"Los versos del tipógrafo huraño"
(Autoedición, 2004), se titula el último libro del poeta
Miguel Morales Fuentes (Capitán Pastene, 1939), quien
reside actualmente en Antofagasta. Es un texto lleno de evocaciones,
a su lar lleno de bosques, espejos donde jugaba a ser agua y los vientos
de su juventud con los cuales dibujaba guijarros y manzanas. Morales
residió en Santiago en la década del 60 y 70 donde se
desempeñó como tipógrafo en editoriales; compartió
con Pablo Neruda, Pablo de Rocka, Jorge Teillier, Rolando Cárdenas
y empezó a construír en silencio una obra breve, contemplativa,
ajena a las modas y vanguardias, que lo hizo popular entre los poetas
y lectores avezados.
Esta publicación es un texto antológico, versos publicados
en trípticos, en revistas de la época, en hojas que
distribuía en la biblioteca nacional y en los bares donde compartía
con sus amigos. Por sus páginas desfilan atardeceres en su
pueblo natal, un caballo encerrado en un closet, el perro Fulgencio
de Armando Rubio, los ríos de Angol, un hospital donde lo visitó
la Muerte vestida en arpillera.
Los códigos que emplea nos recuerda la poesía de los
autores chinos como Li Po, y ciertas huellas de la poesía alemana,
de cual es experto, en autores como K.H. Bodensiek, Gunter Grass,
Ingebor Bachmann, Hona Bodden, George Forestier, Paul Celan. Un tiempo
de arraigo, el hombre busca su Destino en medio de la naturaleza;
lo único que importa es la vida en paz, sin guerras ni autodestrucción.
El tiempo se detiene para dar cuenta de los túneles donde la
lluvia es una desolada nación.
"Los versos del tipógrafo huraño" reconstruyen
miradas perdidas de un Santiago que no existe, lugares donde los huesos
se doblan, viejos talleres de imprentas con sus linotipias y faroles,
los rumores de la noche con libros y ventanas. Todo el poemario de
Miguel Morales Fuentes está impregnado de nostalgia. Recuerda
su época de tipógrafo con un sueldo miserable, el frío
en su lugar de trabajo, las tertulias con poetas ya desaparecidos
y siente que se está quedando solo en el norte de Chile, con
gaviotas, poemas, amores que no existen.
El libro está dedicado a sus hijas Marieta y Paula. En la introducción
hay un breve poema-prólogo escrito por José María
Memet:
"El tipógrafo huraño":
"Se llama amigo quien sabe soportar
el hambre
y es capaz de prestar una sonrisa cuando cuesta levantarse
Y cuando la imprenta de la vida está vacía
porque todos han ido hacia la guerra
Se llama amigo quien sabe tipear el recuerdo en el corazón
de los que quedan".
Miguel Morales Fuentes es autor de "Elegía y regreso"
(Santiago, 1966); "El herrero y su noche" (Universidad del
Norte, Antofagasta, 1972).
Es cofundador del Grupo Tebaida de Arica y de la revista homónima.
En Santiago mantuvo Ediciones Tebaida en la década del 60 y
70 con siete números. Poemas suyos aparecen en las revistas
"Cormorán" y "Delfín" en Buenos
Aires, "Mundo nuevo", revista latinoamericana editada en
París: "Visión de la poesía chilena"
de "Road Apple, Review", Nueva York. En Chile su obra ha
sido ignorada por la crítica y está ausente de las antologías.
Recién en 1992, fue integrado a la muestra de poesía
chilena "Juntémonos en Chile". Hace un par de años
el Ministerio de Educación, Sede Antofagasta, le entregó
una distinción por su trayectoria literaria. El año
2000 ganó la beca del Consejo Nacional del Libro y la Lectura
para que escriba y publique la presente obra.