El experimentado escritor de San Bernardo traza el fresco de una relación desde la perspectiva de un amante que se enfrenta de improviso a la ausencia y a la soledad. “Es como abrir la puerta de nuestra casa, dejar que los demás vean aquello que uno,
o al menos yo, he guardado celosamente”, señala el autor.
“La que sale al patio con pollera floreada es la Rubia. Luego salgo yo con platos sucios en las manos. Ella se ubica debajo del árbol que plantamos y se dispone a fumar un cigarrillo. Dice que la tarde está rica, que hay un soplo que le recuerda la niñez. Digo que sí, con los platos en la mano, y le explico que los lavaré con detergente para lavar ropa. Se queda mirando los platos que traigo en las manos y me advierte que tenga cuidado, que no vaya a romper alguno. La escucho con tanta atención que olvido mi nombre y mi edad, olvido que soy poeta, olvido que es domingo”.
Con estas palabras, el poeta-narrador de “Rubia” describe a Cristina, la protagonista de la nueva novela del escritor Yuri Pérez, que este mes publica editorial Narrativa Punto Aparte. Se trata del séptimo volumen de narrativa del experimentado autor de San Bernardo —ganador del Premio de la Crítica por su libro “Niño feo”— y también de su registro más íntimo y personal, que aborda la detallada bitácora de un hombre que observa a su compañera, quien está a punto de iniciar un largo e inesperado viaje.
Mientras la Rubia bebe Coca Cola y observa episodios de CSI Miami, él toma nota de cada uno de los detalles de su vida. Con amorosa devoción, cumple sus deseos y acepta sin cuestionamientos sus creencias y visiones sobre el mundo. Por las tardes riega los coloridos geranios del jardín y en las noches saca brillo a las ánforas de sus madres, que acompañan a la pareja desde un rincón de la casa.
En su afán por retener y narrar su historia, él y Cristina sacan a pasear las cenizas de sus madres por las calles de San Bernardo, trazando una cartografía amorosa en medio de una ciudad que intenta sobrevivir entre los malls chinos.
“Rubia” será presentada este domingo 8 de octubre, a las 12.00 horas, en la 12° Primavera del Libro, que se realizará en el Parque Inés de Suárez, en Providencia.
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—Si bien tu experiencia personal siempre está presente en tus obras, esta es tu novela más autobiográfica, ¿a qué se debe este impulso?
—El que este libro tenga un claro afán autobiográfico tiene un origen íntimo. Gatillado por la pérdida. Y por entrar en esos espacios humanos y personales que uno, sin querer, muchas veces ignora. En el fondo es ver lo que ha sido tu vida, hablar de las personas que habitan tu vida, que le dan cuerpo. Ahí, la esposa ausente, los hijos y todos los personajes cercanos y amados. Es como abrir la puerta de nuestra casa, dejar que los demás vean aquello que uno, o al menos yo, he guardado celosamente. El arte de la escritura es vida y este libro habla de la vida de Cristina, y de la mía, en un diálogo recíproco. Un testimonio necesario.
—El amor y la muerte son las dos pulsiones sobre las que se asienta la novela, ¿cómo las relacionas en la ficción? —Respecto a la presencia de la muerte en el libro, mi idea era embellecerla, quitarle ese rasgo básicamente melancólico y dramático. Por lo mismo vi la muerte como un paso más, como un cambio en el estado de las cosas, pero no como una tragedia... La muerte no es nueva, y la vida tampoco. Ahora bien, ficcionar ciertas escenas tiene que ver con quitarle ese rostro terrible y procurar que sea un tránsito, un cruzar a otra existencia, desconocida por los que aún seguimos acá.
—¿Cómo describirías al narrador de “Rubia”?
—El narrador de “Rubia” no fue previamente definido a niveles emotivos ni de personalidad. Lo fui viendo cada vez que avanzaba en el proyecto de obra. Ahí vi que es un narrador que mira casi de manera obsesiva todo aquello que le es propio, todo aquello que lo define: compañera, hijos, hermanas, nietas y otros parientes que forman nuestro espacio de vida particular. Es contemplativo: introvertido y atento a los detalles más inusuales. Eso lo mantiene al borde del camino, como si estuviera manteniendo el equilibrio sobre una cuerda, solo, básicamente aislado.
