Alexis Figueroa (Concepción, 1956) aparece a mediados
de los 80' con gran fuerza en la nueva poesía chilena. Su libro
Vírgenes del Sol Inn Cabaret obtiene, en 1986, el premio
Casa de Las Américas, uno de los galardones más prestigiados
de la literatura latinoamericana. En este libro, Alexis
resemantiza una variada gama de recursos y tradiciones líricas
cuyo destino es la ruptura, sino total, al menos parcial, con la poesía
dominante de la época, cuyos ejes pasaban explícitamente
por lo "testimonial" y el compromiso político. Figueroa,
sin renunciar a la disidencia, otea en forma oblicua la textura de
su entorno. Imagina desde la provincia una gran ciudad carnavalizada
por el mercado y los placeres fugaces, una Sodoma trajeada de color
local. Casi un síntoma premonitor de lo que se auguraba para
Chile en los años noventa. Alexis Figueroa representa una voz
inaugural y transicional de toda la sensibilidad de fines de los ochenta:
la radicalización de la irrupción masmediática,
pop, los núcleos identitarios tribales y barriales, mezclados
con barricadas. Un enlace paradigmático entre la poesía
de los 80' y los 90'. Aquí, con habitual hiperkinesia, Figueroa
me interrumpe:
Yanko. Corto. La originalidad de mi obra pasa por los temas que abordo.
Y por preocuparme de los procedimientos de abordaje a los temas. No
sé si estoy en "tradición o ruptura". Aunque
sé que me apoyo en la tradición. Pero también
sé que mi problema es el mundo y ante él -concebido
como un rompecabezas- uso todas las fuentes que me permitan algún
tipo de luz. Soy un hombre típico occidental y como tal quiero
ver, comprender sin vanagloria, aunque sé que mi comprensión
es insuficiente, precaria, pero también mayor. Con esto digo
que ahora ya sé que este asunto de la literatura es más
que complejo, insoluble, pero sigo apostando a escribir. Como aquel
que ya conoce en sí mismo los espejismos de amor, pero que
siempre imagina que en algún punto del mundo se encuentre esperando
la pieza que encaje, el complemento de él. He tenido algunas
mujeres durante mi vida y de ninguna de ellas me puedo olvidar, y
todas han sido en su momento preciso "la mujer" y ninguna
me ha dado el dudar de que en ellas está lo que finalmente
busco, y diría que es, en sus formas, una -para mí-
definitiva verdad. Con esta metáfora corpórea, intento
explicar este asunto de la literatura, nada más puedo hacer.
Alexis es un poeta que se ha preocupado por entablar un diálogo
constante con la poesía chilena -a través de trabajos
críticos en revistas y diarios- y con el paisaje cultural que
le circunda. Es, a su vez, uno de los autores que ha reflexionado
sobre la dualidad centro y periferia. En una entrevista aparecida
en la revista "Poesía Diaria", en 1988, Figueroa
expresó: "¿Cuál es la provincia? ¿Cuál
es el centro? ¿Cuál la capital de capitales? El centro-Santiago
es, a su vez, periferia del centro que históricamente se nos
muestra como La Cosa, esto es, la vieja y pretendidamente autosuficiente
Europa. Lo mejor es hacer la literatura que tú crees te pertenece,
fundándole desde ti mismo, cualquiera sea el lugar espiritual,
material y geográfico que ocupes en el planeta".
Participó en la revista "Postdata" de Concepción
y fue editor de la revista "Piel de Leopardo", en
Santiago. Lo conocí a principios de la década en Valdivia.
Después siguieron los topones (o topetones) en encuentros y
lecturas. Él extraña por sus tics de cuerpo y de habla.
Su lengua es rápida, como sus movimientos. Siempre mueve algo
y dispara sin escrúpulos en el oído ajeno, casi siempre
un verbo grueso, desestabilizador, portado en una voz delgada. Arremete
con un Yo acentuado y se confunde en el "malevaje", sin
queja. Ha sido artesano, maestro chasquilla, redactor "negro",
repartidor de "Avon", conductor de talleres literarios,
monitor cultural y "arre-glador" de computadores. Y sigue
su lengua hiperkinética.
Esta entrevista parte, quizás, en 1990, cuando por primera
vez escuché un poema suyo llamado "Canción de
las Girl-friends (María Madonna)", donde con cadenciosa
finura replica el ambulante oficio oral del vendedor micrero:
Soda pop soda pop soda pop en las mañanas
soda pop soda pop Bianca (blanca) yo soy.
soda pop soda pop ven a mis brazos
soda pop soda pop Bianca yo soy.
Soda pop soda pop chica pin-pon
soda pop soda pop chica pon-pon (Pon)
soda pop soda pop chica pin-up
chica pin chica ap (up) and soda pop.
Soda pop soda pop soda pop son mis orgasmos
soda pop soda pop soy vespertina
soda pop soda pop vivo de noche
hasta ver las luces
hasta ver las luces
matutinas.
Soda pop soda pop en fin mientras aguante
soda pop soda pop chica pin-pon
soda pop soda pop soy reyna, princess, bianca
(blanca) soda pop soda pop chica Pon-Pon.
Esta entrevista también puede seguir en una pensión
de buena muerte en Concepción, acompañados por Jesús
Sepúlveda, donde Figueroa coleccionaba descalificaciones y
rencores sanos. Y se alarga con una correspondencia nutrida durante
varios meses sobre algunas disquisiciones algo más espesas.
