Afinamiento de la musicalidad «Especies intencionales», Andrés Anwandter. Quid Ediciones, Santiago, 2001, 68 págs. Por Cristóbal Solari
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 30 de marzo 2002
En Especies intencionales (Quid Ediciones, Santiago, 2001, 68 páginas), del joven poeta Andrés Anwandter nos encontramos de entrada con un cuidado manejo del oficio del poetizar. Una primera lectura de estos versos permite advertir, en efecto, el trabajo intenso que el autor puso en ellos, el labor limae de los antiguos, acogiendo con madurez una acopio de formas y figuras retóricas propias de la tradición lírica hispana y occidental.
En particular, observo un énfasis en el afinamiento de la musicalidad, a través del empleo de recursos retóricos tratados con una mezcla de libertad y rigor. La contención métrica (con empleo de variadas opciones), el uso de rimas internas y externas, asonantes y
consonantes, aliteraciones, paranomasias, paralelismo y reiteraciones, entre otras.
La mayoría del poemario está estructurado en estrofas pareadas, algunas de pie quebrado, con un abundante y logrado uso del encabalgamiento suave y a veces abrupto. Sin duda, es éste el rasgo estilístico que más salta a la vista. Anwandter no cesa de quebrar las estructuras sintácticas a través de las estructuras rítmicas, valiéndose en especial del corte del verso, pero incluyendo además pausas o aceleramientos internos por medio de puntos, comas, guiones o dos puntos. La imposición de un ritmo es central en su poesía —la música propia del poetizar— aunque en este joven poeta chileno discurre como en sordina, sin estridencias ni ostentaciones.
El mundo poético de este libro
parece siempre colocarse a la distancia frente a lo representado por el poema, mediado a veces por el sueño, la memoria o por un mirar ensimismado o reflexivo: mundos interiores, eventos sicólogicos, como si todo, finalmente, aconteciera del ojo hacia adentro. Distancia aquella que el poeta, como lo parece indicar el poema que da título a esta colección, nunca podría salvar, sino al contrario va en un progresivo crecimiento:
.. "Mientras los ojos envejecen /el
mundo permanece como nuevo. .. Reluce en las mañanas/y difunde por
la tarde su brillo/ ... . en todas direcciones, Mientras esta/
mirada se curva hacia adentro/ .. y forma una cuenca y recoge/ la
lluvia constante de escenas/ ... el mundo permanece como un
plano/inclinado y las imágenes
resbalan/ ... al abismo de la historia. Mientras
estos/ojos se licúan a nivel de las
pantallas/ ... y se agitan y remansan bajo el
cielo/estrellado de los párpados, el
mundo/ ... . es un mar donde las luces
tranquilas/se mecen y migran en
círculos/ ... concéntricos sin rumbo. Mientras
esta mirada abandona las órbitas/ ... fijas del globo ocular, el
mundo/recorre una elipse a la inversa./
Y retorna a su centro en el sueño."
El mundo interior al que pertenecen los seres de Andrés Anwandter parece tener una existencia precaria, agrietada, efímera, de una materia "blanda a los pasos del tiempo", que de pronto "se rasga y derrama la lluvia de meses".
Una intimidad también en la que se respira una sencillez, evasiva de los "grandes temas", finamente observada, como en el poema «Arteria» o «Pantalla», en cual versifica "el desfile triunfal de la planta a través de la Psique", un epígrafe de Ernest Jünger (la única cita "culta" en todo el poemario), enlazado con «Dársenas», bello poema al arduo migrar de una idea dentro del cráneo como si éste fuera el mar.
Ese ritmo ligeramente quebrado y desajustado con la sintaxis que Anwandter introduce, armoniza con este palpitar amortiguado de mundos interiores de una manera que, para ser fieles a la verdad, permanece más allá de la explicación.
Especies intencionales consolida, con este segundo libro, la voz de un poeta muy lúcido de sus propias fuerzas y apegado con firmeza a una ruta personal.
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Solorza. e-mail: letras.s5.com@gmail.com Afinamiento de la musicalidad
«Especies intencionales», Andrés Anwandter. Quid Ediciones, Santiago, 2001, 68 págs.
Por Cristóbal Solari
Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, 30 de marzo 2002
