Radicado en Estados Unidos, el
creador vuelve al
ruedo literario con "El cielo en la fuente/La mañana eterna"
y "País más allá".
Mito y genialidad son los calificativos más recurrentes para
definir a David Rosenmann-Taub (1927).
"Es el poeta más importante y profundo de toda la lengua
castellana", comenta elogiosamente Armando Uribe, Premio Nacional
de Literatura 2004.
Francis
de Miomandre, uno de los críticos franceses más prestigiosos,
tampoco se queda corto: "No veo a nadie, ni aun entre nosotros
en Francia, que se atreva a abordar la expresión poética
con tanta desgarradora violencia como David Rosenmann-Taub".
Sus biógrafos destacan la genialidad de este hijo de padres
polacos nacido en Santiago. Aprendió a leer al año y
medio. Su madre, la pianista Dora Taub, le enseñó a
tocar el instrumento a los dos años, y a los tres comenzó
a escribir sus primeros poemas.
De su espíritu inquieto dan cuenta sus estudios de castellano
en el Instituto Pedagógico de la Universidad de Chile (se graduó
en 1948) y sus cursos de astronomía, música, inglés,
francés, portugués, estética y física.
A partir de 1985 se radica en Estados Unidos, y desde el año
2000 CORDA, una fundación sin fines de lucro, salvaguarda y
difunde sus prolíficas creaciones de piano y poesía.
En Chile, la editorial Lom se ha encargado de mantener vigente y
accesible su legado literario. El sello acaba de lanzar "El cielo
en la fuente/La mañana eterna" y "País más
allá", sin su autor, quien para reforzar el carácter
enigmático y de mito viviente suele ser bastante esquivo. Tanto,
que restringe sus entrevistas a una o dos al año.
Desde Estados Unidos, David Rosenmann-Taub cuenta que aún
mantiene contacto con Armando Uribe Arce y Luis Merino Reyes, "ambos
cabales personas, de fresca atmósfera y limpieza mental en
lo que escriben".
-En su poesía un rasgo muy presente es el corazón...
"Así como el cerebro es el centro del sistema nervioso
(el
depósito de la conciencia y de la conciencia de la conciencia),
el corazón es el centro de la vitalidad. Se trata de un acuerdo
entre la corporeidad y la conciencia. En 'El cielo en la fuente' el
corazón y el latir tienen muchos niveles".
-¿Qué papel juega la juventud en su obra?
"La energía de senilidad en nuestro planeta es enorme.
Aceptar, sin verdadero conocimiento, ideas recibidas es una de las
manifestaciones más corrientes de senilidad mental. Los prejuicios
son pavorosos colaboradores para incrementar esta senilidad. Juventud
es pensar con claridad. Obviamente, la función de pensar es
para saber. No le basta al universo con suceder, quiere saberse. No
le basta al cielo con ser cielo, quiere reflejarse. Y a la fuente
no le basta con ser fuente, quiere reflejar".
"He tratado de expresar en una dualidad lo que es la juventud
perenne y cómo conservarla dentro de todas las etapas de la
vida. Juventud (mentalidad abierta, curiosidad, salud interna) no
tiene nada que ver con la edad. Es muy evidente en los verdaderos
artistas, cada vez son más jóvenes. Las últimas
obras de Beethoven, de Rembrandt, revelan una juventud enorme. Rembrandt
se autorretrata: qué más joven que la fuerza de la conciencia
de su vejez".
-¿Por qué "País más allá"?
"He estado escribiendo este libro toda mi vida. En él,
mi infancia se funde con la de mis padres y la de mis abuelos. Uno
de los niveles que desarrollo es la responsabilidad constante de la
verdadera adultez de ser niño. ¿Cuál es la razón
de crecer? ¿Cuál es la razón de recordar? La
conciencia del despertar cuando, ya no formando parte de aquí,
nos dirigimos hacia la niñez de allá".
"Con este libro he querido satisfacer algo que no encontré
nunca en mi experiencia de la poesía como lector, es decir,
el desafío es ir más allá".