Es éste un collage de preguntas e insinuaciones que Figueroa
ha replicado con gran paciencia, sobre todo durante 1998.
Sin contar diversos trabajos críticos sobre su obra y las antologías
en las que ha sido incluido, los libros publicados por Alexis Figueroa
son los siguientes: El ya citado Vírgenes del Sol Inn Cabaret
(poesía) Ed. Papeles del Andicán - Cuadernos Sur, 1986;
Hot Gatubella (cuentos) Ed. Letra Nueva, 1987; Laberinto
Circular (poesía) Ed. Documentos de la Ventana Oval., 1995.
Actualmente trabaja en Carretera (poesía), pronto a
publicarse.
Lo primero. El poema "Soda pop", es el más carnavalesco
y emblemático de mi objeto-libro, el más desesperanzado
e irónico, al escenificar la rebeldía del sujeto-payaso,
que nos gratifica en la frase "el show debe continuar" construyéndose
en la necesidad de soportar la conciencia de su alienación
y dolor.
Pero te agrego: me gusta la imagen de un "operador" sin
un nombre, un diseñador de eventos textuales, que explora las
dudas que su arte presenta... Porque en definitiva, detrás
de toda mi actividad, se encuentra no el problema de "¿por
qué escribo?", sino el de por qué la escritura
es deseada por hombres, mujeres y niños, cuando esta escritura
es tan sólo un exceso en un mundo duramente real. Una vez una
chica me dijo "basta vivir, y en esta vida el amor es tan sólo
un exceso, un ser demás". Pero buscamos amor. Así,
mis elementos de poesía son extraños a la poesía:
no busco de manera alguna la pasión del lirismo, sino más
bien la estructura de un viaje, la búsqueda del sentido, de
un signo olvidado que yace escondido en nuestra condición humana.
Obviamente, hay en mi vocación un afán envolvente. No
por nada mi estructura poética y mis mismos títulos
aluden a los laberintos.
Pero más bien se trata de un espiral: el circular en torno
a un eje, haciendo que cada fragmento de curva sea cada vez mayor.
En este contexto diría: Vírgenes del Sol Inn Cabaret
fue una profecía indignada ante un destino social;Laberinto
Circular fue una indagación en el sentido de la propia palabra
(no la mía, sino de la "palabra poética")
y en el valor de esta palabra para construir -por ejemplo- la indignación
que antes -utilitariamente- en el Vírgenes. ..se constituyó...
Y ahora estoy escribiendo los textos de Carretera, que es definitivamente
lo que se designa como "poesía personal". Y esto
porque ahora, con mis cuarenta y dos años, descubro que mi
propio espíritu puede aceptar el riesgo de una poesía
hecha con desesperanza, que proporcione el gesto mínimo de
un encuentro accidental, eventual. En el que esté yo, tan sólo
confiando en la magia de los olvidados del mundo, en el compartir
en silencio una voz.
Te voy a anotar un poema, escrito hace poco y que corresponde a un
poema de una Alicia real, porque la chica en verdad era Alicia (mi
icono), mil años después.
A veces, después,
en la cama y en medio de la oscuridad,
nos hablábamos,
como hablan los amantes de sus sueños secretos en la
oscuridad.
"Sabes, en otro país, en otra tierra y lugar yo
habría sido una mujer de películas porno"
decía, y me contaba sus sueños de sexo en voz
baja
y era un sol negro brillando en la noche de mi habitación.
Y yo sabía que sí,
que en otra tierra, en otro lugar, ella sí.
Y la habría visto como otros, en un cine XXX,
ella, la chica con los ojos más bellos del mundo,
grandes ojos de orgasmo, y agua y deseo y ajena de mí.
Ahora, mi poesía busca muchas veces expresar mi profundo respeto
por alguien de quiera tengo recuerdos por no ser igual.
Un momento. Ya que partimos con Vírgenes
del Sol... ¿crees que es un halo estético y temático
que puede extenderse para seguir aprovechándose?
... Lo dudo, al menos no por mi parte, pues ya no me interesa. Mi
obra tiene un carácter! "programático" y con
el Vírgenes... terminé la "exploración"
de su tema.
Ya en El Laberinto circular se quiebra el eje de mi interés
anterior. Es producto de mis cuarenta años, y de sentir a esa
edad ciertas dudas por la actividad de mi arte y en especial, por
la duda respecto a la palabra poética, a su bastión
material. Es realmente un libro que indaga a partir de la propia palabra,
y conforme exclusivamente a su textualidad-, en el "sentido del
lenguaje".
Hay en Laberinto Circular un "textualismo"
acentuado, lo dejas entrever en tu propia presentación...
Creo que mi exposición, no corresponde al "textualismo",
porque no es mi problema"elj lenguaje", sino la poesía.
Mi preocupación fue el lenguaje, confeccionando la poesía.
Digo: "es un libro constituido en torno al sentido del lenguaje,
a la percepción de éste como un afán precario
y delicado, en la confección de un arte que hacia fines del
siglo XX pareciera estar sujeto a una suerte de necesaria soledad".
Me refiero a la poesía, arte mayor, el territorio donde habita
la voluntad de la palabra y que olvidada o no, flooreciente o desolada,
vive no para la entretención sino para la creación de
humanidad.
¿Y tus fuentes "vivas", "escritas"
o "muertas" para la construcción de tus obras?
