UMIRI
- MISTURASKI
En torno a un poema (aymara) de
Pedro Umiri [Humire]
andrés
ajens
Hay
un yarawi - ¿canto y/o poema? - de Rufino Phaxi Limachi, poetamauta
del lado de Tiwanaku, incluido en su libro AYMAR YARAWIKU, Inmenaqubol, La Paz,
s/d, que comienza catando de frente la cosa e indagando sin ambages:
Preguntas
todas para quien viene o lo que viene, para lo que en cualquier caso aún
no logramos identificar del todo, y acaso por eso mismo nos resulte de entrada
algo extrañante, infamiliar, desazonante; pero la cosa es que viene y desemboca
- lengua mediante - de frente o de frentón, al encuentro. Anudar
la pregunta por la proveniencia de algo o de alguien a la de su lengua, no sólo
conllevara recalar de entrada que toda experiencia de lugar (más
o menos habitable) es a la vez experiencia de lengua inscribiéndose,
que no hay 'lugar' sin 'lengua' y que un eventual encuentro, de provenires
por de pronto, no se diera en la fusión o confusión de lugares o
lenguas; se diera, si se da - permítasenos esta económica formulación
viejonueva extrema - en una cierta ex-periencia (prueba riesgosa y travesía)
marcada antes que nada por el co- y por el entre-: peripecias de
un lugar común inidéntico, arrojo copioso de lengua en lengua.
Aka
jacha [o jach'a, 'vasto', 'inmenso', 'amplísimo'] pampa
- lo que Pedro Umiri traduce por Esta larga pampa - respondiera doblemente
a esta interrogación bifronte acerca del lugar de proveniencia como lengua
que (se) da lugar.
Alguien - el/la 'hablante' si se quiere, en primerísima
persona singular: naya - memora y desea. Memora un tiempo, tiempo
de la puna aymara (uka sunir aymar pacha), de las subidas desde la pampa
a la puna - una serie de topónimos puntean un cierto itinerario de memoria:
Challiri pampa (planicie del challador), Titiri pampa (llano del
gato montés), Kuniwa pampa, Sili Sili pampa, Purtisuwilu, Kakina
-; un tiempo en que yo era joven (uka pach naya ñapini / waynatatwa),
un tiempo de hacer escuela (uka pacha / walpini puritwa / iskuyl lurañatwa:
en ese tiempo / bienvenido era / a hacer la escuela), un tiempo de plenilunio
(urt'apacha) y de amanecer (qhanatpacha), un tiempo de apacentar
(awatiñ pacha) y de sembrar (satanñ pacha), un tiempo
que coyunta su multipilicidad de quehaceres y acaeceres en una raíz verbonominal
insistente en Aka jacha pampa, raíz que guarda la entrelazadura
aymara entre 'tiempo' y 'lugar', para no hablar por ahora de 'mundo': pacha.
Pero, anticipáramos, no se trata aquí de un entrelace de una memoria
simplemente memoriosa o cognitiva sino de un recuerdo deseante, de una memoria-querencia:
Recuerdo
y querencia: un querer de vuelta, de vuelta de y a esa vida y tiempo
de la puna como deseo de volver a nacer, de volver a venir como guagua
o niño desnudo al mundo en despoblado, transcordilleranos páramos
(mayne sunir / wawachañat munstwa). ¿Qué hay de ese
deseo de vuelta - esa vuelta del deseo - remarcado en el pasaje citado tanto por
las raíces mayni- y kuti- como por el sufijo enfatizante -pini-wa
(¡nomás!) y por el verbo munaña (querer, amar)? ¿Un
volver, un querer de vuelta simplemente nostálgico? ¿Introyección
sin más de la criptácea inscripción de una perdida querencia
y agravación de un duelo de veras sin término? ¿Pérdida
a pura pérdida? ¿El narcisismo mismo - primario sino primitivo?
