Santiago Azar

 
 

 

 

Santiago Azar
POEMAS AL AZAR
Talca, Chile, Primavera de 2002

SELECCIÓN


EL PEZ INQUIETO
Mosquito Editores,
Santiago De Chile, 1997.




EL PEZ INQUIETO

Me han llamado
el mal nacido de todas las madres,
el ateo que corre por fuera de las iglesias,
uno de los más canallas en el corazón
limpio y claro de mis damas,
el estiércol vivo que danza por las calles,
la melodía salvaje de las flores,
el patrón de la soledad y la amargura,
el patán perezoso de nuestra querida sociedad,
aquél que ni siquiera un capital puede producir.
De tantas formas me han llamado
que casi termina en mi olvido.
Yo sólo reconozco mi irreverencia
ante el ruido feroz de la modernidad,
mi aliento de huracán enfurecido,
la capa fresca de mi corazón,
mis ojos como dos fogatas ardiendo,
mi cuerpo que no tiene dueña.
Soy un irrespetuoso de las campanas del Domingo,
indiferente a las reuniones de los señores,
militante del viento y la marea,
soñador de la mesa para todos.
Qué nuevo puedo anunciarles!
ustedes me llaman de tantas formas,
el mal nacido de todas las madres!
Yo sólo digo que soy Santiago Azar,
el pez inquieto que está haciendo temblar
la inmensidad del océano
con todos sus marineros y habitantes.


PROMESAS DE UN DESORIENTADO POETA


Prometo ir a misa todos los Domingos,
no lanzar eructos cuando almorcemos,
no reírme de mamá ni de papá,
usar la corbata hasta el tope,
peinarme cada diez minutos buscando el orden.
Prometo ser un abogado, honesto y eficaz,
no orinar en la calle, pues es bestial.
Ahora creeré en todos los santos de mi patria!
Educaré a mis hijos en las monjas,
me acostaré a medianoche, ya que es buena hora,
le haré reverencias a los policías,
me encantará hacer las filas de los bancos,
hablar de moda en las reuniones,
no diré garabatos a los mayores,
tomaré a la poesía como pasatiempo,
no como digno oficio;
leeré menos pues enturbia la mente.
Seré sincero en mis confesiones con el cura,
usaré los zapatos lustrados y brillosos.
Adiós a escupir en la calle! ( es ordinario ).
Tampoco me dejaré barba, dijeron que parecía torpe.
Dejaré la bebida como un vicio terminal.
No miraré las puestas de sol, ya que es sentimental.
Iré a las fiestas de campo,
casamientos, bautizos, velorios.
Desde ahora y hasta siempre mis promesas:
Seré un chico bueno si es que me lo piden.
El santo poeta ahora aparece.


SOY POETA


Soy poeta, ave de rapiña de todos los sentimientos,
fruta fresca de los árboles nuevos
corazón enterrado en la tierra,
el escolar preferido de la vida,
el golpe a la puerta cerrada
con el pan y cena de todos los años.
Soy una noche tan larga como la muerte,
una guitarra sonora y sencilla,
la herradura y el rastro de toda una historia.
Soy parte hombre, parte universo;
ojos con fuego de estrella
y boca viajera como perfecto cometa.
Desde aquí me presentaré a ustedes;
soy poeta, discípulo de cada mano abierta,
sueño despertando con el bostezo de la madrugada
y un alimento recién cocido que
destapa la mesa pobre de los hambrientos.


HE AQUÍ TODO LO QUE SOY Y SERÉ POR SIEMPRE


He aquí todo lo que soy y seré por siempre:
No me creerás si te digo que soy un ladrón;
amigo, tengo tanto regalos como una ronda de niños,
un trozo de levadura para envolver el alimento.
Sucede que mi nombre ha sido escrito para
tomar por asalto todos los lugares donde crece la flor.
En mi mano están las líneas de la suerte de
los otoños y las primaveras de cada continente.
Mi boca es la verdadera llama furiosa que
termina con las ropas sucias de la hipocresía.
El cielo tiene en mí la cura para sus tormentas;
la tierra ha encontrado a su hijo y lo levanta
como a una preciosa bandera.
Si te digo que el amor está en la gota de un río,
tendrás que creerme, pues es allí donde las arenas
terminarán besándose como dos jóvenes amantes.
En estas palabras, señores, que hoy les digo,
deposito las monedas de la riqueza del alma,
rosas finas y descanso para cada madre; señores,
pido dignidad y decencia para la prostituta,
oído y paciencia para los borrachos de los bares nocturnos;
porque si te digo que desde ahora cruje la ceniza
y vuelve a calentar la brasa del amor,
tendrás que creerme y estirar tus manos
para tocar el sueño del que te he hablado.