—“Diario de provincia”, tu anterior novela, ha sido hasta ahora tu propuesta más experimental y estética; acá vuelves a la narración pura, ¿cómo manejas este viraje narrativo?
—Lo que pasó en “Diario de provincia”, mi anterior novela, es un caso especial: intenté ahí trabajar con todas las herramientas que tengo a mano, me refiero a métodos de composición... Estiré lo poco que sé al nivel más alto que pude y fue agotador ese afán de experimentar con los discursos, con la manera o la forma de los discursos escriturales. En “Rubia” no ocurre eso, es una obra de construcción simple, sin mayores volteretas lingüísticas, sin pretensiones gramaticales rebuscadas. Su origen a niveles escriturales surge de lo emotivo, la vivencia, la experiencia de vida, el amor, con todos los tonos blancos y grises que tiene; en definitiva, en “Rubia” habla el hombre, el ser humano que soy, al desnudo, teniendo como elemento fundamental la presencia de Cristina en mi vida. Necesitaba regresar a lo simple, a lo cotidiano. La intelectualidad es buena, pero mejor es lo pequeño, lo mínimo, lo que está frente a nuestros ojos. La realidad.
—San Bernardo como escenario siempre ha estado presente en tu literatura, pero en esta novela quizá más que en ninguna otra, pues trazas una detallada cartografía de la ciudad a través de los lugares que fueron importantes para los amantes, y también una historia con los cambios que ha tenido. ¿Qué te inspira y cuál es tu vínculo literario con San Bernardo? —Lo de San Bernardo como ciudad, como lugar, está en “Rubia” porque acá nació todo, son sus calles las que habitan el libro, sus rincones. Yo no sería lo que soy si no hubiese nacido en San Bernardo. Claramente me siento un provinciano. Y tiene un aire a campo, aún es una ciudad fuera de la capital. Y como dije antes, mi historia de vida se hizo acá, Cristina y yo nos hicimos acá, y eso es categórico. San Bernardo es mi gran casa y dentro de ella está mi casa, más pequeña, pero que tiene mucha historia, como las casas de todos.
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SOBRE EL AUTOR
Yuri Pérez (San Bernardo, 1966) es poeta y narrador. Ha publicado los libros de poesía “Cara et fuego” (1994), “Carta del interno” (1995), “Gringa: El canto de los Llanos de Lepe” (1996), “Mala yerba” (1998), “Antología registrada” (2001), “Cumbia” (2003), “Ceremonia del Cristo Blanco” (2004), “Ghetto” (2006) y “Poética: obra examinada” (2016). En narrativa, es autor del libro de relatos “Suite” (Emergencia Narrativa, 2008) y las novelas “Niño feo” (Premio de la Crítica 2010), “Mentirosa” (2013), “La muerte de Fidel” (2014), “Virgen” (2017) y “Diario de provincia” (2021), todas editadas por Narrativa Punto Aparte. Es editor de los libros “Antología Escritoras de San Bernardo” (2014) y “Poesía cubana contemporánea: Antología general” (2016). Textos de su autoría han sido editados en Argentina, México y Holanda, y traducidos al inglés, holandés y catalán. Ha obtenido el Premio Municipal de Literatura de San Bernardo y fue becario de la Fundación Neruda.
www.letras.mysite.com: Página chilena al servicio de la cultura
dirigida por Luis Martinez
Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Yuri Pérez lanza su novela más íntima, “Rubia”
Por Marcela Kupfer
la mano, y le explico que los lavaré con detergente para lavar ropa. Se queda mirando los platos que traigo en las manos y me advierte que tenga cuidado, que no vaya a romper alguno. La escucho con tanta atención que olvido mi nombre y mi edad, olvido que soy poeta, olvido que es domingo”.
