Producto de una antología de poetas jóvenes que prepara
Raúl Zurita -para Lom Ediciones- se ha instalado una polémica
anticipada. Aunque todas las antologías provocan adhesiones
y rechazos. Los criterios y conocimientos del o los antologadores,
nunca serán del gusto de todos. Por otro lado, la
Revista de Libros de El Mercurio, publicó en su edición
aniversario una encuesta acerca de los poetas que hoy sobresalen titulada:
El nuevo "Dream team" chileno. Muchos de los elegidos están
también en la antología de Zurita. Lamentablemente,
en esta encuesta, se consultó sólo a poetas y talleristas
del circuito permanente de Santiago, salvo uno o dos, no recuerdo
bien. ¿Y las regiones? ¿No son factibles de ser encuestadas?.
En todo caso, a nadie le puede parecer mal la difusión de
nuestros poetas, sobre todo de los jóvenes. También
es bueno que haya muchas antologías. El problema es otro, y
tiene que ver con la marginación inexplicable -salvo que sea
por ignorancia- de algunos poetas de gran nivel de la inmensa mayoría
de las páginas literarias que se publican en los diarios y
revistas. Tiene que ver con la centralización exagerada, con
la discriminación social, racial y estética, debido
a un academicismo mal entendido y anglosajonizado que promueve una
especie de canon único o de moda. Tiene que ver con el intento
–por parte de algunos críticos y poetas con tribuna pública
y relacionados con instancias de poder comunicacional- de promover
sólo lo que ellos consideran "novedoso" o "fundacional"
en la escritura, a la manera de los vanguardistas o los "poetas
malditos", sin entender con claridad aquellos procesos relacionados
íntimamente con la historia social de cada país ni comprender
que la pólvora ya está descubierta. En Chile, donde
todo se centraliza en la capital, los medios de comunicación
de mayor masividad privilegian a quienes pertenecen a fundaciones,
talleres o grupos generacionales y literarios bastante definidos.
Existe la tendencia de omitir a aquellos poetas que funcionan en provincia
o en las agrupaciones y Centros Culturales poblacionales. Y más
aún si éstos consideran la poesía como una herramienta
de lucha político-social y rechazan el arte por el arte. Para
ser hoy un poeta reconocido es requisito sine qua non haber estado
en un taller de la Fundación Neruda, principalmente, u otro
dependiente de alguna entidad institucionalizada en el ámbito
de las letras y que se pretenden despolitizados.
Dentro de las fundaciones y talleres encontramos valiosos e interesantes
poetas, pero también muchos que no. El talento nunca está
en todas partes, y esto sucede en cualquier oficio y época.
Con las antologías es igual, no siempre todos los elegidos
llegarán a mantener una obra valiosa en el tiempo. Y no habló
de una obra fundacional o relacionada con algún "ismo",
habló simplemente de poesía bien escrita. Razones por
las cuales pienso que el prólogo de la antología de
Zurita dado a la publicidad bajo el rótulo de "El baile
de los niños" más que ayudar a los poetas que la
integran los pone en una situación incómoda. Cualquiera
que lo lea se creará expectativas superlativas de los poetas
antologados, las que seguramente no siempre se cumplirán. Con
todo respeto por los poetas citados –a los cuales he leído
y a muchos conozco personalmente- me parece que el antologador se
excedió en las alabanzas, adjetivos y comparaciones utilizando
un lenguaje apoteósico que nada aporta. Ese tipo de loores
–en ese tono- me parecen innecesarios a un grupo de poetas con méritos
suficientes para que sus poemas hablen por sí solos, el resto
lo dirá el tiempo y el desarrollo literario de cada uno. Tampoco
encuentro justo decir que: "Inmediatamente antes de ellos -por
el momento- no hay nada". Eso es falso, baste leer a Pavel Oyarzún
(Punta Arenas, 1963); Isabel Gómez (Curicó, 1959); Arturo
Volantines (Copiapó, 1955); Esteban Navarro (Reumén,
1956); Juvenal Ayala (Iquique, 1959) o Pavella Coppola (Santiago,
1963), por dar seis ejemplos, para que la afirmación quede
refutada. Y si "después de ellos" se trata, lean
a Raimundo Nenen (Punta Arenas, 1984); Úrsula Starke (San Bernardo,
1983); Rodrigo Urzúa (Punta Arenas, 1984); Bernardo Andrés
González (Talca, 1986) y Daniela Pizarro (Santiago, 1982).
Todos con talento suficiente para ser incluidos en cualquier antología.
Y así hay muchos más de gran valía a lo largo
del país, por lo que las canonizaciones resultan fuera de lugar.
De todas maneras, me parece que las opiniones contrarias a los conceptos
vertidos en el prólogo por Zurita no niegan –ni tendrían
porque hacerlo- el valor de la antología, toda antología
es un aporte.
En otro aspecto, pienso que lo que más daño causa a
nuestro mundo literario es esa pretensión por parte de algunos
de querer imponer a cómo dé lugar a ÉL poeta.
En Chile hay muchos buenos poetas y eso a ciertos "autoelegidos"
les molesta. Entonces forman cofradías y plantean cánones
y proyectos excluyentes para sobresalir. Surge la arrogancia y la
megalomanía. Pero menos mal que la mayoría de los "jóvenes"
poetas son inteligentes, amplios y generosos. Y comprenden que en
el país hay espacio para todos. Hace años Pablo de Rokha
escribió lo siguiente, que me parece viene al caso: "hoy
por hoy existe un grupo de muchachas y muchachos que comprenden perfectamente
que es posible ser un imbécil y tener prestigio internacional
y que hay idiotas premiados y condecorados como los caballos".
Luego sentencia esta idea con un ejemplo: "En tiempos de Pushkin
hubo un tal Timoféiev, poeta, a quien Senkovski ("Alone",
el Cura Dussuel, o Silva Castro) proclamó ¡el mayor de
los genios!. Le pertenece una obra inolvidable titulada: ¡oh,
barba, barbita mía..".
Finalmente, quisiera decir que la poesía en nuestro país
no nace ni se funda con "La Araucana". La poesía
en Chile -y en el continente- tiene la raíz más honda
en la poesía precolombina. Cuando Colón llegó
a nuestras tierras ya habían sido creados estos versos: "Soy
cara traviesa, flor es mi canción./ Se va tramando y luego
se despliega. ¡Ah, soy el casero!/ Llego a donde la Flor Blanca
está erguida:/ ésa es tu casa y entre las trompetas/
tus libros relucen como el Sol. ¡Ah, soy el casero". ¿Romanticismo?
¿Modernismo? ¿Vanguardismo? ¿Antipoesía?.
No. Sólo poesía.