EL ALMA SE VA
El alma y el cuerpo a veces se separan.
El alma se desliza fuera de su envoltura.
Salta desde la carne y deambula por el aire,
pero sin conquistar su libertad.
El alma que deambula
añora el cuerpo que poseyó una vez,
pero no puede volver a casa
Transmutada en pájaro
se posa en una rama
y observa a los presurosos transeúntes.
Yo soy el alma posada en ese árbol
y miro curiosa a alguien abajo
que habita mi cuerpo.
Corre, baila,
mira alrededor entre el gentío,
perdido en los pensamientos en mi habitación
…
Yo en el árbol, yo en el suelo
estamos íntimamente cerca
sin embargo, somos mundos separados.
Mi alma no sabe
lo que mi carne está rumiando
y no sé a dónde ir.
Mi carne levanta la cabeza y mira
pero no puede ver mi alma.
Tiemblan unas hojas secas en el viento.
¿Dónde estoy ahora?
¿Dónde estoy?
El alma ausente
se hace espejo
para revelar el cuerpo.
Soy el que brilla.
Mi alma
permanece esperando ante
mi carne.
El espectro del espejo,
fosforescente destello.
Un rostro aterrado aparece.
Es alguien que no conozco.
Una gabardina desteñida.
Los dedos gordos afuera de unos viejos zapatos de cuero
empujan una pila de equipaje por siempre cerrado
…
O quizá él no ve nada.
El espejo está vacío.
Un extraño se mira en él.
De repente, menesteroso,
Anonadado.
¿Dónde estoy ahora?
¿Dónde estoy?
SUPERPOSICIÓN
Mundos que siempre se superponen,
encima y debajo,
encima y debajo.
Mira afuera.
Más allá de esta ventana hay ventanas,
puertas, más allá de esta puerta,
Montañas, más allá de esta montaña,
Cielos, más allá de este cielo.
Mira adentro.
Una pupila en mi pupila,
una boca en mi boca,
un corazón en mi corazón,
un alma en mi alma.
Cómo romper con esta superposición
despegando las capas.
Primero, ve hacia el interior.
Luego, ve hacia afuera.
Abre bien esa pupila interior.
Enciende ese corazón interno.
Libera esa alma que está dentro del alma.
Empuja esa ventana más remota.
Abre esa puerta más lejana.
Asciende la montaña más arriba.
Contempla el cielo.
Ese mundo sin superposiciones,
donde todos los caminos van lejos,
quizá sea un mundo libre.
RELIQUIAS
Uno tras otro los seres queridos
se alejaron de mí.
Cálidos cuerpos enfriados
se abrasaron hasta humear,
disolviéndose en el aire.
Me dejaron
algunos papeles,
un retal de punto,
una caja vacía.
Estas reliquias reticentes
hace tiempo perdieron el cálido toque de sus dueños.
Calmas y solemnes,
examinan mis recuerdos.
Los papeles tienen la escritura de los muertos
bajo una mirada cargada de lágrimas.
Las palabras se mueven,
emiten un sonido amable, familiar,
y me arrastran a un tiempo pasado
en el que me siento bajo la luna,
camino a través de los campos,
navego los mares
y visito una tierra extranjera.
…
Entonces, las frígidas reliquias
recuperan su calor.
El retal forma una alfombra voladora
que me transporta a contracorriente
sobre el río de los años.
La caja vacía,
al instante, reluce con perlas y piedras preciosas
las lágrimas de mi embeleso.