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Alto Volta, Yanko González, El Kultrún, 2008.
Habla cotidiana, lenguaje torcido
Por Roberto Careaga C.
La Tercera Cultura, sábado 24 de noviembre 2007
Según William Burroughs, "el lenguaje es un virus que viene del espacio". El poeta Yanko González también cree que se trata de una enfermedad contagiosa, pero va más lejos: según él, viene desde la pena hasta de la muerte, pasando por la fiebre, la lágrima, los nervios, el calostro, el cobarde, la bilis, tu cáncer y un largo etcétera. Proviene desde cualquier lugar o estado. 
Y viene infectado. Para probarlo, González tiene a Alto Volta, su nuevo libro de poemas.
Autor de Metales Pesados (1998) y, junto a Pedro Araya, editor de la antología de poesía joven latinoamericana Zur Dos (2005), González (36) deambula como un coleccionista por las disfunciones del habla cotidiana. Todo queda claro en la portada de Alto Volta: un tapiz de páginas de diario picadas al azar, por donde se asoman palabras incompletas. Vestigios de un lenguaje hecho añicos.
Alto Volta -un libro "ultramoderno", según Diego Maquieira- es también un lugar donde las palabras tienen otro significado: "La silla se llama lavabo la puerta sardina / La mesa vajilla y los zapatos cadira". Ahí, llevada al extremo, está la estrategia de González: el resbaloso significado y los ubicuos intérpretes. "No, si puedes quedarte/ pero sucede/ es decir la casa está/ digamos que no hay/ mucho por donde una/ o dos puedan veamos", anota, casi en clave de comedia.
Pero no es humor a secas. González, obsesivo con las palabras al estilo de Juan Luis Martínez, va tras una forma de hablar que evita la claridad y, en un intento por concretar la idea, lista a una serie de personajes nefastos, traidores y mentirosos: su habla los delata, tuercen las palabras. González delata la torcedura y arma uno de los libros -con páginas que no son numeradas, sino "letradas"- más arriesgados y potentes de la poesía chilena actual.
