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ALEXIS FIGUEROA:

SOY UN ACCIDENTE INSECTÍVORO


Entrevista de Yanko González Cangas
(PUBLICADA EN LIBRO "HEROES CIVILES Y SANTOS LAICOS", 1999)




Alexis Figueroa (Concepción, 1956) aparece a mediados de los 80' con gran fuerza en la nueva poesía chilena. Su libro Vírgenes del Sol Inn Cabaret obtiene, en 1986, el premio Casa de Las Américas, uno de los galardones más prestigiados de la literatura latinoamericana. En este libro, Alexis resemantiza una variada gama de recursos y tradiciones líricas cuyo destino es la ruptura, sino total, al menos parcial, con la poesía dominante de la época, cuyos ejes pasaban explícitamente por lo "testimonial" y el compromiso político. Figueroa, sin renunciar a la disidencia, otea en forma oblicua la textura de su entorno. Imagina desde la provincia una gran ciudad carnavalizada por el mercado y los placeres fugaces, una Sodoma trajeada de color local. Casi un síntoma premonitor de lo que se auguraba para Chile en los años noventa. Alexis Figueroa representa una voz inaugural y transicional de toda la sensibilidad de fines de los ochenta: la radicalización de la irrupción masmediática, pop, los núcleos identitarios tribales y barriales, mezclados con barricadas. Un enlace paradigmático entre la poesía de los 80' y los 90'. Aquí, con habitual hiperkinesia, Figueroa me interrumpe:

Yanko. Corto. La originalidad de mi obra pasa por los temas que abordo. Y por preocuparme de los procedimientos de abordaje a los temas. No sé si estoy en "tradición o ruptura". Aunque sé que me apoyo en la tradición. Pero también sé que mi problema es el mundo y ante él -concebido como un rompecabezas- uso todas las fuentes que me permitan algún tipo de luz. Soy un hombre típico occidental y como tal quiero ver, comprender sin vanagloria, aunque sé que mi comprensión es insuficiente, precaria, pero también mayor. Con esto digo que ahora ya sé que este asunto de la literatura es más que complejo, insoluble, pero sigo apostando a escribir. Como aquel que ya conoce en sí mismo los espejismos de amor, pero que siempre imagina que en algún punto del mundo se encuentre esperando la pieza que encaje, el complemento de él. He tenido algunas mujeres durante mi vida y de ninguna de ellas me puedo olvidar, y todas han sido en su momento preciso "la mujer" y ninguna me ha dado el dudar de que en ellas está lo que finalmente busco, y diría que es, en sus formas, una -para mí- definitiva verdad. Con esta metáfora corpórea, intento explicar este asunto de la literatura, nada más puedo hacer.

Alexis es un poeta que se ha preocupado por entablar un diálogo constante con la poesía chilena -a través de trabajos críticos en revistas y diarios- y con el paisaje cultural que le circunda. Es, a su vez, uno de los autores que ha reflexionado sobre la dualidad centro y periferia. En una entrevista aparecida en la revista "Poesía Diaria", en 1988, Figueroa expresó: "¿Cuál es la provincia? ¿Cuál es el centro? ¿Cuál la capital de capitales? El centro-Santiago es, a su vez, periferia del centro que históricamente se nos muestra como La Cosa, esto es, la vieja y pretendidamente autosuficiente Europa. Lo mejor es hacer la literatura que tú crees te pertenece, fundándole desde ti mismo, cualquiera sea el lugar espiritual, material y geográfico que ocupes en el planeta".

Participó en la revista "Postdata" de Concepción y fue editor de la revista "Piel de Leopardo", en Santiago. Lo conocí a principios de la década en Valdivia. Después siguieron los topones (o topetones) en encuentros y lecturas. Él extraña por sus tics de cuerpo y de habla. Su lengua es rápida, como sus movimientos. Siempre mueve algo y dispara sin escrúpulos en el oído ajeno, casi siempre un verbo grueso, desestabilizador, portado en una voz delgada. Arremete con un Yo acentuado y se confunde en el "malevaje", sin queja. Ha sido artesano, maestro chasquilla, redactor "negro", repartidor de "Avon", conductor de talleres literarios, monitor cultural y "arre-glador" de computadores. Y sigue su lengua hiperkinética.

Esta entrevista parte, quizás, en 1990, cuando por primera vez escuché un poema suyo llamado "Canción de las Girl-friends (María Madonna)", donde con cadenciosa finura replica el ambulante oficio oral del vendedor micrero:

Soda pop soda pop soda pop en las mañanas
soda pop soda pop Bianca (blanca) yo soy.
soda pop soda pop ven a mis brazos
soda pop soda pop Bianca yo soy.
Soda pop soda pop chica pin-pon
soda pop soda pop chica pon-pon (Pon)
soda pop soda pop chica pin-up
chica pin chica ap (up) and soda pop.

Soda pop soda pop soda pop son mis orgasmos
soda pop soda pop soy vespertina
soda pop soda pop vivo de noche
hasta ver las luces
hasta ver las luces
matutinas.

Soda pop soda pop en fin mientras aguante
soda pop soda pop chica pin-pon
soda pop soda pop soy reyna, princess, bianca
(blanca) soda pop soda pop chica Pon-Pon.

