ALGÚN
DÍA NO ESTAREMOS
Augusto
Rodríguez
Somos
la escritura rebelde que el agua no se lleva.
Las cuatro vides que conforman
la página.
Los días encabritados. Algún verso encendido.
¿Sabes
adónde vamos? ¿Me recuerdas?
Luis Armenta Malpica
I
Algún
día no estaremos. Ellos vendrán a recoger las cáscaras, las
frutas mordidas, el odio a la urbe, los espejos rotos de la ira. Las páginas
en blanco donde se escribieron los mejores poemas a nadie. Mirarán subir
y bajarse de autobuses a decenas de hombres que habrán perdido sus manos
de tanto acariciar los cuerpos (de los muertos). Nos mirarán en viejas
fotos amarillas con los filos quemados, con la misma extrañeza con que
nosotros miramos en la noche a un bicho que se eleva en el jardín. Sabrán
muy poco de nosotros, mas que somos polvo en algun cementerio de la ciudad que
nadie sabe donde queda, ni tiene idea donde está.
II
Ellos
tratarán de rastrear nuestros pasos, descubrir las huellas digitales en
tanto cuerpo amado y tratarán de descifrar cartas o manuscritos de nuestro
vagabundo paso sin pena ni gloria por este mundo-hombres que se impusieron
el milagro de ser felices pero que no pudieron ni siquiera llegar a sus orillas-
y ahora sólo descansan varios metros bajo tierra. Hombres-calaveras, hombres-zoológicos,
hombres-chimpancés, hombres-jaulas; seremos productos de investigación
etnográfica y de publicidad en alguna percha al final de los supermercados.
III
¿Quién
nos oirá? ¿Los oídos del viento, el mar de leche o un pájaro
que se anida en una nube? ¿O los niños que no saben qué es
la muerte pero que con sus lápices de colores, pintan a la muerte de sus
escasas pesadillas?
IV
¿Qué
dirá Dios después de tanto bullicio? ¿O Dios estará
enterrado en otro cementerio que nadie sabe dónde queda, ni tiene idea
dónde está?
V
Nuestro corazón
frío latirá de vez en cuando, sólo por angustia o por capricho,
nunca lo sabremos; pero lo cierto es que latirá con suma fuerza, tantas
veces que lo oirán en todas las esquinas de la urbe.
VI
Qué
pasará con nuestros ojos, a qué ciegos se los donarán. Qué
harán con nuestros recuerdos. Qué harán con nuestras manos
que encendieron inviernos y sirvieron como rutas para los caminos del amor turbulento.
Qué pasará con nuestras rodillas que sólo supieron en este
mundo suplicar a los dioses días mejores en este mundo. Qué harán
con nuestra voz, acaso se las darán a los mudos para que aprendan a gritar
enloquecidos, como sus miserables dueños.
VII
Tal
vez seremos la escritura rebelde que el agua no se lleva. O tal vez estemos condenados
para siempre a vivir comos locos de remate entre las cuatro paredes de este mundo.
VIII
Viviremos
al fondo del precipicio de nuestras camas. Viviremos con camisas de fuerza y en
coma, amarrados a los vidrios de las horas. Tan sólo galoparemos con nuestros
deseos en lugares parecidos al purgatorio. Seremos ángeles decapitados,
ángeles asesinos, ángeles rufianes que solo anhelan dialogar con
nuestros muertos.
IX
Ellos
buscarán en nuestras manos los últimos indicios o rastros de humanidad
que nos quedan. Pero ya será tarde.
X
¿Dónde
quedarán nuestros signos o nuestras pocas señas particulares?
Augusto
Rodríguez (Guayaquil, Ecuador, 1979) Licenciado en Comunicación
social. Ha publicado los poemarios Mientras ella mata mosquitos (2004),
Animales salvajes (2005) y La bestia que me habita (2005). Sus textos
aparecen en varias antologías locales y en países como España,
Chile, Uruguay y Argentina. Ha obtenido el Premio Nacional de Poesía David
Ledesma Vásquez (2005), el Premio Nacional Universitario de Poesía
Efraín Jara Idrovo (2005) y Mención de Honor en el Concurso Nacional
de Poesía César Dávila Andrade (2005). Es miembro fundador
del grupo cultural guayaquileño Buseta de papel. Ha sido invitado
a varios encuentros de literatura en el Ecuador y el extranjero. Parte de su obra
poética está traducida al inglés, al catalán y al
francés. Poemas suyos han salido en importantes periódicos y en
revistas impresas o virtuales de Ecuador, México, Argentina, España,
Colombia, Venezuela, Canadá, Perú, EE. UU. y Uruguay. Editor de
la revista literaria El quirófano.