Conocimos a Oscar Barrientos Bradasic en Punta Arenas, en el
invierno de 1989. Había publicado su primer libro "Espada
y Taberna" a los 14 años; tenía un talento
desbordante y se apreciaba su vocación literaria, por el rigor
de sus lecturas.
Ahora nos sorprende con "La Egloga de los Cántaros
Sucios", un extenso poema al Río de las Minas que
atraviesa esa austral ciudad y que en el texto adquiere un halo metafísico
como suelen producirlos los artistas con los objetos o seres que cobran
vida en el territorio de las palabras, con la magia de la invención.
La Egloga, cultivada desde siglos por autores religiosos, pastoriles,
vates del amor y la pasión como Virgilio, Salicio, Garcilaso,
Rilke, adquiere aquí un doble significado: el de la transfiguración
imaginada, y la construcción de un lugar mítico donde
el hablante, con el pretexto de escribir la ciudad, penetra en las
cloacas y miserias que suelen desplazarse por el río, donde
crea una metáfora de la decadencia.
"Llegarás al mar río de lágrimas sucias
intestino de la ciudad amurallada
cántaros de la melancolía infinita
llegarás al mar
allá donde alguna vez se despeñaron
las palabras y no volvieron"
dice uno los cantos. Este libro, soñado en el sur del mundo
debe ser uno de los más importantes de los últimos años
escritos en Chile por poetas de su generación.
La Egloga de Oscar Barrientos tiene elementos de la épica y
su lectura constituye todo un desafío pues el autor inserta
un ámbito lleno de melancolía y tristeza, a medida que
va invitando a su río a personajes de la historia, la literatura
y también al mundo ciudadano que lo observa cotidianamente
en sus paseos por la calle Bories, la principal arteria puntarenense
donde el Río de las Minas juega al misterio.
Como el Támesis londinense, el Río de la Plata, el Sena
parisino, este sencillo riachuelo cobra vida y ha sido inmortalizado
con gran calidad como punto referencial de una cultura. Cada palabra,
sílaba, está construida con un talento único
para inmortalizar un paisaje que desde ahora tendrá su música;
los sonidos serán más perfectos, los pájaros,
perros, gatos que lo circulan e invaden por las noches llenas de nieve
tendrán ahora un refugio secreto que sólo la poesía
puede crear.
El autor magallánico es contemporáneo de poetas chilenos
como Germán Carrasco, Alejandro Zambra, Christian Formoso.
Un grupo humano que se consolida con nuevas propuestas y una gran
responsabilidad con su arte.
Nació el 20 de marzo en Lacolet, estudió en el Liceo
San José, en la Universidad Austral de Valdivia donde se graduó
en Literatura. Hizo un doctorado en la Universidad de Salamanca, una
de las más prestigiosas del mundo y actualmente es catedrático
de la Universidad de Magallanes.
Ha publicado "Espada y taberna" (poesía, 1988); "Mi
ropero es un mar sombrío" (poesía, 1990); "La
ira y la abundancia" (narrativa, 1997); "El diccionario
de las veletas" (narrativa, 2002); "La Egloga de los cántaros
sucios" (poesía, 2004). Además, es autor de ensayos
sobre literatura latinoamericana y dirige en la patagonia un centro
de estudios literarios.