Esta entrevista también puede seguir en una pensión de buena muerte en Concepción, acompañados por Jesús Sepúlveda, donde Figueroa coleccionaba descalificaciones y rencores sanos. Y se alarga con una correspondencia nutrida durante varios meses sobre algunas disquisiciones algo más espesas. Es éste un collage de preguntas e insinuaciones que Figueroa ha replicado con gran paciencia, sobre todo durante 1998.

Sin contar diversos trabajos críticos sobre su obra y las antologías en las que ha sido incluido, los libros publicados por Alexis Figueroa son los siguientes: El ya citado Vírgenes del Sol Inn Cabaret (poesía) Ed. Papeles del Andicán - Cuadernos Sur, 1986; Hot Gatubella (cuentos) Ed. Letra Nueva, 1987; Laberinto Circular (poesía) Ed. Documentos de la Ventana Oval., 1995. Actualmente trabaja en Carretera (poesía), pronto a publicarse.

Lo primero. El poema "Soda pop", es el más carnavalesco y emblemático de mi objeto-libro, el más desesperanzado e irónico, al escenificar la rebeldía del sujeto-payaso, que nos gratifica en la frase "el show debe continuar" construyéndose en la necesidad de soportar la conciencia de su alienación y dolor.

Pero te agrego: me gusta la imagen de un "operador" sin un nombre, un diseñador de eventos textuales, que explora las dudas que su arte presenta... Porque en definitiva, detrás de toda mi actividad, se encuentra no el problema de "¿por qué escribo?", sino el de por qué la escritura es deseada por hombres, mujeres y niños, cuando esta escritura es tan sólo un exceso en un mundo duramente real. Una vez una chica me dijo "basta vivir, y en esta vida el amor es tan sólo un exceso, un ser demás". Pero buscamos amor. Así, mis elementos de poesía son extraños a la poesía: no busco de manera alguna la pasión del lirismo, sino más bien la estructura de un viaje, la búsqueda del sentido, de un signo olvidado que yace escondido en nuestra condición humana. Obviamente, hay en mi vocación un afán envolvente. No por nada mi estructura poética y mis mismos títulos aluden a los laberintos.

Pero más bien se trata de un espiral: el circular en torno a un eje, haciendo que cada fragmento de curva sea cada vez mayor. En este contexto diría: Vírgenes del Sol Inn Cabaret fue una profecía indignada ante un destino social;Laberinto Circular fue una indagación en el sentido de la propia palabra (no la mía, sino de la "palabra poética") y en el valor de esta palabra para construir -por ejemplo- la indignación que antes -utilitariamente- en el Vírgenes. ..se constituyó... Y ahora estoy escribiendo los textos de Carretera, que es definitivamente lo que se designa como "poesía personal". Y esto porque ahora, con mis cuarenta y dos años, descubro que mi propio espíritu puede aceptar el riesgo de una poesía hecha con desesperanza, que proporcione el gesto mínimo de un encuentro accidental, eventual. En el que esté yo, tan sólo confiando en la magia de los olvidados del mundo, en el compartir en silencio una voz.

Te voy a anotar un poema, escrito hace poco y que corresponde a un poema de una Alicia real, porque la chica en verdad era Alicia (mi icono), mil años después.

A veces, después,
en la cama y en medio de la oscuridad,
nos hablábamos,
como hablan los amantes de sus sueños secretos en la oscuridad.
"Sabes, en otro país, en otra tierra y lugar yo habría sido una mujer de películas porno"
decía, y me contaba sus sueños de sexo en voz baja
y era un sol negro brillando en la noche de mi habitación.
Y yo sabía que sí,
que en otra tierra, en otro lugar, ella sí.
Y la habría visto como otros, en un cine XXX,
ella, la chica con los ojos más bellos del mundo,
grandes ojos de orgasmo, y agua y deseo y ajena de mí.

Ahora, mi poesía busca muchas veces expresar mi profundo respeto por alguien de quiera tengo recuerdos por no ser igual.

Un momento. Ya que partimos con Vírgenes del Sol... ¿crees que es un halo estético y temático que puede extenderse para seguir aprovechándose?
... Lo dudo, al menos no por mi parte, pues ya no me interesa. Mi obra tiene un carácter! "programático" y con el Vírgenes... terminé la "exploración" de su tema.
Ya en El Laberinto circular se quiebra el eje de mi interés anterior. Es producto de mis cuarenta años, y de sentir a esa edad ciertas dudas por la actividad de mi arte y en especial, por la duda respecto a la palabra poética, a su bastión material. Es realmente un libro que indaga a partir de la propia palabra, y conforme exclusivamente a su textualidad-, en el "sentido del lenguaje".

Hay en Laberinto Circular un "textualismo" acentuado, lo dejas entrever en tu propia presentación...
Creo que mi exposición, no corresponde al "textualismo", porque no es mi problema"elj lenguaje", sino la poesía. Mi preocupación fue el lenguaje, confeccionando la poesía. Digo: "es un libro constituido en torno al sentido del lenguaje, a la percepción de éste como un afán precario y delicado, en la confección de un arte que hacia fines del siglo XX pareciera estar sujeto a una suerte de necesaria soledad". Me refiero a la poesía, arte mayor, el territorio donde habita la voluntad de la palabra y que olvidada o no, flooreciente o desolada, vive no para la entretención sino para la creación de humanidad.

