"Del
Estado del Arte"
"Del
estado del arte" (Contrabando del bando en contra) de Arnaldo
Enrique Donoso
Por
Juan Gabriel Araya Grandón
Recientemente se
ha puesto en circulación en nuestro medio cultural el libro
de poemas "Del estado del arte" cuyo autor es el
poeta y estudiante universitario Arnaldo Enrique Donoso. Es
necesario señalar que el texto en cuestión, editado
por Contrabando del bando en contra (con Héctor Hernández
Montecinos como editor), contó con el aporte del programa Fondo
de Proyectos Estudiantiles de la Universidad del Bío-Bío.
El apoyo de dicha institución sin duda es un gesto que la enaltece,
ya que promueve el arte literario con generosidad y de oportuna manera,
por los méritos de la obra.
Donoso no es nuevo en materia de publicaciones,
el año 2004 publicó por la misma editorial el libro
"Aproximación a la situación anómala y oblicua
del lenguaje", título que demuestra el desarrollo en su
obra de un leit motiv que permanecerá en su producción:
la destrucción y deconstrucción de un lenguaje poético
anquilosado tanto en la foné como en la escritura.
"Del estado del arte" consta de cinco "Libros"
o capítulos que contienen diferentes visiones de mundos ficcionales
estructurados poéticamente, hecho a la usanza de un post vanguardismo
que sigue la senda impresa por el rupturismo de Juan Luis Martínez
y Raúl Zurita realizado en la década de los 70'. En
relación con esta materia indiquemos que el texto es desenfadado
y provocativo, pues rompe el equilibrio tradicional de la lógica
semántica y la columna versal, incluyendo además los
signos de puntuación que figuran sin las funciones que la gramática
tradicionalmente ha instituido.
A modo de epígrafe y de indicio señala el autor que
"una voz" será la que el lector escuchará,
dando a conocer en la propia escritura la preponderancia que tendrá
el sonido, el dictado, un significado semejante o tal vez más
importante que la de su propia materialización. Por lo tanto,
se reitera la idea expresada con una invocación premonitoria
y aclaratoria al decir más adelante "una voz me dice"
por intermedio del ver, analogía entre el oído y el
ojo.
Es aconsejable para el entendimiento y para una mejor lectura, leer
el libro enteramente siguiendo la ruta que determina su linealidad
y no complicarse con los elementos que indican pausas, paréntesis
o pequeñas notas a pie de página. Interesa la lectura
global, por cuanto cada poema está ligado a otro(s) formando
una cadena de significados implícitos y explícitos.
El "Libro Primero" está compuesto de nueve poemas
o "signos", que dan a conocer el espanto de alguien que
en el papel "removerá el firmamento", escogiendo
una estrella para arrojarla a la tierra y provocar una explosión
de luminosidad al tiempo que de oscuridad. Esa estrella no es otra
que la escritura. Un procedimiento utilizado es la erotización
provocada por el sonido que produce frecuentes aliteraciones y reproduce
el acto amatorio: "me desgarro y la luz me entra por todos los
orificios".
El "Libro Segundo" insiste en la sonoridad privilegiando
grafemas que al anotarse abren el texto a otras posibilidades de lectura.
Oliverio Girondo, el poeta vanguardista argentino, es un precedente
obligado para comprender este texto que nos habla de maniquíes,
al igual que Oliverio nos hablaba de espantapájaros. Definimos
al maniquí como un icono del postmodernismo y en la poesía
de Donoso no es otra cosa que la simulación de los hombres
y mujeres para lucir su figura en todos los escenarios, pantallas
de televisión y medios posibles, modelando todo cuanto pueden.
La destrucción del lenguaje se expresa en el apartado "[Ñ]",
letra que de por sí es simbólica, por cuanto ha tenido
que ser sometida a las arremetidas de la cultura anglosajona que propugnan
su desaparición de los teclados de computadores y celulares.
Por su parte el "Libro Tercero: Del silencio de las estructuras"
conforma el centro medular de la obra, ya que pone en tela de juicio
el comportamiento de una sociedad sumida en la desesperanza e incomprensión,
pues nos dice que "en este cielo no hay cabida para los mártires"
y que todo se reduce a tener "héroes calcinados"
y "nódulos deformes arrastrándose sobre las líneas
de los trenes", planteando la pérdida y la mutilación
de quien ve: "mi ojo izquierdo no sirve ya de nada".
"Sodoma. Statu Quo" es el "Libro Cuarto". Siguiendo
la idea de la deconstrucción, el texto emblematiza la bíblica
y enigmática ciudad de Sodoma, un símbolo del caos y
"en donde la luna no resplandece su luz". Este apartado
se encuentra en estrecha intertextualidad con el capítulo cuarto
del libro anterior de su autor, capítulo denominado "La
Ciudad". No es difícil deducir que la introducción
de Sodoma más bien señala un concepto antes que una
antigua ciudad. Dicho concepto apunta a las complejidades del arte
contemporáneo, donde la destrucción y fragmentación
es cotidiana y el fractal su paradigma.
En una misteriosa digresión no encontramos el libro quinto,
sino que sucede al libro cuarto el "Libro Sexto". Este capítulo
es una oscura narración fragmentada al modo de un diario escrito
en tercera persona que nos informa acerca de la historia de lecturas,
traducciones y escrituras que van constituyendo una trama cuyo desenlace
es el asesinato.
Consideramos que "Del estado del arte" es un libro novedoso,
experimental, corrosivo, pero al mismo tiempo es un gran continuador
y heredero de la tradición rupturista que existe en nuestro
país a partir de los años 30'. Este libro, inserto en
nuestro mundo, constituye una revelación de cómo el
lenguaje todavía es capaz de otorgar nuevos significados.