Pregunta complicada y difícil, sobre todo para alguien que,
sin pretensiones de género, no es preferentemente un lector
de poesía. Y menos de poesía chilena. Mis fuentes escritúrales
no brotan de ella, por más que osmóticamente y conforme
a los años, conozca de sus integrantes y actores. Sí,
tengo mis gustos, que más bien son extensos y no avalan disgustos.
Por ejemplo, aunque nunca me ha impresionado Huidobro, lo respeto
y le creo en su estructura de gran charlatán -es para mí
más bien un típico "patudo" de los momentos
de crisis, como Descartes lo fue en el inicio de la modernidad- pues
con su personalidad fue capaz de crear una fantasmagoría: la
construcción de una poética pseudo original, que con
el tiempo fue causa y motivo del fundamento del ser. También
aprecio a Eduardo Anguita, aunque por diferentes motivos. Veo en él
una voz contemporánea del siglo de oro español y, aún
más, la prueba evidente de que la retórica no es vana,
cuando se refiere al origen de la misma retórica, esto es,
el discurso que busca seducir en su discurso, cuando éste es
fundamentalmente una distracción de la muerte, una conjura
construida con palabras de sombra y belleza, ante el agua final. También,
aprecio a Humberto Díaz Casanueva y me atrevo a decir que son
pocos aquellos que saben de qué realmente trató. En
mi registro figura Enrique Lihn y su barroquismo intelectual, y también
el pulso beat, aunque éste fue adquirido como una rebelión,
un impulso de pasión juvenil. Tardé varios años
antes de entender realmente lo que era lo beat. Y cuando lo entendí,
ya estaba el "rap" en mi puerta, con su mezcla de ballet
y karate poblacional.
En esa lectura de la poesía chilena ¿cómo
te sitúas estéticamente en su interior?
En realidad, no me sitúo en la tradición estético-literaria
chilena -a pesar de los nombrados-, porque nunca he construido mi
propio discurso, ni en su paráfrasis, ni en su estudio, ni
en su percepción. Antes que nada, he sido un lector de prosa,
de incesantes novelas. Y si mi estética es algo, es un caso
de ética, y dentro de ésta, el mejor ejemplo de los
que pretendo, está graficado en el prólogo de Conrad
en El negro del Narcissus, una novela mayor. Toda mi básica
y desesperada intención, es la misma de Conrad, entregar un
vislumbre de humanidad, con respeto, con amor, con esfuerzo, y aún
sabiendo que toda palabra está presa de una duda final: ¿quién
te leerá? Y, ¿para qué? Y todavía yo escribo
para que alguien me lea, y descubra que otros, antes, mucho antes
que él, se rebelaron también contra un mundo sin voz.
Es desde hace poco -unos 3 años-que puedo realmente leer poesía.
Y creo que llegar a leerla es una labor mayor. Y, si he de nombrar
poetas para mí necesarios, anotaría a Dylan Thomas,
a Silvia Plath, a algunas páginas de Yeats y, por supuesto,
a Teillier.
La mayor parte de los críticos te sitúan
en una posición transicional, de puente, entre la poesía
chilena de la "diáspora" y el "roneo" con
la poesía chilena joven emergida a finales del 80'.
Sí, lo es, y esto no es una pretensión mía. En
términos teóricos, es una idea ya expuesta por Jaime
Lizama en un artículo del diario "La Época".
Esta idea también es manejada por Jesús Sepúlveda
y me atrevería a decir por Federico Schopf. Tu misma pregunta
lo avala. He sido reconocido así por mis pares, que son los
poetas inmediatamente más jóvenes que mi pretendida
generación. Con ellos he hecho mi viaje y son asimismo, amigos
y hermanos. Me basta con ser compañero y amigo de los mejores,
y me refiero -entre otros- a Guillermo [Valenzuela], Sergio Parra,
Jesús [Sepúlveda], Víctor Hugo [Díaz].
Con mi propia generación no guardo mucho contacto, y son muy
pocos los que realmente me interesan. Eso sí, durante muchos
años compartí -ubicados en la misma ciudad, Concepción-
con Tomas Harris la búsqueda de la poesía, y también
el alcohol. Debo mencionar a Gonzalo Millán -aunque mas "antiguo"
diría-, entre los que me merecen respeto. Y a Cuevas [José
Ángel], el poeta del Rock. Ahora, en el marco de los procedimientos
que estructuran esta especie de puente, señalaría el
hecho de asistir en el Vírgenes. ..(1986) a la carnavalización
de los procedimientos de texto de mi propia generación discursiva.
Me refiero al texto relato, a la parodia, al pastiche, al pensamiento
del texto como "operatividad", a la ciudad como espacio
e icono del discurso del texto, a la parafemaha del beat, a la idea
de "texto-novela", "texto total", etc.
Respecto alas últimas promociones, no estoy informado... Pero
jamás ningunear, separar, anular. La fuerza está viva,
pero no para mitos, no para hacer cofradías de imbéciles
y pretenciosos de sabiduría espiritual.
En ese sentido, tú trabajaste en una revista
que tensionó en gran medida la poesía joven de los 80'
y 90', que tenía muchas pretensiones y no las ocultaba. Me
refiero a "Piel de Leopardo".