¿Y tus fuentes "vivas", "escritas" o "muertas" para la construcción de tus obras?
Pregunta complicada y difícil, sobre todo para alguien que, sin pretensiones de género, no es preferentemente un lector de poesía. Y menos de poesía chilena. Mis fuentes escritúrales no brotan de ella, por más que osmóticamente y conforme a los años, conozca de sus integrantes y actores. Sí, tengo mis gustos, que más bien son extensos y no avalan disgustos. Por ejemplo, aunque nunca me ha impresionado Huidobro, lo respeto y le creo en su estructura de gran charlatán -es para mí más bien un típico "patudo" de los momentos de crisis, como Descartes lo fue en el inicio de la modernidad- pues con su personalidad fue capaz de crear una fantasmagoría: la construcción de una poética pseudo original, que con el tiempo fue causa y motivo del fundamento del ser. También aprecio a Eduardo Anguita, aunque por diferentes motivos. Veo en él una voz contemporánea del siglo de oro español y, aún más, la prueba evidente de que la retórica no es vana, cuando se refiere al origen de la misma retórica, esto es, el discurso que busca seducir en su discurso, cuando éste es fundamentalmente una distracción de la muerte, una conjura construida con palabras de sombra y belleza, ante el agua final. También, aprecio a Humberto Díaz Casanueva y me atrevo a decir que son pocos aquellos que saben de qué realmente trató. En mi registro figura Enrique Lihn y su barroquismo intelectual, y también el pulso beat, aunque éste fue adquirido como una rebelión, un impulso de pasión juvenil. Tardé varios años antes de entender realmente lo que era lo beat. Y cuando lo entendí, ya estaba el "rap" en mi puerta, con su mezcla de ballet y karate poblacional.

En esa lectura de la poesía chilena ¿cómo te sitúas estéticamente en su interior?
En realidad, no me sitúo en la tradición estético-literaria chilena -a pesar de los nombrados-, porque nunca he construido mi propio discurso, ni en su paráfrasis, ni en su estudio, ni en su percepción. Antes que nada, he sido un lector de prosa, de incesantes novelas. Y si mi estética es algo, es un caso de ética, y dentro de ésta, el mejor ejemplo de los que pretendo, está graficado en el prólogo de Conrad en El negro del Narcissus, una novela mayor. Toda mi básica y desesperada intención, es la misma de Conrad, entregar un vislumbre de humanidad, con respeto, con amor, con esfuerzo, y aún sabiendo que toda palabra está presa de una duda final: ¿quién te leerá? Y, ¿para qué? Y todavía yo escribo para que alguien me lea, y descubra que otros, antes, mucho antes que él, se rebelaron también contra un mundo sin voz. Es desde hace poco -unos 3 años-que puedo realmente leer poesía. Y creo que llegar a leerla es una labor mayor. Y, si he de nombrar poetas para mí necesarios, anotaría a Dylan Thomas, a Silvia Plath, a algunas páginas de Yeats y, por supuesto, a Teillier.

La mayor parte de los críticos te sitúan en una posición transicional, de puente, entre la poesía chilena de la "diáspora" y el "roneo" con la poesía chilena joven emergida a finales del 80'.
Sí, lo es, y esto no es una pretensión mía. En términos teóricos, es una idea ya expuesta por Jaime Lizama en un artículo del diario "La Época". Esta idea también es manejada por Jesús Sepúlveda y me atrevería a decir por Federico Schopf. Tu misma pregunta lo avala. He sido reconocido así por mis pares, que son los poetas inmediatamente más jóvenes que mi pretendida generación. Con ellos he hecho mi viaje y son asimismo, amigos y hermanos. Me basta con ser compañero y amigo de los mejores, y me refiero -entre otros- a Guillermo [Valenzuela], Sergio Parra, Jesús [Sepúlveda], Víctor Hugo [Díaz]. Con mi propia generación no guardo mucho contacto, y son muy pocos los que realmente me interesan. Eso sí, durante muchos años compartí -ubicados en la misma ciudad, Concepción- con Tomas Harris la búsqueda de la poesía, y también el alcohol. Debo mencionar a Gonzalo Millán -aunque mas "antiguo" diría-, entre los que me merecen respeto. Y a Cuevas [José Ángel], el poeta del Rock. Ahora, en el marco de los procedimientos que estructuran esta especie de puente, señalaría el hecho de asistir en el Vírgenes. ..(1986) a la carnavalización de los procedimientos de texto de mi propia generación discursiva. Me refiero al texto relato, a la parodia, al pastiche, al pensamiento del texto como "operatividad", a la ciudad como espacio e icono del discurso del texto, a la parafemaha del beat, a la idea de "texto-novela", "texto total", etc.
Respecto alas últimas promociones, no estoy informado... Pero jamás ningunear, separar, anular. La fuerza está viva, pero no para mitos, no para hacer cofradías de imbéciles y pretenciosos de sabiduría espiritual.

