DE LA LETRA VIRTUAL
Conversación con Waldemar Verdugo.
Por Aurora Ortigas Lillo
"Cuando estoy escribiendo si todo se derrumbase ni cuenta me daría.”
“En el fondo de mi corazón, con nostalgia estoy diciendo adiós a los libros de papel.”
“De repente nada parece fácil pero no creo en verdad que existan cosas imposibles.”
“Confío en que la tecnología y nuevo orden económico que anuncia internet hará mejor las cosas.”
En su crónica publicada en revista Vogue del encuentro con la sabia mexicana María Sabina, el escritor chileno Waldemar Verdugo Fuentes afirma que nuestro planeta es capaz de regularse por sí mismo de tal forma que siempre está apto para la vida, “porque la Tierra es un ser vivo, y si uno se concentra lo suficiente y están las condiciones para ello, se puede sentir el latido de su corazón, que es igual al latido de cualquier ser vivo”, según cuenta haberlo sentido en Tuxtla de Gutiérrez, Oaxaca, guiado por la legendaria chamana María Sabina. ¿Cómo ve él los problemas graves a que se ve enfrentado nuestro planeta en estos momentos? Le propongo hablar del calentamiento global, el problema con la capa de ozono, a lo que también refiere en su obra “Crónicas de Antarktos”, según lo que ocurre en la Antártica chilena, donde entre otras consecuencias, se han producido enormes desprendimientos de hielo. Se lo pregunto.
-Por supuesto que tenemos muchos y diferentes problemas graves a que nos vemos enfrentados, como las guerras y la falta de alimentos y otras necesidades básicas en ciertas zonas del planeta, por ejemplo, pero sin dudas que los rompimientos de hielos antárticos son inusuales. Igual, mi forma de ver cualquier problema es la de un cristiano que confía en Dios. La materia viviente de la Tierra y su aire, océanos y superficie forman un sistema complejo al que puede considerarse como un organismo individual capaz de mantener las condiciones que hacen posible la existencia. La raza está viva más allá de cualquier problema a que nos veamos enfrentados. Estamos vivos y alertas. Por eso hablamos de esto. El concepto de los tripulantes creyentes, pienso, ha cobrado nuevos bríos: nuestro planeta es un ser inteligente que ocupa su lugar en el espacio donde nos cobija, provisoriamente, luego cortaremos el cordón umbilical y viviremos en otras tierras, en la medida que la ciencia avance.
-Siendo la inteligencia una característica de los sistemas vivientes, está muy relacionada con la facultad de contestar preguntas correctamente. ¿Usted considera que la ciencia puede responder todas nuestras preguntas?
-Creo que basta que exista una pregunta para que exista una respuesta. El contestar adecuadamente preguntas sencillas como "¿qué haces?" o "¿hay aire suficiente para respirar?" requiere inteligencia. Y en este aspecto hemos adelantado mucho, hasta para compartirla, porque el más rudimentario artefacto electrónico ahora tiene un poco de nuestra inteligencia, la misma que permite preguntar y responder, por eso me encanta mi horno de micro-ondas, porque al terminar de realizar la orden que le envío, me dice con su voz grave acompañadora: “Ha finalizado el tiempo indicado”, o mi impresora que tiene la voz de una mujer española muy alegre que me avisa: “La impresora ha terminado de imprimir”. Pero la Tierra es un ser vivo autónomo, y como entidad inteligente, sin dudas que siempre responde nuestras preguntas. Si plantamos un naranjo, tenemos naranjas. Un árbol se prepara para el invierno desprendiéndose de las hojas y modificando su química interna para que las heladas no lo dañen, todo lo cual se realiza automáticamente, utilizando para ello la información contenida en el código genético del árbol. Por supuesto, para prevenir ante cualquier catástrofe, es esencial educarnos al respecto, saber qué cosas son dañinas para la naturaleza, enterarnos cómo manejarla científicamente, algo de lo cual nuestros niños cada vez saben más gracias a internet. Y confío en que la ciencia encontrará la solución antes de que cualquier catástrofe ocurra, así como nos dará herramientas cada vez más sofisticadas para manejar nuestro entorno y hacerlo mejor. Por supuesto que somos responsables del calentamiento global y sus consecuencias. Hoy en día el daño es tan serio que aún si detuviésemos la quema de los combustibles fósiles el calentamiento continuaría todavía por otros 50 años. Una de las consecuencias más dañinas del cambio climático son las inundaciones, debido al aumento del nivel del mar aquí tenemos un doble problema. El nivel del mar sube, el mar se calienta, hay más evaporación y por consiguiente más lluvia, lo que, a su vez, provoca más inundaciones.
-Se plantean soluciones como plantar árboles, utilizar el viento o el agua para producir energía, pero usted ha manifestado que lo más factible es la energía solar, ¿por qué?
