Entrevista
a Xavier Oquendo Troncoso:
“El poeta no es monedita de oro”
Por
Augusto Rodríguez
*(Entrevista
publicada en la revista guayaquileña El Quirófano 4)
Xavier Oquendo es, sin duda, uno de los poetas más
representativos de su generación. Además de poeta, es narrador,
novelista, editor, periodista, autor de varias antologías y animador incansable
de la joven poesía ecuatoriana. Aquí una breve entrevista sobre
su poesía y su trabajo poético:
-
Xavier, vamos al principio, cuéntame: ¿cómo nace el amor
a la poesía? ¿Cuál crees que es el rol del poeta en la sociedad?
-
Mi poesía nace en la casualidad y de la casualidad. No vengo
de ninguna rama sanguínea que haya cultivado la poesía. Mi casa
no tenía una gran biblioteca. Y yo quería ser cantante y pertenecer
a un grupo de moda en mi época de adolescente. Como eso era más
difícil que ser poeta, entonces ya vez.
Fue un profesor que, cuando
yo tenía 14 años, me dijo que había escrito un poema. Yo
creí que era una canción, pero quedó en poesía. Desde
allí vengo ensayando la poesía y no me he desprendido de ella nunca.
El poeta es una persona con una sensibilidad distinta frente a las cosas,
a las personas, al mundo. Eso no quiere decir que su sensibilidad sea mejor o
peor que la de nadie, solo hay distinción. Su rol en la sociedad es la
de cualquier otra persona progresista: hacer algo por uno y por todos los que
amamos, para que el mundo sea mejor.
- ¿Qué
poetas son tus referentes y cuáles son tus autores ecuatorianos de cabecera?
-
Son tantos y tan variados. Las traducciones que se han hecho de Kavafis,
Witman, Ungaretti, Pessoa, son muy bellas. Pero los poetas en mi lengua son mis
preferidos por varias razones: los leo en su propio ritmo, con sus silencios pensados
en la lengua que nos une. Por eso sigo amando a Vallejo y a Neruda; Paz, Huidobro,
Girondo; Cernuda, Lorca y Aleixandre; Juan Manuel Roca y Jaime Gil de Biedma,
muchos más. Entre los ecuatorianos sigo siendo un lector de Adoum y Jara;
tengo un grupo de poetas mujeres a las que respeto mucho: Aurora Estrada, Ileana
Espinel, Ana María Iza, Violeta Luna, Sonia Manzano y Sara Vanegas. Para
mí el gran poeta ecuatoriano es Carlos Eduardo Jaramillo. También
considero muy importantes a Cazón y Granda. Son muchos. Soy un buen lector
de la poesía del Ecuador.
- ¿Qué
piensas sobre las antologías y sobre todo del aporte de las antologías
de joven poesía ecuatoriana que has publicado en los últimos años
en nuestro país?
- Toda antología es un aporte. No
creo que ninguna deje de aportar. Lo que pasa es que hay muchas antologías
en donde la parcialidad prima y entonces eso se convierte en una “amigología”
que también es valido, pero no es antología. Otras “antologías”
son en realidad “Indices de autores”, entonces uno debe de diferenciar. Hay antologías
que son “memorias” de algún encuentro. Una antología tiene que verificarse
no por quienes están incluidos, sino por cuantos fueron leídos y
analizados para conformar el trabajo antológico. Hay antologías
latinoamericanas en las que se incluyen los nombres de quienes conocen en un determinado
país, no de todo el cuerpo bibliográfico que representa hacer semejante
trabajo. Mi tesis doctoral fue sobre este apasionante tema de las antologías.
En conclusión: no porque no estás en una antología
dejas de ser escritor y, peor aún, cuando estás en una de ellas,
pasar a serlo. Por último, una antología precede del gusto del antologador.
El antologador tiene que ser un gran lector y debe equilibrar su gusto con la
trascendencia histórica y literaria de los que en la antología figuraran.
Difícil, pero bello.
- ¿Ahora hay
muchas “tendencias y modas” a la hora de escribir poesía, con cuál
te quedas y cuál rechazarías?
