La extensa y profunda tradición poética que España
ha dejado en Hispanoamérica quizá sea uno de los motivos
que lleva -a no pocas personas- a pensar que en nuestro continente
la práctica de la poesía comienza a desarrollarse con
posterioridad a la invasión española tras la
llegada de Colón a América. Pero la realidad es distinta,
aunque lamentablemente poco conocida, incluso por el público
lector habitual.
Habría que comenzar diciendo que el poblamiento de América
se inicia 35.000 años antes de nuestra era, aproximadamente,
causado por hordas que cruzaron el estrecho de Bering. En Centroamérica
las primeras civilizaciones datan de cerca del 1.500 a.n.e y los pueblos
más representativos de éstas fueron los que conformaron
los imperios Maya y Azteca. Civilizaciones de gran complejidad
social y sentido religioso que practicaron una escritura jeroglífica.
En cuanto a su alimentación, el cultivo del maíz fue
de vital importancia. Más al sur, en la zona andina, destacó
el imperio Inca cuyo régimen político era una
especie de comunismo de Estado. Estos llegaron a extender sus dominios
hasta el río Maule donde fueron detenidos por los Mapuche,
pueblo que resistió la presencia de los españoles durante
tres siglos. La historia de esta epopeya quedó testimoniada
en el poema épico de Don Alonso de Ercilla y Zúñiga:
"La Araucana".
En cuanto a la cultura, los pueblos precolombinos llegaron a alcanzar
un gran desarrollo en áreas como la arquitectura, aritmética
y astronomía. Esto principalmente en los imperios Maya, Azteca
e Inca, pues a pesar de ser muchos los pueblos que poblaron la América
Prehispánica, fueron éstos los que lograron hegemonizar
a sus vecinos y someterlos, llegando a conformar grandes civilizaciones.
Aunque no se puede desconocer el profundo aporte de los Olmecas
(quienes fueron los primeros en crear una escritura jeroglífica
en América), Zapotecas, Teotihuacanes, Toltecas,
etc. En la América del sur los Chibchas y Quembayas
dieron gestación a las culturas de la región de Colombia
y los Quichuas formaron el imperio del Tahuantimsuyo (incaico)
desde Quito -en el actual Ecuador- hasta el río Maule en lo
que hoy se denomina Chile. Respecto a Norteamérica, es donde
se han encontrado los vestigios más antiguos de cultura precolombina,
especialmente en Arizona, Nuevo México y Nevada, pero que no
alcanzaron el grado de civilización de sus vecinos de más
al sur. De la poesía oral india de Norteamérica se ha
podido tener conocimiento de, por ejemplo, la de los pueblos sioux,
pawnee, y pápago, entre otros. Dice un poema de estos últimos:
"¿Cómo empezaré mis cantos
en la noche azul que está llegando?
En la gran noche mi corazón saldrá afuera,
las sombras vienen hacia mí sonando.
En la gran noche mi corazón saldrá afuera".
En cuanto a los textos precolombinos de los pueblos más desarrollados
socialmente, no es mucho tampoco lo que ha quedado, aunque sí
lo suficiente para hacerse una idea del concepto poético de
estos pueblos. Esta poesía posee, principalmente, un fuerte
sentido religioso de comunicación colectiva entre los hombres
y sus divinidades, también encontramos, además de los
textos sagrados, una cantidad de poemas educativos, líricos,
épicos y eróticos, muchos de los cuales fueron transmitidos
en forma oral y luego llevados a la simbología escrita. Los
habitantes precolombinos dieron una importancia superlativa al cosmos,
sacralizándolo incluso en sus manifestaciones orgiásticas
y festivas, que no eran menores dentro de su cultura. La conservación
de los textos se debe principalmente a los códices o libros
en lengua autóctona escritos por los amanuenses más
letrados. Muchas de las creaciones precolombinas, sobre todo las dramáticas,
se cantaban y bailaban en las ceremonias rituales, eventos esenciales
en el desarrollo cotidiano de estas sociedades.
Para este breve recorrido por la poesía precolombina nos basaremos
fundamentalmente en las culturas azteca, maya, e inca, siendo la idea
resaltar aspectos que, si bien pueden resultar generales, acerquen
al lector, de algún modo, a la literatura practicada por nuestros
antepasados más cercanos, permitiéndonos, a la vez,
una especie de reencuentro con nuestras raíces prehispánicas.