En ese sentido, tú trabajaste en una revista que tensionó en gran medida la poesía joven de los 80' y 90', que tenía muchas pretensiones y no las ocultaba. Me refiero a "Piel de Leopardo".
Respecto a "Piel de Leopardo", considero que fue un buen momento, aunque propio de la arrogancia de la juventud. Pretendimos hacer la mejor revista de literatura hecha por entonces en Chile (no chilena). Y lo conseguimos. Fue una revista visual, estéticamente muy bella, que entre sus páginas contó con algunos rebeldes, que publicó artículos estrictamente inéditos, que se atrevió a cuestionar y a veces casi a insultar, que se la jugó por el rescate de autores silenciados (no silenciosos) y solos, a los que se les brindó un espacio no de rescate, sino de invitación a una fiesta. No hay nadie de los publicados en esa revista que no merezca mi aprecio (baste recordar entre otros, a Claudio Giaconni, Alvaro Ruiz, y a Silvia Plath y Lispector, las hermosas en sombra (aunque no como Gonzalo Rojas diría). Sólo uno perdió ahora mis respetos, aunque no como escritor sino como persona. Pero, sin embargo, creo que la revista fue errática y dispersa en su ardor juvenil. Nunca supimos el sentido "final" de la revista y, si lo supimos, nunca pudimos comunicarlo entre nosotros... Producto de ello y pasado el ardor juvenil, ésta acabó. Queda el orgullo -como las ruinas de Nínive- de haber hecho un objeto estético que otras publicaciones no lograron jamás.

Pareciera que tu condición de poeta ha sido eterna. ¿No hay hitos en el moldaje de tu constitución como tal?
¿Cómo Alexis se hace poeta? No sé. Un día pasó. Aunque creo que lo que un día pasó, es que me encontré atrapado en mi condición de poeta, tal cual a un mecánico le preguntas cómo se hizo mecánico y dice "no sé, había un garaje, y llegaron autos, más autos, más autos, y un día estaba entre autos, pasando la vida entre ellos"... Bueno, inicialmente, a los cinco años empecé a escribir. Y fui apoyado por padres a los que, sin saber de literatura, les parecía gracioso esto de la escritura. Pero, precisamente por ser algo "gracioso", nunca -en esos años- desarrollé una percepción de lo literario: era una "gracia", presentada como todas las "gracias" del hijo y nada más. Después, más adolescente, volví a insistir. Fue un período de plagio, de copia, de buscar en versos lorquianos una sensibilidad de teleserie romántica -no por Lorca, el modelo, sino por desconocimiento de lo que realmente implicaba esta imitación- y después, largos años sin nada, porque sencillamente no podía escribir. Claro, escribía, cosas que yo mismo descubría, de tono menor. Por allá por los años 80', me hice amigo de la generación de "Posdata" (Harris, Decap, Zapata, Henríquez) y fueron para mí un norte anhelado. Tal vez por su presencia social. Eran los "escritores", las chicas (algunas) y chicos (algunos) hablaban de ellos, y yo -presintiendo tener una suerte común- anhelaba sus fueros, su presencia social. Pero, en verdad, mi poesía era mala, aunque había el vislumbre de una percepción. No tenía la formación académica, ni había descubierto mi espíritu individual. Sin embargo insistía. Fui rechazado como un paria ignorante, aunque en su momento todo esto cambió. Tal vez, mi única crítica es la arrogancia de estos poetas agrupados en núcleo, que les impidió ver a una persona al cual guiar (tal vez, en una premonición descubrieron los mecanismos sociales de nuestra actual realidad). Pero todo siguió y un día Harris -en ese tiempo un amigo- me dijo "oye, este texto está para ir en la Posdata"... Era "666", hasta hoy lo recuerdo. El último número de la "Posdata" se debe a Harris y a mí, esto él lo sabe, aunque haya llegado después un amigo -de él- desde España, que por feo (yo) y por "rasca" (ya que él poseía un gran visión de "status social"), exigió que me sacaran de allí. Y Harris lo hizo, con su cobardía arquetípica. Y yo, tan bueno e imbécil en esos años, acepté y perdoné. Durante años -ahora me doy cuenta- creí que mi amigo había cambiado, para bien, en la búsqueda de su dignidad. Pero ahora descubro que me equivoqué.

Pero volvamos al tema. A esas alturas (83'- 85') sabía que era un escritor. Aunque aún no tenía definitivamente mis temas, y eso, ahora visto, entiendo fue algo fundamental: me llevó a descubrir que esto de la literatura es algo de procedimientos, y, ya maduro, de "temas". Nadie tiene claro un tema antes de la mitad de la vida, a menos que sea un genio o un desconsiderado. Así es que esperé. Sin prisa, pero con voluntad. De otro modo ¿cómo explicas el "Vírgenes..."? Salido de la nada en un desierto, pero imposible de ningunear. Un texto clave en la poesía chilena de estos últimos años, que como bien dice el artículo "La mirada de Alexis Figueroa" en el Diario "La Época" (Revista Literatura y Libros, dgo. 3 de Noviembre, 1996) "...un libro que inexplicablemente ha tenido poca difusión crítica, lo cual, en contrapartida, se ha convertido en ganancia, permitiéndole moverse o subsistir por otros canales". Soy así, casi un "escritor cult". Como dato diré: cuando por un contacto que no busqué pero sin embargo acepté, este libro fue presentado al encargado del Fondo de Cultura Económica en Chile, este lo devolvió argumentando "No publicamos libros tan chicos"...plop.

