I
Apenas cubierto con ropa de pieles y fibras naturales, el nativo
no sólo vio su rostro en el espejo sosegado del agua sino la
danza de sus manos entrando al flujo. Luego hizo el mismo gesto, pero
con un cuenco recogido de las espuendas. Pero volvió a mirar
más allá del
espejo del agua y ahí vio a su dios que merodeaba: el rostro
felino en el jarro-pato.
Los historiadores del arte se equivocaron con el graffiti; lo reconocieron
mucho después que la gente lo había consagrado. Y resulta
tremendo el desconocimiento y la parcialidad pensada de "los
conquistadores" que no sólo destruyeron pueblos enteros
sino que en muchos casos relegaron a lo meramente utilitario al arte
primigenio. Incluso, hasta hace poco, algunos ilustres estudiosos
indigenistas no reconocían la profunda continuidad artística
del llamado pueblo diaguita.
La poesía visual de la cultura diaguita contiene una cosmovisión:
la ritualidad y sus dioses, las jerarquías y su relación
con la agricultura y el pastoreo, los crucigramas estéticos
y sus referencias zoomorfas, la perseverancia de una singularidad;
la narrabilidad de un territorio contado a través de la preferencia
de los colores negros, blancos y rojos; la religiosidad chamánica
cantada en aves, felinos y batracios; y, sobre todo, la inventiva
en las grecas donde -no me cabe duda- está contenido el pensamiento
del pueblo diaguita.
Los íconos diaguitas son un lenguaje plástico que poseen
metáforas y metonimias; una intención profunda del ser
nativo en el contexto de comunicar simbólicamente sus esencias:
acotado a un metalenguaje, donde el instrumento de la iconología
permite empezar a interpretar este cosmos que los Occidentales trataron
de eliminar a través del crimen
y del obligado olvido, pero ya estamos en condiciones de unir el arte
ancestral de los diaguitas con el arte posmoderno de sus tataranietos.
La iconografía diaguita vuelve a encontrar su presencia a través
de la magia del arte: El dios felino de la cerámica diaguita
vuelve a despertar.
Este texto denominado ESTÉTICA; ICONOGRAFÍA Y DISEÑOS
-La cerámica prehispánica de la Región de
Coquimbo-, escrito por Patricio Cerda, es un flujo potente que ablanda
los dogmas en torno a la cultura diaguita: corre la frontera del saber
de esta cultura y abre profundamente las expectativas del arte nativo
en Chile. Para la poesía, cambia fundamentalmente el inicio
de su quehacer en el país: desde las operaciones luego de la
llegada de los españoles a la poesía visual construida
por nuestros ancestros. Ya no podemos hablar mezquinamente de una
suma de signos del lenguaje vertebrado, sino del lenguaje iconográfico
que contiene en el caso de la cultura diaguita la suficiente conexión
como para reconstruir una formulación propria de mundo. Vuelve
el dios puma a saltar desde la cerámica uniendo el quiebre
-genocidio, desconocimiento y desvalorización-, por una nueva
línea de tiempo estético que da cuenta de nuestros padres
tutelares: ellos eran tremendos artistas, que han trascendido a nuestros
días como el suspiro resucitando un árbol de la tierra.
II
Este texto es la tesis de magíster de Patricio Cerda, patrocinada
por Osvaldo Silva Galdames, -aprobada con máxima excelencia
en la Universidad de Chile y además ganadora del Premio publicación
del Gobierno de la Región de Coquimbo- y es una maduración
de una larga etapa de investigación, reflexión y proposición.
Pero este texto también es un inicio de necesarios estudios
y hallazgos estéticos del patrimonio primigenio: abre perspectivas
poderosas a partir de la iconología, para los artistas del
norte chileno, que nunca han estado en las vanguardias y no han hecho
un aporte teórico al arte y aún menos a la brillante
poesía chilena.
Por sus páginas transita una proposición arriesgada;
pero rigurosamente reflexiva, documentada y llena de iluminaciones,
que indudablemente causara escozor a "las viudas" de la
cultura diaguita. Igual que en los "quipus", estos acomodados
conservadores no podrán evitar que las grecas sean descifradas.
Patricio Cerda oriundo de Antofagasta y residente de La Serena, se
ha dedicado profundamente a la investigación de la etnohistoria,
también con postgrados en sociología. Ha sido activo
humanista, cumpliendo funciones de alto nivel, en el contexto de la
Regional de Coquimbo, en los gobiernos de Patricio Aylwin y Eduardo
Frei. Intelectual volcado a los temas de la memoria y de la búsqueda
de un mejor destino del hombre latinoamericano.
Lo gravitante es que hoy surge una posibilidad de verificar nuestro
ethós, a partir de estos importantes avances, ya que la incuestionable
reflexión de Patricio Cerda, permite ir sobre el ser del arte
en el norte. Resulta perezoso el trabajo de los especialistas ligados
a la tradición empírica por cuanto recién cuando
comenzamos un nuevo siglo titila una luz de los importantes hallazgos
que desnuda este texto: el cadáver que aún respira en
las grecas.
También son oportunos estos resultados, por la profundidad
inquietud de los últimos congresos de escritores del Norte,
donde ha rondado la disconformidad de la historia de la literatura
y la falta de un basamento más historiográfico del norte.
Por ello, las reflexiones públicas y congresales de Patricio
Cerda han ido también sembrando una inquietud sobre el tema.
Pareciera que el volumen poético de este texto fuese sólo
una proposición cuando el rigor del estudio es de lo más
clásico. Creo que son muchos y muy gravitante los aportes que
pueden verse como algo maravilloso, pero ha sido fundamentalmente
la paciencia de un estudioso, que sin traspasar lo meramente científico,
ha visto toda la eternidad, mensaje, puente y esperanza que contiene
las formulaciones iconográficas de la cerámica diaguita.
Patricio Cerda tendrá que afirmarse del caballo de la vanguardia,
porque todo descubrimiento y cuestionamiento de la tradición
provoca una fiera reacción de los celadores bien implementados.
Pero está claro: el tesoro se ha escapado a la gente y cobra
vida, y es muy significativo cuando son los artistas del norte los
receptores de este tesoro, que a la vista de las estrellas nos permitirá
encontrar en la greda las señales de un mundo mejor.