Respecto a "Piel de Leopardo", considero que fue un buen
momento, aunque propio de la arrogancia de la juventud. Pretendimos
hacer la mejor revista de literatura hecha por entonces en Chile (no
chilena). Y lo conseguimos. Fue una revista visual, estéticamente
muy bella, que entre sus páginas contó con algunos rebeldes,
que publicó artículos estrictamente inéditos,
que se atrevió a cuestionar y a veces casi a insultar, que
se la jugó por el rescate de autores silenciados (no silenciosos)
y solos, a los que se les brindó un espacio no de rescate,
sino de invitación a una fiesta. No hay nadie de los publicados
en esa revista que no merezca mi aprecio (baste recordar entre otros,
a Claudio Giaconni, Alvaro Ruiz, y a Silvia Plath y Lispector, las
hermosas en sombra (aunque no como Gonzalo Rojas diría). Sólo
uno perdió ahora mis respetos, aunque no como escritor sino
como persona. Pero, sin embargo, creo que la revista fue errática
y dispersa en su ardor juvenil. Nunca supimos el sentido "final"
de la revista y, si lo supimos, nunca pudimos comunicarlo entre nosotros...
Producto de ello y pasado el ardor juvenil, ésta acabó.
Queda el orgullo -como las ruinas de Nínive- de haber hecho
un objeto estético que otras publicaciones no lograron jamás.
Pareciera que tu condición de poeta ha sido
eterna. ¿No hay hitos en el moldaje de tu constitución
como tal?
¿Cómo Alexis se hace poeta? No sé. Un día
pasó. Aunque creo que lo que un día pasó, es
que me encontré atrapado en mi condición de poeta, tal
cual a un mecánico le preguntas cómo se hizo mecánico
y dice "no sé, había un garaje, y llegaron autos,
más autos, más autos, y un día estaba entre autos,
pasando la vida entre ellos"... Bueno, inicialmente, a los cinco
años empecé a escribir. Y fui apoyado por padres a los
que, sin saber de literatura, les parecía gracioso esto de
la escritura. Pero, precisamente por ser algo "gracioso",
nunca -en esos años- desarrollé una percepción
de lo literario: era una "gracia", presentada como todas
las "gracias" del hijo y nada más. Después,
más adolescente, volví a insistir. Fue un período
de plagio, de copia, de buscar en versos lorquianos una sensibilidad
de teleserie romántica -no por Lorca, el modelo, sino por desconocimiento
de lo que realmente implicaba esta imitación- y después,
largos años sin nada, porque sencillamente no podía
escribir. Claro, escribía, cosas que yo mismo descubría,
de tono menor. Por allá por los años 80', me hice amigo
de la generación de "Posdata" (Harris, Decap, Zapata,
Henríquez) y fueron para mí un norte anhelado. Tal vez
por su presencia social. Eran los "escritores", las chicas
(algunas) y chicos (algunos) hablaban de ellos, y yo -presintiendo
tener una suerte común- anhelaba sus fueros, su presencia social.
Pero, en verdad, mi poesía era mala, aunque había el
vislumbre de una percepción. No tenía la formación
académica, ni había descubierto mi espíritu individual.
Sin embargo insistía. Fui rechazado como un paria ignorante,
aunque en su momento todo esto cambió. Tal vez, mi única
crítica es la arrogancia de estos poetas agrupados en núcleo,
que les impidió ver a una persona al cual guiar (tal vez, en
una premonición descubrieron los mecanismos sociales de nuestra
actual realidad). Pero todo siguió y un día Harris -en
ese tiempo un amigo- me dijo "oye, este texto está para
ir en la Posdata"... Era "666", hasta hoy lo recuerdo.
El último número de la "Posdata" se debe a
Harris y a mí, esto él lo sabe, aunque haya llegado
después un amigo -de él- desde España, que por
feo (yo) y por "rasca" (ya que él poseía un
gran visión de "status social"), exigió que
me sacaran de allí. Y Harris lo hizo, con su cobardía
arquetípica. Y yo, tan bueno e imbécil en esos años,
acepté y perdoné. Durante años -ahora me doy
cuenta- creí que mi amigo había cambiado, para bien,
en la búsqueda de su dignidad. Pero ahora descubro que me equivoqué.
Pero volvamos al tema. A esas alturas (83'- 85') sabía que
era un escritor. Aunque aún no tenía definitivamente
mis temas, y eso, ahora visto, entiendo fue algo fundamental: me llevó
a descubrir que esto de la literatura es algo de procedimientos, y,
ya maduro, de "temas". Nadie tiene claro un tema antes de
la mitad de la vida, a menos que sea un genio o un desconsiderado.
Así es que esperé. Sin prisa, pero con voluntad. De
otro modo ¿cómo explicas el "Vírgenes..."?
Salido de la nada en un desierto, pero imposible de ningunear. Un
texto clave en la poesía chilena de estos últimos años,
que como bien dice el artículo "La mirada de Alexis Figueroa"
en el Diario "La Época" (Revista Literatura y Libros,
dgo. 3 de Noviembre, 1996) "...un libro que inexplicablemente
ha tenido poca difusión crítica, lo cual, en contrapartida,
se ha convertido en ganancia, permitiéndole moverse o subsistir
por otros canales". Soy así, casi un "escritor cult".
Como dato diré: cuando por un contacto que no busqué
pero sin embargo acepté, este libro fue presentado al encargado
del Fondo de Cultura Económica en Chile, este lo devolvió
argumentando "No publicamos libros tan chicos"...plop.