¿O hay otra cosa que ya se anuncia, pugna o preanuncia en tal deseo y que
él mismo anticipa como venidero o como lo que está en trance de
advenir...? Kutinirispawa dice y traduce Pedro Umiri: que volviera no
más. Para catar la laya de esta vuelta deseante habríamos de
ir, decir romance, a las raíces; a las raíces de la lengua,
de (la) otra, por de pronto, de la aymara (aymar sap"a). La raíz
kuti tal vez - pero con un tal vez que remacha la conjunción
espacio-temporal aymara, tal 'ahoraquí' (aka pacha) - de paso decida
algo. Tempraneramente kuti habrá venido siendo traducido al romance
migrante en su forma nominal por 'vez' (así, Bertonio, 1612: mäkuti,
'una vez') y en su enraizamiento verbal, en todas su prolíferas derivaciones,
por 'regresar' y '(de)volver' (así: kutiña, volver, kutinxaña,
volver al sitio de origen, kutisiña, responder, volver sobre lo
dicho, kutiyaña, devolver, retribuir; Bertonio, L., De Lucca, M.,
Yapita, J. de D., et al.). De modo que esta vez la vuelta tendría
parte entreverada con tal vez, con las vicisitudes, giros y rodeos temporales
(vez emparéntase precisamente con vicisitud... y vice versa).
Mayúsculas vicisitudes, de cierto, de y del tiempo: como
un temporal, como un invierno boliviano en medio (de un) despoblado pre-
o francamente cordillerano, o de nacida - wawachañat munstwa -,
desnudas guaguas imberbes, pachakuti y don nadie recién
llegando de parte alguna y mutis - despoblados de lengua.
El término
pachakuti se da a leer muy entre líneas en el poema de Pedro Umiri:
Uka sunir aymar pacha kutinispiniw. Acaso diríase que tal
recolección es incisión de lengua, tal lengua operando una
cesárea necesariamente riesgosa, forzando la entendedera - lengua
que en la fortaleza castellana se conjuga a ratos (también) en masculino:
[un] lengua, esto es, un lenguaraz o traductor (y a su vez una
lengua, como lo fuera Malinche o Malintzin, con Cortés, y Anayansi,
con Balboa), tal Phelipe o Felipillo y aun don Martinillo con Pizarro.
En tal término - que a su vez es un comienzo - confluyen las raíces
pacha, 'tiempo-espacio-mundo', y kuti, 'vuelta' o 'torsión
de la vez', lo que sugiere la traducción: flexión, torno
y/o trastorno epocal (sin necesaria connotación catastrófica,
pese a que, lo evidencia el antecitado Bertonio, con la introducción del
cristianismo en el Ande haya habido quienes hicieran de pachakuti sinónimo
de Juicio final). Aparte del dato consabido de situarnos ante una experiencia
temporal cíclica en su torsión, vuelta y vez, antes que creacional-progresista,
lo que más ha de pachakuti la propia voz pachakuti es, a
mi juicio (provisorio y no Final, se entendiera), que marca meridianamente la
intensa vecindancia quechua / aymara. Tanto pacha como kuti forman
también parte del léxico quechua y los contemporáneos
sapientes (aún) no concuerdan cabalmente si se trata de un préstamo
quechua al aymara o vice versa, u, otra vez, si ambos comparten una proveniencia,
un mismo léxico o "fondo" común(1).
Pues si bien uno de los Incas que conquistaran lo que luego sería el Collasuyo
(esto es, el actual occidente de Bolivia más el sur del Perú, el
norte de Chile y el noroeste de Argentina) se llamara precisamente Pacha Kuti
Inka Yupanki (1438-1471), donde esta vez Pacha Kuti viniera a indicar plausiblemente
un tipo de dignidad real, en la medida que la saga incaica retrotrae al lago Titicaca
su lugar de proveniencia no sería descabellado suponer una primera influencia
o irradiación colla aymara o protoaymara sobre el grupo que luego comandaría
el Incario y sobre la lengua de su expansión imperial, vuelta luego por
los españoles 'lengua general' de Conquista y de Evangelización,
el runa simi o quechua. En cualquier caso, pachakuti da cuenta que
el aymara hoy por hoy, más allá de sus variaciones regionales (que
en el caso del texto de Pedro Umiri son patentes sobre todo en sus terminaciones
verbales), no sólo se nutre de préstamos, imposiciones y/o apropiaciones
del y desde el castellano sino también y antes del quechua (tal como, guardando
las infranqueables distancias, el castellano, tal engendro de latín vulgar,
con respecto al árabe y, de otro modo, al griego en su momento).