- No creo que nada de
lo que hemos visto en la poesía contemporánea sea algo verdaderamente
distinto. Poemas en prosa, urbanismo citadino, anti bucolismo, anti coloquialismo,
imágenes vanguardistas, un neo parnasianismo, rehuimiento de la primera
persona, nada es nuevo. El poeta viene repitiéndose hace años. Yo
me quedo con el estilo, más bien. He notado que ahora muchos de los poetas
jóvenes escriben parecido. Hablan del silencio, de la economía de
las palabras, del rigor, eso ya se dijo hace tanto cientos de años. En
lo que sí creo es en el estilo que es algo así como decir lo mismo,
pero con tus propias palabras. Un dialecto. Nada más. Y creo que yo lo
tengo. Si a alguien no le gusta, pues ni modo. El poeta no es “monedita de oro”.
- ¿Qué opinión tienes sobre
nuestro pequeño mundillo literario? ¿Sobre todo de los clásicos
egos, vanidades y luchas por territorios, tan comunes para todos?
- Me
ha cansado esto. Antes me gustaba, inclusive opinaba sobre estas reyertas y me
metía a fondo. Es parte de la juventud. En esa primera etapa uno quiere
ser reconocido, después uno se da cuenta que el reconocimiento ha pasado
por este país como la línea equinoccial: imaginariamente. En el
Ecuador no han sido reconocidos todavía ni siquiera Juan Montalvo o Pablo
Palacio. Ni Guayasamín, siquiera está bien reconocido, entonces
pelear es parte de una vitrina que uno debe pasar para ser filtrado por los “enemigos
del barrio”. Los grupos, las sectas literarias, los “exquisitos” que no quieren
mezclarse, que piensan que los leen miles de personas, cuando en realidad las
ediciones no llegan a 300 ejemplares y solo compran sus amigos, y los leen para
que luego sean ellos leidos por los primeros. Es hasta gracioso. Hay que pisar
el suelo. Pese a ello, te diré que las “guerrillas literarias” si son interesantes,
porque hacen conocido al escritor joven mucho más que por su literatura,
por la polémica.
- ¿Qué piensas
de la joven poesía ecuatoriana actual, si tuvieras que hacer un mapa, para
ubicarlos y leerlos, cuál sería?
- No sé a
que te refieres por joven. Yo creó en la tesis generacional que aplicó
Rodríguez Castelo para entender a la literatura en este país. La
última generación serían los nacidos entre el 81 y el 95.
Y de ellos conozco muy poco y creo que sería exagerado hablar de algo que
nace. Sin embargo veo un grato futuro. El mapa de mi generación (una antes
de la mencionada) la hice en mi antología “Ciudad en Verso” (Libresa,
2000). Si debiera revisarla extraería algunos nombres de escritores que
dejaron de escribir o colgaron la pluma, e incluiría otras voces que aparecieron
luego de publicado el libro.
- Si tuvieras qué
dar un consejo a alguien que recién empieza a escribir y que desea escribir
sobre todo poesía hoy en día, ¿qué le dirías?
-
Le diría que lea mucha poesía difícil como Ezra
Pound o Ceferis o al hermético Dávila Andrade o a Paúl Celán
o a Góngora. y que, si luego de ello, continua en su iniciativa que escriba
un poema.
- Es conocida tu tarea como editor,
¿cómo te va con tu editorial El
Ángel Editor?
- Muy
bien. Tenemos tres colecciones: “El Ángel Terrible”, “Lienzo del Ángel”
y “Bolsillo de Angel”. Ya vamos por veinte títulos de autores jóvenes
y también representativos. Hemos implantado un estilo, una forma muy nuestra
para ser reconocidos. Eso sí, lo que me he dado cuenta es que en el Ecuador
no hacen falta escritores, hacen falta lectores.
-
¿Actualmente en qué proyectos literarios está Xavier Oquendo
Troncoso?
- Tengo un nuevo titulo de poesía que va a ser
publicado por la Casa de la Cultura en una nueva colección que está
en proyecto. Por otro lado hay un libro antológico que será publicado
muy pronto por diario La Hora. Aun no revelo detalles concretos para mantener
la expectativa.