-Por una cuestión natural: el sol es constante, siempre está ahí, y no siempre tenemos agua o viento. Plantar árboles no es una solución; los árboles pueden absorber una gran cantidad de dióxido de carbono, sin embargo, los árboles absorben también más luz solar y calor que el suelo cubierto por ellos y esto sólo contribuirá más al calentamiento aumentando la humedad. Por supuesto, se debe evitar el uso del carbón, pero aún tenemos vastas zonas de la población mundial que no tiene otro tipo de combustible. Yo creo que la Comunidad Europea al respecto es muy inteligente al combinar fuentes energéticas, hasta llegar a abastecerse en unas dos décadas totalmente de electricidad con energía solar capturada en el Sahara: el 0,3 por ciento de la luz solar que cae en el Sahara y Medio Oriente puede cubrir las necesidades energéticas de toda Europa. Aquí en Chile tenemos en el norte luz solar a raudales y hay proyectos al respecto, en que la voz señera la están llevando los vecinos mismos, por ejemplo, en el valle del Elqui hay hostales que funcionan sólo con energía solar, y he visto en el camino algunas posadas que con orgullo muestran sus rudimentarios hornos solares. Según estudios que se han realizado, alcanzaremos a nivel mundial el tope de la extracción de petróleo en menos de una década, lo que es decir que necesitamos decidir alternativas para hacer funcionar nuestra civilización. Espero ser testigo del florecimiento total de la tecnología solar que se está desarrollando, y ver espléndidas y complejas torres solares expresando cubrir nuestras necesidades como al alma cubre la construcción de un templo. La Comunidad Europea comenzará por tender una red de cables de alto voltaje y corriente continua entre el norte de África y Europa; hay actualmente un cable de transmisión que une Marruecos con España, pero la infraestructura de los otros países debe ser remodelada. Y lo harán. Porque antes tuvieron la sabia idea de unificar su moneda abriendo sus fronteras y uniendo sus fuerzas. Algo que alguna vez debe suceder en nuestra América, cuando sea una sola.
-Por supuesto que toda nuestra civilización humana tiende a ser una sola, como debe ser. Y este adelanto cultural que representa el levantamiento de fronteras en Europa es el símbolo elocuente. ¿Lo cree posible?
-Lo creo posible y lo siento muy cercano. Pienso que todas las fronteras deben derribarse, y que en nuestras Américas sucederá más temprano que tarde. Todos los tratados de libre comercio que ha establecido Chile son señeros al respecto. Y, ahora, está obsoleta la idea de que el espacio físico en nuestro planeta impediría la vida humana por nuestra santa tendencia a la reproducción, porque la posibilidad abierta que tenemos de colonizar los planetas cercanos nos ha solucionado el problema de espacio para vivir, por eso toda la vida es estrictamente necesaria.
-En la Comunidad Europea, para llegar a la energía solar se están apoyando en la energía nuclear porque resulta más económica que el petróleo, y previniendo la falta de este. Usted también se muestra de acuerdo con la energía nuclear, ¿por qué?
-Porque, en el fondo, la energía nuclear es la misma energía solar comprimida, por decirlo así. Y pensando en nuestra colonización inminente de las estrellas la energía nuclear es básica, ella nos llevó a la Luna y de ella dependeremos en principio; utilizarla es la única solución práctica real inmediata pero hay aún una reacción ignorante al respecto, que debe atenuarse. La energía nuclear no es peligrosa tomando las necesarias precauciones, sólo es que seguimos siendo supersticiosos.
-Hay mucha reacción a propósito, en especial por el destino de los desechos nucleares que son altamente radiactivos y peligrosos.
-Ahora existen muchos estudios con soluciones al respecto. En principio intentar que los desechos nucleares sean rehusados, y puedan tener una vida útil extra a la que tienen; es decir utilizar en todos los desechos el arte de miniaturizar, hoy todo tiende a ser miniaturizado y lo será cada vez más, lo que ocupa menos lugar en el espacio puede viajar más ligero. Hay estudios que indican soluciones como la creación de un sistema de almacenamiento de desechos nucleares en el espacio, ya que el uranio y el plutonio necesitan del oxígeno para entrar en reacción o para causar alguna explosión, lo que disminuiría su peligro a casi cero mientras se le busca alguna utilidad.
-Se dice que la ciencia ficción de ayer se ha convertido en la historia de hoy. En su obra “Alephia”, publicada por entregas en El Mexicano, en la década de 1980, habla de viajes en el tiempo singulares que anulan la materia, de ascensores espaciales que nos permitirán viajar en minutos hacia la Luna o Marte y después a otros planetas, que serán comunes. ¿Hasta qué punto ve usted inmediata nuestra posibilidad de colonizar el espacio exterior?
-Ahora es una posibilidad real. La sonda espacial Phoenix confirmó la existencia de agua en Marte: con el robot se tomó muestra del suelo congelado del planeta y fue sometida a calor formando vapor de agua, lo que confirmó que existe nuestro elemento vital: nada más necesitamos para colonizar. Ahora es solo cuestión de tiempo. Cuando estemos viviendo en otros planetas, bien pudiera ser que el destino de la humanidad sea transformar la ferocidad, la destrucción y la avidez contenidas en las fuerzas del tribalismo y el nacionalismo, para fundirlas en la unidad de la comunidad de criaturas que constituye nuestra Tierra, al sabernos parte dinámica de una entidad mucho más vasta, compensada con creces la pérdida de la libertad tribal. La comunicación que existe por la red de internet es el síntoma básico de este gran mestizaje. Mecánicamente, en todo caso, primero se imaginan las cosas, luego se construyen y perfeccionan en el uso común. Por supuesto que creo que la inteligencia de imaginar es la herramienta humana por excelencia para ejercer nuestra libertad.
-Aunque no conviene establecer analogías entre los cerebros animales y los computadores, siempre es tentador hacerlo. Sucumbamos a la tentación y permítame la reflexión de que los humanos diferimos de todas las demás especies animales en la superabundancia de accesorios, a cuyo través podemos comunicar y expresar nuestra inteligencia, tanto individual como colectivamente, utilizándola para fabricar máquinas y modificar el entorno. ¿Hasta dónde podríamos llegar?
