UNA
DEMOCRACIA DE OLIGARQUÍAS,
............. ......... APUNTES PARA
OTRA IZQUIERDA
Ediciones Documentas
(Santiago, 2005)
Por Aristóteles España
Santiago. 22 de Octubre 2005.
Ediciones Documentas (Santiago, 2005) acaba de publicar
el libro “Una democracia de Oligarquías, apuntes para una
nueva izquierda”, de los ensayistas Gregorio Angelcos y
Carlos Díaz Gallardo, destacados intelectuales del mundo
socialista de nuestro país. El texto está prologado
por el ex Presidente del Partido Socialista y ex Embajador en Buenos
Aires, Jorge Arrate, quien señala al inicio que “la izquierda
ha vivido un tiempo que parece arrancado de la poesía del fracaso
propia de un tango de Discépolo”.
Los autores analizan el comportamiento de la sociedad chilena durante
el siglo XX y los comienzos de este siglo desde un punto de vista
crítico y con especial énfasis en los análisis
y conductas de la clase dirigente que ha gobernado los partidos durante
40 años sin que se produzca el recambio que todo país
necesita para repensar la historia y el futuro con nuevos aires y
bríos. Este es uno de los pocos países donde los dirigentes
se suceden en los cargos y en este último período un
reducido grupo ha gobernado durante los gobierno de la Concertación
como si fuera un territorio propio, repartiéndose prebendas,
cargos, embajadas, gobernaciones, asesorías, relegando a segundo
plano a decenas de intelectuales, artistas que no comulgan con sus
“exitosas ideas” y con el utópico delirio de que estamos en
la puertas del Primer Mundo.
En un Chile donde el consenso es la palabra favorita, donde no existe
debate y todos opinan lo mismo, sobre todo en lo económico,
los gurúes parecen ser Pablo Baharona y Sergio de Castro quienes
dan recetas desde los diarios de la cadena de El Mercurio, a los economistas
de los denominados polos progresistas y polos cristianos, que lo único
que poseen de progresistas es que aún se recuerdan del mayo
del 68 y viven recordando al querido Salvador Allende o a la Revolución
en Libertad, apropiándose ahora de las tesis del ex mandatario
socialista, cuando lo único que hicieron fue fomentar una radicalización
más allá de lo que la propia Guerra Fría permitía,
expropiando terrenos, tomando fundos, sin una política estratégica
que nos dijera adónde conducía todo esto y ahora son
gerentes de las mayores empresas privadas de este país y campeones
del neoliberalismo. Lo mismo ocurre en el campo de la cultura, donde
se ha priviligiado a los denominados artistas de la farándula
para enviarlos como agregados culturales a Europa en desmedro de grandes
pensadores, escritores que son traducidos a decenas de idiomas y que
en Chile están cesantes o haciendo algunas horas de clases
en institutos o universidades.
Este libro deja al descubierto las negociaciones a espaldas del pueblo
con los militares en la primera etapa de la transición, otorgándole
facilidades inauditas al ex dictador para que mantenga incólume
su relación con los poderes fácticos que lo sustentaron
y que fueron cómplices de la apropiación o robo de dineros
fiscales mediante coimas, ventas de armas y uso personal de los fondos
reservados del Estado, a vista y paciencia del primer gobierno de
la Concertación.
Gregorio Angelcos y Carlos Díaz hacen un tremendo aporte para
que estos temas se analicen no sólo en los pocos centros de
estudios que existen en el Chile de hoy sino que ojalá llegue
a los jóvenes que hoy están más imbuidos en los
pequeños temas de la coyuntura que en el mundo de las ideas.
No es casual que este libro no haya sido comentado por ningún
medio de comunicación chileno. Sus análisis sobre la
derecha son fundamentales para comprender incluso el actual período,
ya que en el segundo gobierno concertacionista ello fue muy evidente.
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Los autores son acuciosos en construír un corpus analítico
donde enfatizan que a la derecha le interesa la mantención
del modelo económico y la institucionalidad legada por la dictadura
especialmente el sistema binominal para diseñar una corporación
de oligarquías entre ambos sectores mayoritarios para repartirse
el poder en las próximas décadas. Todo el inteligente
diseño en el campo jurídico y político destinado
a defender a militares y funcionarios de la dictadura involucrados
en violaciones a los derechos humanos, fenómeno que se mantiene
hasta el día de hoy donde el propio Ministro de Defensa defiende
a un oficial de la CNI destinado en la misión internacional
de Haití.
En el caso del mundo judicial resultó penoso que no fueran
capaces de hacerse una autocrítica, especialmente la Corte
Suprema, quienes con su silencio avalaron la dictadura y los crímenes
perpetrados por agentes del Estado, como está en los registros
de la Comisión Rettig y el Informe Valech.
El libro analiza los límites de la democracia representativa
actual. Señalan los autores “que es un dato evidente que el
mercado determina el accionar de la política, relegándola
a un rol secundario”.
Otra conclusión importante de este valioso texto es que “los
partidos políticos son fantasmas colectivos que cumplen con
requisitos de número y poseen estructura nacional, pero el
conservadurismo del sistema que los regula más sus propias
lógicas internas, los mantiene detenidos en una condición
funcional. Las oligarquías que en ellos se vienen reproduciendo
desde el año 1988 actúan burocráticamente sobre
el mismo, sin cuestionar la legitimidad de su origen ni los contenidos
de la legalidad que fija los criterios de funcionamiento del sistema
político”.
Gregorio Angelcos y Carlos Díaz recuperan el rol del intelectual
y el de los artistas en épocas de conformismo. Se rebelan contra
el pensamiento oficial. No le escriben como algunos poetas actuales
odas al Presidente o himnos oficiales a los Partidos políticos,
sino que colocan el dedo en la llaga para que los intelectuales oficiales
del gobierno recuperen su capacidad de soñar y de construír
utopías para los tiempos venideros. El pueblo en general y
los jóvenes se desencantan porque no tienen espacio para volar
o para construír metáforas con emoción. Hoy día,
hasta algunos poetas jóvenes endiosan la palabra en vez de
la emoción, y no construyen con vigor y energía los
espacios para que seamos de verdad un país libre y no una colonia
norteamericana y del FMI.
Sería iluso negar lo positivo que fue recuperar espacios democráticos
y de convivencia civilizada sin que te fusilen porque no piensas como
el gobierno, pero falta tolerancia, diversidad, nuevos equipos, nuevas
revistas. No puede ser que el gobierno entregue recursos estatales
a Agustín Edwards en publicidad para sus diarios, mientras
cierran revistas como Rocinante y las editoriales no publican a los
nuevos talentos, sino a best seller importados desde el imperio con
crímenes, purgas, drogas, como si fuéramos un campo
de experimentos para el nuevo diseño de las potencias a sus
enanos mentales.
Bienvenido este libro y ojalá pueda venderse y distribuirse
para conversar, hurgar y buscar un lugar para el pensamiento de verdad
progresista del cual sólo queda el nombre.