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Serie Poesía Latinoamericana (1965 – 1980)

XAVIER OQUENDO

 

 

 

 

  .. .. ... .. .. .

LA PLAYA

Por las arenas pasan las muchachas
que han decidido poblar el planeta
con sus formas y sus dioses.

Por las arenas pasan los muchachos
que complacen los deseos femeninos
con una inocente sonrisa que juega.

El mar, por esta vez, es solo anécdota.

(De “Salvados del Naufragio”, 2005)

 

 

ANTES DE LA CAZA

A mi padre .............. ...................... ....................... .......................... ...........

Quiero encontrar el lugar
donde ubicarme.
Entro en la vecindad
de voces que me dicen:
                          ve a buscarte lejos,
                                   en los andenes de las penas,
                          ve a ponerte en fila con los astros;
                                   deja el poema un rato,
                                    y reconoce los olmos.
                                   Piensa que ya estorbas y no sirves,
                                               que de grande uno se trastroca
                                                           y se consume.

Mamá ya no prepara bien las cenas,
no hay comida hasta después del día.

Ve a buscar el círculo vicioso
que pueda hacerte hombre
en el insomnio de los días.

                        Vete y no vuelvas
                                   hasta después de la caza.

(De “Después de la caza”, 1998)

 

 

EL HEREDERO

Haremos un hijo entre las cumbres.
Hijo será
del cóndor,
            del huracán
        y de las aguas.

Quien se atreva a subir
desde los ríos a la altura
y lo encuentre amamantándose
con leche de las nubes,
optará por ser su amigo,
                       su hermano,
al menos, conocido.

Haremos un hijo de varias mujeres
que estrenen placentas en cumbres rosadas,
cuando el atardecer sea el padre del monte
y el sol se vuelva hijo del mundo.

 

 

LAS MONEDAS

El dinero brillaba como petróleo.

Con él nos pusimos a vivir. Construimos una casa enorme que nos cayó encima.

Hacia él volvimos, pero nos dio duro. Nos rompió la cara con sus monedas prietas.

Nos quedamos los de siempre, solos, pero firmes. Robles tiernos que no quieren hacer de la leña carbón de parrilla.

Quisimos visitar a la madre del dinero y pedir la mano de su vástago. Luego acostarnos con él y hacerle un hijo que grite en oro. Pero siempre pudo más que nosotros. Un día se fue y nos dejó unos cigarrillos para que los fumemos en las penas.

(De “Esto fuimos en la felicidad”, 2009)

 

 

CHICOS COCODRILO

Nunca hemos sido los guapos del barrio,
siempre hemos sido una cosa normal
David Summers

Y llegamos a tener un automóvil. No era un descapotable como el soñado en una noche mojada. Era un modelo en blanco y negro. Lo pintamos con su propio brillo.

Desde el retrovisor de nuestras ansias vimos el mundo. Éramos James Dean en nuestro mito: nos peinábamos con brillante brillantina a ver si las mujeres nos amaban.

Pero el automóvil no fue suficiente. Había que encontrar ese aire que nos mueva los cabellos engominados. Ese halo de niebla que nos pase por la frente y que nos haga saber que no éramos tan guapos, que no éramos dechados de virtudes. Que solo éramos nómades del pueblo hebreo y que, antes de encontrar la tierra nuestra, debíamos hallar a la mujer a la que invitáramos a nuestro automóvil, mientras el cielo nos encapota con sus lluvias.

(De “Esto fuimos en la felicidad”, 2009)

 

 

RECUENTO DE LOS HECHOS

Todos nos fuimos.

Atrás se escucha el torpedo de la fiesta,
la corona roja de los bares,
el aguardiente azul que nos amaba
y la marcha desigual de la jarana.

Después, la madrugada con olor a miel.
Losamigos dormidos, amontonados
como un pozo de trinos,
como un manzano cargado.

Éramos todos, solo el viento era solo.
Los demás, los otros nosotros,
éramos uno en la soledad del nuevo día.

Nos dolíamos juntos y eso era la felicidad.

(De “Esto fuimos en la felicidad”, 2009)

 

 

SOLOS
Todas las voces

)1(

Así, como la costra de la almendra
que encierra el fruto en su corteza firme,
viven los solos,
separados de su historia,
de su tiempo, de sus aguas.

)2(

Cerca de la avenida repleta de silencios
viven todas las familias de los solos.
Unas son ciegas. Otras han perdido
el olfato y amaestran un perro
que les sirve de lazarillo.
Las más perdieron la memoria
y están sentadas a la derecha
de su soledad.
Muchas machacaron sus oídos
para no escuchar el motor
de sus recuerdos.
Pocas no disponen
del sentido del gusto,
pero tienen hambre,
y apenas todas tienen miedo
de enfrentarse a su miedo.

)3(

Los solos comen la tristeza
y ahuyentan a la gente
con el olor de su potaje.
Están siempre esperando
que los acompañe
esa mísera persona
que los habita,
mientras el tren pasa.

)4(

Los solos: esas velas que se apagan
y dejan el vacío del humo
en la atmósfera repleta.

)5(

Los solos se miran las pupilas
desde adentro, donde hay un laberinto
que termina en sí mismos.