¿Ha variado tu opinión sobre la dualidad centro/periferia en el campo literario, pensando en que has reflexionado públicamente sobre el tema...?
Tal vez, antes, más adolescente, me interesaba esta dualidad. Ahora, la encuentro fantasmal, agónica, acaso pueril. Porque es el arte poético -a mi juicio- el que está en crisis y es periférico. Y no me refiero a la "validez de la poesía" como forma de espíritu, sino más bien al cómo esta poesía participará de la sociedad de los siglos nuevos. Al parecer la característica fundamental de la palabra poética -su universalidad- es el punto de quiebre que antes nadie previo. La poesía, está constituyéndose poco a poco en un elemento de "información" y, de esta forma, se apronta a configurarse (al menos en un aspecto) en un "bien de consumo": se transforma de ser voz de interpretación de grandes colectivos ("la tribu"), a ser motivo de elección de individuos, cuando los individuos en una red de distribución de intereses parciales y planetarios son tantos, que se tiende a la atomización. Así, hablar de poesía, de periferia y de centro, de capital y provincia, no me parece adecuado: la poesía se apresta a las cláusulas de su huerfanía, aunque hay "centros" que espejean una ilusión de poder. Pero este poder, no corresponde a la poesía, sino al manejo cultural y a las políticas de administración.

Es esta una visión ensimismada del poeta, como alguien afásico, sin capacidad de relación con su entorno, con una fe ciega en la validez autocontenida de su producto: la poesía.
Pienso que, originalmente, el poeta debe aclarase a sí mismo la constitución de su obra, es decir, entender la relación personal que él mismo mantiene -la forma de construcción de su arte- con la posición de este arte en la actual sociedad de Occidente. Como ya lo dije en la presentación de mi segundo libro, y como lo explico en el largo poema inicial, la poesía es actualmente un arte con rasgos de crisis, y su cultivador pareciera estar sujeto a una suerte de necesaria soledad. Es un arte trastabillante y confuso, desorientado en el día de hoy, al enfrentarse ya no con su realización como "la casa del ser", sino con la necesidad de constituir una mercancía a disposición de un mercado, o -en otra de sus posibilidades- ser la expresión de un lenguaje misceláneo, que interesa tan sólo a sus pares, a la parafernalia canónica del aprecio "por los sentimientos" y a la fetichización cultural de los vates.

Por otra parte, también creo que el escritor de poesía, descubre conforme a su madurez, y en un transcurso de soledad, cuáles serán sus exigencias, ya no tan sólo para su propio trabajo, sino en el proyecto de conservar, cultivar, recrear la palabra poética, que simplemente no puede desaparecer. Esto trae consigo una exigencia política, pues señala qué va a hacer este artista respecto al abuso, la mentira, los circuitos de profitación que una cultura fantasmagórica constituye y avala en contradicción con su misma definición de Democracia Eficiente. Los ideales de la democracia están actualmente sujetos a corrupción porque, en suma, la actual "libertad democrática" señala tan sólo la igualdad de todos los hombres respecto de ser considerados un consumidor. Sin embargo, tal como lo entiendo, la democracia más bien designa el ideal de una sociedad que considera su objetivo la realización del proyecto humano en y de cada uno de sus integrantes, en una marco de respeto, ayuda y solidaridad.

Respondiendo ahora lo que me preguntas, diré que las respuestas de antes correspondían al momento de mi encierro individual, al momento en que, en crisis respecto a mi propio arte, me aparté buscando la comprensión del fenómeno. Creo que este encierro es necesario, un poeta debe primero conocer la raíz de su encierro si no, corre el riesgo del resentimiento a confundir la situación de una época respecto de su arte con su situación personal. Si un poeta cree que su problema de creación pasa por su situación en una relación centro-periferia, pienso que se desgastará, dando palos de ciego: sólo cuando ha comprendido que su posición de exclusión es la situación de exclusión de los valores humanos en nuestro actual occidente, podrá dedicarse a la Lucha Política que le pertenece, ya más que como poeta, como ser humano total.

Quizás esas reflexiones emerjan por una suerte de amparo que el "centro" te ha brindado, sobre todo cuando integraste "Piel de Leopardo". Y por cierto, la cercanía geográfica y cultural de Concepción con Santiago.
No creo que por mi posición geográfica me haya sentido amparado por el centro capitalino, sin "haber abandonado la provincia". He sido una voz que se instauró en el discurso poético de Chile total. Haría un pobre favor a mi propia poesía si la estigmatizara con la suerte de la proximidad. Nunca me ha importado, en mi creación, la suerte de lejanía o proximidad. Políticamente, sí me ha importado la desvergüenza de la constitución del poder. Pero creo que la historia del arte, es también la historia de la selección que se ha hecho para la mantención del fetiche social. Sin embargo, no puedes juzgar a los hombres y mujeres que en ella aparecen porque ellos, para bien o mal, nos muestran la trama del tejido construido con dolor, amor, traición y esperanza, por la humanidad.

Asimismo, no me considero un "poeta del sur". Soy un escritor. El sur no ha sido para mí ni patria, ni tierra, ni paisaje, ni gente. Aún cuando estos elementos aparezcan en mi poesía, son parte de la nación única de la poesía. Sin embargo, los elementos de mi educación sentimental, constituyen una patria sellada, privada, inviolable y arcana.

