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POÉTICA, ANTOLOGÍAS Y POETAS
(breves apuntes)

por Alejandro Lavquén

 

Producto de una antología de poetas jóvenes que prepara Raúl Zurita -para Lom Ediciones- se ha instalado una polémica anticipada. Aunque todas las antologías provocan adhesiones y rechazos. Los criterios y conocimientos del o los antologadores, nunca serán del gusto de todos. Por otro lado, la Revista de Libros de El Mercurio, publicó en su edición aniversario una encuesta acerca de los poetas que hoy sobresalen titulada: El nuevo "Dream team" chileno. Muchos de los elegidos están también en la antología de Zurita. Lamentablemente, en esta encuesta, se consultó sólo a poetas y talleristas del circuito permanente de Santiago, salvo uno o dos, no recuerdo bien. ¿Y las regiones? ¿No son factibles de ser encuestadas?.

En todo caso, a nadie le puede parecer mal la difusión de nuestros poetas, sobre todo de los jóvenes. También es bueno que haya muchas antologías. El problema es otro, y tiene que ver con la marginación inexplicable -salvo que sea por ignorancia- de algunos poetas de gran nivel de la inmensa mayoría de las páginas literarias que se publican en los diarios y revistas. Tiene que ver con la centralización exagerada, con la discriminación social, racial y estética, debido a un academicismo mal entendido y anglosajonizado que promueve una especie de canon único o de moda. Tiene que ver con el intento –por parte de algunos críticos y poetas con tribuna pública y relacionados con instancias de poder comunicacional- de promover sólo lo que ellos consideran "novedoso" o "fundacional" en la escritura, a la manera de los vanguardistas o los "poetas malditos", sin entender con claridad aquellos procesos relacionados íntimamente con la historia social de cada país ni comprender que la pólvora ya está descubierta. En Chile, donde todo se centraliza en la capital, los medios de comunicación de mayor masividad privilegian a quienes pertenecen a fundaciones, talleres o grupos generacionales y literarios bastante definidos. Existe la tendencia de omitir a aquellos poetas que funcionan en provincia o en las agrupaciones y Centros Culturales poblacionales. Y más aún si éstos consideran la poesía como una herramienta de lucha político-social y rechazan el arte por el arte. Para ser hoy un poeta reconocido es requisito sine qua non haber estado en un taller de la Fundación Neruda, principalmente, u otro dependiente de alguna entidad institucionalizada en el ámbito de las letras y que se pretenden despolitizados.

Dentro de las fundaciones y talleres encontramos valiosos e interesantes poetas, pero también muchos que no. El talento nunca está en todas partes, y esto sucede en cualquier oficio y época. Con las antologías es igual, no siempre todos los elegidos llegarán a mantener una obra valiosa en el tiempo. Y no habló de una obra fundacional o relacionada con algún "ismo", habló simplemente de poesía bien escrita. Razones por las cuales pienso que el prólogo de la antología de Zurita dado a la publicidad bajo el rótulo de "El baile de los niños" más que ayudar a los poetas que la integran los pone en una situación incómoda. Cualquiera que lo lea se creará expectativas superlativas de los poetas antologados, las que seguramente no siempre se cumplirán. Con todo respeto por los poetas citados –a los cuales he leído y a muchos conozco personalmente- me parece que el antologador se excedió en las alabanzas, adjetivos y comparaciones utilizando un lenguaje apoteósico que nada aporta. Ese tipo de loores –en ese tono- me parecen innecesarios a un grupo de poetas con méritos suficientes para que sus poemas hablen por sí solos, el resto lo dirá el tiempo y el desarrollo literario de cada uno. Tampoco encuentro justo decir que: "Inmediatamente antes de ellos -por el momento- no hay nada". Eso es falso, baste leer a Pavel Oyarzún (Punta Arenas, 1963); Isabel Gómez (Curicó, 1959); Arturo Volantines (Copiapó, 1955); Esteban Navarro (Reumén, 1956); Juvenal Ayala (Iquique, 1959) o Pavella Coppola (Santiago, 1963), por dar seis ejemplos, para que la afirmación quede refutada. Y si "después de ellos" se trata, lean a Raimundo Nenen (Punta Arenas, 1984); Úrsula Starke (San Bernardo, 1983); Rodrigo Urzúa (Punta Arenas, 1984); Bernardo Andrés González (Talca, 1986) y Daniela Pizarro (Santiago, 1982). Todos con talento suficiente para ser incluidos en cualquier antología. Y así hay muchos más de gran valía a lo largo del país, por lo que las canonizaciones resultan fuera de lugar. De todas maneras, me parece que las opiniones contrarias a los conceptos vertidos en el prólogo por Zurita no niegan –ni tendrían porque hacerlo- el valor de la antología, toda antología es un aporte.

En otro aspecto, pienso que lo que más daño causa a nuestro mundo literario es esa pretensión por parte de algunos de querer imponer a cómo dé lugar a ÉL poeta. En Chile hay muchos buenos poetas y eso a ciertos "autoelegidos" les molesta. Entonces forman cofradías y plantean cánones y proyectos excluyentes para sobresalir. Surge la arrogancia y la megalomanía. Pero menos mal que la mayoría de los "jóvenes" poetas son inteligentes, amplios y generosos. Y comprenden que en el país hay espacio para todos. Hace años Pablo de Rokha escribió lo siguiente, que me parece viene al caso: "hoy por hoy existe un grupo de muchachas y muchachos que comprenden perfectamente que es posible ser un imbécil y tener prestigio internacional y que hay idiotas premiados y condecorados como los caballos". Luego sentencia esta idea con un ejemplo: "En tiempos de Pushkin hubo un tal Timoféiev, poeta, a quien Senkovski ("Alone", el Cura Dussuel, o Silva Castro) proclamó ¡el mayor de los genios!. Le pertenece una obra inolvidable titulada: ¡oh, barba, barbita mía..".

Finalmente, quisiera decir que la poesía en nuestro país no nace ni se funda con "La Araucana". La poesía en Chile -y en el continente- tiene la raíz más honda en la poesía precolombina. Cuando Colón llegó a nuestras tierras ya habían sido creados estos versos: "Soy cara traviesa, flor es mi canción./ Se va tramando y luego se despliega. ¡Ah, soy el casero!/ Llego a donde la Flor Blanca está erguida:/ ésa es tu casa y entre las trompetas/ tus libros relucen como el Sol. ¡Ah, soy el casero". ¿Romanticismo? ¿Modernismo? ¿Vanguardismo? ¿Antipoesía?. No. Sólo poesía.

 


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Alejandro Lavquén: Poética, Antologías y Poetas (breves apuntes).
agosto de 2004.