NOSTALGIA DE COSAS QUE NO HE VIVIDO
Como la vida privada de los árboles
(o de los náufragos): aferrado a estas palabras
en el océano como una mesa
cubierta de partituras, y un barco
navegando en los ojos, escribo:
una imagen absurda que se confunde
con la nostalgia de cosas que no he vivido,
como la vida privada de los árboles
o de los náufragos.
LAS UVAS
Un racimo de besos, el verso
no alcanza a compararse en su transcurso
más que a sí mismo, dulce y numeroso
como un puñado de pasas,
........................................... tus besos
se arrugan lentamente en las palabras
del verso con que intento compararlos.
TODOS LOS GATOS DE LA REGIÓN SON UN RUIDO EN EL TECHO
(ANTONIO CISNEROS)
Los gatos de un agosto anterior lloran ahora
con melodía pálida de notas, largas
como un monólogo quejas en el tejado tarde:
los gatos, unos maricas
con todo el llanto envuelto en un paño
a la hora de arrancarse las pestañas
y las uñas,
..... rascan en las tejas
-cascando la cabeza un sobresalto-
para acompasar el bolero, pena
de la cual no anotas más que gatos
-la manera de las mariposas
(su transfiguración)-
un tropo, alguna cita a propósito.
CLAVES PARA UN MONÓLOGO DE DOS
Caminábamos oscuros por la noche sola
de la mano de unos versos que cosían la boca
con un par de puntos a favor del silencio
-un juego de palabras-, la lengua
se hacía un nudo de hilo, para enredar
la metáfora de esas citas nocturnas
que se llevaban a cabo en parques,
cuyos nombres convertíamos en claves
o cruces para marcar el mapa
de nuestros desaciertos.
EL TEMPLO
Tu aliento es la humedad que necesito
para hacer crecer el nombre de una planta
entre las ruinas de este templo: el poema
de tus ojos, un ensayo aún tembloroso
de comparar esas pestañas con helechos.
CARTA
Como se descuelga tu pelo, una canción
o el verso que le da comienzo se descuelga
de mi boca hacia el espacio de tu voz...
-alzas la vista del papel y tu pelo
se escucha crecer con la lluvia
(yo te imagino ante una ventana), escribo:
...la lluvia hace del aire un arpa
que entona la canción de nuestro idilio,
lo conduce lentamente al silencio.
LA INSPIRACIÓN
El inútil corazón de las palabras
late inútilmente otra vez: una figura
que no alcanza a bombearse a sí misma
la sangre que repita el hastío, el inútil
corazón de las palabras exhalando
su postrera expiración.
Condenado a un oficio menor, como barrer
los pasillos que abandonan las palabras
maldigo a mis patrones entre dientes,
entre versos que no alcanzan a roer
la estructura de este viejo edificio: el poema
en que trabajo hace unos meses con desgano.