-Seremos entonces como ángeles. Cuando con completa individualidad podamos alcanzar conciencia grupal, tendremos un poder casi divino para crear, alterar y formar cosas en bien de nuestro planeta, y la humanidad colectivamente se estará moviendo hacia una conciencia de un nuevo tipo. En principio habitar la Luna y Marte son el comienzo de una misión que quizás traemos marcada desde las estrellas mismas. Yo confío en que la nueva tecnología y reordenamiento económico que anuncia el gran mestizaje hará mejor las cosas. En principio, te decía, la colonización que aún en pañales deberá hacerse en los otros planetas acabará con el problema del espacio aquí en la Tierra, nadie jamás pensará en abortar un niño o impedir que nazca, porque cada ser humano es necesario siempre, y ahora sabemos que tiene su lugar físico en el espacio que nos espera a todos los que somos y a los que vendrán. El preservar la vida sobre todas las cosas es el principio básico que nos involucra cuando estamos a las puertas de algo grande que involucra a toda la humanidad como una sola. Nuestra bella Tierra dejará de ser asolada por los errores que pudimos haber cometido mientras nos cobijó, lo que significa que no cometeremos en otros planetas los errores aquí cometidos, pues pienso que ya estamos crecidos, nuestra humanidad está madura, por eso hemos adquirido la inteligencia suficiente como para enfilarnos al espacio exterior. Estamos en la etapa de descubrir y subsanar los grandes errores que cometemos en la Tierra, para llevar nuestra tecnología perfeccionada como herramienta de trabajo a las estrellas, al igual que cada uno de nuestros inventos, desde la modesta rueda.
-Usted da la impresión de admirar ciertamente la inteligencia humana. Sin embargo, el principal hallazgo de los estudios con el genoma humano ha sido descubrir que nuestros genes son 99 por ciento iguales a los de un chimpancé, y un 70 por ciento a los de un ratón. Se encontraron genes humanos, con las mismas funciones, idénticos en otros vertebrados, en invertebrados, plantas, hongos, levadura. Los hallazgos no solo confirmaron eso, además se sabe que hay una fuente de ADN para toda la vida en la Tierra, ¿qué dice al respecto?
-Muy interesantes estos resultados que planteas, sin embargo debes agregar que existen ciertas singularidades humanas arrojadas por esas investigaciones: como la existencia de 223 genes que no tienen predecesores en el árbol evolutivo. En la progresión evolutiva no olvides que estos 223 genes son completamente extraños. Por consiguiente, los científicos explican su presencia en el genoma humano como algo que se incorporó muy recientemente (en escalas evolutivas) la probable transferencia horizontal desde bacterias. En otras palabras, no adquirimos estos genes únicos a través de la evolución gradual, sino que los adquirimos horizontalmente, por medio de inserción de material genético bacterial. Ahora, a primera vista parecería que estos 223 genes no son relevantes, pero cada gen representa una gran diferencia para cada individuo, que en su infinita combinación, arroja suficientes resultados como para hacernos diferentes unos a otros, esta cantidad mínima es la inmensa diferencia que hace a una especie como la nuestra.
-¿Cómo y de dónde pudo el ser humano adquirir semejantes genes?
-No sabemos nada al respecto. Lo único que se sabe es que el ADN humano es distinto a todo por esta mínima fracción. Quizás esos 223 genes estaban en la tierra que describe la Biblia, cuando Dios decidió que fuésemos creados a su imagen y semejanza, “y tomando tierra” nos creó. ¡Sepa Uno! Borges decía que la vida es tan rara que es posible hasta que exista la Santísima Trinidad.
-La tecnología puede llegar a darnos muchas respuestas que pueden cambiar todo lo que sabemos, pero es imposible predecir cómo. Quizás lo que sucede, a la manera del cuento famoso de Borges, es que nosotros mismos somos inteligencia artificial, que alguien nos está soñando como lo hacemos nosotros a través de los inventos que materializan lo que imaginamos.
-Lo que sucede es que estamos pariendo un nuevo ser formado por nuestras mentes conectadas a internet, que no importa cuán inteligente sea sino cuán diseminado está. Una inteligencia artificial gratuita formada por todos los archivos que se pueden descargar en la web, que impulsa el comercio y la ciencia como ninguna otra fuerza que habíamos imaginado, una mente que reside en la web y cuanto más recurre a ella la gente la red mas teje su cerebro artificial, más aprende. Estamos dando a luz un super organismo formado por miles de millones de computadores, una red de dimensiones planetarias, cuya ubicación está escondida, cambia cada vez que un cibernauta hace clic en ella, y no tiene rostro, pero nos está convirtiendo a nosotros en “nosotros”. Porque lograr una inteligencia emergente de nuestra creación, esta inteligencia artificial, está cambiando lo que significa ser humano, porque sus efectos dependen no sólo de lo que hacen los técnicos sino del juicio y decisión de millones de personas sobre sus costos-beneficios, pero nadie duda en que nunca antes había estado tan unida la raza toda. Cuando dominemos el mundo virtual no solo seremos capaces de mandar mensajes a la velocidad de la luz. Seremos capaces de “mandarnos” a nosotros mismos.
-El desarrollo humano hasta ahora ha estado guiado por un sentimiento de que las cosas pueden siempre ir mejor. Hay nuevas tierras para conquistar, nuevos conocimientos que la ciencia descubre y de los que nutrirse...
-Cierto es que las grandes migraciones en la historia humana nacieron del sentimiento de que había mejores lugares donde vivir, y ahora no es una excepción, sólo que se trata de distancias siderales, disculpa... ibas a preguntarme algo...
-Quería concluir en que la genética y la biología molecular se han vuelto dominantes y su uso a nivel clínico altera la vida humana cada vez más, ¿cuánto cree usted que cambiaremos?
