Nacido en Castro, Aristóteles España
es licenciado en derechos humanos en el Instituto Argentino por los
Derechos del Hombre,
y tiene estudios en comunicaciones y guión
cinematográfico. Ha publicado entre otros libros Incendio en el silencio
(1978), Equilibrios e incomunicaciones (1980), Dawson
(1985), Contra la corriente (1989), El sur de la memoria
(1992), Poesía chilena: la generación NN (Antología, 1993),
Los pájaros de post-guerra (1995), Tardes extranjeras y otros poemas
(1998) y Materia de eliminación (1998). En 1983 obtuvo el Premio
Gabriela Mistral de la Municipalidad de Santiago; en 1985, el premio
especial Rubén Darío por el libro Dawson, del Ministerio de Cultura de
Nicaragua y en 1998, el Premio Alerce de la Sociedad de Escritores de Chile
y el Consejo Nacional del Libro por Materia de eliminación.
Trabaja en la Fundación Educacional de Chuquicamata, en el Departamento de
Extensión y Comunicaciones y dirige talleres de literatura en la
Universidad Arturo Prat. Aristóteles España fue quizá el prisionero
político más joven en Isla Dawson, Punto Final conversó con él de este y
otros temas.
Usted fue uno de los prisioneros políticos más jóvenes de Isla Dawson.
¿A 30 años del golpe de 1973, cómo recuerda aquel suceso?
-Con mucho dolor aún. Fui detenido por la Fuerza Aérea a los 17 años de
edad. Era presidente de la Federación de Estudiantes Secundarios de
Magallanes. También dirigente regional de la Juventud Socialista. Me
llevaron a la Base Aérea Bahía Catalina y posteriormente a Dawson, con
un grupo de cuarenta dirigentes políticos, sociales y juveniles de Punta
Arenas. A Francisco Alarcón, dirigente comunista, lo desnudaron y hundían
en el Estrecho de Magallanes, en redes de pesca. Al resto, nos tenían
convencidos de que nos iban a ‘fondear’.
Sentíamos pánico. Además, todos vestíamos ropas livianas y estábamos muertos
de hambre. Fuimos recibidos por el mando naval en la playa, y con infantes
de Marina armados hasta los dientes. Se nos comunicó que éramos prisioneros
de guerra, que estábamos en Isla Dawson y que seríamos tratados de acuerdo
a los convenios de Ginebra. Esa fue la primera gran mentira. No sólo nos
torturaron salvajemente sino que, además, practicaron simulacros de
fusilamiento con los presos, nos hacían comer comida hirviendo, fuimos
sometidos a un régimen de trabajos forzados que consistía en cavar hoyos
y zanjas, colocar postes, botar árboles en medio de golpes e insultos. La
idea, como me dijo un oficial de la Armada ‘es que pierdan la capacidad de
pensar, ustedes deben entender que son sólo números’; en mi caso era el
F-13.
Recuerdo a Clodomiro Almeyda, Orlando Letelier, Sergio Bitar, Aniceto
Rodríguez, y al Dr. Arturo Jirón, quien me cuidó cuando fui sometido a
torturas y me envió al hospital naval de Punta Arenas, junto a José Tohá y
Orlando Letelier. Otros dawsonianos con quienes tengo historia fueron
Sergio Urrutia, Osvaldo Puccio (hijo), Sergio Cárdenas, Fulvio Molteni,
Manuel Reyes, Antonio González Yacksic, con quienes conversábamos cosas
de este mundo y del otro. Historia aparte fue nuestro traslado al campo
de concentración de Río Chico, una réplica en miniatura de un campo nazi.
No lo podíamos creer. Nunca pensé que eso iba a suceder en Chile. A treinta
años de esos sucesos pienso que nuestro país estaba enfermo del alma. Yo
era un adolescente que adhirió a la causa de los desposeídos y por eso me
castigaban.
¿De qué manera influyó la prisión en su poesía?
-Me enseñó a entender el mundo desde otra perspectiva, aparte de la
ideológica. Aprendí que el poder total distorsiona a los seres humanos y
su visión se vuelve reduccionista, excluyente, y que los dictadores se
creen enviados de Dios, de cualquier signo sea la dictadura y cualquiera
sean sus dioses. La poesía me enseñó a ser libre y a creer en la diversidad.
Escribir poesía en un campo de concentración como Dawson fue escribir un
canto de amor en medio de la muerte. La prisión influyó en mi poesía para
darle un carácter más cósmico. Mi libro Dawson es un texto que se
inscribe en el género testimonial, pero al releerlo me di cuenta que está
vigente porque logró atrapar el tiempo, y a una remota isla en el paralelo
53 sur de este mundo.
Su generación fue importante en el sentido de representar la resistencia
contra la tiranía desde la palabra escrita. ¿Es la poesía (al decir de
Gabriel Celaya) un arma cargada de futuro?
