“Últimos
fuegos” de Alejandra Costamagna
Todos los
fuegos
Por Fernanda Donoso
La Nación, Viernes 7 de octubre de 2005
El fuego es una línea brillante que cruza estos cuentos. Es
el fuego de los incendios veraniegos de Valparaíso y de Retiro,
el fuego de Campana -en el sur de Argentina-, más los incendios
pasionales, literarios y lúcidos que se establecen en las plataformas
de este libro frío e incendiario de Alejandra Costamagna.
“Últimos fuegos” es un entusiasmo de esta primavera nerviosa.
Sus personajes son un poco pirómanos, jóvenes y viejos,
adolescentes y vencidos (as). A veces simplemente el fuego llega,
sin culpa, es una posibilidad o un ataque de risa, como en “Noticias
de Japón”, donde una pareja intenta pasar una Navidad en el
mar pero tiene que devolverse al departamento santiaguino con cactus
y autitos blancos (los mismos Volkswagen blancos de otros cuentos
suyos) porque han dejado abierta la llave del gas.
“La noticia ha ocurrido el día anterior en Japón, pero
él siente como si hubiera sucedido hoy, aquí, ahora,
en la micro que atraviesa la ciudad con su mujer. Por un minuto le
parece que no va a lograr contener el llanto, tan afectado está.
Aunque no quiera reconocerlo, una perturbadora idea le taladra la
mente: si tienen un hijo, a ella podría ocurrirle lo mismo.
Eso lo aflige justo antes de descubrir lo del gas. Y ahora la noticia
de Japón le viene a la cabeza con insistencia. El es un poco
obsesivo”.
Todo sucede rápido, y no siempre. El ritmo cambia, se va modulando,
hay cuentos aparentemente japoneses, hay juegos incestuosos y siempre
un tránsito entre Chile y Argentina, por razones autobiográficas
y literarias a las que Alejandra asiste y sucumbe con entereza, diríamos.
Como en “El último incendio”, el último cuento, donde
por lo menos uno de sus personajes -la chica de la boletería-
ha logrado regresar a Retiro, el punto inicial.
Pocas veces, entre la lectura del 2666 de Bolaño y algún
librito de Piglia o de autoayuda para no morir, se puede encontrar
tan buena escritura chilena, y este tema de amor sin ningún
aire rosado, más bien un aire remotamente kafkiano. Si su lugar
en la narrativa de su generación sea un lugar exacto es una
tarea del lector, siempre pirómano a su manera. Y claro, del
primer lector, la propia escritora. No es el fárrago de Lemebel
ni la exagerada contención de la Costamagna inicial, demasiado
aprendiz en sus comienzos, de Juan Carlos Onetti y de Soriano, gran
escuela. Es cada día más ella misma, una plenitud.
“ÚLTIMOS FUEGOS”
Cuentos
Alejandra Costamagna
Ediciones B. Santiago, Chile, 2005
169 páginas