La crisis cultural y artística de Chile
Por
Arturo Volantines
Se ha querido escamotear la tremenda crisis de la cultura nacional
señalando que se trata de otra guerrilla literaria. El nerviosismo
de la ministra, Paulina Urrutia, ha quedado estampada en la paradoja:
es de sine qua non que el sujeto de la cultura está siempre al principio.
Cuando ella dice que es la que más sabe de políticas culturales en
Chile, no sólo peca de soberbia sino que delata su nerviosismo. No
era un “casting”, ministra, era la opinión pública.
Está claro que no sólo el proyecto cultural de la Concertación se
desdibuja. Es necesaria una crítica constructiva, porque todavía el
proyecto integral de la Concertación es recuperable. Frente a este
momento histórico es necesario un debate propositivo.
Las muchas anomalías en el último concurso del Fondo del Libro, incluido
el reconocimiento a perfeccionar la ley, por parte del Secretario
del Consejo del Libro, Jorge Montealegre, demuestran hasta donde llega
la crisis. Es increíble que algunos escritores sacando el máximo del
puntaje no ganaron; y, sin embargo, otros con bastante menos sí lo
hicieron. Los jurados que no son expertos, que no son debidamente
representativos de todas las instituciones de la cultura chilena y
que además fueron jueces y partes, despacharon en menos de 3 horas
a los 200 preseleccionados; o sea, dedicaron un poco más de un minuto
por concursante. En todo el Norte ganaron 2 escritores, y aquí tampoco
se cumple la premisa señalada de asignar el 60 % a las provincias.
Hemos denunciado estos hechos graves en la Región de Coquimbo. Si
son falsas las denuncias es absolutamente necesario que los afectados
acudan a los tribunales para que se aclaren, sino están avalando lo
denunciado. Y cuando se señala que se trata de “picados”, “envidiosos”
y de “cuestiones personales” es simplemente: no tener argumentos.
El tema de la cultura puede afectar a nuestro país, tanto en su imagen
internacional como en su proyecto de nación desarrollada. Por lo tanto
es necesario “ayornar” las políticas culturales del país: cambiar
lo que haya que cambiar.