Presentación “Imaginaria” antología poética de autoras del valle de Aconcagua Ediciones Casa de Barro, 2022. Edición y selección de Marco López Aballay y prólogo de Paola Cantero
Hoy me toca presentar la antología de poetas del Valle del Aconcagua “Imaginaria” selección realizada por Marcos López y prologada por Paola Cantero que bien ha tenido en publicar la Editorial Casa de Barro. Que importante trabajo ha hecho aquí Casa de Barro, en un país guetto como el que tenemos, las antologías funcionan también como un puente que nos permite conocer poéticas a las que raramente tendríamos acceso sino es por el esfuerzo que hace el antologador. En un mundo de fantasía, todo el conocimiento es accesible, todos podemos decir y todos podemos ser escuchados y/o leídos, pero sabemos claramente que eso no ocurre así. En un mundo como el que vivimos, lleno de redes sociales tramposas que operan entregándonos eso que se supone que nos va a gustar, difícilmente podemos acceder a otra cosa, salvo que tengamos muy claro qué es lo que estamos buscando, es decir, que sepamos exactamente qué es lo que no sabemos. En poesía eso es una estupidez. La poesía como un tipo de pensamiento, una ética y una política requiere de la construcción de vasos comunicantes, de entradas, de caminares que son mucho más dispersos.
Como me decía una vez el poeta Felipe Moncada, ir haciendo caminos entre los cerros, mirando hacia arriba y arriesgándose, más que seguir senderos de trekking ya hechos. Ediciones Casa de Barro entonces hace ese esfuerzo, nos presenta un camino al cual yo nunca podría haber accedido por las mías, puesto que vivo en Viña y no tengo como llegar a las vidas de estas autoras, menos aún a su producción poética, pese incluso a que vivamos en la misma región. Las antologías son por eso, proyectos en que una puede mirar un cuerpo de textos en función de uno o varios criterios que se declaran, en este caso el criterio aparece transparentemente en el título del libro: son autoras y son del Valle del Aconcagua.
Hay dos decisiones políticas fundamentales: hay una escritura necesaria de conocer que está situada por dos claves importantes: la vivencia de la provincia marcada por la experiencia de estar en el valle del Aconcagua y la experiencia de género que implica ser autora.
Casa de Barro ya había apostado por la clave de la provincia, no solo en la búsqueda permanente de autores y autoras que hace y que permite tener un catálogo situado en diferentes ciudades sino además en el esfuerzo teórico que implicó también la publicación de Felices Escrituras, poetas chilenas y chilenos pensando una provincia 1 y 2 como compilaciones de poetas que además escriben y reflexionan sobre esa categoría: la provincia.
Aquí en esta antología, estamos ante esas categorías puestas de manera interseccionada de manera de permitir adentrarnos en las poéticas de todas estas autoras.
El día de hoy me permitiré referirme a las autoras que podemos tener en cuerpo presente y que después de este texto, podrán leernos sus textos en vivo y en directo aquí en la ciudad de Quillota. Me refiero a Arlen Cubillos, Paulina Molina, Rocío Figueroa y Joselyn Villaroel.
Arlen Cubillos nos presenta una poética que se alimenta desde imágenes cotidianas que desde el lugar explícito del ser mujer de provincia hoy en el Chile del 2023, se permite escribir. Se permite, repito, casi en un juego de resistencia: los quehaceres de la casa nos invaden, no como ese único lugar al que el patriarcado nos ha condenado, sino como una especie de peste que nos invade, un agente que no podemos evitar, no nos deja publicar, no nos deja vivir. Esta poética da vida a esos quehaceres y por ende nos permite también tener una posición activa al respecto pues interactuamos con ellos. Paulina Molina en una poética con tintes de una lírica naturalista, se permite dar agencia ahora a esa naturaleza, a la palabra que amontona, tratando de aminorar el peso del silencio entre grafías y adorando la soledad como un estado en el cual se encuentra con una verdad que se añora. Rocío Figueroa, nos presenta las micros como el escenario de sus textos, donde las cosas tienen un protagonismo particular: el klenzo, la ropa, incluso ella misma derivada en una cosa, como si ahora lo que se quisiera es evitar el protagonismo, siendo desplazado a un lenguaje que se encuentra entre los diferentes objetos que se observan, sean estos incluso un niño o la propia infancia. Joselyn Villarroel por su parte, nos trae la idea de una suerte de destino del que no se puede escapar pues ha sido adjudicado, donde la literatura salva, y donde el problema del tiempo y sus relojes, se presenta a veces con una pesada materialidad, tal como las rocas que circundan en Valle del Aconcagua y sus amores secos.
Hay en estas poéticas, que son diferentes y distinguibles, en términos de voces que trabajan desde posiciones líricas diferentes: unas más de agente, otras más de describir, unas más con el uso de la forma lírica candente, otras con un corte de verso árido, temáticas que a mi parecer conectan sus experiencias creativas: aparece el paisaje como un protagonista, las piedras, la naturaleza, la casa, la micro, la vivencia de un día cotidiano. Está la historia reciente también y el estallido como un momento que se cuela en los cuerpos poéticos porque parece que es necesario también hablar de esto, hablar EN esto. Las mujeres hemos sido consideradas objeto durante demasiado tiempo en la historia y a pesar de ello, hemos escrito y nos hemos revelado a través de nuestra potencia creadora. El patriarcado nos ha hecho ser capaces de tener varias vidas paralelas, de manera de poder vivir en eso que implica estar volcadas hacia los demás y al mismo tiempo, volcarnos hacia un dentro que a ratos desconocemos. En tiempos políticos en que a cada rato pareciera que nuestros más mínimos derechos pueden sernos arrebatados una y otra vez, imponiéndonos nuevamente lugares que no hemos elegido, la poética de estas poetas nos dice que debajo de todos estos discursos, siempre está la vida y la fuerza de su creación, siempre está la literatura, y este libro, que hoy nuevamente es un puente donde podemos encontrarnos, un otro lugar decidido.
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Ediciones Casa de Barro, 2022.
Edición y selección de Marco López Aballay y prólogo de Paola Cantero
Por Alejandra Sofía González Celis.