)6(

Aquí estamos los más solos que nunca. Los que ni Dios pudo sacarnos la costilla. No pudimos oxigenarnos en el paraíso. Fuimos arrancados por algún misántropo divino.
Ahora hemos alquilado unas compañías que llegan a la hora del té. Ellas crecen como una madreselva en las paredes de nuestra piel cicatrizada. 

Estamos lactando de la mama única, la que se fue hace siglos, dejándonos sólo el pozo del corazón. Alejándose, como un cucurucho arrepentido, de la cruz del Medioevo.
Las compañías no cruzan por nuestras silentes penas. Solo se ocultan tras el armario vacío que tenemos en mitad de nuestro desierto.

)8(

Allí viven dos solos
que han decidido desunirse del sistema.
Quieren poblar sus soledades divididas,
cortadas por el hacha astuta
de Dios -principal solitario
que nació de nuestra semejanza-.

)9(

Recomendamos tomar su equipaje de mano.
No regresar a ver al que está al lado
porque no existe.
Aquello que usted ve
es el reflejo de un holograma azul
que convive con su realidad virtual.
Usted está en el sombrero del mago
que luego desaparece.
Cualquier conejo aparecido
es un simple gesto de cortesía.
Si está pensando aparecer en grande
no espere. Que los solos
tienen siempre una medida estándar.

)11(

El solo está libre de impuestos,
no paga el iva de la ausencia.
No debe registrarse en las aduanas.
El solo está exonerado de los otros.
Tiene un banco donde
no hay más plazo fijo que la muerte.
El solo está exento de figurar en catálogos
donde otros solos lo escojan.
No irá a la misa de los otros.
Deberá buscar a un Dios independiente.
Crear una iglesia con sus mitos,
vivir un rito solo con sus santos.
Persignarse mirándose en su espejo.
Igualar el reloj a sus horas
desfijándose la exactitud de Greenwich.

El solo no está libre de ser libre.

)12(

El que no esté solo
que lance la primera piedra
contra él mismo,
contra el espejo de su bruma,
contra su deuda auto impuesta.
Que se levante y camine,
que busque un espacio en la muchedumbre,
que baje las escaleras,
que llegue en el montón hasta los trenes,
que busque su boleto,
que haga el amor con una máquina.
Que no mire más que carteles
de otros solos que cantan,
que actúan, que pintan.

)13(

No hay que buscar a aquel que nos cobije.
Es solo la manta lo que importa.

 

(De “Solos”, 2011)

 

 

 

PIERNOFILIA

¡Ay las piernas!
Cómo, en qué momento las piernas son así,
                                               como un halago
porque están allí abriéndose camino.
porque entre ellas siempre está la vida.

Ay las piernas malditas. las perras piernas.
las que nunca, que yo sepa, fueron extremidades
sino que, fueron, solo, unas cerdas
que miran al deseo que las miran.
Que están allí, provocando fraguas. Y vulcano que aparece
siempre donde a uno no le llaman.
Que producen alguna mermelada azul en el ombligo.

Por unas piernas yo diera alguna cosa.
Algo que me dejase o manco. o medio tuerto.
Por ellas estaría como dolor: pudriéndome.

¡Ay! la pierna que me sale de lágrima.
¡Ay! el dolor de verlas tan bellas y no poder usarlas
como si fueran de uno.

Que las piernas se vayan. Aunque en vez de ellas
se quede el pájaro travieso del deseo.

Que por esas piernas
apuesto las mías a las suyas
y aunque luego no pueda caminarlas
me conformo con mirar en estado tetrapléjico
y saber que son lejanas
como montes azules. Que son inaccesibles.
Que son incaminables.
Que no son el camino.
Piernas que se fueron antes de hora
cuando yo solo quería
buscar la aorta viva de mi cuello. 

(Inédito)

 

 

 

* * *

Xavier Oquendo Troncoso (Ambato-Ecuador, 1972). Periodista y Doctor en Letras y Literatura. Ha publicado los siguientes libros: Guionizando poematográficamente (1993); Detrás de la vereda de los autos (1994); Calendariamente poesía (1995); El (An)verso de las esquinas (1996); Después de la caza (1998); La Conquista del Agua (2001); Salvados del naufragio (poesía, 1990-2005, 2005), Esto fuimos en la felicidad (2009) , Solos (2011) y Alforja de caza” (México, 2012), además de varias antologías de poesía ecuatoriana y libros de narrativa y literatura infanto juvenil. Organizador del Encuentro internacional de poetas “Poesía en paralelo cero”. Ha merecido diversos premios nacionales de poesía como el “Pablo Palacio” en cuento y el Premio Nacional de poesía, en 1993. Integra antologías españolas, norteamericanas e hispanoamericanas. El Municipio de Ambato, en 1999, le concede la condecoración Juan León Mera por toda su obra literaria y de difusión. Es director y editor de la firma editorial ELANGEL Editor. Parte de su poesía ha sido traducida al italiano, francés, inglés y portugués.



 

 

 

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Serie Poesía Latinoamericana (1965 – 1980).
Xavier Oquendo Troncoso