-Será un cambio drástico no bien perfeccionemos herramientas en uso para observar y dirigir las actividades del cerebro humano desde el exterior. Lo que significará que estaremos conectados a la red por un único transmisor de micro ondas implantado en el cerebro, por ejemplo, con el suficiente ancho de banda para transmitir al exterior las actividades de nuestras neuronas. Este tipo de herramientas hará posible la práctica de la radio telepatía, la comunicación directa de sentimientos y pensamientos con nuestro cerebro wi-fi. Algo cercano si vemos los resultados que existen en las investigaciones con tecnologías de conversión de señales neurales en señales de radio y viceversa, así como inserción de micro transmisores de radio y receptores dentro del tejido de un cerebro vivo, como el método de estimulación cerebral con inserción de electrodos en este órgano para estimular zonas específicas, en uso para corregir desórdenes cerebrales como el mal de Parkinson.
-Por supuesto que consideraciones éticas prohíben la manipulación del cerebro para mejorar un órgano considerado normal, ¿cómo visualiza que será nuestra tendencia al respecto?
-La historia nos enseña dos lecciones: la tecnología tiende a hacerse más precisa, efectiva y segura con el tiempo, y que todo lo que puede hacerse en algún momento terminará por ser práctica común. Empujada por la estimulación cerebral, la neuro cosmética seguirá los mismos pasos que la cirugía plástica: será reconstructiva en sus orígenes y luego será también requerida con propósitos cosméticos. En cierta manera, la estimulación cerebral será usada tanto para modificar la personalidad como para optimizar las oportunidades profesionales y sociales; esto es ineludible porque podremos rediseñar la vida. La medicina personalizada cada vez más prescribe las drogas de acuerdo al ADN molecular del paciente, y en general vemos el fin de varias enfermedades genéticas. Estamos comenzando a escribir el nuevo software de la vida para dirigir organismos y conducirlos a realizar procesos, en un futuro cercano, como crear bio combustibles renovables y reciclar el dióxido de carbono y los desechos nucleares, que a usted le preocupan.
-Hablar de rediseñar la vida es a lo que aluden diversas escuelas, como las de corriente inmortalista, algo a lo cual usted aludía, ¿cree que podríamos ser inmortales?
-Me parece dudoso el camino de conseguir la inmortalidad mediante la cura de enfermedades. Los cuerpos simplemente se gastan con su uso. Sin embargo, estamos avanzamos mucho en cuanto a las tecnologías que nos permiten guardar una cantidad impensada de información. Antes de que entendamos cómo funciona el cerebro, seremos capaces de copiar digitalmente la estructura de nuestros órganos y de descargar la mente consciente a una computadora. Nuestra computadora quizá nunca nos informe que está consciente, antes conseguiremos descargar nuestra propia conciencia en una computadora, lo que es decir que la eternidad no vendrá por el lado de la cura de nuestras enfermedades sino de lograr pasar la mente de un recipiente a otro. Para seguir viviendo en mundos virtuales, pero con un alma y un cuerpo diseñado a imagen y semejanza de nuestros sueños.
Converso con Waldemar Verdugo sin apuros. Nos juntamos en su departamento que está remodelando, donde maestros trabajan en las paredes con pinturas que impregnan el aire: me dice que iremos a desayunar a dos calles. Estamos en el segundo piso del Starbucks de calle Alonso de Córdoba, en un sector muy propio de Santiago de Chile; él toma te negro y una ensalada de frutas. Afuera hace frío, anoche llovió con fuerzas y el cielo aquí es transparente revelando alrededor la majestuosidad de la cordillera de Los Andes a cuyas faldas brota la moderna ciudad. Me ha citado a las nueve de la mañana y estaba esperando dispuesto. Se ve un hombre descansado: dice que comúnmente está a las orillas del mar de Santiago, a poco más de una hora de acá donde tiene su estudio; se levanta muy temprano, lo que no considera un sacrificio porque declara ser muy feliz haciendo lo que hace mientras está despierto: escribir. Afirma que siempre fue de metas a corto plazo, de proyectarse a un año con suerte, pero, ahora, cree que por primera vez en su vida está pensando con seriedad hacia donde quiere llevar finalmente su trabajo; le pregunto qué le parece la frase “el escritor nace, no se hace”, y responde:
-No me parece una idea muy justa; digamos que creo que cualquier expresión del arte está a la disposición de quien desea acercarse a la creación, con mayor o menor fortuna, por supuesto. Por cierto que debe existir una especie de predisposición, pero no lo pienso privativo de algunos nada más.
-¿Cree que se puede enseñar a escribir?
-Siempre se puede enseñar cualquier disciplina ligada al arte o a un oficio. En el caso particular de escribir, la enseñanza es fácil, según creo, aunque no es tan simple el aprendizaje, y los resultados son insospechados. La vida en sí es una aprendizaje constante: vamos sumando lo que nos enseñan las generaciones precedentes y juntamos lo propio para dejarlo a los que siguen; en este proceso natural la disposición para impartir el conocimiento es universal a todos los quehaceres del hombre, en que el arte es uno más. No veo ninguna diferencia entre el carpintero y un escritor: ambos deben trabajar para entregar el fruto de su labor. A mi me gusta escribir y enseñar en mi taller o donde imparto clases: me parece un ejercicio de vida entretenido. Yo no pienso llevarme nada al más allá, y si alguien lo piensa así quizás está loco o es un iluso. De hecho ni siquiera se si creo en verdad si existe algo más allá, posiblemente no hay nada, entonces lo más práctico es compartir aquí y ahora todo lo que somos o creemos ser, ejerciendo cierto sentido ético de la vida, nada más.
-¿Cuál es su metodología de enseñanza, la mecánica que sigue en sus clases?
