Andrea
Cabel:
"La
nueva poesía peruana está llena de fuerza y dinamismo"
Por
Luis Martínez S.
Andrea Cabel (Lima,
1982), acaba de publicar su primer libro "Las falsas actitudes del agua",
trabajo que resultara ganador del primer premio del concurso Esquina de Papel
y que la perfila como una de las voces más notables de la última
generación de la poesía peruana. Fue invitada a participar en el
encuentro poético "Poquita Fe" que se realizó en Santiago,
pero problemas de índole laboral le impidieron viajar, por lo que decidimos
traerla hasta nosotros en esta entrevista virtual que ella generosamente nos contestó.
-
¿Cómo descubre Andrea Cabel la poesía?
- Creo
que como lectora y escritora asumo dos posturas que me permiten descubrir la poesía
de distintas y complementarias formas. Por un lado, la lectura me abrió
a muchos mundos de imágenes y de juegos verbales; por otro lado, la escritura
me permite afianzar uno propio, individual y muy distinto del resto que he podido
conocer. Ambas formas me permiten crear y re-crear poesía, y en
ambas formas me reencuentro, y creo que escribo poesía sobretodo por eso,
porque siento que es un espacio de libertad y juego en el que puedo hacer las
cosas a mi manera, y en
el que por lo tanto, puedo conocerme, encontrarme. En la poesía siento
que se puede estar completamente sola y completamente llena de la "otredad",
y esa magia solo la he encontrado ahí. Creo también, que descubro
la poesía en la vida misma, en las sensaciones que vienen con la experiencia.
La impotencia y la rabia, la nostalgia, el amor; o la experiencia en sí
misma, que muchas veces es insoportable y te obliga a usar otros lenguajes, otros
que pueden expresar quizas más personalmente todo eso que te sucede en
ese momento, eso puede ser tantas veces, poesía.
-
¿Como se gesta Las falsas actitudes del agua?
- La
idea de que "Las falsas actitudes del agua" podría ser una unidad
comenzó a rondarme el año pasado, por setiembre. Antes los poemas
existían, junto a muchos otros, pero sueltos, sin un nudo que los engarze.
Cuando por fin conseguí aunarlos fue en febrero de este año. De
principio a fin, el proceso fue bastante intenso, posiblemente desde entonces,
unos seis meses de trabajo constante. La tarea hercúlea de darles una forma
"personal", una forma "auténtica" -en el sentido de
que sea una forma que se apegue a la circunstancia que lo inspiraba -, fue lo
que me tomó más tiempo y trabajo. Por eso, el núcleo del
libro ("Fruta Partida") presenta versos separados no por el espacio
sino por la grafía, por eso tienen la sensación de estar rotos,
y por eso, se leen con una música distinta. Luego intenté desarrollar
este núcleo tomando ideas de la narrativa. La idea de usar personajes (Micaela,
Salvador, Susana...) la idea de "contar algo". No pretendía que
la historia tuviera un principio, medio y final, una trama o que trabajara personajes
o algo así, es una prosa poética que cuenta con los elementos que
te menciono pero que sobretodo pretende ser poética, que pretende lograr
música y crear plasticidad desde las imágenes.
-
¿Qué significan para ti Carlos Germán Belli y Jorge Eduardo
Eielson?
- Jorge Eduardo Eielson es posiblemente uno de los poetas
que más admiro. Creo que existe un paralelo entre su poesía y sus
trabajos plásticos, ambos tienen obras nutridas de imágenes llenas
de colores, de luz, de movimiento. Su poesía conmueve, interpela, obliga
a ir más allá y es por eso que me gusta. Cuando lei por ejemplo,
"Ceremonia solitaria" (1964) cambiaron completamente mis expectativas
para con la poesía. Escribir para mi ahora sería una tarea que pretendía
un fin en sí mismo. La poesía por tanto, tendría una razón
de ser libre, atada a la vida y a la experiencia, pero libre de decirse a sí
misma, algo que yo no había considerado antes para mi modo de hacer y pensar
poesía.
"Todo el mundo huye de mi corazón
Porque
parece un cocdrilo Todo el mundo dice
Que no soy un hombre sino un árbol
derribado. Nadie sabe
Que entre mis ojos de niño y mi pecho cansado
Hay
solamente musgo, llanto, flores indecibles,
Versos que parecen de oro puro
Y
no son sino fragmentos de una estrella de papel...."