¿Ha variado tu opinión sobre la dualidad
centro/periferia en el campo literario, pensando en que has reflexionado
públicamente sobre el tema...?
Tal vez, antes, más adolescente, me interesaba esta dualidad.
Ahora, la encuentro fantasmal, agónica, acaso pueril. Porque
es el arte poético -a mi juicio- el que está en crisis
y es periférico. Y no me refiero a la "validez de la poesía"
como forma de espíritu, sino más bien al cómo
esta poesía participará de la sociedad de los siglos
nuevos. Al parecer la característica fundamental de la palabra
poética -su universalidad- es el punto de quiebre que antes
nadie previo. La poesía, está constituyéndose
poco a poco en un elemento de "información" y, de
esta forma, se apronta a configurarse (al menos en un aspecto) en
un "bien de consumo": se transforma de ser voz de interpretación
de grandes colectivos ("la tribu"), a ser motivo de elección
de individuos, cuando los individuos en una red de distribución
de intereses parciales y planetarios son tantos, que se tiende a la
atomización. Así, hablar de poesía, de periferia
y de centro, de capital y provincia, no me parece adecuado: la poesía
se apresta a las cláusulas de su huerfanía, aunque hay
"centros" que espejean una ilusión de poder. Pero
este poder, no corresponde a la poesía, sino al manejo cultural
y a las políticas de administración.
Es esta una visión ensimismada del poeta,
como alguien afásico, sin capacidad de relación con
su entorno, con una fe ciega en la validez autocontenida de su producto:
la poesía.
Pienso que, originalmente, el poeta debe aclarase a sí mismo
la constitución de su obra, es decir, entender la relación
personal que él mismo mantiene -la forma de construcción
de su arte- con la posición de este arte en la actual sociedad
de Occidente. Como ya lo dije en la presentación de mi segundo
libro, y como lo explico en el largo poema inicial, la poesía
es actualmente un arte con rasgos de crisis, y su cultivador pareciera
estar sujeto a una suerte de necesaria soledad. Es un arte trastabillante
y confuso, desorientado en el día de hoy, al enfrentarse ya
no con su realización como "la casa del ser", sino
con la necesidad de constituir una mercancía a disposición
de un mercado, o -en otra de sus posibilidades- ser la expresión
de un lenguaje misceláneo, que interesa tan sólo a sus
pares, a la parafernalia canónica del aprecio "por los
sentimientos" y a la fetichización cultural de los vates.
Por otra parte, también creo que el escritor de poesía,
descubre conforme a su madurez, y en un transcurso de soledad, cuáles
serán sus exigencias, ya no tan sólo para su propio
trabajo, sino en el proyecto de conservar, cultivar, recrear la palabra
poética, que simplemente no puede desaparecer. Esto trae consigo
una exigencia política, pues señala qué va a
hacer este artista respecto al abuso, la mentira, los circuitos de
profitación que una cultura fantasmagórica constituye
y avala en contradicción con su misma definición de
Democracia Eficiente. Los ideales de la democracia están actualmente
sujetos a corrupción porque, en suma, la actual "libertad
democrática" señala tan sólo la igualdad
de todos los hombres respecto de ser considerados un consumidor. Sin
embargo, tal como lo entiendo, la democracia más bien designa
el ideal de una sociedad que considera su objetivo la realización
del proyecto humano en y de cada uno de sus integrantes, en una marco
de respeto, ayuda y solidaridad.
Respondiendo ahora lo que me preguntas, diré que las respuestas
de antes correspondían al momento de mi encierro individual,
al momento en que, en crisis respecto a mi propio arte, me aparté
buscando la comprensión del fenómeno. Creo que este
encierro es necesario, un poeta debe primero conocer la raíz
de su encierro si no, corre el riesgo del resentimiento a confundir
la situación de una época respecto de su arte con su
situación personal. Si un poeta cree que su problema de creación
pasa por su situación en una relación centro-periferia,
pienso que se desgastará, dando palos de ciego: sólo
cuando ha comprendido que su posición de exclusión es
la situación de exclusión de los valores humanos en
nuestro actual occidente, podrá dedicarse a la Lucha Política
que le pertenece, ya más que como poeta, como ser humano total.
Quizás esas reflexiones emerjan por una
suerte de amparo que el "centro" te ha brindado, sobre todo
cuando integraste "Piel de Leopardo". Y por cierto, la cercanía
geográfica y cultural de Concepción con Santiago.
No creo que por mi posición geográfica me haya sentido
amparado por el centro capitalino, sin "haber abandonado la provincia".
He sido una voz que se instauró en el discurso poético
de Chile total. Haría un pobre favor a mi propia poesía
si la estigmatizara con la suerte de la proximidad. Nunca me ha importado,
en mi creación, la suerte de lejanía o proximidad. Políticamente,
sí me ha importado la desvergüenza de la constitución
del poder. Pero creo que la historia del arte, es también la
historia de la selección que se ha hecho para la mantención
del fetiche social. Sin embargo, no puedes juzgar a los hombres y
mujeres que en ella aparecen porque ellos, para bien o mal, nos muestran
la trama del tejido construido con dolor, amor, traición y
esperanza, por la humanidad.
Asimismo, no me considero un "poeta del sur". Soy un escritor.