Los Aztecas
Los aztecas fueron un pueblo que tomó muchos elementos culturales
de los Olmecas (mencionados anteriormente); de los Zapotecas, que
poseían un sistema de escritura que grabaron en pergaminos
y piedra.
De los Mixtecas, de los cuales se conservan códices pintados
sobre piel de animales y de los Teotihuacanes cuyo legado religioso
fue profundo. Fueron politeístas con un marcado antropomorfismo.
En el aspecto lingüístico no pronunciaban la b, g, r y
s. Usaban mucho los sonidos p, c, l y x, predominando el tl. Los poetas
en esta cultura poseían un elevado rango que los ponía
a la par con sacerdotes, nobles y príncipes. Algunos nombres
que se conservan son los de Netzahualcoyotl, Tlacahuepan,
Tozcuatectli y Tlatecatzin, entre otros. La mayor parte
de la poesía azteca o Náhualtl es anónima y priman
los poemas de corte místico donde la relación con la
divinidad prevalece, tal como se expresa en este fragmento perteneciente
al texto "Rito de los cinco Soles":
"Y decían que a los primeros hombres
que dios los hizo, los forjó de ceniza.
Eso lo atribuían a Quetzalcóalt, cuyo signo es
el viento"
(...)
"Se cimentó luego el tercer Sol. Su signo era lluvia"
(...)
"Y decían que en él llovieron las pedrezuelas
que vemos,
que hirvió la piedra tezontle
y que entonces se enrojecieron los peñascos"
Otro poema importante se titula "Poema de Quetzalcóatl
y el nacimiento de Huitzilopochtli". Vale destacar unos singulares
concursos de poesía llamados Huehuetitlan donde participaban
los caudillos y guerreros. Estos fueron recogidos luego en los Cantares
Mexicanos.
En un poema festivo, "Canto de Chalco" donde se eleva la
figura del vate, se canta:
"¡Oh!, llegaron las flores,
las flores en primavera:
bañadas de sol están las múltiples flores;
son tu corazón, tu cuerpo, ¡oh dador de la vida"
Los aztecas practicaron los sacrificios humanos y mantuvieron un
permanente estado de guerra con sus vecinos, lo que también
quedó reflejado en su poesía:
"¿Qué estáis pensando, príncipes
de Huexotzinco?
Fijad la vista en Acolhuacan,
la tierra arrasada, como sementera de Huexotla
de Itztapalocan.
¡reina la noche en la ciudad!"
(...)
"¿Por qué motivo nos aborrece Tezozomoctzin?
¡Acaso muerte nos prepara y guerra quiere!
¡Ya está tendida la batalla en Acolhuacan!
Aunque afligidos, damos placer
al dador de vida".
También sería importante destacar que el poeta cumplía
además una función de educador, historiador, teólogo
y filósofo, todas funciones donde se mezclaba lo real con lo
mitológico.
Los Mayas
Los mayas fueron uno de los mayores imperios de la civilización
precolombina, llegando a abarcar sus dominios Tabasco, Chiapas, el
Yucatán, Guatemala, Honduras y una parte de El Salvador. Su
imperio pasó por varias etapas: Antiguo Imperio Maya, período
formativo (1500 a.n.e. al 150 d.n.e). Apogeo y fin del Antiguo Imperio
(período clásico 300 al 800 d.n.e.)
y el Nuevo Imperio Maya (cultura maya-tolteca), hacia el siglo X y
sobreviviendo hasta 1250 gracias a la liga Mayapán que unió
a todas las ciudades del Yucatán. Posteriores guerras y plagas
acabaron con los últimos vestigios del esplendor de la civilización
y ciudades mayas. Este pueblo destacó por su sistema numérico
vigesimal con conocimiento del cero. Desarrolló un sistema
de escritura y de grafismo numérico. Conocieron las fases de
la luna y crearon un calendario basado en la observación de
los astros. En su faceta literaria escribieron "libros"
en tiras de piel de venado y la obra más importante de su literatura
es el Popol Vuh, que está a la altura de grandes obras
universales como la Biblia, la Teogonía o el Ramayana. De manera
general podríamos decir que relata la lucha de los mellizos
Hunahpú e Ixbalanqué (los gemelos civilizadores) contra
los gigantes Vucub Caquix, Zipacná, Cabracán y los señores
de Xibalbá. En 1542 fue transcrito a letras latinas por Fray
Alonso del Portillo de Noreña y entre 1701 y 1703 Fray Francisco
Ximénez lo tradujo al español. Junto al Popol Vuh
está el Chilam Balam, un conjunto de libros que cuentan
sobre el modo de vida de los mayas antes y después de la conquista,
dejando de manifiesto sus aspectos religiosos y mitológicos.
