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OVULADA
de Amanda Durán

Por Alejandro Lavquén

 

Amanda Durán publicó su primer libro, Zona primavera (1992), a los doce años, prologado por Nicanor Parra. Posteriormente participó en diferentes proyectos relacionados con lo audiovisual, el teatro y la música. Pero siempre manteniendo la escritura como centro de su arte. Sus textos han aparecido en revistas y sitios en la red. Hoy nos presenta Ovulada (Mago Editores/ 2007), un libro donde sin duda manifiesta su talento y capacidad de construir historias con situaciones polémicas y llenas de aristas, que pueden parecer ingratas al ojo conservador, tanto en lo temático como posiblemente en lo estructural. Pero esto da lo mismo cuando la poesía fluye sin límites y el sujeto poético se desarrolla a plenitud, como es el caso de este libro.

El texto, está marcado por el dolor y sangra constantemente, desde el inicio, como un diluvio de conflictos no resueltos: "La niña que no soy/ que nunca amó a su padre/ y finge/ gemidos falsos/ y falsos/ a ras de hambre/ o muerte". Abunda la figura de la casa familiar y sus quebrantos, un lugar que se manifiesta en imágenes de amor-rencor o viceversa, a lo largo del poema; otras veces como un momento de reflexión. La imagen del padre muerto ¿o ausente?, es constante, como un fantasma que va y viene en un acorde difuso de la memoria, pero que se empecina en regresar. También se percibe una especie de imagen edípica: "mi padre se atraviesa en mi cama/ apareces", que toma forma de rabia, de un cuestionamiento familiar muchas veces no claro, puede ser una alerta, una provocación o un llamado de atención sobre los deseos. Quizá un grito contenido: "Construí un muro con los restos de mis hermanos/ oriné en la primera piedra/ para que no se sintieran solos". O estos otros versos: "me arrancaron un hijo y lo hicieron hombre/ me saquearon el útero/ fermentaste mi sexo/ mi piel/ la sangre frita/ como carnicero entregaste mi pecho/ y lo llenaste de leche/ a mi hijo/ Yo le leo Edipo/ día tras noche/ es/ más hermoso que tú/ y cree que me ama". Ovulada es un fárrago de analogías y símbolos que asombran por las rasgaduras internas que se reflejan en la conciencia e inconsciente del hablante poético, pero también asombran por el buen manejo del lenguaje y el trabajo de las imágenes. Sobre este punto, Patricio Manns, reflexiona en las palabras preliminares del poemario: "estoy pensando en una conciencia que contenga en sí misma las múltiples referencias necesarias para desarrollar, al menos, una poesía que repose en la sinceridad y la verosimilitud. Y sin embargo, ignoro de donde viene el sentido postrero, tenso y veraz de estos versos, algunos de ellos tan notables y tan vívidos, tan dramáticos y elocuentes, que me dejan confuso, tamboreando en un cacho incalculable".

Junto al tema central, fijado en el resquebrajamiento de la familia, que bien puede ser cualquier familia, se reconsideran otros sentimientos. Por ejemplo, el amor es abordado a través del conflicto conyugal, de la cotidianeidad, la ilusión, posibles desafectos, etcétera: "sin asco/ revientas mi carne/ sin hambre/ vamos y venimos de la piel sin tocar" (...) "ya no corre amor de tu esperma ni tu sangre/ pieles chillan/ y el silencio es/ lo único que te atraviesa". Existe también una insinuación incestuosa en muchos versos e imágenes, pero no necesariamente en el sentido formal del concepto, sino como una acción de rebeldía ante la ausencia paterna, como un juego o venganza quizá no asumida. Ovulada es un libro de parámetros muy abiertos a lecturas varias, un puntapié a ciertos valores que permanecen aprisionados en las comisuras de la hipocresía. Los versos son fuertes, asumidos y concretos, descarnados y rotundos, como, por ejemplo, los siguientes: "masturbabas a tu madre/ la imaginabas desnuda/ la trajiste a nuestra casa/ y te acostaste con ella/ pero dijiste mi nombre/ desolado/ me pediste un hijo". Por otro lado, dentro de tantos elementos trágicos, se percibe un dejo de ironía y placer narrativo. Una obra literaria refleja también el goce de la escritura, el desdoblamiento de los personajes, las distintas intenciones de cada poema; el mensaje que se pretende asumir. En fin, un segundo libro de Amanda Durán, que pasa del desamparo a la indignación, del dolor al placer, de la desazón a la esperanza; también en la poesía es válida la ley de la negación de la negación, y los elementos literarios van transformándose en su contrario como en un espiral. Es el caso de Ovulada.

 

 

 

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"Ovulada" de Amanda Durán.
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