CON CIEN PESOS EN LAS MANOS


Otra vez la lágrima,
de pie a cabeza me recorre la nostalgia,
de las rosas doradas de nuestros ojos.
Mis queridos compañeros,
les pido que junten cien pesos
en cada mano y levantemos dos cervezas,
así un brindis de espuma y calor,
desfilará como primavera entre los sueños.
Volverán nuestras risas de tarde en tarde,
los juegos y el caballo de bronce en el polvo;
las historias jamás terminadas.
Yo me traje de todos un poco,
el tren desde Santiago venía despacio
y no alcanzó a devorarse los recuerdos.
Me traje tus camisas, Edgardo,
tus botas que gritaban, Diego,
tus páginas y revistas, Oscar;
me traje toda una vida revuelta,
porque éramos tantos y sólo uno.
Fueron muchas las noches de sueños con versos perfectos,
muertos que volvían de sus tumbas a saludarnos,
porque la poesía nos conocía y nos besaba.
Nosotros éramos un poema que quedó inconcluso.
Volverán las cosas, las risas, los llantos,
tras los años en una lejana puerta,
ese dichoso abrazo de fuego;
un amigo en la distancia: un lucero.
Tras los años, en alguna puerta lejana,
la propia juventud tras nuestras canas;
tras los años en alguna casa lejana,
con cien pesos en la mano y
el eterno brindis de seis muchachos
entre espuma, calor y sueños.



OTRO


Otro, otro cigarrillo
para esta cruda noche de tumbas;
otro cigarrillo, para subir por el humo tembloroso.
La vida no tiene vuelta,
entre estas paredes que dijeron,
entre estos muebles que hablaron,
como tantos platos y su silencio.
La guitarra se me cae y cae,
y el mundial infierno reside en mi oscuridad.
El reloj me dice que no va el invierno y
que el olor a lágrima seca está conmigo.
Venga otro cigarrillo, otra copa,
pues quiero ir al río del olvido,
al caballo sudoroso de la derrota:
Ya me canso, ya me voy, ya me muero.


DE ROKHA AL ABORDAJE


Desde la mutilada memoria del verso,
desde un mal gesto o un alarido,
la ira canta, canta y canta.
Sabes, Pablo, yo milito en ti,
por que desde tanta tumba
donde no tienes flores,
desde tanta ceniza de la propia vida,
desde esa celda que te dio el aplauso
te haces grande, gigante, monumento:
El Pablo, terremoto de las luces,
el Pablo, incendio de los cuerpos,
el poeta, asesino de las comidas,
el hombre, hombre de las mujeres,
el amigo, primero de botella y abrazo.
Aquí en el Maule, aquí en el Sur
entre el caldo espeso de las longanizas,
en la disparada subida caliente de las cazuelas,
puerta por puerta, libro por libro,
puerta por puerta, vacaciones en el pueblo
en el pueblo! tu nombre ;
aquí De Rokha, aquí en la víspera de la muerte.
Me llamas noche a noche,
disparo a disparo, Ay! la bala,
Ay ! el gatillo sonó como campana
y partió un poeta a discutir con Dios
si el cielo es cielo o si el demonio
tiene por apellido De Rokha.
Ay! la bala, la pólvora;
no se muere sólo de intentos,
la muerte abraza sólo al imbécil,
la muerte sólo anima a los tontos,
quien vive, vive en el ladrido de los perros,
vive en las alas de los murciélagos,
en los senos de las prostitutas.
Vives entero en la memoria.
Yo no olvido, yo no sepulto.
A bailar otra vez, Pablito !
La mesa está servida y sólo falta
la boca hambrienta del padre,
del poeta y del hombre de Chile.


LOS CINCO NIÑOS DEL MAR


Las encías de cinco niños están sonando en el mar,
los castillos de arena en la orilla y
las camisitas blancas que flamean cantando.
Pequeños dientes sonríen con la espuma y la gaviota,
corren sobre las olas como un barquito de papel
que navega en el viento y en la boca del pan.
Cinco niños tomados de la mano me hacen girar,
cabellos rubios, morenos y corazones de manjar
rodean a la vida con un canto de infancia azul.
Allá viene la marea y su orquesta fatal,
el pez ardiendo, la caracola desnuda,
el rugido de cien ballenas cogiendo la ola.
Allá viene la marea y una gota de sangre,
el fondo oscuro, el llanto de la arena,
la saliva de la luna que quedó dormida.
Cinco niños corrieron hacia el mar,
las camisitas blancas han muerto y han de esperar
el ladrido de la noche para volver a tierra.


CUANDO LLAMA LA POESÍA


Cuando llama la poesía,
cuando el grito desesperado del verso
clama por mi sangre,
sólo los muertos resucitan y me esperan
pues de ellos es parte mi alma,
es parte del soldado que aquí
todos los días trabaja.
Cuando llama la poesía,
los muertos reciben mis besos
porque también a ellos pertenezco.


