“El silencio crece
en mi jardín”, de Karen Toro.
EL LIBRO DE KAREN
Por Aristóteles España
Octubre de 2005
El Gobierno Regional de Valparaíso a través de su Programa
de Ediciones que coordina el poeta Juan Cameron acaba de publicar
“El silencio crece en mi jardín” (2005), de la poeta
Karen Toro.
Se trata de un libro de la ausencia, con gestos perdidos en la memoria
que el libro rescata para devolverles un lugar en el tiempo. Hay viajes
hacia el invierno pero también
a la soledad. En el epígrafe de Jorge Teillier leemos: “Nadie
ha muerto en esta casa. / Ninguna mano busca una mano ausente. / El
fuego aún no añora a quien cuidó encenderlo.
/ La noche no ha cobrado sus poderes”. La atmósfera del libro
de Karen Toro recorre estos parajes, donde en ventanas perdidas se
cuelga de la humedad del día, y lleva la carga del olvido en
sus pies. Aparecen fantasmas en momentos que ella jugaba a cuidar
hijos que no tenía y entonces se enciende el fuego. Los fantasmas
que rodean el poemario entibian el hogar que la escritora ha construido
en este espacio mítico que sólo el oficio poético
puede lograr. Este texto hay que incluirlo en lo mejor de la tradición
literaria chilena construída por mujeres. De pronto está
el hálito de Olga Acevedo, Stella Díaz Varín,
Eliana Navarro, Yolanda Lagos, sobre todo en el poema “En el nombre
del padre”. Dice:
“Mi esperanza
habita tras una sala blanca
hasta que tú llames a la puerta
para yo responder
para yo ver a mi defensor
a mi escudo
a ese señor que no me refugia”.
Cuando decimos que éste es un libro de la ausencia pensamos
en sueños inconclusos, en regresos a lugares donde alguna vez
habitamos disfrazados de pañuelos, con insectos que avisan
cada paso que el lenguaje va diseñando antes de ser un poema,
antes de ser un espejo donde el artista, hombre o mujer, se refugia
para atrapar pequeños instantes. Poesía dentro de la
poesía, sin duda. Particulares momentos logra cuando el silencio
es un bosque lleno de miedos, cuando escribe que un cazador no debería
admirar tanto a su presa, cuando dice que un cazador no debería
llorar cuando dispara. Una metáfora, sin duda, del Chile actual
donde todos sus actores viven de arrepentimientos y calvarios. Es
la decisión lo que cuenta en el lenguaje poético. No
hay pavores ni mentiras en la página en blanco. Se trata de
enfrentar el mundo como un zorzal enfrenta a su depredador, un gato,
un ciudadano cualquiera que pasa por un sendero de alerces en el sur
de Chile.
Volvamos a su lugar secreto: un espacio como un lar de infancia, donde
la felicidad es una mujer esquiva , o un hombre sin proyectos de futuro.
Temas complejos en la poesía chilena pero no hay que esquivarlos.
Cuando hoy existe un ensimismamiento con la palabra y no con la emoción
este libro nos recuerda que la poesía nunca va a terminar como
ya señalan los agoreros de siempre.
Karen Toro Espinoza nació en Valparaíso en 1980. Estudió
pedagogía en Castellano en la Universidad de Playa Ancha. Su
poesía aparece en recopilaciones : “23 escritores jóvenes
de Valparaíso”, de Nancy Fuentes Correa (1998); “2000 palabras”
y “La poesía se encuentra en Valparaíso”, ambas de Juan
Cameron (2000); “Taller de poesía La Sebastiana”, de Sergio
Muñoz Arraigada (2000); “Creación desde la palabra”,
de Felipe Ugalde y Arturo Rojas (2001)