Metales Pesados: El Centro Marginal del Lenguaje
Por Walter Hoefler
Artículo publicado en revista LOGOS, 2001
Metales Pesados
Yanko González-Cangas
Editorial El Kultrún, Valdivia, 1998, 71 Pp
Recurriendo a la misma medicina que nos da de beber Yanko González-Cangas
en Metales Pesados, Walter Hoefler se adentra en este libro cual
antropólogo que descubre un sitio poético develándonos su misterio.
¿Anuncia el espesor material de un libro su destino lectivo? La lírica a
pesar de sus desbordes hacia la
plástica, el cine, la recitación, la
retórica y el lenguaje mantiene su vieja analogía y cercanía con la música.
Dos cosas parecen confirmarlo en este caso: el título "metales pesados"
que, a pesar de su también afinidad con la química o la física, signaliza
un tipo musical, esta música estridente, más de bronces y percusión que de
las espirituales cuerdas. Bajada a la tierra de lo ronco, bronco, tosco,
sordo, ya punk o skin, bastante marginal. Su alto y ancho, 22 por 25 Cm.,
semeja también un cuaderno de partituras, nos prejuicia también respecto
de cierta pulcritud y pretención/pretensión del libro. Semáticamente pesado
no lo es al tacto, hoja encerada y título en relieve solemniza su
prestancia. Aunque el autor había publicado ya antes, innumerables
inclusiones antológicas reafirman sus pergaminos, pero éste es su primer
libro, pero qué libro. Confieso que ya me satisface su textura en sentido
plástico. Peana, sostén o soporte de sus textos, vacilamos en llamar a
estos meramente poemas, no es ostensible el recorte gráfico que los
caracteriza; pero tampoco es el versicular de Lihn o de Zurita, aunque ya
estemos más cerca. Un largo epígrafe -parece querer hablar de la profesión
de González, antropólogo-, de Evans-Pritchard, implica un viaje al Africa
Central, a un centro que todavía sigue siendo periferia. El epígrafe
trata de previsiones antes de un viaje, ¿será entonces este libro una
bitácora o un programa? Sospechamos que se trata si de un programa de
etno.poesía, pero un viaje al centro marginal del lenguaje. La primera
didicatoria quizás podamos hacerla extensiva a todos los textos, aunque
algunas parecen restringirse a esos pocos elegidos, nada impide que los
textos los lean otros, bajo el pretexto de entenderse los primeros. Seré
entonces Ezra Punk, il miglior fabro, este lector partícipe que era Ezra.
En el libro hay varios libros y confieso rendirme ante la falta de
evidencia de su unidad. El título general es general pero alude también
sólo a su primera parte. Hay otro: "El triángulo", con un dejo martinezco;
otro: "Emperaire", refiere un periplo real y libresco por las etnografías
magallánicas y hay otros. Entre éstos "Ceré Mi Sita" me parece el más
aparentemente metapoético, pero a su manera lo son todos. Hay un recurso
que se destaca, por eso mismo es sospechoso: En el centro hay un texto y
abajo una aparente traducción o glosa o quizás sólo un intertexto
actualizado, pero que en principio no tiene mucho que ver con el texto
principal. No hay pistas, aunque sí algunas numeraciones de nota que
aparentan remitir, repito, a una traducción o una glosa. Eso sólo lo
sabe quien haya leído quizás esos originales, porque probablemente por
ignorancia los interpretemos como apócrifos. No hay entonces concesiones,
de ahí entonces que derivemos su inteligibilidad a la complicidad de
lectores que aparecen como destinatarios de dedicatorias, y está clara
por cierto aquella al "papito" Arestizabal. No te quito, Germán el placer
de leer "tu" poema. "Ceré Mi Sita", su título da la clave: Todo texto es
también otro texto, signalizado esto por el esguince fonografomático de
introducir una llamada falta ortográfica. El error no impide leer el
texto correcto, autorizado, pero también nos permite leer otro, marginal,
fallido, errático, alterado. En otros casos esto se consigue mediante la
puesta en página de ese otro texto referencial. Señalemos que en otros
casos es el puro título: así "Emperaire" que remite al libro de Joseph
Emperaire sobre los fueguinos, traducido por el maestro Luis Oyarzún.
En otros es una mínima nota a pie de página como en "Quien añade ciencia
añade dolor" que se adscribe a Mary Shelley. Un poema es así una
constelación relativa o un universo con super novas, quasares, agujeros
negros, es decir emergencia, marginalidad o desaparición de energías
textuales. En algunos poemas, los más desconcertantes, se trata de
un viaje al corazón de nuestra Africa Central, que, ojo, es el lugar
donde se encuentran los más antiguos restos de humanos; Yanko los busca
en el corazón del lenguaje. Su Lucy es: Mi neoprénica mi caótica Dulcinea
Ahora insomne y lipemaníaco Súmale y sigue Tú y Tú Mi maná mi orgullo
ante la pobla No es todo el poema, pero que remeda con todo tipo de
ingerencias alusivas grandes momentos de la lírica o literatura
amorosa.. El paratexto paralelo o subordinado remeda en cambio el
informe científico: "Tanto hablaron de lo drogo que estaba el Yimy/ que
intenté/ para mi capote/ elaborar un par de hipótesis/ del orden de una
investigación positivista/ experimental/" (González, 1998: 43). Puesta
en escena entonces de un texto que se observa y de un texto simulacro
de observación, lírica y ciencia en aparente restregamiento, quizás para
evitar que: "Quien añade ciencia añade dolor". Gracias por este libro.
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