LA SERPIENTE Y LA POESIA
Libro "Serpiente de agua", poemas de Cristian Paredes,
(Ediciones Aullido, Chile, 2006)
Por Aristóteles España
Mayo, 2006
El mito de la serpiente en la poesía occidental tiene sus
bases y contornos temáticos en Antoine de Saint - Exupéry,
el autor de El Principito; en los cánticos lejanos de
Isidore Duccase (Conde de Maldoror); y en Chile, los ecos de Rosamel
del Valle o Humberto Díaz Casanueva aún resuenan en
las serpientes del lenguaje y del tiempo. Poesía del decadentismo
(precursor del surrealismo), la angustia
metafísica de su poemario, instalado, en este caso, en el desierto
más árido del planeta, es un canto a la soledad, al
derrumbe de las ilusiones en un mundo que busca un camino que recupere
utopías y sueños de un mañana mejor, especialmente
para los desposeídos.
Su poesía, a ratos escéptica, es un paso desesperado
por indagar en territorios prohibidos, en la bohemia metafísica
y en la otra, en la carne que se corroe en el desierto chileno, lejos
de los dogmas a las palabras y a los encantadores de reptiles que
pululan en la fauna literaria. Sus textos están llenos de espejos
de agua donde el hablante entra tambaleante y sale sangrando de narices.
"Serpiente de Agua" es un libro con referencias literarias
a El Quijote, a la Antipoesía, al surrealismo daliniano. El
resultado es particular: una síntesis con objetos perdidos,
amores perdidos, que busca en imágenes que salen de sus dedos
como cuervos mientras un peñasco rodea el entorno de una luna
triste que el poeta observa desde Calama, su espacio cultural, con
una serpiente, un pañuelo rojo, paquidermos fantásticos,
nubes amigas llenas de extraños pájaros que susurran
blasfemias por las calles y paseos de la ciudad desértica.
La serpiente es también La Muerte que asola por las noches
vestida de señorita. Y un pretexto para revisar la historia
contemporánea de su entorno a través de una poesía
construída en los espacios vitales de su crecimiento y no en
las bibliotecas ni en los libros de historia, a pesar de su formación
literaria donde no deja nada al azar. Lector de los clásicos,
de la poesía latinoamericana y chilena, este joven escritor
se transforma de esta manera en un precursor de nuevos temas en el
mapa literario chileno de su generación en el Norte Grande.
La serpiente del poeta es un río como El Loa. Fotografías
de las dunas en la noche cuando las serpientes avanzan lentamente
y observan la ciudad dormida, lejanos ruidos de insectos, música
de cañerías al estilo de Bukosky, en los tugurios de
la capital minera de Chile, esos lugares que sólo son visitados
por fantasmas. El reptil se pasea por las cloacas de la ciudad en
medio de un paisaje (al interior del texto) desolador; mendigos, ovejas
metálicas, cajas de vino, almas en pena que vuelan por la plaza,
cerca de la iglesia, del estadio de Cobreloa, de los edificios en
construcción, de los miedos, angustias de los pueblos que aún
no sueñan y esperan confiados un destino que nunca llegará.
"La poesía es una salva por el porvenir", como decía
René Char. En este caso, Cristian Paredes dibuja un paisaje
con todas las señales de un paraíso perdido; un rincón
donde los sueños de futuro permanecerán intactos pero
siempre en movimiento, ya sea para que llegue el polvo del olvido
y los haga desaparecer o bien, los jóvenes de hoy y mañana
los hagan vivir para transformarlos en túneles hermosos para
que las pesadillas y los adjetivos del mal que acecha, se vayan para
siempre y La Serpiente pueda descansar en el desierto por los siglos
de los siglos.
CRISTIAN PAREDES, nació
en Calama el 08 de diciembre de 1978. Perteneció al Taller
de Literatura "El mundo en movimiento" (2003); y al Taller
"Aullido" (2004), ambos en la Universidad "Arturo Prat",
sede Provincia de El Loa, en la Segunda Región de Antofagasta,
en el norte de Chile. Actualmente estudia Pedagogía en Educación
General Básica en la Universidad de Playa Ancha y trabaja en
la Biblioteca Pública Nª 220, de Calama.