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Ezra Pound
Revive autor clave del siglo XX


Por Maureen Lennón Zaninovic
El Mercurio, Miércoles 19 de enero de 2005


Más allá de su leyenda biográfica, el poeta norteamericano Ezra Pound (1885-1972) se erige como una de las plumas más influyentes de la historia de la literatura del siglo XX.

Bajo el sello Beuvedráis Editores, acaba de salir a librerías la edición bilingüe "Cántico del sol", compilada y traducida por Armando Roa Vial.

Se trata de un cuidado volumen que abarca desde "A Lume Spento" (1908) hasta sus emblemáticos "Cantares", enriquecido con iluminadores ensayos sobre su obra:

"He corregido y ampliado considerablemente un anticipo que hiciera en 1999, abordando distintos períodos de la poesía 'poundiana'. El trabajo más arduo fue establecer las versiones definitivas de los textos ingleses, de acuerdo a la última bibliografía existente y, tal vez, su mayor mérito está en eso".

— ¿Cuáles son los aspectos técnicos del verso de Pound?
"Su poesía adquiere una revitalización que abarca diferentes aspectos. Por un lado, propenderá a la búsqueda de un lenguaje preciso, muy visual, desprovisto de las ornamentaciones retóricas del Romanticismo. Este anhelo de concreción, del detalle preciso y adecuado, le debe mucho a la poesía china y a la poesía provenzal y anglosajona primitiva. Por otra parte, Pound es, al mismo tiempo, un maestro en la técnica de quiebres y yuxtaposiciones de imágenes, casi en secuencias cinematográficas, concibiendo el poema —particularmente en 'Los Cantos'— como un montaje. A todo eso añade la reivindicación del lenguaje coloquial, el uso de máscaras que tienden a la despersonalización de la poesía y la visión del poema como uno solo a lo largo de las épocas, un diálogo contínuo e inacabable a través del espacio y del tiempo".

- ¿Siempre fue contrario hacia los Estados Unidos?
"Pound fue un crítico despiadado de la cultura mercantilista, del YO adquisitivo de los norteamericanos, que medían las cosas no por el valor que tenían en sí mismas, sino por su capacidad para ser traficadas. Es la cultura del dinero por el dinero. Fue, además, un decidido enemigo del expansionismo militar que marcó la política exterior de Estados Unidos durante el siglo XX. Si adhirió al fascismo 'mussoliniano', fue por dar un grito desesperado de protesta contra el imperialismo americano y no por simpatías con un orden totalitario. Pound admiraba el corporativismo económico de Mussolini, es cierto, pero era, al mismo tiempo, un enconado defensor de la libertad individual y de la democracia según el modelo de Thomas Jefferson".

—¿Cuál fue su influencia en Chile?
"Hay dos escritores chilenos que conocieron personalmente a Pound: Humberto Díaz Casanueva y Miguel Serrano. Si bien este último no recibió una influencia directa del literato, ha sido un importante instrumento de difusión para su obra en Chile. Destaca un notable artículo sobre su encuentro con el autor. También es fuerte la admiración por Pound en el crítico Ignacio Valente. Pero donde más ha influido el magisterio 'poundiano' es en la antipoesía de Parra y en todo el quiebre que ésta significó en nuestra tradición. Parra es inconcebible sin Pound. De los poetas posteriores a Nicanor, veo influencias fuertes en Armando Uribe, autor de un magnífico ensayo sobre Pound publicado en 1963 y en Gonzalo Millán. Con un lenguaje coloquial y su universo estilístico tomó mucho del carácter innovador de Ezra."



En "José Donoso. El escribidor intruso", Cecilia García-Huidobro rescata una valiosa entrevista que el escritor chileno realizó a Ezra Pound: "No puedo olvidar la guerra, Roosevelt era un poliomelítico que se dejó engañar por Stalin en Yalta, y así le dio mano libre para invadir Europa. Yo soy hijo de Erasmo de Rotterdam, de Europa, cuna y fuente de toda civilización. Defiendo a Europa de la Rusia bárbara, yo estaba defendiendo a mi patria. Yo no soy el traidor, fue Roosevelt, que abandonó a Europa y a la civilización al comunismo".