Vuelta
pues, de vuelta al poema, al poema de vuelta: a un tiempo, tal morenada
en la puna, dos giros más - y a marear me comienzo:
De
tantas vueltas, de tanto subir dando vueltas, de tanta mistuña (subir,
pasar de un lugar a otro más alto), de tanta misturaña (salir,
emerger como brotar de renovales de árboles), de tanta mistura,
me pierdo. Es como si el voltear en lo enrarecido del aire tuviera a ratos un
efecto de veras trastornante, fuertemente alterador y/o enajenante, y el poeta
comenzara a hablar (en) lenguas - aquí en romance. Ya lo decía un
cronista imperial que pasaba por sobrio: los indios hacen los borrachos más
graciosos hablando en lengua española cosas donairosas (NOTICIAS POLÍTICAS
DE INDIAS, P. Ramírez de Águila, 1639). Que la inscripción
poética pueda dar lugar a efectos encantatorios, embriagantes y/o de trance,
a historias vistas y teniendo en cuenta especialmente que el poeta aquí
se apellida Umiri ('bebedor'; del verbo umaña), nada tiene
de tan raro. No tal, pues, sino: ¿qué hay de esa pérdida
de la que, girando, alude Aka jacha pampa? ¿Qué hay? ¿Aún
ay? ¡Qué giro! Tal pérdida - temporal: en subiendo
- en primerísima y singular persona, de lo llamado 'propio', de la llamada
'lengua materna' - y habremos de recalar de entrada que esa maternidad
es cada vez un modo de la urdidura -, no se da como pérdida sin más
ni pura pérdida: en medio del temporal, de vuelta del pachakuti
de lenguas, otra cosa se entrevera, y aun otra lengua. ¿No ha sido acaso
cada vez lo propio de la lengua poética, de la poesía como lengua,
un cierto irse de lengua o salirse de sí, de exapropiarse y desquiciarse
ella misma como madre o matriz venerable? ¿No habrá sido por demás
lo (im)propio de una cierta poesía moderna - entre The Waste Land,
de T. S. Eliot, e In eins, de P. Celan, por nombrar sólo a dos -
abrir el poema a más de una lengua? (Esto es: remarcar el más
de una lengua que se da ya en una misma ya repartida lengua). ¿Y no
habrán sido las jarchas, tal inicio o protoinicio de la lírica
romance castellana, una decidida mistura, un resuelto paleopalabrear entre
lenguas? Y si bien hay pérdida y pérdida o, si se quiere, mezcla
y mistura (una que consuma la fusión o confusión pura y simple,
si tal hubiera, campo propicio para la reafirmación de todos los poderes
preconstituidos, y otra que abre campo, interpelando a una alteridad aún
incierta - inapropiable de veras, indomesticable - y a un improbable im/posible
encuentro), Aka jacha pampa de Pedro Umiri - mistu misturista mediante
- mistura nomás, y en alza...(2)
Lugar
de proveniencia como lengua que da lugar: entre lenguas, tal co-
lar y tal
. s . a .
l . i . v .
a . b
.. . .. ....
. . .. . ... . . . .. .. .. i
.. . .. .... . .
.. . ... . . . .. ..s
.. . .. .... . . .,,,,,,,..
..m
.. . .. .... . . .. ... . o: dado devuelto,
'kutt'ayta' jupa jumar sistam: apuro azar - y entre sístoles y diástoles,
akax chuyman aruwa, entrerritmo y corazonada intercordillerana, nomás
aire... al paso de las yaretas... - fuera:
naya
aymar chuyma
juma aymar chuyma
taxpacha chuymanaxa
kutinirispiniwa
NOTAS
(1)
Es lo que sugiere El cantar del Inca Yupanqui y la lengua secreta de los incas,
de R. Cerrón-Palomino, revista Andina n° 32, Cuzco, 1998, pero que
Idioma de los Andes, Linguística e historia, Lima, 2002, de Alfredo
Torero, cuestiona.
(2)
La letra chica archidiscrimina. Para decir: cálese el archirriesgo
de quien pretendiera sacramentar (esencializar) la llamada 'mezcla' (tal fusión)
versus la llamada 'mistura' (interalias, con-veniencia y/o en-cuentro).
Y a la vez: sin riesgo de mezcla indiferenciante nada arriesgaría una mistura
(y la improbable im/posibilidad de un entrevero se esfumaría, pues entrevero
sin riesgo - ¡todo un programa! - ni desencuentro fuera). Mistura también
y mucho más es el estilo de Guamán Poma de Ayala consigna J.
M. Arguedas, quien retrotrae a Vallejo el punto cimero del conflicto del idioma
en el Ande ('Entre el kechwa y el castellano / La angustia del mestizo', in
INDIOS, MESTIZOS Y SEÑORES, Horizonte, Lima, 1989).