El sur no ha sido para mí ni patria, ni tierra, ni paisaje,
ni gente. Aún cuando estos elementos aparezcan en mi poesía,
son parte de la nación única de la poesía. Sin
embargo, los elementos de mi educación sentimental, constituyen
una patria sellada, privada, inviolable y arcana.
Ok. Hablemos entonces de la patria abierta, pública,
violada y actual. ¿Qué opinión te merecen la
políticas culturales destinadas a la literatura en esta "patria"?
Lo primero que haría sería eliminar el "Fondart"
y el "Fondo del libro", tal como están ahora. Si
han de haber fondos y becas para la producción cultural, han
de encontrase situados en administración y recursos a nivel
regional. Por otra parte, estos mismos recursos deberían ser
repartidos con equidad, ni mucho ni poco, para cada artista necesitado.
Es imbécil, por no decir perverso y demagógico, dar
premios únicos y de 5.000.000 de pesos como los da el Consejo
del Libro y la Lectura. Sería mejor, cinco premios, o diez,
de 500.000 a diferentes y promisorios autores. Ahora que si no participas
con premios tan "rascas", es que te las puedes "bancar"
solo. Sería más democrático, más interesante,
la ayuda al esfuerzo, y menos la exaltación de un modelo de
competitividad. Otra cosa sería establecer una discusión
real -creo que es algo imposible-con todos los estamentos de la sociedad,
respecto al valor y a la posición que en el accionar de ella,
se le asigna al arte...Creo que eso nos convencería de que
el arte real es un proceso solitario, huérfano, de esperanza
y fe gratuitas en la humanidad. Creo que, de cualquier forma, el problema
radica al menos en parte, en que funcionarios ("políticos")
y artistas se sitúan cada uno en otra realidad. Por un lado
la perteneciente a la administración de los bienes, por el
otro los pertenecientes al mundo de la creación-producción.
Muchas veces la sensación es la de estar funcionarios y artistas
como en diferentes orillas de un mismo río, con un estrecho
puente para circular entre ambos. Muchas veces, el sentido de la circulación
es único, desde el funcionario-adminis-trador-iluminado y frecuentemente
advenedizo hacia el artista, en un papel de mero aprobador e insinuador.
A esto se agrega un tono leve pero general de irrespeto e ignorancia
en los temas, por parte de los antes nombrados. Funcionarios y creadores,
artistas y administradores... Para unos una cuestión de poder,
para otros, una ética práctica de la percepción.
Un pequeño salto, quizás dentro de
lo mismo ¿Qué opinión te merece tu exclusión
de la antología preparada por Teresa Calderón, Tomás
Harris y Lila Calderón?
Primero, ser un escritor reconocido y conocido en los círculos
escritúrales y críticos, como un productor ya situado
en el referente contemporáneo de la cultura del país
y no figurar en una antología que desde su título anuncia
la compilación absoluta de LA POESÍA de los últimos
25 años en Chile y además, haber sido amigo personal
y literario de uno de los antologadores -con el cual compartimos visiones
de arte, proyectos, trabajos y un aprecio mutuo respecto a la valoración
estética de la producción- y no aparecer en el corpus,
no lo puedo interpretar más que como una maniobra de oscura
exclusión. El "ninguneo interesado" que por ahí
se le dice. Pueden faltar varios autores válidamente postulados,
si tomamos en cuenta el título de la antología, pero
en algunos nombres, la exclusión se muestra más evidente.
(Diario La Época, 25 de julio 1996. "La áspera
ruta de una antología poética"): "¿Por
qué no se incluyó a autores como Alexis Figueroa quien
fue Premio Casa de las Américas 86' o a Carlos Alberto Trujillo
(...) Teresa Calderón: Hay muchos autores que no están
en la antología porque no cabían. Teníamos una
lista de 200 poetas que cumplían con todos los requisitos cuando
empezamos. Sin embargo, se puede ver que sólo hay 54. Además,
no es una antología donde se escoge lo mejor de lo mejor, es
una muestra de poesía chilena y si faltan, que alguien haga
lo que falta...". Plop. Por otra parte, la ausencia de Ornar
Lara, cuya presencia, a través de Trilce, es manifiesta en
el prólogo mismo, es un asunto, diríamos, simplemente
indecoroso y de mal vivir cultural.
En realidad, no quiero designar en forma colectiva qué tipo
de operaciones porta la antología. A título personal
creo que fue hecha por un hombre cobarde -aunque muy buen escritor-,
una escritora mediocre- pero con muy buenas relaciones en el poder
cultural- y por una desconocida, que hasta donde me entero, cultiva
una poesía menor.
Por otra parte, en un rasgo de tipo esquizoide, Harris, antologador,
-después de avalar el ninguneo libresco (esto es, después
de la publicación de la dichosa antología)- señala
en una entrevista su orgullo por haber obtenido el Premio Casa de
las Américas 1996 con las siguientes palabras: "... está
la connotación del premio vinculado a tantos nombres de la
tradición latinoamericana como Cortázar, García
Márquez y poetas chilenos como Lihn y Alexis Figueroa"
(Diario El Sur, domingo 11 febrero 1996). Otro plop.
No puedo dejar de escribir sobre una de las ignominias presentes en
el libro: avalar la inclusión-exclusión en base a un
juicio -entre otros más defendibles y acaso menos solapados-que
se explícita así: "los antologados son escritores
que se destacaron por su posición crítica ante la dictadura".