-Les digo, primero que nada, que si quieren escribir bien tienen que pensar bien, es decir, ser lógicos, y leer mucho. La mecánica es simple: enseño ortografía y gramática, y trabajo con cuatro autores: Gabriela Mistral, María Luisa Bombal, Juan Rulfo y Jorge Luis Borges. Pienso que si los acerco a estos creadores y les anulo sus faltas de ortografía, ya tienen una base sólida para comenzar su propio proceso creativo. No creo que necesiten más porque es lo que a mi me ha servido como base para trabajar y lo hago sin contratiempos. Por supuesto que creo férreamente que en cuanto a las letras, como a todas las expresiones del arte, quien está a cargo de enseñar debe sentirse libre de aplicar su propio criterio pedagógico. En el fondo en realidad creo que el único anhelo que tengo es traspasarles mi propia pasión por las letras, a escribir pensando en un lector inmediato, tratando de ser como es un amante; yo me creo tanto el cuento cuando estoy escribiendo que si todo se derrumbase ni cuenta me daría.
-Usted ha recibido el Premio Nacional de Periodismo Cultural en México, en 1987, el único extranjero con ese merecimiento, y ha sido premiado por el Consejo de la Cultura y las Artes de Chile en 2004, y sus libros han sido publicados por sellos tan sólidos como Editorial Diana, ¿qué opina de los concursos literarios?
-Creo que incentivan. Ayudan a desprenderse de escritos, a ponerse límites en fechas, a fijarse metas y a confiar en el trabajo que se hace, cuando este es bien recibido. Leí por ahí que Roberto Bolaños vivió los últimos años de su vida nada más con los premios que ganó concursando en España, y digo lo mismo: algunos premios que he obtenido me han permitido vivir algún tiempo y han respaldado la confianza de creer que lo que hago lo estoy haciendo bien. Por lo demás, no he conocido a ninguno de los jurados que han premiado algún trabajo mío, ni en Chile ni en el extranjero: vaya a través suyo mi honra a ellos y valga como prueba de que existen jurados fidedignos y sirva de incentivo para que los jóvenes se atrevan a mostrar su trabajo. Todos los aspectos de la literatura comienzan a masificarse a través de internet, más que nada por una cuestión económica: con libros impresos a precios prohibitivos y con un lector que puede leer al mismo autor en internet, casi gratis, no hay donde perderse. Al respecto, siento que el internet es ideal, porque creyendo que uno escribe para que lo lean y porque vive en parte de ello, yo he comenzado a publicar cada vez más en la red y he comenzado a recibir cada cierto tiempo un cheque por mis regalías; algunos editores con los que trabajo hace años, como white knight o google, por ejemplo, te envían tu cheque puntualmente. Digamos que ahora más que nunca creo que lo que uno escribe llega a quien debe llegar, con la ventaja de que el lector casi no tiene que pagar por la satisfacción de leer algo que le ayuda a mitigar el peso de la noche, cuando estamos solos los dos. En el fondo de mi corazón, con nostalgia estoy diciendo adiós a los libros de papel.
-¿Piensa, entonces, que se acabarán los libros de papel?
-Sin ninguna duda. Ya son cada vez más artefactos de museo. Para qué te vas a molestar en transportar un libro incómodo, antihigiénico a veces si no es nuevo, mala edición si es rústico, con páginas mal compaginadas o faltantes si es una económica edición pirata... ¿si puedes llevar en tu penbook mil libros que puedes leer o escuchar, casi gratis? Se pueden aducir muchas cosas, pero la fundamental es que el libro de papel dará paso al libro electrónico por una cuestión de economía en todo sentido, lo que no significa que la calidad de la lectura será mejor o peor, a la manera inmemorial será igual: sólo permanecerán los escritores que deben permanecer, pero al alcance de todos en su forma de e-book. El libro electrónico está en pañales, pero se estima que en menos de diez años superará en ventas a los libros impresos. Ha sido determinante la salida al mercado de dispositivos cada vez más económicos que permiten descargar libros de manera inalámbrica, comenzando por cualquier teléfono celular con conexión a la red virtual. Cada día hay más editoriales electrónicas que permiten descargar libros gratis con despliegue de publicidad, tal como cualquier periódico que se quiera leer en internet. Es obvio que ahora los libros cada vez más estarán al alcance de todos.
-¿Morirán las editoriales tradicionales?
-Hoy la única sorpresa es que las editoriales tradicionales duraran tanto. Por supuesto que los libros como objetos de arte sobrevivirán, y serán cada vez más caros a partir de impedir que sean fabricados con papel, excepto el proveniente de aquellos árboles cultivados para ello. Pero el ramo que comenzó con editores que amaban los libros y publicaban lo que ellos querían, está desapareciendo, ahora cada vez más será el lector cibernauta quien decida qué leer; supongo que igual sobrevivirán las lecturas guiadas en los programas educacionales, pero se acabarán los voladores de luces porque estarán sólo quienes deben estar, juzgados ahora por los lectores que potencialmente serán todos los lectores del mundo. ¿Ha existido otra industria como la del libro que escoge sus novedades e impone un producto a partir del capricho colectivo de un grupo de personas (los responsables de las adquisiciones) que a veces a duras penas leen y escriben? El futuro es el de las publicaciones electrónicas, con un público potencial que suma todos los habitantes del planeta, que ahora requiere editores a la altura de los tiempos, que sepan enfrentarse a la impresión sobre demanda en cualquier punto del planeta, y agentes editoriales preparados para destinar sus esfuerzos hacia grupos específicos, con olfato histórico. Por supuesto seguirá existiendo el negocio de los libros, porque siempre será un negocio rentable, pero las reglas cambiaron. La importancia que tienen hoy las grandes editoriales puede compararse con la de la industria tradicional de la música (casi muerta), la radio FM (casi muerta) o las grandes estaciones de televisión (siguen respirando, pero son cada vez menos relevantes en un mundo de filme usted mismo su programa y súbalo a youtube, facebook, googleAds, o cualquier otro medio nuevo, atractivo, que aparezca, y con 600 canales en la televisión familiar). Las grandes empresas de edición tradicional subsistirán, pero nunca gozarán de la importancia que tuvieron. En todo caso, internet aún no diseña su propio modelo de subsistencia; nacen conceptos que se transforman en maneras de vivir, como es Free, es decir un modelo de subsidios cruzados a manera del ancestral trueque, o el low-cost, donde es la gente quien decide cuánto quiere pagar, en función del valor que le asigna al bien o servicio, fenómenos vigentes junto a otros que buscan el más conveniente para todos utilizando la red de internet, que algunos ven como despertador similar al que produjo en nuestra sociedad el nacimiento de la electricidad.