Este ("Ceremonia
solitaria alrededor de un tintero") es uno es uno de los poemas que más
me gusta. Y bueno, creo que luego de todo esto, los diálogos que planteo
desde mi poemario hacia los suyos, son justificados. Los diálogos con Mayana,
o Giulia, los diálogos a sus imágenes y a su manera de trabajar
el espacio por ejemplo, son cosas importantes y que trabajo en estos últimos
textos.
A Carlos Germán Belli lo comencé a leer desde muy
chica, aún en el colegio. Comencé con Poemas (Lima, 1958), luego
Dentro & Fuera (Lima, 1960), lei varias veces ¡Oh Hada Cibernética!
(Lima, 1962),El buen mudar (Lima, 1987), El pie sobre el cuello (Lima, 1964),Canciones
y otros poemas, y me encargué de revisar y de releer varias antologías
que me gustaron como la Antología personal (1998), o En el restante tiempo
terrenal (1988, 1990) y claro la de Los talleres del tiempo (Madrid, 1994) que
es la que siempre tengo más a la mano. Creo que si lo he leido tanto y
tantas veces desde que aprendí a leer, es porque siento una empatía
con su poesía. Un extraño arraigo a sus formas y lenguajes, a su
manera de actualizar y acercar lo clásico, por ejemplo, através
de esa afición que tiene por cultivar las composiciones fijas como la sextina
o la balada. Todo esto, creo que contribuye a la sutileza que logra en sus imagenes
asi como en los ritmos que enclaustra en cada poema, que en muchos casos contraria
y complementariamente, son libérrimos, como en "Expansión sonora
biliar". Me interesa lo que aprehende de los dadaistas y surrealistas, el
humor negro sobretodo. Y bueno, sin duda, es uno de los poetas que posiblemente
me gustó más desde siempre. Cuando lo conocí , todo lo que
había leido comenzó a tomar una forma distinta. Ahora, además
de la admiración de siempre, hay un gran cariño, una nueva forma
de leerlo, ahora através del diálogo. Carlos Germán Belli,
es para mi un gran poeta, un cómplice en este oficio y un amigo del que
aprendo muchísimo en este camino que es la vida y que por lo tanto, es
también la poesía.
- Cuentanos
de la nueva poesía peruana y tu inclusión en ella
-
La nueva poesía peruana está llena de fuerza y dinamismo.De
hecho, creo que ahora hay mucha poesía, casi para todos los gustos. Siento
el ambiente literario lleno de osadía y eso es importante, ya no hay tanto
miedo a la hoja en blanco. Hay iniciativas, algunas muy buenas, para fomentar
la escritura; hay constantes recitales, cafes literarios y se reinventan las maneras
de acercarse a la literatura, no solo a la poesía. Veanse los blogs, las
revistas de literatura, los conversatorios... las nuevas y jovenes editoriales,
como Lustra editores, Estruendomudo, Campo de Gules, Sarita Cartonera, todas ellas
muy buenas e importantes en este medio en el que hay muchas propuestas poéticas.
Y bueno, yo comencé a publicar el año pasado en revistas de aquí,
(Casa de citas, Pelicano, Cambio de Letra) y luego en revistas del extranjero,
algunas de ellas, virtuales; comencé a asistir a los recitales y a conocer
a los autores de los poemas que leía y creo que así comencé
a dejarme conocer también. En realidad, todo ha sido muy rápido,
casi diría "de golpe", yo comencé a publicar poemas sueltos
por abril del año pasado, -y eran poemas que en su mayoría los hacía
en el momento- y de pronto, para setiembre de este año ya tengo mi primer
libro, mi primer premio y posiblemente los avances de lo que sería mi segundo
libro.
-¿A quienes admiras en la poesía
chilena?
- Al comienzo, leía bastante a Nicanor Parra (Canciones
Rusas, La camisa de fuerza, Versos de salón...) Me gustó mucho también
"La pieza oscura" de Enrique Linh, luego, conocí a Huidobro por
el "Mio Cid Campeador" y después me quedé prendada de
"Altazor". Confieso que me gusta mucho Neruda, no solo sus odas y sus
cantos, sino también y sobretodo su "Residencia en la tierra I, II,
III", su "Memorial de isla negra" y claro, sus "Veinte poemas
de amor y una canción desesperada". Creo que todos hemos tenido una
fase "Neruda", un momento en el que nos quedamos cómplices de
sus versos y de su manera de vivir la poesía, un momento en el que posiblemente,
enamorados, nos seguimos enamorando.