(Cfr: Domingo 28 de junio, 1996 "El ruido de la poesía":
"...más aún, el criterio de selección de
los poetas de los 80, según los presentadores, se adscribe
a que éstos se mostraron en "manifiesta oposición
al régimen" (...) tal formulación contribuiría
a lanzar una especie de leyenda negra en torno a los no considerados
¿estarían a favor del régimen?..." ) ¿Cómo
quedamos? digo yo, siendo los ausentes signados de esta manera en
una antología de distribución acaso continental. Otro
plop.
Volviendo a un tono más académico: creo que una antología
es marca, hito, designio, una señal que traspasa una visión
de valor de parte de los antologadores. Tal vez, una forma de analizar
y dar cuenta de una antología es simplemente con paciencia
examinar la suficiencia de sus presupuestos de selección. Creo,
sin embargo, que toda antología se inserta en el eje del tiempo,
como huella real. Como tal, cumple al menos una función: introducir
variación, movimiento y polémica en torno al sector
de la literatura que ella misma presenta. Es una artefacto inclusor-exclusor
de discursos y también un modificador de lectura y recepción.
- ¿Cuál es tu relación con
el entorno literario inmediato en tu ciudad, Concepción?
Básicamente hablaré de la poesía. Conozco bien
el entorno de los autores jóvenes de Concepción, los
que constituyen un "cuerpo" coherente, que se relaciona
entre sí y con los autores de distinta generación. Entre
ellos, veo una búsqueda lírica digna, errática
a veces, y una voluntad de creación. Tal vez, uno de los rasgos
más evidentes de esta joven promoción es, a mi juicio,
su carácter más bien libresco y escritural antes que
experimentalistas, "operadores" y vanguardistas. Se trata
de una producción poética la más de las veces
claramente afirmada en la lírica, aunque, y esto es importante,
no en la facultad lírica como expresión de un belleza
formal y clisé. Me atrevería a decir que algo de Huidobro
ronda en algunos autores, algo de De Rokha también. Existe
además una presencia poética desde la mujer, desde la
joven mujer con una sensibilidad de lenguaje -fondo y forma- de milenaria
sensación femenina, emparentada con los ecos de Creta y de
las Diosas Madres más bien, y muy, muy distante de los desvelos
del feminismo y su poesía de tema "biológico-corporal"
tan típico de los 80'. Entre otros, mencionaría a Juan
Herrera, a Carlos Henrickson, a Verónica Makaya, a Damsi Figueroa,
a Rodrigo Spínola, a Alan Muñoz, y también a
la gente -ya en un carácter más confuso y de grupo-
reunida en ciertos talleres, como el Mano de Obra, o el del Departamento
de Jóvenes de la Municipalidad de Concepción. En realidad,
en estos momentos en Concepción circulan diversos productores
de literatura. Están los escritores reunidos alrededor de la
SECH Concepción, los independientes, los de los círculos
universitarios, etc., etc. Y tal vez, en estos tiempos, Concepción
no sea una ciudad de pelea. Existe variada actividad, pero no existen
revistas dignas del nombre, y tampoco existe posibilidad ninguna de
efectuar crítica pública en los espacios del Diario.
Creo que el Diario El Sur de Concepción, fuera de ser el peor
diario de Chile por su relación avisaje-noticia, es el único
diario que no da ningún espacio para comentar la producción
literaria regional. Por política de la gerencia, el Diario
no acepta colaboraciones de crítica sobre literatura regional.
Sí, de cuando en cuando aparecen artículos sobre grandes
libros publicados en Europa y Estados Unidos, trascendentales para
nuestro acervo cultural de región. Esta política se
enmarca muy bien, pienso, en el discurso de la autoprofecía
: "no aceptamos crítica" y como nada se publica,
qué mejor demostración de que en verdad no la hay. Recuerdo
una conversación con alguien del Diario. Ante mis precisiones
dijo que "ahora el Diario tenía la política de
la aldea Mac Luhan, la visión de una aldea global". Otro
Plop.
Y en relación al país, a la "patria
literaria" actual.
Creo que muchos grandes autores, y me refiero más bien a la
generación de los 80', están en espera de sus lectores.
Poseen libros poco difundidos y menos leídos, no por su calidad,
sino por el ninguneo interesado por parte del ejército de ocupación
sesentista y a la vez, por la flojera teórica y comodidad funcionaría
de los que una vez se configuraron como posibles "críticos
serios" en Chile. En general, la estrategia de este ejército
de ocupación es negar sistemáticamente el valor de esta
nueva producción, aunque no a través de un análisis
crítico, sino más bien negándole espacio público
para aparecer. ¿Qué crítico se ha fijado en el
texto "Trasmigraciones" de Roberto Merino? (Lo único
que conozco pertenece a un muy buen trabajo de D. Hogge, productor
de reflexión crítica de la nueva generación)
¿Y realmente en los gestos de Juan Luis Martínez?, (precisamente
lo ha hecho Merino, integrante también de las miradas nuevas
y de producción marginal) ¿O en el conceptualismo barroco
de "Húsar" de Guillermo Valenzuela?. No pueden; el
crítico sesentista universitario no puede, pues su teoría
y su insuficiencia de arte no les permite acceder al fenómeno
de una poesía viva, real. Por otro lado, recientemente, una
nueva promoción vine a insertarse acá, en los noventa.