En México se dice que la mejor visión del maestro Juan Rulfo la rescató Waldemar Verdugo, en su serie de crónicas y entrevistas con el autor de “Pedro Páramo” que fue publicando en revista Vogue y el diario UnoMásUno, y que se pueden leer en el sitio oficial de la Fundación Rulfo. También frecuentó a otros autores mexicanos ilustres como Elías Nandino, Guadalupe Amor, Juan José Arreola, Margo Glantz y Salvador Elizondo. Afirma que un escritor “aprende mucho de todo lo que lee”, y que sus autores más recurridos son los mismos que enseña en su taller: Mistral, Bombal, Rulfo y Borges; le pregunto la razón de su interés por estos autores en particular y responde:
-Soy bastante de piel, y a excepción de Gabriela Mistral, a ellos les conocí y creo que eran esencialmente buenas personas que creían en lo que hacían, y porque no conozco otros que hayan utilizado la lengua española como ellos, con tal prestancia, inteligencia y sabiduría. Por supuesto que hay muchos otros autores magníficos, algunos que también me han honrado hasta ahora con su amistad, pero en los citados me he detenido más que en otros y siempre vuelvo a sus libros, y por cierto no conozco todo lo que se escribe, ¿quién lo conoce? Sin embargo, debo decir que también soy lector de Francisco Coloane, y de Ernesto Sábato: cuando leí “El Túnel” y María Iribarne se encuentra a solas con Juan Pablo Castel, una noche lluviosa en un hotel de mala muerte, esa escena me hizo llorar (ríe)... Y de los escritores en otras lenguas recuerdo ahora a Herman Hesse y a Virginia Woolf, porque resisten cualquier traducción sin perder la fuerza y calidez, que son cualidades básicas de las letras, y deben traspasar cualquier traducción. También he leído toda la obra de Nietszche y de Heidegger: cuando a los 15 años leímos con un grupo de amigos “El ser y el tiempo” nos fascinamos, y llegamos a Werner Heisenberg y su principio de la incertidumbre y a Sartre y la Nueva Ola del cine francés, cuyos guiones nos fascinaban... pura poesía. En México, Guadalupe Amor me regaló las obras completas de Horacio Quiroga que me leí completas de un tirón. Y si se trata de citar autores, debo agradecimiento también a mis autores de infancia, los que me enseñó mi madre, como los italianos Edmundo D’Amicis y Dante Alighieri, el ruso Dostoievski, el húngaro Zilahy Lajos, el irlandés Bernard Shaw, y escritores chilenos costumbristas magníficos, como Victor Domingo Silva, Alberto Blest Gana y Manuel Jesús Ortiz, que es autor de algunas obras como “Pueblo Chico”, “El maestro” y “Cartas de la aldea”, cuyas lecturas forman parte cálida de mi infancia.
-¿Qué libro está leyendo en la actualidad?
-Ahora último mi lectura frecuente está casi toda relacionada con mi trabajo. Por puro gusto lo último que leí fue una obra que incluía cosas de Woody Allen, como la historia de su escritura de “Annie Hall” y “Match Point” además de sus relatos incluídos en “Pura Anarquía”. Por trabajo estoy terminando de leer las memorias de una personalidad actual, más un cerro de recortes de prensa, estudios y notas que la incluyen, pues me ofrecieron escribir el guión para llevar su vida a la pantalla; asimismo, corrijo la versión de sub titulación en español de una serie para Fox, muy entretenida, de humor norteamericano que me parece hilarante.
-Usted ha estado trabajando con el productor Stan Jakubowicz (“La mujer de mi hermano”), y uno de los proyectos con él es llevar al cine a la escritora Gabriela Mistral y su paso por México, para lo cual estuvo trabajando con el legendario director Raúl Ruiz el guión. ¿En qué consistió ese trabajo? ¿Cuándo lo veremos en el cine?
-El trabajo de guionista es de lo más entretenido aunque suele ser un oficio asfixiante porque la escritura o lectura final de guiones tiene muchos oficios paralelos: investigador, analista, evaluador, dialoguista, asesor, corrector, y siempre tiene un enemigo en contra: el tiempo. Sobre todo, si se trata de Hollywood, el productor que te designe el estudio está siempre conectado a tu celular las veinticuatro horas del día, todos los días que pueden hacer meses enteros. Al comienzo, si no lo sabes llevar te puede molestar mucho, per descubrí que lo más práctico es hacerse amigo del productor que te toca en suerte tratar, así, por lo menos, te puedes llevar con él en forma más natural, y es lo que sucede con Stan Jakubowicz, que es un buen amigo, aunque no trabajo solamente con él. En relación a Raúl Ruiz, ha sido un honor pasar unos meses tres o cuatro veces a la semana revisando el guión acerca de Mistral: esencialmente enriqueciendo recursos: él es un maestro y el hecho de haber terminado un trabajo juntos me enaltece. Entregamos nuestro trabajo y ahora el guión lo tiene Jakubowicz, quien es el dueño de los derechos, me los compró y contrató a Raúl para dirigir, todo debidamente firmado, y pienso que dará a la luz cuando deba ser, de acuerdo a los tiempos en Hollywood, que son distintos: ellos saben exactamente lo que harán en los próximos cinco años, también inmersos en toda una revolución por traspasar a formato digital lo que existe en sus archivos e inventando nuevas formas de hacer cine en un formato que representa desafíos para todos. En lo que a mi concierne, igual creo que cuando uno termina de escribir algo, ese algo ya no le pertenece, pasa a ser patrimonio de todos -nos dice.