 

 

Nuevas versiones del poeta-"grafitero"

Armando Roa Vial
Cántico del sol. Antología y estudios acerca de la obra de Ezra Pound

Beuvedráis Editores, Santiago, 2005, 275 páginas.

Por Piero Montebruno
Revista Universitaria, N° 88. Sep. - Nov. 2005

Este libro –porque es un libro aparte, nunca una traducción– es la tercera versión de las «obras escogidas de Pound» que ha entregado Armando Roa. Las otras dos anteriores son Antología de Pound. Homenaje desde Chile (Universitaria, 1995, con Armando Uribe) y Ezra Pound: Poesía temprana (Las dos fridas, 1999). Y yo apuesto a que habrá todavía más.

Armando Roa no es un tipo que traduzca un poemita por acá y otro por allá. Él funciona lejos de las economías de escala. Sabe lo que es la batalla por la producción en poesía. Y no está para usuras. Cántico del sol se abre con una imagen que bien podría ser el reflejo del miglior fabbro en ese ataúd para los vivos que son las góndolas. Son 280 páginas y viene bilingüe; en rigor, pentalingüe, al menos. Roa escribe un texto nuevo sobre un texto viejo de Pound. No escribe en castellano lo que estaba en inglés, francés, griego, latín, provenzal o chino, algo tan común en los mamotretos de las ediciones globalizadas, versiones que parecen la traducción simultánea de un CEO Summit . A Pound, Roa lo conoce, lo reconoce. Y no es que sea el presidente del capítulo chileno del fans-club del viejo Ezra. Simplemente lo toma en serio. Muy en serio. Así, cualquiera de sus «obras escogidas de Pound» vale la pena. Y las escribe como si fueran un cover de los Cantares . Éste sería, entonces, algo así como el «Cantar III» de Roa sobre la obra de Pound.

No voy a decir que tal o cual palabra fue un acierto o un menoscabo. No voy a dar la lata con eso. Aquí hay harto Pound temprano: A Lume Spento (1908), A Quinzaine for this yule (1908), Personae (1909), Exultations (1909), Canzoni (1911), Ripostes (1912), Cathay (1915), Lustra (1916-1917) y Hugh Selwyn Mauberley (1920), un poco menos de los Cantares y nada, o casi nada, del Pound en prosa.

Roa es un neurótico maravilloso. No hay nada que haga al lote. Parte con el prefacio «Las razones de Pound», una especie de guía práctica para su lectura, que incluye un mapa mínimo con las coordenadas biosicosociales del viejo Ezra. Sigue con anotaciones propias al texto original. Y cierra con el ensayo «La poesía de Ezra Pound», de John Berryman (cuya traducción deja a Rafael Vargas, en un gesto solidario al que ya nos tiene acostumbrados).

Roa sigue a Pound y sostiene que «traducir es construir una máscara, una personae ». Pound fue un publicista: traducirlo es como editar esas imágenes. Cántico del sol es el viejo Ezra en formato DVD. Y con esto no pretendo invitar a nadie a que lea el libro ni menos a que pague por él. Cada uno sabe lo que hace y lo que no hace. Pound hizo del poema algo más entretenido y dinámico que los noticiarios. Supo hacer corrosiva la ortografía. Yuxtapuso garabatos y oraciones. Casi diría que fue un grafitero iluminado de la página en blanco. Pound no escribió para el arte ni para la literatura: escribió para la geopolítica. Pound fue el estadista americano más impresionante del siglo XX. A mí entender, debió haber sido Presidente de los EE.UU. Los gringos se lo farrearon…

 
 

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Ezra Pound: Revive autor clave del siglo XX.
"Cántico del sol" de Armando Roa Vial
Beuvedráis Editores, Santiago, 2005, 275 páginas.
Por Maureen Lennon Zaninovic.
Fuente: El Mercurio, 19 de enero de 2005.

Nuevas versiones del poeta-"grafitero"
Armando Roa Vial: Cántico del sol. Antología y estudios acerca de la obra de Ezra Pound.
Beuvedráis Editores, Santiago, 2005, 275 páginas.
Por Piero Montebruno
Fuente: Revista Universitaria, N° 88. Sep. - Nov. 2005