A pesar de la dificultad idiomática y falta de estudios al
respecto han llegado hasta nuestros días algunos textos a través
de los cuales podemos conocer el concepto poético de esta cultura.
Estos textos han sido conservados principalmente gracias a la tradición
oral. De un poema llamado "Himno Solar" rescatamos estos
versos:
"Veo lo malo y lo bueno aquí en la tierra.
Dame tu luz, mi verdadero padre.
Pon en mí pensar y en mi inteligencia mucho entendimiento
a fin de que pueda reverenciarte cada día".
Dentro de la cultura maya también podemos encontrar escritos
lacandones y tzotziles que nos hablan de adivinaciones, ofrendas,
exorcismos y otros rituales. Curioso resulta un texto tzotzil titulado
"Rezo para curar la epilepsia":
"Fuego amarillo, te has convertido en epilepsia.
Viento del norte,
te has convertido en epilepsia"
(...)
"¡Arréglate, pulso grande! ¡Arréglate
pulso chico!
Los dos pulsos en una hora, en media hora,
así sea, Señor.
Así te acabas
sobre trece montañas
sobre trece lomas,
ahí te acabas en medio de trece filas de rocas,
ahí te acabas en medio de trece filas de árboles".
En otras temáticas podemos encontrarnos con bellos poemas
de amor, como por ejemplo uno llamado "Alabanza" al cual
pertenecen los siguientes versos:
"Es necesario que te veas como eres:
la más bella de todas,
aquí en el pueblo de Zibalche.
Te amo.
Quiero que luzcas de verdad muy hermosa,
parecida a la estrella humeante,
deseada hasta por la luna y las flores del campo".
El legado de la literatura maya, si bien es todo un aporte a nuestra
historia, aún está por desentrañarnos sus mejores
páginas.
Los Incas
Al sur de América, en la región andina, floreció
quizá el más poderoso de los imperios precolombinos,
el Imperio Inca. Anterior a la aparición de los incas, la región
andina estuvo poblado por una raza llamada "ándina",
que pobló el litoral peruano entre los años 200 y 700
a.n.e, y
que en la medida que se desarrollaban lo hicieron diversificándose
en variadas culturas. En su mayor extensión el imperio alcanzó
desde Quito hasta gran parte del actual territorio chileno, integrando
a pueblos como los Aymaraés, Chinbúes y Diaguitas, entre
otros. Importante fue la cultura Chavín, la más antigua
de las altas mesetas andinas, la Mochica, la Pacaras y la Nazca. Sobre
el origen de los Incas más que los hechos históricos
abundan las leyendas. Su legado arquitectónico como el de Tiahuanaco,
junto al Titicaca, que nos muestra imponentes construcciones y la
"Puerta del Sol", refleja la grandeza de una civilización
que también ha sido llamada por algunos como "El Imperio
del Sol". Y qué decir de Machu Picchu, cuyas ruinas hablan
por sí solas.
Si bien en el proceso de unificación del Imperio Inca la lengua
quechua fue un elemento importantísimo, éstos no conocieron
la escritura, por lo que su poesía sólo nos ha llegado
de manera oral. Asunto extraño para un pueblo que política
y socialmente poseyó una organización de primer nivel.
También practicaron la pintura, la agricultura (cultivaron
el maíz y la patata) y la cerámica. Lograron trabajar
varios metales, siendo el oro uno de los principales y además
el que más desgracias les traería tras la llegada de
los españoles. Como no dejaron escritura, los sacerdotes amautas
versificaban los hechos y los recitaban en las Fiestas del Sol. Estos
además estaban encargados de la educación de la juventud
nobiliaria. También tuvieron un destacado papel los harauec
que practicaban la poesía narrativa mezclando historia y mito.
Los Incas tenían un sistema llamado quipu o escritura de nudos
que sirvió para recordar los acontecimientos mediante la cuelga
de objetos en cada nudo que hacían en un cordel.
Su calidad de pueblo guerrero y sin misericordia con sus enemigos
quedó grabada en el siguiente poema:
"Beberemos en el cráneo del traidor,
usaremos sus dientes como un collar,
de sus huesos haremos flautas,
de su piel haremos un tambor;
después bailaremos".