Ok. Hablemos entonces de la patria abierta, pública, violada y actual. ¿Qué opinión te merecen la políticas culturales destinadas a la literatura en esta "patria"?
Lo primero que haría sería eliminar el "Fondart" y el "Fondo del libro", tal como están ahora. Si han de haber fondos y becas para la producción cultural, han de encontrase situados en administración y recursos a nivel regional. Por otra parte, estos mismos recursos deberían ser repartidos con equidad, ni mucho ni poco, para cada artista necesitado. Es imbécil, por no decir perverso y demagógico, dar premios únicos y de 5.000.000 de pesos como los da el Consejo del Libro y la Lectura. Sería mejor, cinco premios, o diez, de 500.000 a diferentes y promisorios autores. Ahora que si no participas con premios tan "rascas", es que te las puedes "bancar" solo. Sería más democrático, más interesante, la ayuda al esfuerzo, y menos la exaltación de un modelo de competitividad. Otra cosa sería establecer una discusión real -creo que es algo imposible-con todos los estamentos de la sociedad, respecto al valor y a la posición que en el accionar de ella, se le asigna al arte...Creo que eso nos convencería de que el arte real es un proceso solitario, huérfano, de esperanza y fe gratuitas en la humanidad. Creo que, de cualquier forma, el problema radica al menos en parte, en que funcionarios ("políticos") y artistas se sitúan cada uno en otra realidad. Por un lado la perteneciente a la administración de los bienes, por el otro los pertenecientes al mundo de la creación-producción. Muchas veces la sensación es la de estar funcionarios y artistas como en diferentes orillas de un mismo río, con un estrecho puente para circular entre ambos. Muchas veces, el sentido de la circulación es único, desde el funcionario-adminis-trador-iluminado y frecuentemente advenedizo hacia el artista, en un papel de mero aprobador e insinuador. A esto se agrega un tono leve pero general de irrespeto e ignorancia en los temas, por parte de los antes nombrados. Funcionarios y creadores, artistas y administradores... Para unos una cuestión de poder, para otros, una ética práctica de la percepción.

Un pequeño salto, quizás dentro de lo mismo ¿Qué opinión te merece tu exclusión de la antología preparada por Teresa Calderón, Tomás Harris y Lila Calderón?
Primero, ser un escritor reconocido y conocido en los círculos escritúrales y críticos, como un productor ya situado en el referente contemporáneo de la cultura del país y no figurar en una antología que desde su título anuncia la compilación absoluta de LA POESÍA de los últimos 25 años en Chile y además, haber sido amigo personal y literario de uno de los antologadores -con el cual compartimos visiones de arte, proyectos, trabajos y un aprecio mutuo respecto a la valoración estética de la producción- y no aparecer en el corpus, no lo puedo interpretar más que como una maniobra de oscura exclusión. El "ninguneo interesado" que por ahí se le dice. Pueden faltar varios autores válidamente postulados, si tomamos en cuenta el título de la antología, pero en algunos nombres, la exclusión se muestra más evidente. (Diario La Época, 25 de julio 1996. "La áspera ruta de una antología poética"): "¿Por qué no se incluyó a autores como Alexis Figueroa quien fue Premio Casa de las Américas 86' o a Carlos Alberto Trujillo (...) Teresa Calderón: Hay muchos autores que no están en la antología porque no cabían. Teníamos una lista de 200 poetas que cumplían con todos los requisitos cuando empezamos. Sin embargo, se puede ver que sólo hay 54. Además, no es una antología donde se escoge lo mejor de lo mejor, es una muestra de poesía chilena y si faltan, que alguien haga lo que falta...". Plop. Por otra parte, la ausencia de Ornar Lara, cuya presencia, a través de Trilce, es manifiesta en el prólogo mismo, es un asunto, diríamos, simplemente indecoroso y de mal vivir cultural.

En realidad, no quiero designar en forma colectiva qué tipo de operaciones porta la antología. A título personal creo que fue hecha por un hombre cobarde -aunque muy buen escritor-, una escritora mediocre- pero con muy buenas relaciones en el poder cultural- y por una desconocida, que hasta donde me entero, cultiva una poesía menor.

Por otra parte, en un rasgo de tipo esquizoide, Harris, antologador, -después de avalar el ninguneo libresco (esto es, después de la publicación de la dichosa antología)- señala en una entrevista su orgullo por haber obtenido el Premio Casa de las Américas 1996 con las siguientes palabras: "... está la connotación del premio vinculado a tantos nombres de la tradición latinoamericana como Cortázar, García Márquez y poetas chilenos como Lihn y Alexis Figueroa" (Diario El Sur, domingo 11 febrero 1996). Otro plop.