El autor de guiones memorables en la historia de la televisión mexicana (formó parte del equipo que escribió series como “Videocosmos” con Luis De Llano, para Televisa, y es autor de la serie “Teatro y Palabras” del Canal 22 Cultural), nos dice estar ahora “en esencia cuando me relajo un poquito del trabajo” dedicado a rescatar en lenguaje electrónico su obra publicada en papel, hasta su último libro (“Magos de América”, 2006, Librería Imagen y Norte/Sur de México), lo que “pienso que me tomará aún mucho tiempo. Es terrible como se va de rápido el tiempo cuando estás de cabeza en tu trabajo, y existiendo tantas cosas que se pueden hacer. Y cada vez nuestro tiempo es más corto, lo que es horrible ¿no crees? Yo no le encuentro sentido a la muerte, generalmente, quisiera vivir para siempre, pero quizás tampoco tendría sentido. Aunque sería interesante ver hasta dónde se puede hacer sin tener el límite del tiempo de cada individuo”. A propósito del contexto cultural y anímico individual, le pregunto cómo es posible reforzarlo, enriquecerlo, aquí y ahora, y responde:
-Por supuesto que podemos ser mejores de acuerdo a nosotros mismos. Existen maneras de potenciar a las personas. Es obvio que uno se hace más inteligente a lo largo de la vida, naturalmente, pero se puede ayudar también volviendo a uno mismo. Es como el deporte en que la gimnasia desarrolla los músculos; de la misma manera, si uno ejercita la mente, la desarrolla y logra visiones propias. La gente es más o menos exitosa en la medida en que utiliza sus fortalezas, que todos las tenemos, y cuando sabe lo que no hace bien y lo compensa corrigiendo debilidades. Es natural a todos la capacidad de auto motivarse, de concentración en objetivos, de perseverancia, todos sabemos más o menos lo que es traducir pensamiento en acción, pero debemos aceptar la crítica justa y tener iniciativa y un nivel razonable de auto confianza, no postergar y aceptar arriesgarse y no temer fracasar. Yo creo que lo más importante es no bajar los brazos frente a la adversidad, no darse por vencido frente a los obstáculos que siempre existen, porque de repente nada parece fácil pero no creo en verdad que existan cosas imposibles.
-Este volverse a uno mismo, como dice, el buscar en uno mismo las soluciones ¿no es demasiado individualista? ¿Cómo se produce un aporte a la sociedad?
-Sin dudas somos individuos: cada uno en su alma está solo y a eso no hay vuelta que darle; y si intentas ser mejor a partir de ti mismo, levantas todo lo que te rodea que es todo el mundo. A partir de uno nace el bien común. Tú no puedes dar algo que no tienes; aquí no se trata de egoísmo o individualidad, se trata de crecimiento común a todos, de ser “pro-positivo”, como receta la doctora Michelle Bachelet (ríe).
-Hace diez años, durante el Primer Encuentro Virtual de Escritores en Lengua Española, organizado por intervizion.com, ciudadfutura.com, escritores.cl y white knight publishing, un evento cuyos tres primeros años en que se realizó ahora se estudia, su ponencia se titulaba “Adiós a la escritura lineal con un beso”. En ella planteaba que la digitalización rompe con lo lineal introduciendo una enorme variable en las letras; por la naturaleza del soporte, que al no ser analógico sino digital, la información está dispuesta virtualmente dentro de la red, siendo accesible de modificar por quien lo desea. Como escritor, ¿cuánto modifica el trabajo de un autor la Era digital, como la define usted?
-Es un desafío excitante, algo fantástico. En la literatura tradicional, el escritor es quien decide. Dispone la primera palabra de la obra y la última, decide todas las palabras que existen en su libro, es decir, como en toda estructura estable el autor es amo y señor, pero limitado a disponer lo establecido de que el relato se lea palabra tras palabra y de página en página. Ahora, eso cambió, al extremo de que el autor arriesga perder el control sobre la obra y los usuarios se convierten en protagonistas. Ya no hay un lector pasivo, sino uno que accede libremente a los diversos nodos que componen un espacio de ficción interactiva. Aquí tenemos un desafío inmediato: conservar la coherencia y el sentido de las historias y al mismo tiempo darle autonomía al lector-cibernauta para que navegue en ellas. Ahora, oficiando digitalmente, disponemos los escritores de un mundo como esfera visto en una parte cualquiera de su interior, en que desde cualquier punto se ven todos los puntos. Lo que aporta a nuestro oficio herramientas magníficas. Debemos dar la posibilidad al usuario de modificar el contenido de nuestro universo de ficción, es decir, caracterizar personajes, traslado de ambientación, crear situaciones. Pasamos a la simple elección de opciones predeterminadas por el narrador a lo que se llama motor de ficción, donde se trata de darle tal entretención que salte de palabra en palabra con la alegría como un niño salta en el jardín de su casa. Justamente, que cuando abra un libro electrónico, cuando entre a nuestro propio laberinto un hechizo lo envuelva y sepa que está en territorio hechizado, que donde juega un niño es sitio mágico. Que quien lea se convierta como es un niño hoy, cuando nace con una consola de videojuego en la mano, a quienes les resulta más familiar un texto digital que un impreso de papel, que aprenden a leer en una pantalla de computador, que les resulta más amigable que un cubo de papel ajeno a su mundo virtual, con otra idea del ecosistema que adquieren desde un comienzo en la red, y para quienes será naturalmente inconcebible cortar árboles para hacer papel. La literatura de la ficción digital, hiperficción, ficción interactiva, hipertexto, o como se la nombre, debe funcionar como un juego de ajedrez: una serie de universos para movernos dentro.