Su misticismo religioso lo reflejan, por ejemplo, estos versos del
poema "Viracocha":
"¡Dios que gobierna y provee,
Que crea con sólo decir:
Sea hombre, sea mujer,
Que viva libre y en paz
El ser que pusiste
Y criaste".
Pero la mayor fuerza espiritual de los Incas venía de su relación
con el Sol y la importancia de éste en su vida cotidiana. En
este hermoso poema aquello se expresa con altos matices líricos:
"Una llama quisiera
que de oro tuviera el pelo
brillante como el Sol;
como un amor fuerte,
suave como la nube
que la aurora deshace.
Para hacer un quipus
en el que marcaría
las lunas que pasan,
las flores que mueren".
Cabría resaltar que este pueblo también cultivo el
arte dramático con obras teatrales sobre diferentes temas,
representadas por grupos llamados pukiskulla. Los géneros teatrales
claramente definidos fueron el wanka, de carácter histórico
y el aránway que versaba sobre sucesos cotidianos. Su
drama más famoso fue Ollantay, prohibido luego bajo
pena de muerte tras la rebelión de Tupac Amaru en 1781.
Guaraníes y Mapuche
Si bien estos pueblos no alcanzaron grados superiores de civilización
y tampoco dejaron textos escritos, se ha podido recoger algunos testimonios
poéticos a través de la tradición oral, los que
posteriormente fueron transcritos por estudiosos del tema como una
manera de conservar parte de estas cultura sudamericanas. Los guaraníes
habitaron gran parte del Río de la Plata, Paraguay y parte
de Brasil, llegando incluso a penetrar, en ocasiones, hasta la cordillera
de los Andes. Fueron monoteístas y llamaban al bien Tupá
y al mal Añang. Un poema de ellos dice:
"Detente, culebra, detente,
para que mi hermana copie tus bellos colores
como modelo de un lujoso cinturón
que voy a dar a mi amada.
Tu belleza será así siempre preferida
a la de todas las demás serpientes".
En cuanto a los Mapuche, habitaron al sur de lo que hoy es Chile
y fueron el pueblo que más resistencia opuso a la conquista
española. Creían en un Ser Supremo llamado "Guenupillán"
y en la inmortalidad del alma: "pillán". Otras
divinidades eran Meulen (benefactor), Huecub (el mal),
Epunamun (dios de la fábula) y Antumalguen (esposa
del sol). Respecto de su lengua podemos decir que es admirable por
su armonía y espiritualidad, vivo reflejo de su sentido de
mancomunión con la tierra. Respecto a una parte de su religiosidad,
nos dice este "Canto a la Machi":
"Serás machi, me dijo
el rey de la tierra;
sola me ha mandado;
machi ¡ay! Me dijo
el rey de la tierra: aproxímate,
soy el rey médico
y te digo seas médica.
Por eso con mi solo poder
no he sido machi".
Otro testimonio de esta poesía son estos versos pertenecientes
a un texto llamado "Rezo de Nguillatún":
"Tú, Rey Anciano, tú, Reina Anciana que
reinas en la Casa de Oro del Cielo Azul o Negro, arriba en las
alturas. Nos has olvidado a nosotros, los pobres, porque te
va bien.
Nos olvidas a nosotros y a nuestros animales. Siempre te hemos
agradecido
por regalarnos el fuego, por habernos mandado el alma de un
antepasado
que nos enseñó a hacer una ruka y a usar el fuego
para cocinar...".
Finalmente, tendríamos que mencionar que el encuentro entre
dos culturas, como sucedió entre la precolombina y la de los
conquistadores, no sólo trajo la imposición de una sobre
otra en un momento histórico determinado, sino que influyó
en la formación cultural y social de todo lo que sería
el desarrollo posterior de los pueblos y países Hispanoamericanos
de una manera más perjudicial que beneficiosa en cuanto a que
rompió, por ejemplo, la intensa relación que los pueblos
mantenían con la tierra que habitaban, no heredando esta característica
a las nuevas sociedades. Hoy, cuando en el mundo se pretende imponer
una cultura hegemónica impulsada desde el gobierno estadounidense,
es más necesario que nunca buscar el reencuentro con nuestras
raíces culturales para intentar recuperar con fuerza algo que
nos fue arrebatado con la espada y la cruz. Una parte importante de
nosotros se encuentra en lo que fueron las civilizaciones precolombinas,
y recuperar parte de su poesía, en este caso, es una manera
de recomenzar a rescatar y conocer una cosmogonía que tiene
muchos elementos que aportar en la emancipación y lucha de
los actuales pueblos Latinoamericanos.