Conversación
con Ernesto Sábato
Por
Aristóteles España
-Milité
en organizaciones estudiantiles de orientación anarquista.
-En
París, durante el día trabajaba midiendo las radiaciones de actinio
y de noche me encontraba con mis amigos surrealistas.
-Me
fui con mi mujer y mi hijo a las montañas de Córdoba a terminar
de escribir "Uno y el
universo".
-He
sufrido amenazas, me colocaron una bomba, y en 1987 mi hijo que era ministro de
educación nos dijo por teléfono que tomáramos nuestros pasaportes
y saliéramos de casa. Fue para la rebelión de Aldo Rico, un teniente
coronel que se amotinó ese año.
-No
pude ir a "Chile Crea" en 1988, pero solidaricé con el esfuerzo
de los chilenos por testimoniar una época difícil: la de Pinochet.
-Adherí
a una declaración donde hacemos un llamado a Fidel Castro para que realice
elecciones libres en Cuba.
Ernesto
Sábato es, sin duda, uno de los grandes de la literatura latinoamericana.
El autor de "El Túnel", "Uno y el Universo",
"Sobre héroes y tumbas", entre otros títulos, vive
en las afueras de Buenos Aires, en un pueblito que se llama Santos Lugares, y
al cual se llega en tren desde la Estación Retiro de la capital argentina.
La periodista Nora Franco, corresponsal de Radio Sandino de Nicaragua en este
país nos había hecho los contactos previos y partimos un poco antes
de la hora señalada
a la Estación, previo paso por una librería céntrica a comprar
"El Túnel" para la correspondiente dedicatoria y ejemplares
de nuestros libros como regalo y presentación.
Steven White, profesor
de literatura latinoamericana, comentaba los recientes homenajes a Sábato
en distintas universidades norteamericanas y la cada día mayor influencia
de su obra en los escritores de habla española.
También es
conocida en el exterior su preocupación por los derechos humanos y la responsabilidad
que tuvo a través de la CONADEP (Comisión Nacional Sobre la Desaparición
de Personas, creada por el gobierno de Raúl Alfonsín en septiembre
de 1983) en investigar los crímenes del gobierno militar argentino, a petición
expresa de su amigo el Presidente de esa época, el Dr. Raúl Alfonsín.
Después de cuarenta y cinco minutos de viaje llegamos a la Estación
de Santos Lugares.
Preguntamos en un bar, luego a una muchacha y todos
nos indicaban con el dedo la dirección que debíamos seguir.
Evidentemente,
todo el mundo conoce a su famoso vecino y no es difícil llegar hasta su
hogar. Sábato nos estaba esperando y empezó a hacer recuerdos de
sus viajes a Chile. "Gonzalo Rojas nos invitó a la Universidad de
Concepción en la década de los sesenta, fue una experiencia extraordinaria,
el contacto con los estudiantes, con el pueblo en general nos ayudó a conocer
Chile desde una perspectiva distinta" -dice- mientras aparece su esposa Matilde
a saludar a "estas visitas extranjeras que siempre levantan el ánimo".
Ella recuerda a Chile por la calidad humana de su gente, y también "porque
sufrí mucho con el terremoto de Valdivia en los sesenta, porque me tocó
ayudar a muchas personas", recuerda y solloza por unos momentos, situación
que a Sábato parece incomodarle. Hablamos de sus comienzos como estudiante
en el Colegio Nacional de La Plata: "El año 1928 egresó como
bachiller y al año siguiente ingresó a la facultad de Ciencias Físico-Matemáticas
de la Universidad de La Plata". Por esos años comienza su actividad
política (1930) militando en organizaciones estudiantiles de orientación
anarquista y al año siguiente ingresa al partido Comunista. Sábato
llega a ser dirigente de la Federación Juvenil Comunista Argentina y debe
vivir por un tiempo en la clandestinidad perseguido por sus ideas políticas.
"Por ese entonces, mi salud se resquebrajó y sufrí una úlcera.