Promoción presentada -no todos por supuesto pueden caer en
el saco e, incluso, puede que muchos sean inocentes de la maniobra
oficial- como los nuevos estetas, cultivadores de una poesía
formal, cuyo problema y anhelo es el cultivo de las "bellas formas",
en espíritu y métrica -por así decirlo-, en una
superficialidad concertacionista, instrumentalizada, anodina e ingenua.
Creo finalmente que para miel panorama chileno de la literatura es
complejo, e integrado por la presencia de un ejército de ocupación
sesentista, silencio crítico por parte de los intelectuales
que pudieran hacerla, imposibilidad de publicar opiniones en espacios
públicos tales como diarios y menos revistas universitarias,
demarcación de zonas de influencia en base al método
del garrote y la zanahoria, etc, etc. Para terminar, se trata casi
de un reflejo fractal y en pequeño de nuestra democracia: una
mezcla de autocomplacencia, miedo, y cobardía. Salvo unos pocos,
que valen.
Quisiera que retomáramos tu primer libro
y lo que significó el Premio Casa de las Américas. ¿Qué
le agregó a tu oficio este reconocimiento?
Me convirtió de un oscuro "poeta" de provincia, en
un poeta ubicado en el panorama escritural del país. Bien por
el premio, que es un buen y digno premio. Como tal, el fenómeno
me "ahorró" muchos años de contactos y relaciones.
Pero, con premio o sin premio, mi escritura hubiese seguido igual.
Soy un "escritor profesional", en el sentido de que mi principal
y querida actividad es la escritura. Pero para "ganarme la vida"
durante todos estos años, al igual que un poeta yanqui, he
sido de todo: artesano, maestro chasquilla, redactor "negro"
(es decir, escritor para otros), repartidor de "Avon", conductor
de talleres literarios, monitor cultural y arregladorde computadores,
tanto en hardware y software...uff, casi un aviso. Pero debo decirlo.
Tal como un amigo escritor -Alvaro Leiva- me dijo una vez, "tengo
el síndrome del poeta norteamericano: Esconder esta profesión".
Y además, no hacer de la "letra" su fuente fundamental
de ingresos. He trabajado en múltiples cosas, casi siempre
todas lejos de la Institución. Y he vivido teniendo los mismos
problemas de todos los que trabajan en malas condiciones en este país.
Así, creo que el problema de la "sobrevivencia económica"
del escritor, es la misma de cualquier trabajador en esta sociedad
precaria y seudo postindustrial.
Pese a este reconocimiento, una cosa es cierta: he sido excluido en
forma sistemática de cualquier tipo de "beca" o ayuda
estatal. No tengo ninguna duda de que mis proyectos enviados al Fondart
y Fondo del Libro son totalmente dignos, pero no ha pasado nada. He
visto, en cambio, como otros pelagatos insignificantes se abanican
con las verdes sumas. Pero es casi imposible abundar en esto, toda
vez que en Chile la "Vox populi" dice que "el que reclama"
es un resentido o un frustrado. Será pues. Como dice Emanuelle
Arsan (la misma de las películas "Emanuelle") la
crítica nunca ha asustado a los poderosos, sin embargo, la
risa les infunde pánico. Tal vez, algo de esto hay, ya que
una vez, en la Revista Piel de Leopardo (escrita con negritas como
se lo merece) dedicamos una carta a "Jaime Queasado, Floridor
de La Pera, Lady Teresa y Sir Thomas de la Torre de Mimbre"...
entre otros. Quezada es hoy por hoy, junto al señor Calderón,
una autoridad eficiente en el panorama de la distribución de
recepción y prebendas monetarias en Chile. Pero el tiempo pasa
y ya no lo será. Sin embargo, otros ocuparán su lugar.
Otra vez quedemos hasta aquí: soy un accidente insectívoro,
en opinión de algunos gendarmes de la cultura: no existo o,
me pueden aplastar de un manotazo. RIP.
Instrucciones (una suerte de poética)
Ahora está bien. "Muéstrese, señor,
así"
Instrucciones, instrucciones.
Necesitamos instrucciones.
"Hay un escritor detrás de la palabra",
escondido como lobo entre corderos
o a veces, como ciervo en la floresta.
Un camaleón que adquiere visos conforme al sentimiento
o alguien preocupado de la información.
O sólo "información".
Y cada lectura zarpa en un periplo antiguo,
Jasón guiado por la voz del mascarón entre las
islas doradas.
A modo de un pájaro sabio exhibo alguna suerte,
un destreza personal.
Un refinamiento: comer pájaros sabios.
Un canto moderno: es decir, una ilusión.
Pegar una etiqueta en la pared:
la identidad transformada en mancha estética.
Un acto moderno: un acto moderno, el aburrimiento lírico,
la voluntad de exponer.
"Ahora no quisiera estar en el cuero de un poeta joven,
qué puede decir a estas alturas un poeta joven"
dijo hace algún tiempo un escritor.
Podría haber dicho "no quisiera estar en sus zapatos"
o decir "ahí está de nuevo esa desagradable
poesía personal".
En fin: demasiada pretensión.
Breve reseña del autor.
Alexis Figueroa nace en Concepción, chile, en 1956. Estudió
Filosofía en la ciudad de Concepción, sin terminar la
carrera. Escritor, ha trabajado también en el área de
los medios escénicos como gionista y director de arte, específicamente
en teatro y danza contemporánea, y como productor cultural.
Ha publicado dos libro "Vírgenes del Son Inn Cabaret"
y "El laberinto circular y otros poemas".