El tiempo no regresa
en Plan, N°82,
Santiago, 30 de septiembre de 1972, pág. 19
¡Qué tema más persistente, en la literatura, que el del tiempo!
Dieciséis tomos escribió Proust, para trazar, en En busca del
tiempo perdido, la lozanía, la madurez y la inevitable vejez y
muerte de personas y sitios. "Hondo es el pozo del pasado. ¿No
podríamos afirmar que es insondable?", reflexiona Thomas Mann en la
segunda parte de La montaña mágica.
... Abro la Antología de
poesía chilena contemporánea, de Alfonso Calderón con tristeza,
con impotencia, los versos que suscitó el tiempo en nuestros autores.
"Nada vuelve / Todo es otra cosa/ Nada vuelve nada vuelve/ Se van las
flores y las hierbas/ El perfume apenas llega como una campanada de
otra provincia/ Vienen otras miradas y otras voces/ Viene otra agua en
el río/ Vienen otras hojas de repente en el bosque/ Todo es otra cosa/
Nada vuelve" -escribió Huidobro en un poema conmovedor; ¡Huidobro, que
era la esencia de la imagen sin emoción! En El hijo del
guardabosque, Juvencio Valle escribe su "Agua Profunda",
que, de modo más secreto, registra la herida que le provoca el tiempo
ido: "Torno a mi infancia. Veo un campo abierto,/ un alba en ciernes,
un insinuado ritmo./ Vuelvo a mi infancia, siento un clima de oro:/
Todo un mundo vivido está conmigo...". Pero lo que añora, realmente él
sabe que no está con él, lo que añoramos no está con nosotros. Así
finaliza el trozo de Juvencio Valle en la antología referida: "Hacia
adentro me miro: la belleza me duele, / que desde raíz a copa sufro y
vivo./ Todo me toca en pleno, todo viene / a golpear mi corazón: estoy
herido"...
... En una magistral poesía de
adolescencia, pero madura, como pocas en la literatura, Neruda fijó
"el instante", fugitivo y eterno: "La mariposa volotea/ y arde, con el
sol, a veces, / Mancha volante y llamarada, / ahora se queda parada
sobre una hoja que la mece". "Todo se va en la vida, amigos./ Se va o
perece. / Se va la mano que te induce./ Se va perece./ Se va la rosa
que desates./ También la boca que te bese./ El agua, la sombra y el
vaso./ Se va o perece" (...) "La mariposa volotea,/ revolotea, / y
desaparece". El tema, tan decidoramente dibujado en aquel lejano 1923,
vuelve en Plenos poderes (1962), con nostalgia terrible: "El
tiempo, entonces, lo comprendo, existe, / existe, ya lo sé, pero no
entiendo/ cómo aquella ciudad que tuvo sangre,/ que tuvo tanto cielo
para todos,/ y de cuya sonrisa a mediodía/ se desprendía un cesto de
ciruelas/ de aquellas casas con olor a bosque/ recién cortado al alba
con la sierra, / que seguía cantando junto al agua/ de los aserraderos
montañosos, / todo lo que era suyo y era mío/ de la ciudad y de la
transparencia, / se envolvió en el amor como un secreto / y se dejó
caer en el olvido". ("Regresó el caminante").
... En Canto del macho
anciano, De Rokha solloza un bramido de soledad: "Busco los
musgos, las cosas usadas y estupefactas, / lo postpretérito y difícil,
arado de pasado e infinitamente de olvido" (...) "Viviendo del
recuerdo, amamantándome/ del recuerdo, el recuerdo me envuelve y al
retornar a la gran soledad de la adolescencia, padre y abuelo, padre
de innumerables familias,/ rasguño los rescoldos y la ceniza helada
agranda la desesperación...". Y, con parecida congoja, Braulio Arenas
se hunde En el valle milagroso en donde mi infancia está
cristalizada, para confesar, después de beber otra vez "el agua
que el río me ofrecía": ¡Sólo mi corazón ya no era el
mismo!".
... Pero si las pretéritas y
hermosas imágenes de una infancia que siempre añoramos y que no puede
reviviese, no serán más, ¿cómo habría de volver un pasado que
no queremos y que los propios hombres hicieron caducar? Ni el tiempo
ni la historia vuelven atrás. ¡Son irreversibles!
Páginas de la memoria
Eduardo
Anguita
Ril editores. 2002