Por el año1937 y después de abandonar la militancia partidaria sufro
una crisis temporal que me llevó a París. Al poco tiempo después
regreso a la Argentina, doctorándome en física en La Plata. El sabio
Bernardo Hossay me consigue una beca para investigar sobre radiaciones atómicas
en el Laboratorio Curie de París -continúa Sábato- y vuelvo
a Francia. En el mismo momento en que las ciencias físico-matemáticas
me acababan de salvar comprendí que no me servían: eran un refugio
en medio de la tormenta. Todos pensaban que el laboratorio me absorbería
y en el instante en que empezaba a moverme en París con electrómetros
y radiaciones gamma, iniciaba la crisis de retorno, me reunía con los surrealistas
y empecé a escribir una novela: "La Fuente Muda". Nunca
la publiqué. Ese otoño que precedió a la guerra comprendí
que mi vocación era la literatura.
Durante el día trabajaba
midiendo las radiaciones de actinio y de noche me encontraba con mis amigos surrealistas"
"Pero es en 1943 cuando abandono definitivamente mi profesión como
científico y mi trabajo de profesor en el Instituto de Física en
La Plata. Me voy con mi mujer y mi hijo a Córdoba, a las montañas,
y termino de escribir "Uno y el Universo" que obtiene en 1945
el Premio Municipal de la ciudad de Buenos Aires". Sábato pertenece
a la "Generación del 40" o "Generación Intermedia"
junto a Adolfo Bioy Casares ("La invención de Morel"),
José Bianco ("Las Ratas"), Alfredo Varela ("El
río oscuro"), Antonio Di Benedetto ("Zama"),
LeopoloMarechal ("Adán Buenosayres"), Manuel Mujica Laínez
("La casa") y Julio Cortázar ("Los premios"),
entre otros narradores importantes de la Argentina. "Mi generación
es disímil -continúa el novelista- pero nos caracterizamos de alguna
forma por haber otorgado al género novelístico un nivel de calidad,
tanto en lo temático como en lo técnico. Pusimos fin al pintoresquismo
y a la copia de modelos extranjeros que caracterizó a las anteriores generaciones.
Nuestra cercanía como generación radica en que somos escritores
posteriores a los movimientos surgidos en torno a la revista "Martín
Fierro", dirigida por Evar Méndez, con la colaboración de Oliverio
Girondo y Conrado Nalé Oxlo, entre otros. Es decir, los continuadores de
la línea de Boedo, por un lado, y de la de Florida, por el otro. Florida,
con preocupaciones por lo formal con influencia de ingleses y franceses (Flaubert,
Proust, H. James, V. Woolf, A. Huxley); y Boedo inclinado a la narrativa social,
con influencia de los rusos y de Zola y el naturalismo". Cuando apareció
"El Túnel" (1948) su vida cambió completamente.
Los más importantes críticos y escritores del mundo la elogiaron.
Graham Greene dijo: "Tengo gran admiración por "El Túnel",
por su magnífico análisis psicológico. No puedo decir que
lo haya leído con placer, pero sí con absorción". Y
Albert Camus: "Admiré su sequedad, su intensidad y aconsejé
a Gallimard su traducción al francés. Espero que encuentre en Francia
el éxito que merece".
Dice Ernesto Sábato: "Cuando
empecé a escribir "El Túnel" pensé primero
en contar como un pintor se enloqueció debido a la total imposibilidad
de comunicarme con el mundo, incluso con la mujer que había llegado a entenderlo
a través de su pintura. Pero después la novela tomó otro
camino: el tema de los celos a nivel físico y psíquico. La verdad
es que nunca estoy muy consciente de lo que escribo. Los personajes, el mundo
de la ficción recorren espacios y allí entran fuerzas a operar que
no son manejables por el novelista. Responden a la estructura del mundo ha creado
o a la personalidad de los mismos personajes".
Le preguntamos por
su infancia en la ciudad de Rojas y nos responde que su madre era una mujer callada
y muy tranquila. "En cambio, mi padre era muy estricto y yo a veces le tenía
un poco de miedo. En mi casa había mucha heterogeneidad en cuanto a ideas.
Mi hermano Pepe, era del partido conservador; Pancho, socialista; Lorenzo, radical.
Fuimos once hermanos hombres. Yo compartía mi habitación con Arturo,
el menor, que llegó a ser presidente de Yacimientos Petrolíferos
Fiscales (YPF) en el gobierno de Arturo Frondozi".
Matilde de Sábato
ha ordenado que nos sirvan la merienda ("La once") y nos traen la típicas
(y ricas) masitas argentinas y humeante café. Ella se encuentra delicada
de salud y apenas puede caminar. Nos habla de su vida con el escritor y de cómo
han compartido cincuenta años juntos. "Hemos pasado momentos duros,"
-dice ella- "fuimos muy pobres porque nunca quisimos ceder en nuestras convicciones.
