PUNTOS
DE FUGA O EL ROSTRO DE LAS COSAS
Por Aristóteles España
Abril de 2006
La poesía de Ernesto Aguila (Punta Arenas, 1962), transita
por caminos donde el silencio, las cosas olvidadas no siempre cumplen
una perspectiva en la historia, menos en el tiempo que es el lugar
donde la memoria cumple el papel de guardiana de los mitos de los
que hablaba Jorge Teillier en su manifiesto temprano en "Muertes
y maravillas".
Su libro "Puntos de fuga" (Ediciones Pentagrama,
Santiago, 2005), es un lugardonde hay puertas sin sentido, puertas
paranoicas, enfermas, melancólicas, donde se clausuran pequeños
espacios
que pueden ser un país, una sociedad enferma, un remoto lugar
donde se esconden desechos: destierros, círculos donde la tristeza
huye y vuelven al centro del pensamiento del hablante recuerdos de
infancia, ríos donde el hombre juega a ser infinito, una perra
de mirada triste que era la astronauta de los niños de la Unidad
Popular a comienzos de la década del 70.
Poesía de la derrota, de reflexiones donde lejanos fantasmas
juegan entre cruces y cementerios para que la palabra se deslice lentamente
al interior de la sintaxis donde el autor llena de espejos las habitaciones
de la vida. Por todas partes de este libro se respira una atmósfera
a lugares inexistentes pero que existen en la geografía de
un país que aún no encuentra un espacio en la vía
láctea que es el territorio metafísico de las ideas
que caminan y vuelven al mismo lugar: el tedio, de nuevo las puertas
que cumplen una extraña simbología, la de ver en el
pasado frases llena de colores, el Cerro de la Cruz de su natal Punta
Arenas donde alguna vez se cometió un crimen, donde alguna
vez alguien bajó una estrella con los dedos en el Estrecho
de Magallanes y la conexión entre estos puntos de fuga
y la violencia que se desata interiormente en las palabras de su poemario.
Los adjetivos, adverbios, los verbos, sacuden la nave donde el autor
deambula por extrañas galerías habitadas por duendes
de otro tiempo y personajes que invaden su quehacer cultural y sus
paisajes sicológicos donde el pasado vuelve a invadirlo en
prisiones llenas de oscuridad, la casa interior que se hunde en un
verano de largas tardes y la manera de salir del sueño como
quien escapa de árbol en árbol como los pájaros
del sur de Chile cuando llega el viento a sus moradas.
Estos "Puntos de fuga" están llenos de heridas,
de mensajes cifrados; da la impresión que el autor quiere decirnos
más cosas y en el teatro donde se representan estos monólogos
de alto dramatismo apenas queda luz, apenas queda un pedazo de aire
para seguir relatando con la voz entrecortada sus vivencias en períodos
difíciles de nuestra historia más reciente.
Poesía dentro de la poesía, sin duda; como muchos integrantes
de su generación, se plantea el dilema de ser un testigo de
su tiempo y al mismo instante escudriñar en los vericuetos
del porvenir que, al fin y al cabo, es lo que importa.
Con este, su primer libro, Ernesto Aguila se sitúa entre los
poetas más destacados de su generación junto a Francisco
Véjar, Armando Roa, Jaime Bristilo, Luis Ernesto Cárcamo,
Malú Urriola, Nadia Prado, Roberto Molina.
El escritor es Psicólogo y Doctor en Educación de la
Universidad de Barcelona. Es Académico de la Universidad de
Chile y a comienzos de la década del 90 fue Presidente de la
Juventud Socialista de Chile.
Sobre "Puntos de fuga" ha dicho que "vivimos al interior
de un lenguaje que ha sido profundamente dañado. El lenguaje
-nuestra morada- fue allanado violentamente y sometido por muchos
años a todo tipo de "apremios ilegítimos".
Ello ha dejado graves consecuencias en nuestra retórica. Visitar
ese daño, hacer el inventario de sus consecuencias y atisbar
algunos puntos de fuga , es lo que se propone , esencialmente,
este texto".