-La poesía es poderosa en el sentido de representar los vientos de la
historia y de no sucumbir ante los cantos de sirena del poder de turno.
En ese sentido, adquiere mayor fuerza en su expresión creadora durante los
períodos de dictadura, sean de Izquierda o derecha. Mi generación, junto
con salir a las calles a luchar contra el tirano, mantuvo una actitud ética
y de responsabilidad frente a la palabra escrita. Además, siempre estuvimos
cerca de los escritores que se habían quedado en Chile, como Jorge
Teillier, Enrique Lihn, Nicanor Parra, Miguel Arteche. Estuvimos cuando
regresó Gonzalo Rojas, nos acercamos a Manuel Silva Acevedo, Jaime Quezada,
Floridor Pérez, Stella Díaz Varín, Cecilia Casanova, Edmundo Herrera,
Rolando Cárdenas, Miguel Morales Fuentes. Y muchos otros. Contribuimos a
organizar concursos, revistas como La Gota Pura, cuyo creador fue
Ramón Díaz Eterovic y La Castaña, de Jorge Montealegre.
¿Es tan NN su generación, como generalmente se la califica?
-Fuimos NN en el sentido de la marginalidad casi total, sin apoyo del mundo
académico ni de becas ni trabajos públicos. Muchos fuimos dirigentes
clandestinos de las juventudes opositoras a la dictadura. Habíamos estado
en las cárceles siendo muy jóvenes, como Raúl Zurita, Jorge Montealegre,
Mauricio Redolés, Heddy Navarro, Bruno Serrano. Nuestros refugios muchas
veces eran la Biblioteca Nacional y los bares. Eso sí, creo que hicimos un
aporte a la literatura escribiendo desde el miedo, desde el terror con
textos que quedarán en la memoria histórica.
Usted participó en la Unión de Escritores Jóvenes, de la Sech. ¿Cómo
recuerda esa experiencia?
-Nosotros fuimos la continuidad de esa experiencia que desarrolló en
1976 Ricardo Wilson (¿qué será de él?). Nos denominamos Colectivo de
Escritores Jóvenes. Los dirigentes fueron Carmen Berenguer, Diego Muñoz,
Ramón Díaz Eterovic, Jorge Montealegre y el suscrito. Me tocó presidir este
Colectivo en 1985. Un año antes, organizamos el Primer Encuentro de
Escritores Jóvenes de Chile, en la Sech. Allí, por primera vez y ya con
un movimiento político, social y estudiantil más o menos desarrollado, se
muestra a una generación de creadores que venía desarrollando una enorme
labor en las regiones. A este evento llegaron delegaciones de todo Chile.
No sé cómo lo hicimos, pero había un ambiente bastante ideologizado,
fruto de nuestras experiencias; los temas programáticos tenían que ver
con nuestro desarrollo escritural y como telón de fondo, el retorno a
la democracia. Los temas estéticos no fueron relevantes. Una época dura,
sin duda.
¿Cómo ve hoy a esa generación de escritores? ¿Cuál diría que es su
mayor aporte en el Chile de hoy, literaria y políticamente hablando?
-Es -somos- una generación audaz y sin miedo que hoy está disgregada,
pero que mantiene siempre una preocupación por lo social y por la difusión
editorial, y un respeto absoluto por la palabra. Pía Barros es un ejemplo,
dirige talleres, editoriales alternativas, su escritura es de gran calidad.
Ya vendrá la hora del análisis, de los recuentos. Aparecimos casi cerca de
los treinta años en el mundo editorial y todo el mundo nos mira con
desconfianza. Los muy jóvenes dicen que fuimos más comprometidos con
lo político que con lo poético, y los viejos nos miran con sospecha.
Fuimos dignos de la historia literaria del país; continuamos lo que décadas
atrás realizó la generación del 38 en el ámbito político. Pero fuimos
cómplices con la generación del 50, con Teillier, Lihn, Martín Cerda,
y amigos de los creadores de Tebaida y Trilce. Los
contenidos de nuestras propuestas no te los podría decir, porque estamos
en la mejor etapa en lo creativo. Y en lo político, somos diversos, y
eso se nota en el gobierno del presidente Lagos.
Respecto a los derechos humanos, ¿cree que en Chile habrá verdad y
justicia de manera real?
-En Chile nunca va a existir justicia de manera real, eso lo tengo claro.
El país está demasiado polarizado y los bandos en pugna no ceden en sus
posiciones, de tal forma que tendrán que desaparecer los protagonistas para
aquietar las pasiones. Pero en los círculos intelectuales y culturales
la pugna va a seguir por mucho tiempo.
Acá hay que tener claro que esa generación se equivocó. La Izquierda y
la derecha. Pero hoy hablan ambos sectores como héroes. El absurdo total.
En cuanto a su trabajo, ¿prepara algún libro?