No puedo dejar de escribir sobre una de las ignominias presentes en el libro: avalar la inclusión-exclusión en base a un juicio -entre otros más defendibles y acaso menos solapados-que se explícita así: "los antologados son escritores que se destacaron por su posición crítica ante la dictadura". (Cfr: Domingo 28 de junio, 1996 "El ruido de la poesía": "...más aún, el criterio de selección de los poetas de los 80, según los presentadores, se adscribe a que éstos se mostraron en "manifiesta oposición al régimen" (...) tal formulación contribuiría a lanzar una especie de leyenda negra en torno a los no considerados ¿estarían a favor del régimen?..." ) ¿Cómo quedamos? digo yo, siendo los ausentes signados de esta manera en una antología de distribución acaso continental. Otro plop.
Volviendo a un tono más académico: creo que una antología es marca, hito, designio, una señal que traspasa una visión de valor de parte de los antologadores. Tal vez, una forma de analizar y dar cuenta de una antología es simplemente con paciencia examinar la suficiencia de sus presupuestos de selección. Creo, sin embargo, que toda antología se inserta en el eje del tiempo, como huella real. Como tal, cumple al menos una función: introducir variación, movimiento y polémica en torno al sector de la literatura que ella misma presenta. Es una artefacto inclusor-exclusor de discursos y también un modificador de lectura y recepción.

- ¿Cuál es tu relación con el entorno literario inmediato en tu ciudad, Concepción?
Básicamente hablaré de la poesía. Conozco bien el entorno de los autores jóvenes de Concepción, los que constituyen un "cuerpo" coherente, que se relaciona entre sí y con los autores de distinta generación. Entre ellos, veo una búsqueda lírica digna, errática a veces, y una voluntad de creación. Tal vez, uno de los rasgos más evidentes de esta joven promoción es, a mi juicio, su carácter más bien libresco y escritural antes que experimentalistas, "operadores" y vanguardistas. Se trata de una producción poética la más de las veces claramente afirmada en la lírica, aunque, y esto es importante, no en la facultad lírica como expresión de un belleza formal y clisé. Me atrevería a decir que algo de Huidobro ronda en algunos autores, algo de De Rokha también. Existe además una presencia poética desde la mujer, desde la joven mujer con una sensibilidad de lenguaje -fondo y forma- de milenaria sensación femenina, emparentada con los ecos de Creta y de las Diosas Madres más bien, y muy, muy distante de los desvelos del feminismo y su poesía de tema "biológico-corporal" tan típico de los 80'. Entre otros, mencionaría a Juan Herrera, a Carlos Henrickson, a Verónica Makaya, a Damsi Figueroa, a Rodrigo Spínola, a Alan Muñoz, y también a la gente -ya en un carácter más confuso y de grupo- reunida en ciertos talleres, como el Mano de Obra, o el del Departamento de Jóvenes de la Municipalidad de Concepción. En realidad, en estos momentos en Concepción circulan diversos productores de literatura. Están los escritores reunidos alrededor de la SECH Concepción, los independientes, los de los círculos universitarios, etc., etc. Y tal vez, en estos tiempos, Concepción no sea una ciudad de pelea. Existe variada actividad, pero no existen revistas dignas del nombre, y tampoco existe posibilidad ninguna de efectuar crítica pública en los espacios del Diario. Creo que el Diario El Sur de Concepción, fuera de ser el peor diario de Chile por su relación avisaje-noticia, es el único diario que no da ningún espacio para comentar la producción literaria regional. Por política de la gerencia, el Diario no acepta colaboraciones de crítica sobre literatura regional. Sí, de cuando en cuando aparecen artículos sobre grandes libros publicados en Europa y Estados Unidos, trascendentales para nuestro acervo cultural de región. Esta política se enmarca muy bien, pienso, en el discurso de la autoprofecía : "no aceptamos crítica" y como nada se publica, qué mejor demostración de que en verdad no la hay. Recuerdo una conversación con alguien del Diario. Ante mis precisiones dijo que "ahora el Diario tenía la política de la aldea Mac Luhan, la visión de una aldea global". Otro Plop.

Y en relación al país, a la "patria literaria" actual.
Creo que muchos grandes autores, y me refiero más bien a la generación de los 80', están en espera de sus lectores. Poseen libros poco difundidos y menos leídos, no por su calidad, sino por el ninguneo interesado por parte del ejército de ocupación sesentista y a la vez, por la flojera teórica y comodidad funcionaría de los que una vez se configuraron como posibles "críticos serios" en Chile. En general, la estrategia de este ejército de ocupación es negar sistemáticamente el valor de esta nueva producción, aunque no a través de un análisis crítico, sino más bien negándole espacio público para aparecer. ¿Qué crítico se ha fijado en el texto "Trasmigraciones" de Roberto Merino? (Lo único que conozco pertenece a un muy buen trabajo de D. Hogge, productor de reflexión crítica de la nueva generación) ¿Y realmente en los gestos de Juan Luis Martínez?, (precisamente lo ha hecho Merino, integrante también de las miradas nuevas y de producción marginal) ¿O en el conceptualismo barroco de "Húsar" de Guillermo Valenzuela?. No pueden; el crítico sesentista universitario no puede, pues su teoría y su insuficiencia de arte no les permite acceder al fenómeno de una poesía viva, real. Por otro lado, recientemente, una nueva promoción vine a insertarse acá, en los noventa. Promoción presentada -no todos por supuesto pueden caer en el saco e, incluso, puede que muchos sean inocentes de la maniobra oficial- como los nuevos estetas, cultivadores de una poesía formal, cuyo problema y anhelo es el cultivo de las "bellas formas", en espíritu y métrica -por así decirlo-, en una superficialidad concertacionista, instrumentalizada, anodina e ingenua. Creo finalmente que para miel panorama chileno de la literatura es complejo, e integrado por la presencia de un ejército de ocupación sesentista, silencio crítico por parte de los intelectuales que pudieran hacerla, imposibilidad de publicar opiniones en espacios públicos tales como diarios y menos revistas universitarias, demarcación de zonas de influencia en base al método del garrote y la zanahoria, etc, etc. Para terminar, se trata casi de un reflejo fractal y en pequeño de nuestra democracia: una mezcla de autocomplacencia, miedo, y cobardía. Salvo unos pocos, que valen.