-Desde su punto de vista, es un enorme desafío para los escritores, sin dudas, y estamos de acuerdo en que se están abriendo caminos nuevos y dejando atrás los antiguos. Usted afirma que el oficio de escribir es quizás uno de los más beneficiados con la técnica informática, y que los desarrolladores de software así lo han entendido. En un comienzo, siendo técnicos ingenieros con mucho estudio, pensaron que como dominaban las computadoras podían tener la capacidad de contar historias, pero todos sus intentos fracasaron. Los primeros libros electrónicos escritos por ingenieros hoy yacen arrumbados. ¿Cómo visualiza el trabajo del escritor en relación con los técnicos de la información?
-Siento que existe una muy buena disposición a trabajar en equipo. Para un escritor los desarrolladores electrónicos son como un editor tradicional de libro en papel, de quien depende al final lo que llegará al público lector. Mi experiencia al respecto ha sido excelente, he trabajado años enteros con técnicos, por ejemplo, de arts&history-méxico o de ciudadfutura.com y sólo pude sentir apoyo. También creo que se han diluido las fronteras entre los medios y modos de comunicación. Ya no son mundos aparte la información periodística, la educación y el entretenimiento. La base de datos que traen los nuevos productos asocia para el usuario una gran cantidad de información acerca de la cual nunca antes en la Historia tuvimos acceso, sino parcialmente. Sabemos que para el niño esta inter actividad por sí misma resulta educativa, derriba las fronteras porque un niño lo mismo ve en directo lo que está sucediendo en las calles de su ciudad que conversa con un amigo ubicado al otro lado del planeta. Comprende y entiende el mundo en forma más civilizada, enriquece su forma de pensar y aprende, tiene parámetros de comparación, decide. Yo siento que el oficio de escribir está ocupando dignamente su lugar en esta nueva Era virtual, donde tiene mucho que aportar. El desafío es producir contenidos originales, inteligentes, para personas de un mundo digital, que ha modificado sus hábitos de lectura, de acceder a la información. Y conscientes de los vicios que puede acarrear esta globalización, es fundamental el papel que juegan los escritores en la creación de hábitos del usuario, ahora con muchos más elementos técnicos para narrar nuestro oficio, que nos permiten comunicarnos más directamente con el lector, redescubriendo los elementos que tenemos en común (y que antes sólo intuimos), podemos humanizar más la literatura -por decirlo así- si es posible; como contrapartida magnífica a la fuerte racionalización y estandarización que acarrea la propia tecnología. El talento, la creación, la originalidad, nuestra propia forma de ver el mundo, el pensamiento crítico, el ser capaces de analizar textos, de establecer relaciones, de utilizar correctamente el lenguaje, la capacidad para conmover son las armas que distinguen al escritor de otros oficios, y es este el momento perfecto para "sacar las armas", por decirlo así.
-Su obra en Chile ha recibido el apoyo de críticos tan creíbles como Luis Sánchez Latorre, Hermelo Aravena Williams y Orlando Cabrera Leyva. El crítico argentino Luis Guillermo Piazza ha afirmado que en lo que usted escribe se nota que su palabra no se adelanta a su pensamiento, y lo trata de “necesario por lo singular”. Y en México, han elogiado su obra críticos como Beatriz Espejo, Guillermo Samperio y Edmundo Valadés; la genial Guadalupe Amor le dedicó un soneto en que dice que su escritura es algebraica, “con la inquietante exactitud de las manecillas del reloj”. En relación a los otros escritores de su generación, ¿cómo siente usted lo que escribe?
-No me corresponde poner parámetros, uno no puede andar en la vida comparándose con los demás, en ese aspecto no soy observador de mí mismo. Uno escribe porque es su oficio, y lo demás es secundario. Yo estoy metido en mi trabajo como cada escritor. Y me siento animado en lo que hago porque siento que estamos en un instante preciso de crear una nueva literatura, más que nunca antes, de ser capaces de gestar cosas nuevas para decirle a la sociedad dónde estamos y hacia dónde vamos, no en un sentido ideológico, sino más profundo y humano, pensando en que lo que escribimos alguien lo leerá en una estrella lejana de la mano de nuestras avanzadas al espacio exterior. Que la tecnología es solamente un instrumento poderoso pero neutro espiritualmente, amoral, indefensa. Debemos humanizar la tecnología a la manera inmemorial del arte. Lo que distingue a nuestro oficio es la capacidad de darle un orden al caos informático. Es lo que nos está pidiendo el navegante de internet, que ahora no está navegando, sino a la deriva o naufragando en la red. Debemos enseñar a leer y escribir al mundo virtual, a esta Era digital, porque leer y escribir son dos destrezas humanas intrínsecas a lo mejor de nosotros en el mundo real. Por eso se requiere más que nunca gentes con ideas, que haya leído tanto como escrito, que conozcan de historia, política, filosofía, sociología, retórica, poética...estas gentes serán las que darán un sentido humano al mundo virtual. Y espero aportar en la medida de mis fuerzas, nada más.
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Aurora Ortigas Lillo es periodista mexicana. Autora de “La letra hispánica en el norte”, Ed. Bilingüe Lasser Co. 2007. Esta entrevista es un fragmento de su obra “La escritura virtual” (OEM, 2009), entrevistas y crónicas publicadas en México y Estados Unidos. Ha sido colaboradora de Vogue, Cosmopolitan y Harper’s, profesora de la Universidad Autónoma de Baja California y en San Diego University. Actualmente reside en Nueva York, becaria Guggenheim.