-Terminé la novela Chayanco que narra historias de la visita de
Charles Darwin a Chiloé. Tengo varios libros de poesía inéditos. Mi
vida ha sido y será siempre la poesía.
Finalmente, ¿cómo recordará estos treinta años en lo personal?
-En paz conmigo mismo. Y a los torturadores que conozco les deseo
lo mismo, pero no sé si podrán dormir. El 11 de septiembre en la mañana,
donde quiera que esté, voy a escribir un poema de amor.
Antecedentes bio-bliograficos del autor
Nombre: Aristóteles España Pérez
Fecha nacimiento: 05, octubre de 1955, Castro
Estado civil: casado
Correo electrónico: aristotelesespana@esfera.cl
Obras publicadas
1. La guitarra de mis sueños (Poesia), Punta Arenas, 1975.
2. Incendio en el silencio (Poesia), Punta Arenas (1978).
3. Equilibrios e incomunicaciones (Poesia), Santiago, 1980.
4. Dawson (Poesia), Santiago, 1985.
5. Contra la corriente (Poesia), Buenos Aires, 1989.
6. El sur de la memoria (Testimonios) Santiago, Punta Arenas,1992.
7. Poesia chilena, la generación n.n. (1973-1990) Santiago, Punta
Arenas, 1993.
8. Fuera de la fiesta (Antología de poetas del Taller de Literatura
de la Universidad de Magallanes, Punta Arenas, 1993.
9. Antena parabolica (Antología de poetas jóvenes de la patagonia
chilena), en colaboración con Christian Formoso, Punta Arenas, 1993.
10. Los pajaros de post guerra (Poesia), Punta Arenas, 1994.
11. Tardes extranjeras (Poesia) Castro, Santiago, 1998.
12. Materia de eliminación, Santiago, Calama, 1998 – 2002
Premio obtenidos
1. Premio "Gabriela Mistral" de la Municipalidad de Santiago, 1983, por
su libro "Algunos secretos y otros poemas".
2. Premio especial "Rubén Darío" del Ministerio de Cultura de Nicaragua,
Managua, 1985 por su libro "Dawson"
3. Premio de poesia de la Municipalidad de San Felipe, 1998, por su obra
"Hay un himno perdido debajo de la casa".
4. Premio "Alerce" de poesia de la Sociedad de Escritores de Chile y
el Consejo Nacional del Libro, 1998, por su libro "Materia
de eliminación".
Dirección de revistas literarias y de cultura
1. Co–director de la Revista de Poesia "La gota pura" (junto a Ramón
Díaz Eterovic), Santiago, 1981.
2. Director de la Revista de Poesía "La pata de liebre", Santiago,
1986. (junto a la colección de poesia "Encuentro" del mismo sello editor).
3. Director del periódico "Avance para Magallanes", (filial del Centro
de Estudios Sociales "Avance" de Santiago), Punta Arenas, 1994.
Algunas antologías donde se menciona su obra
1. Poesia chilena contemporánea, de Miguel Arteche, Roque Esteban Scarpa,
Juan Antonio Massone, Editorial Andres Bello, Santiago, 1984.
2. Poetas jóvenes de Chile, Esteban Navarro, editor, Ediciones de
la Vicaria de la Solidaridad, Santiago, 1984.
3. Poets of Chili, Steven White, Unicorn Press, Oregon, USA, 1985.
4. En el ojo del huracan, Poesia chilena actual, Manuel Alcides
Jofre, Santiago, 1989.
5. 14 poetas chilenos, de Bruno Serrano y Hedí Navarro, Editorial
Fértil Provincia, Santiago, 1989.
6. Poesia en Chile, Diario de poesia, Editores: Juano Villafañe,
Diana Bellesi, Buenos Aires, 1989.
7. Poesia en las carceles de Chile, de Pablo Varas, Ediciones Cesoc,
Santiago, Chile, 1989.
8. Poesia chilena, La generación n.n. (1973-1990) Ediciones La pata
de liebre, Santiago, 1991.
9. Juntémonos en Chile, Antología de poetas chilenos, Ediciones del
Primer Encuentro de Escritores latinoamericanos, Santiago, 1993.
10. Antología insurgente, poesia de Magallanes y la Patagonia,
Pavel Oyarzun y Juan Magal, Punta Arenas, 1995.
Actualmente se desempeña como Coordinador de Extensión y Cultura de
la Fundación Educacional de Chuquicamata y Director del Area de Creación
literaria de la Universidad "Arturo Prat" de Calama (ex Universidad de
Chile). Además, es columnista de "El Mercurio" de Calama; "La Prensa
Austral" de Punta Arenas; "www.centroavance.cl", de Santiago;
"www.granvalparaíso.cl", de Valparaíso y "www.blogia.com/mirandoalsur"
de Buenos Aires y en revistas de Universidades chilenas y extranjeras.