Quisiera que retomáramos tu primer libro y lo que significó el Premio Casa de las Américas. ¿Qué le agregó a tu oficio este reconocimiento?
Me convirtió de un oscuro "poeta" de provincia, en un poeta ubicado en el panorama escritural del país. Bien por el premio, que es un buen y digno premio. Como tal, el fenómeno me "ahorró" muchos años de contactos y relaciones. Pero, con premio o sin premio, mi escritura hubiese seguido igual. Soy un "escritor profesional", en el sentido de que mi principal y querida actividad es la escritura. Pero para "ganarme la vida" durante todos estos años, al igual que un poeta yanqui, he sido de todo: artesano, maestro chasquilla, redactor "negro" (es decir, escritor para otros), repartidor de "Avon", conductor de talleres literarios, monitor cultural y arregladorde computadores, tanto en hardware y software...uff, casi un aviso. Pero debo decirlo. Tal como un amigo escritor -Alvaro Leiva- me dijo una vez, "tengo el síndrome del poeta norteamericano: Esconder esta profesión". Y además, no hacer de la "letra" su fuente fundamental de ingresos. He trabajado en múltiples cosas, casi siempre todas lejos de la Institución. Y he vivido teniendo los mismos problemas de todos los que trabajan en malas condiciones en este país. Así, creo que el problema de la "sobrevivencia económica" del escritor, es la misma de cualquier trabajador en esta sociedad precaria y seudo postindustrial.

Pese a este reconocimiento, una cosa es cierta: he sido excluido en forma sistemática de cualquier tipo de "beca" o ayuda estatal. No tengo ninguna duda de que mis proyectos enviados al Fondart y Fondo del Libro son totalmente dignos, pero no ha pasado nada. He visto, en cambio, como otros pelagatos insignificantes se abanican con las verdes sumas. Pero es casi imposible abundar en esto, toda vez que en Chile la "Vox populi" dice que "el que reclama" es un resentido o un frustrado. Será pues. Como dice Emanuelle Arsan (la misma de las películas "Emanuelle") la crítica nunca ha asustado a los poderosos, sin embargo, la risa les infunde pánico. Tal vez, algo de esto hay, ya que una vez, en la Revista Piel de Leopardo (escrita con negritas como se lo merece) dedicamos una carta a "Jaime Queasado, Floridor de La Pera, Lady Teresa y Sir Thomas de la Torre de Mimbre"... entre otros. Quezada es hoy por hoy, junto al señor Calderón, una autoridad eficiente en el panorama de la distribución de recepción y prebendas monetarias en Chile. Pero el tiempo pasa y ya no lo será. Sin embargo, otros ocuparán su lugar. Otra vez quedemos hasta aquí: soy un accidente insectívoro, en opinión de algunos gendarmes de la cultura: no existo o, me pueden aplastar de un manotazo. RIP.

 



Instrucciones (una suerte de poética)


Ahora está bien. "Muéstrese, señor, así"
Instrucciones, instrucciones.
Necesitamos instrucciones.
"Hay un escritor detrás de la palabra",
escondido como lobo entre corderos
o a veces, como ciervo en la floresta.
Un camaleón que adquiere visos conforme al sentimiento
o alguien preocupado de la información.
O sólo "información".
Y cada lectura zarpa en un periplo antiguo,
Jasón guiado por la voz del mascarón entre las islas doradas.
A modo de un pájaro sabio exhibo alguna suerte,
un destreza personal.
Un refinamiento: comer pájaros sabios.
Un canto moderno: es decir, una ilusión.
Pegar una etiqueta en la pared:
la identidad transformada en mancha estética.
Un acto moderno: un acto moderno, el aburrimiento lírico,
la voluntad de exponer.
"Ahora no quisiera estar en el cuero de un poeta joven,
qué puede decir a estas alturas un poeta joven"
dijo hace algún tiempo un escritor.
Podría haber dicho "no quisiera estar en sus zapatos"
o decir "ahí está de nuevo esa desagradable poesía personal".
En fin: demasiada pretensión.

 


Breve reseña del autor.
Alexis Figueroa nace en Concepción, chile, en 1956. Estudió Filosofía en la ciudad de Concepción, sin terminar la carrera. Escritor, ha trabajado también en el área de los medios escénicos como gionista y director de arte, específicamente en teatro y danza contemporánea, y como productor cultural. Ha publicado dos libro "Vírgenes del Son Inn Cabaret" y "El laberinto circular y otros poemas".

 

 

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dirigida por Luis Martinez S.
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Alexis Figueroa: Soy un accidente insectívoro,
entrevista de Yanko González Cangas,
publicada en libro "Héroes civiles y santos laicos" (1999)