiene por objeto anular ese otro monstruoso marco legal que es el de mercado. La subsistencia de la creación artística está sujeta exclusivamente a los fondos del Estado, ya que de alguna forma, el arte y específicamente la literatura en Chile también se “privatizó”. Las grandes editoriales equivalen a las isapres mientras que nosotros estamos en una suerte de “Fonasa”. Nosotros los escritores no nos preocuparemos de las grandes editoriales porque gozan de excelente salud. Pero estamos seguros que de éstas no saldrá la genuina literatura de Chile.
Lo que ahora nos preocupa es que ese “chorreo” del Estado a los entes culturales efectivamente vaya a potenciar este sector. En el caso de los escritores nos interesa que estos fondos lleguen a las pequeñas editoriales, muchas de ellas artesanales.
También nos interesa que los escritores seamos objeto de credibilidad por lo que escribimos y no por lo que representamos, porque el artista es un personaje que suele no corresponder al arquetipo consumista.
LOS CAMBIOS
Creo firmemente que la metodología para repartir los fondos concursables de arte y cultura está mala en este país. La responsabilidad administrativa de un proyecto no puede recaer en los artistas. Es paradójico que los burócratas traspasen su propia responsabilidad a personas que por definición tienen intereses exactamente opuestos a ese tipo de orden.
En este punto necesito aclarar que cuando digo “burócratas” me refiero únicamente a los técnicos. Que no hay un ápice de agresividad en mis palabras, sino sólo el afán de ser claro. Entre esos burócratas hay gente comprometida con nosotros. Gente muy valiosa, pero que funciona con el chip del mercado. Fueron diseñados profesionalmente de esa forma y la mayoría de nosotros no.
Volviendo al tema, como consecuencia de la incompetencia y falta de paciencia de los artistas para ajustarse al gigantesco condicionamiento de los proyectos, los dineros terminan llegando a los mismos burócratas. En su calidad de especialistas en proyectos ellos desplazan a los artistas en injustas competencias.
Los llamados a proyectos culturales (o definitivamente literarios) debieran limitarse a la exposición de la idea, no a su implementación. El mismo organismo, una vez recibido tales proyectos debiera realizar una cotización rápida de cada uno y luego un jurado –integrado por artistas- debiera elegir los ganadores. Cada uno de los proyectos debiera ser asignado a un funcionario de la repartición estatal, que sería el “ejecutor”. No habría problemas ni con la ejecución, ni con los plazos, ni con la credibilidad. Una última cosa. Y por ley debiera considerarse un porcentaje para pago del artista, ya que además de imponer la realización del trámite burocrático –que nos convierte en funcionarios estatales sin sueldo- suele ser desechado hasta el pago como artista.
En esa misma línea se hace necesario reglamentar bajo otra perspectiva la publicación de libros bajo el sello Fondart o 2 por ciento de cultura.
Dicho camino se ha convertido en uno de los más dinámicos para la proyección de nuevos escritores, pero presenta una grave falencia. El autor suele recibir algunos libros, pero está prohibida su venta.
Es habitual que los escritores inéditos solamente postulen la publicación de su libro, sin aspirar al pago de honorarios. Pero, además que no le pagan, que le prohiban vender SU libro, creo que ya raya en el extremo de la tacañería.
En esa misma área también se pueden incluir que la confección de esos libros considere la activa participación de las pequeñas editoriales. Aquellas que publican nuestros libros. Aquellas donde se está proyectando la verdadera literatura de Chile. No aquella de las grandes editoriales, que te recomienda no usar modismos, para que te entiendan en el extranjero.
Ojalá que esta exposición haya servido para mostrar algunos aspectos que ayuden al objetivo de hacer las cosas mejor. Hacer que ese sistema de mercado tan inflexible baile alguna vez a nuestro ritmo. Un ritmo que es diferente. Que es humano. Donde todos nos necesitamos sin importar cuantos libros vendamos ni cuanto pesemos. El ritmo susurrante y dulce de la literatura.