El poema como lugar de resistencia y revolución
Contraenvío a Felipe Ruiz
Por Alexis Donoso G.
“Y se le ha dado al hombre el más peligroso de los bienes, el lenguaje...
para que muestre lo que es…”
Friedrich Hölderlin
“el ser que parte
es el mismo
que retorna
...una especie de soledad...
de peligro
de locura
y del tiempo”
Si la escritura –para éste caso la poética -, es más o menos marginal, hace rato que dejó de ser la cuestión que debe pesar al momento de escribirse un cuerpo, poema. Si tratamos juntos los conceptos escritura y marginalidad, y luego hablamos de una “escritura marginal”, la pregunta que emerge de inmediato es ¿Marginal con relación a qué? Y es posible seguir interrogando ¿A la academia? ¿Al poder? ¿A las relaciones de poder que se articulan en el campo literario? ¿Al campo literario mismo?
Probablemente las dos poéticas que sugieres no son parte de la academia en el sentido más estricto, debido a que no provienen de poetas que ejercen la carrera de las letras o el estudio de la literatura, pero si son escrituras poéticas de poetas que emergen desde el campo de las universidades o del campo literario, sin embargo, el lugar donde ambas propuestas y discursivas poéticas se desarrollan es sabido, es en la bisagra entre el mundo de las artes literarias y el afuera de éste. Pero no olvidemos que existirían también ahí determinadas prácticas sociales que se darían como reglas a seguir para la pertenencia al campo de las artes y para el de la poesía. Pasos a seguir que aseguran cierta inscripción, la inclusión en los dominios de esta disciplina artística. Estas prácticas sociales se enmarcan, constituyen o involucran conocimientos, saberes de unos, desconocimiento o ignorancias de otros, que desembocan en pequeñas o anónimas relaciones de poder. De tal modo y por lo anterior no quedan remitidas necesariamente a ser escrituras marginales, por las redefiniciones, desplazamientos, apropiación de los márgenes y la relatividad que ha producido la academia, el pensamiento último, respecto de los conceptos de centros y periferias o marginálias, como tampoco a quedar excluidas como posibilidades de ser nuevos espacios que se abren como fuga al control, a los discursos y maquinaciones del poder más institucional o del control social.
Por otro lado, “hablando de la poesía, siempre en La Gaya Ciencia, Nietzsche afirma que hay quienes buscan el origen de la poesía, su Ursprung, cuando en verdad no existe tal cosa, porque también la poesía fue inventada. Un día, alguien tuvo la idea bastante curiosa de utilizar ciertas propiedades rítmicas o musicales del lenguaje para hablar, para imponer sus palabras, para establecer cierta relación de poder sobre los demás por medio de sus palabras: también la poesía fue inventada o fabricada”
M. Foucault, La verdad y las formas jurídicas.
El que la poesía esté o no enmarcada en “la patria griega” o en algún punto establecido como de origen para la literatura tampoco es la cuestión, la literatura tratada como tal es según Barthes en su grado cero de la escritura, una cuestión que no tiene más de 400 años, tampoco se escriben poemas para volver a Itaca, ni menos para encontrar en Alejandría (Egipto) algún origen, el nuestro, el de nada, eso dejémoslo a los filósofos, si es que les interesa. Se escriben poemas no para dar cuenta de las tendencias actuales de la literatura, menos de la escritura (poética) de la que hablamos aquí, la que conlleva siempre un peligro al escribirse, no se escribe un poema para saber hacia dónde va la escritura, por que es muy probable que al igual que la literatura, la escritura poética tienda a ir hacia ninguna parte, hacia sí misma, hacia su desaparición; mientras su desaparición no suceda, que se escriban entonces poemas para dar cuenta del hambre, espiritual, mental y físico, del dolor, de la ternura, por salud del lenguaje que se escriban del y desde el delirio, del desgarro, de lo erótico y sexual, de las necesidades que nos traen los tiempos y de las diversas formas que podemos asumir para perturbar, incomodar, escandalizar si se quiere, para desestabilizar los discursos del poder, del control, para introducir un giro, un peligro que trastoque a la moral de la estupidez social, cultural, económica, política que domina. Una salida, de seguro que las hay y que el poema lo es.
“logré hacer de mí dolor un viaje
como quien hace de su sangre semen sudor o llorar un hijo
a ese hijo lo llamé peligro a ese hijo lo llamé mi padre”.
Ahora, en la invención o creación de un espacio donde resistir y revolucionar son conceptos de alta importancia, pienso en el poema, en el poema como invención, como el espacio creado para que dichos acontecimientos tengan lugar, el poema como el acontecer mismo, el poema como lugar de resistencia y revolución. Pienso esta invención en el sentido nietzscheano, donde la invención -Erfindung- “es, por una parte, una ruptura y por otra algo que posee un comienzo pequeño, bajo, mezquino, inconfesable. Este es el punto crucial de la Erfindung. Fue debido a oscuras relaciones que se inventó la poesía. Igualmente, fue debido a oscuras relaciones de poder que se inventó la religión. Villanía, por tanto, de todos estos comienzos cuando se los opone a la solemnidad del origen tal como es visto por los filósofos...”
M. Foucault, La verdad y las formas jurídicas sobre la Erfindung que Nietzsche define en la Gaya Ciencia.
En este sentido creo que canto y pueblo me parecen conceptos interesantes, si dicho canto y dicho pueblo son lugares que se abren como fugas del control, de sus más diversos anillos de serpiente, ya sean estos anillos espacios de simulación y rebeldías financiadas por instituciones de carácter político partidistas, privadas o instituciones administradas por los gobiernos de turno. Es decir, sólo si canto y pueblo se abren como una creación, invención, como un poema, como un espacio de resistencia y revolución (a la vez).
Y aunque sea un asunto de mayor extensión y para ser considerado y estudiado en sí mismo, propongo anexar a las preguntas que ya has hecho, otras que no tienen que ver con lo marginal que pueda llegar a ser una escritura poética, si no con su relación respecto a estos últimos dos conceptos, los de resistencia y revolución, comprendidos en el pensamiento moderno como cuestiones distintas ¿Por qué? ¿En qué grado una escritura o poema se acerca más a ser ese peligro que conlleve a dichos lugares? ¿Resistencia o Revolución? ¿Qué tipo de resistencia? o ¿Qué tipo de revolución vale la pena hoy llevar a cabo en materia de escritura poética? Según Jacques Bidet “es posible que la revolución tenga todo que aprender de la resistencia, de su subversión inventiva, y que ambas deban leerse mutuamente en el espejo de la subjetivación.”
Foucault y el Liberalismo, Racionalidad, revolución, resistencia.
Canto y pueblo son conceptos que me parecen acordes de revitalizar para las necesidades de los “nuevos tiempos” aunque definitivamente por canto y pueblo entienda creación, creación y más creación. Aquí el creacionismo de Huidobro en una parada más combativa, subversiva y política –lo que no quiere decir menos estética y sin estilo- puede permitirnos dar los pasos que siguen.
Una cita de Deleuze a la que he acudido en variadas ocasiones y que en ésta no haré excepción, se aproxima de mejor manera a lo ya avanzado y dice:
"Lo que más falta nos hace es creer en el mundo, así como suscitar acontecimientos, aunque sean mínimos, que escapen al control, hacer nacer nuevos espacio tiempos, aunque su superficie o su volumen sean reducidos... La capacidad de resistencia o, al contrario, la sumisión a un control, se deciden en el curso de cada tentativa. Necesitamos al mismo tiempo creación y pueblo".
Control y Devenir, entrevista de Toni Negri a Gilles Deleuze.