Sobre
litane de Alejandro Tarrab
RAÚL
ZURITA
Hola, buenas noches. Este lugar es alucinante.
Para mí es una alegría, una felicidad realmente muy grande, darle
la bienvenida, más que una presentación, a litane
de Alejandro Tarrab, poeta mexicano, ensayista y crítico que en
2001 publicó el libro Siete cantáridas y en el mismo año
Centauros. Este es su tercer libro.
Desde el momento en que conocí
la poesía de Alejandro, precisamente en 2001, me impresionó algo
que aquí está llevado a sus consecuencias máximas: una especie
de sobreposición de planos de lengua y de planos de realidad que van, por
una parte, retratando un paisaje, un entorno que es físico
y, por otro lado, las distintas nervaduras de paisajes mentales que confluyen
finalmente en un espacio, en un México, en una ciudad que en cierto sentido
está desrealizada. Todo ello, a través de un lenguaje que constituye
una especie de indagación a fondo de las valencias de las palabras, de
los espacios propiamente textuales y que en litane, que significa letanía,
llevan además el acento de un desgarro y de una reflexión que es
tanto religiosa, como física y metafísica, y que abarca todos los
planos de lo real. Creo que Alejandro es uno de los autores que ha llevado más
lejos una suerte de gramática, de sintaxis que parte de la espacialidad
mallarmeana, toma los espacios de Octavio Paz, pero que también está
emparentada con Joyce y, de una forma extremadamente singular, con los espacios
de la poesía concreta; no porque ésta sea una poesía visual,
que también lo es, sino porque a través de una operación
alucinante cada poema de Alejandro Tarrab multiplica ad infinitum los sentidos
y al mismo tiempo reconcentra los significantes. El resultado son unas especies
de cielos, por así decirlo. Hay un poema, un cielito lindo, un poema a
México absolutamente increíble en el medio de esto que de una u
otra forma irradia el libro hacia delante y hacia atrás.
[…]
lunes
de arte muy temprano
muy amaneciendo favor de no mear en la bandera
favor
de no pasar como un loco deseo transfigurado
somos todos flores suaves
poetas
exquisitas partituras gritando guerra
ojerosos y pintados
ídolos súper flexibles
manchaditos de oro todos diminutivos
plásticos y grafiítas incendiados del hospicio
cholos superestrella
anatomía humana
todos tan iguales e imposibles masiosares
acariciados
por la dicha machitos insolentes
tequileros del agave tlato tlatenxotlalli
viene
la belleza
viene el placer bonito de cruzar el desconsuelo
desde la contracción
vamos suavizando la lengua de nuestros calcinados
vamos prostituyendo
esa risita travestida
anocheciendo el sinsabor hacia la muerte
hijos
del baile 'jos de la santísima
vamos vámonos al diablo
Llama la atención, también, el uso de las escrituras de otros que
se incorporan en el libro y que, a su vez, el libro convoca. Esto le da un carácter
múltiple, de múltiples entradas y autorías, revelándonos
que nadie es propietario, que nadie es un autor, que todo escritor lo primero
que debería hacer es pagarle derechos de autor al habla y después
al aire. Entonces esta poesía compartida pertenece a un gran acervo, donde
la poesía escrita en México se constituye como una de las más
ricas dentro de las que pueden exhibir las distintas provincias del castellano.
litane ha levantado una relación tan intensa como deslumbrante con
esa lengua en particular, con esa tradición y que tiene que con una situación
histórica concreta: el virreinato, la Nueva España. Decía
entonces que lo que la obra de Alejandro Tarrab abre es una indagatoria en ese
castellano, en la lengua que se ha producido en ese territorio. En este sentido,
esta poesía es una especie de corolario que ilumina esa tradición,
esa forma especial de tomar una lengua que fue por un lado nutricia y por otro
lado castigadora, y que en México se revela en todo su esplendor, en toda
su maravilla y, tal vez en un sentido igualmente vasto, en toda su tragedia. Todas
esas capas históricas de la lengua castellana se hacen presentes notablemente
en la poesía mexicana y brillante y extremadamente consecuente en esta
poesía múltiple, de múltiples autores, de múltiples
capas, que es la poesía de Alejandro Tarrab.
Es un privilegio tenerlo
acá y tener este libro y que sea presentado exactamente en el encuentro
de los jóvenes poetas de Latinoamérica "Poquita fe", y
en esta sala, mejor dicho, en esta bodega vieja y alucinante que aquí,
en el barrio de Bellavista, el Espantagruélico tuvo la genialidad de abrir
para nosotros.