Y hemos vivido también grandes momentos como la entrega a Ernesto
del Premio Cervantes de Literatura (el Nóbel en lengua española)
de manos del Rey Juan Carlos en Madrid. Además, él siempre ha estado
preocupado de los jóvenes y le molesta la injusticia. Tiene un carácter
y un temperamento un poco exaltado, y puede pasar en minutos de la amabilidad
a la dureza".
Steven White pregunta a Sábato por la situación
argentina y éste se limita a responder que el tema de los derechos humanos
es una herida que aún no cicatriza del todo en la sociedad. "Durante
los acontecimientos de Semana Santa de 1987 -dice- cuando fue la rebelión
militar del teniente coronel Aldo Rico, mi hijo que era por entonces Ministro
de Educación del Dr. Raúl Alfonsín nos dijo por teléfono
en forma urgente que tomáramos nuestros pasaportes y saliéramos
de la casa. Fueron momentos duros. Varios meses vivimos en permanente tensión,
recibíamos amenazas y hasta nos colocaron una bomba aquí en nuestra
casa de Santos Lugares.
Tuvimos que levantar una reja de fierro que rodea
todo el sector de nuestro hogar. Lo importante es que la democracia se consolida
y podemos vivir con tranquilidad". Habla de la libertad, de lo importante
de vivir en un sistema democrático, de alternancia en el poder, así
lo ha venido señalando en numerosas entrevistas y artículos en los
últimos años. Su más reciente llamado fue adherir a una declaración
para solicitar a Fidel Castro que realice lecciones libres en Cuba.
Pregunta
a White sobre el nivel actual de las universidades norteamericanas y demuestra
vivo interés cuando éste explica a grosso modo los cambios experimentados
los últimos años y los avances en materias de investigación.
"En mi país -dice Withe- existe interés en la producción
latinoamericana pero no a nivel universitario. Hay buenos traductores y se estudia
y conoce a Neruda, García Márquez, Borges, Sábato, también
algunos españoles como García Lorca que acaba de ser editado en
Nueva York, en una traducción mía".
Cambiamos de tema:
ahora hablamos de Santos Lugares, un tranquilo lugar para descansar, nos dice;
ya estamos acostumbrados a vivir aquí y la gente nos conoce y quiere. Nos
pregunta por la educación y la cultura en Chile. Tiene claro el nivel que
tuvo nuestro país en décadas pasadas y recuerda a Ricardo Latcham,
uno de los grandes críticos, y a Alone.
José Donoso en su
"Historia Personal del Boom" (Ed. Sudamericana Planeta, Buenos
Aires, 1983, página 67) recuerda que vio a Sábato por primera vez
en una tertulia literaria en casa de Lolita Echeverría, junto al mismo
Alone, conversando (y discutiendo) de literatura. En Chile, uno de sus mayores
difusores fue el escritor y crítico Edmundo Concha. Seguimos conversando.
Nos dimos cuenta que ahora pinta con más dedicación.
"Volví
a la más vieja de mis pasiones y porque el arte para mí es la vida.
Sin el arte no podría vivir, estoy seguro". "También porque
tengo una enfermedad a la vista. Y es irreversible".
Nos pregunta
por nuestros libros. White acaba de publicar un ensayo sobre "Política
y Cultura en Nicaragua" y la traducción de "Poeta en Nueva
York" de García Lorca (Unicorn press, Greensboro, NC, USA, 1989).
Por nuestra parte, le entregamos Dawson" (España, Aristóteles,
"Dawson", Ed. Bruguera, Santiago, 1985).
Comentamos el
interés que su obra provocó en nuestra generación, durante
la dictadura. En como Juan Pablo Castel es un personaje ya incorporado a nuestra
mitología. "Yo me parezco mucho a mis personajes -sonríe- Todo
autor deposita algo de sí mismo en sus creaciones". Le preguntamos
que hay de cierto de que estuvo a punto de destruir los originales de "Sobre
Héroes y Tumbas". Nos dice que es verdad "pero Matilde no pudo
soportarlo y se enfermó por mi decisión. Recapacité y decidí
publicarlo por amor a ella".
Sábato se pone de pie y camina
hacia un estante lleno de libros antiguos. Ediciones de Víctor Hugo, Rimbaud,
Neruda, Apollinaire, Gogol, Flaubert, Huidobro, Proust. Más abajo, su privadísima
colección de traducciones de su propia obras a distintos idiomas: japonés,
italiano, griego, checo, sueco, ruso, francés, entre otras lenguas, y de
estudios sobre su creación también en diferentes idiomas.
Miramos
algunas revistas, entre ellas "Sur", que dirigió en su época
Victoria Ocampo y la mítica "Martín Fierro". Pregunta
por Chile: "Hace tiempo me invitaron a un encuentro llamado "Chile Crea",
pero mi salud me impidió ir. Solidaricé con el esfuerzo de los chilenos
por testimoniar una época difícil: la de Pinochet; y supe también
que llegaron personalidades de todo el mundo, entre ellos, Arthur Miller. Ojalá
este período de transición a la democracia sea fructífero".
Nos muestra una gran cantidad de libros recibidos de distintos lugares del planeta,
"pero leo muy poco ahora, como les dije, tengo mala la vista y debo hacer
grandes esfuerzos. Prefiero no leer, aunque a veces me gustaría saber que
se está escribiendo en otros lugares. También escribo muy poco".
Sábato nos dedica "El Túnel" y doña Matilde
dice "estoy muy contenta de conocer escritores jóvenes de otros países".
Enterado de que estamos trabajando en una Antología de la Nueva Poesía
Argentina nos da algunos nombres de jóvenes poetas y de un par de revistas
de la Capital. No pierdo el contacto con las nuevas generaciones. Al contrario,
esta casa siempre ha estado abierta a las inquietud de los nuevos - señala-
siempre recibo llamadas de grupos y me envían sus revistas. Trato siempre
de entregarles una palabra de estímulo". Nos despedimos del matrimonio
y Sábato nos acompaña a la puerta del antejardín. "Han
sido ustedes muy amables - dice- y nos desea suerte. Nosotros marchamos con nuestros
libros bajo el brazo rumbo a la estación. Ya es tarde y estamos invitados
al Centro Cultural General San Martín de Capital Federal a exponer en un
simposiun sobre poesía latinoamericana. Los miramos desde lejos y la pareja
nos levanta la mano en señal de despedida. Pensamos con Syria Polettty,
escritora argentina, amiga de Sábato que "al autor de "El
Túnel", la sociedad de su país no le perdona nada; que
piense, que opine, que se embandere, y finalmente, cuando asume actitudes, se
lo critica llegándose hasta a negarle valores literarios. Y esa culpa tiene
origen no sólo en la lucidez y en el coraje sino en la índole conmovedora
de una obra que determinó que se convirtiera en adalid del hombre argentino
contemporáneo".
Ernesto
Sábato nace el 24 de junio de 1911 en la ciudad de Rojas, provincia
de Buenos Aires. Hijo de inmigrantes italianos. Doctorado en Física en
la Universidad de la Plata en 1937.
Obras: Novelas: -"El Túnel",
Editorial Sur, Buenos Aires, 1948. -"Sobre Héroes y Tumbas",
Compañía General Fabril Editora, Buenos Aires, 1961. "Abaddón,
el Exterminador", Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1974.
Ensayos:
-"Uno y el Universo", Editorial Sudamericana, Buenos Aires, 1945. -"Hombres
y Engranajes", Editorial Emecé, Buenos Aires, 1951. -"Heterodoxia",
Editorial Emecé, Buenos Aires, 1953. -"El Caso Sábato. Torturas
y Libertad de Prensa. Carta abierta al General Aramburu". Edición
del Autor, Buenos Aires, 1956. -"El otro rostro del Peronismo", Imprenta
López, Buenos Aires, 1956. -"Tango, Discusión y Clave",
Editorial Losada, Buenos Aires, 1963. - "El Escritor y sus Fantasmas",
Editorial Aguilar, Buenos Aieres, 1968. -"Itinerario", Editorial Sur,
Buenos Aires, 1969. -"La convulsión política y social de nuestro
tiempo", Edicom, Buenos Aires, 1969.
La presente entrevista fue publicada
en la revista "Impactos" de la ciudad de Punta Arenas, dirigida por
el periodista Carlos Vega Delgado. Año 1 - nro. 10 Punta Arenas, 7 de julio
de 1990. Puede ser consultada, además, en el sitio www.surdelsurpatagonia.com,
que dirige la escritora Marcela Baratelli en la región de Magallanes.