SILENCIO XIV ( La Náufraga )


Vas a ser mi náufraga porque destrozaré tu barca,
te destrozaré chocando contra las rocas,
te ahogaré por debajo de la luna.
No dejaré siquiera una balsa para que respires un segundo.
Respiro, y yo soy el mar que ahora te invade.
Vas a morir despacio en esta noche de torbellinos,
vas a desaparecer despacio cuando aparezca la tormenta,
y mis relámpagos cristalinos, y mi boca como trueno,
y mis manos como ventisca por tus rocas.
Vas a ser sólo una mujer flotando en la inmensidad del océano,
y el amanecer no aparecerá sin que nuestro fuego se apague:
se apague con la sal de tus senos, las lágrimas de tus pezones,
el llanterío de tu vientre y de tu piel.
Vas a ser tragada por este pez inquieto,
vas a convertirte en pez y esta vez yo seré el pelícano,
no quedará nada de ti cuando resucites, difícilmente resucites.
Vas a ser mi náufraga porque destrozaré tu barca,
no existirán islas ni maderas; amor, sólo marea.
Vas a ser mi náufraga y yo seré la barca hundida en tu cuerpo.


MUJER DE FUEGO


Les contaré que existe una mujer
que me persigue en cientos de llamas.
Me busca segundo por segundo debajo de su cama,
en el jabón que corre por su cuerpo,
detrás de cada puerta o encima de la luna.
Morena, yo soy libre como una ola,
tengo un corazón repartido entre muchas,
mi lengua envuelta en quizás qué ropas,
mi sangre en tantos cabellos ondulados o
verás mis huesos derretidos en esas sábanas ardiendo.
Mujer de fuego, no me persigas con tu amor de miel,
no me sigas, muchacha, un beso no significa
la eternidad del cuerpo entero junto a tu boca;
un beso es un niño rebelde que arde
en el musical latido de mis labios.
No puedo negar que tu pecho atrae a los planetas;
querida, me deslumbran tus ojos de niña y
tu rostro como un espejo lleno de pecado.
El amor corre de boca en boca y
de mano en mano sobre el hombre y la mujer.
Qué vale tanto acoso a las venas de mi corazón!
Ha llegado el momento de desearte buen viaje y
dejarte tan simple como una gota de lágrima,
Adiós amor, no me sigas pues ya ha desaparecido el poeta
en las rojas cenizas de la mujer de fuego.


CANTO DE DOLOR Y MUERTE A LAS VIUDAS DE LOTA


Llora Chileno, llora de suelo a los ríos,
porque nuevamente han vuelto los gritos a las calles.
Hay sangre negra que se comió el mar,
hay picotas que se quedaron liquidadas en la batalla,
a las palas les cayó una guillotina de oscuridad y espanto.
Fueron veinte, veinte soldados de la jornada,
cuarenta brazos que levantaban el sol y
lo escondían como tesoro en la minas.
Fueron veinte las sonrisas que se acabaron,
y son millones los ojos que se derrumban.
Otra vez, otra vez, la muerte te alcanza en la victoria,
en la victoria del sudor y a las manos desnudando la roca.
Otra vez, otra vez, la lágrima se levanta como bandera.
No llores mujer, porque el minero ya vuelve,
no llores madre, pues tu hijo bajará a la mina a buscar
los huesos de su padre con una risa y silencio.
No llores Lota, porque piedra a piedra,
carbón a carbón, hoy quiero subirte a los caballos del aplauso.
De pie, viuda! Aún no acaba la miseria,
aún te queda ese trozo de tierra que arrancaste al Sur de Chile.
Canto de dolor y muerte, de pupilas disparando terror
es lo que hoy se me viene a la mente,
pues se me cayó un territorio de corazón que tenía
en ese peón del castillo de uvas de piedra.
Ay! viuda, promete que dejarás que bese,
promete que me traerás a tus niños,
para recitarles mis versos más tristes.
Me ha recibido una bala de carbón tras la cabeza.
Sabes Chileno, sabes sureño,
fueron veinte y cien los que regresaron de sus tumbas de años;
fueron veinte los que aquella tarde
jamás regresaron con el pan a su mesa.
Fueron ellos los que dieron el beso en la mañana
a las hermosas mujeres de sus sueños,
para dar el último regalo de sus vidas.

 

CUANDO EL MAR TE REGRESE

A Cecilia

Cuando el océano respire hondo sobre tu alma,
y la luna recoja el tesoro que dejaron tus ojos sobre la tierra,
Ay! subirás las escaleras con tus libros bajo el brazo
y entrarás a una biblioteca a conversar con la sabiduría,
volverás a ser tú la misma muchacha del cabello caído,
la que partió al fondo del mar a encontrar una caracola,
la que obsequió la vida repleta de luces en kilómetros de arena,
y en tu casa la madre se pregunta a veces por qué,
por qué la niña liberó su dulce corazón en la sal del mar.
Ay! yo no sé, sólo desde mi mundo te ofrezco flores,
ofrezco mirarte aparecer en las noches como una sirena,
prometo sentarme en la arena, amiga, y cantarte fuerte,
para que reconozcas esos días reunidos bajo la tarde
danzando en la espuma furiosa de un licor.
Prometo sacar la sal del océano para verte entre las olas
y que tus cabellos sean cada alga que las aguas nos regalen.
Amiga, envíanos besos y abrazos a través de la espuma,
envíanos tus manos en las plumas de una gaviota,
tráenos tu aliento fresco debajo de alguna roca,
porque aquí te estaremos esperando, yo a lo lejos,
tu madre con una mesa repleta y recién servida,
aquellos compañeros con un almuerzo en el casino.
Amiga, todos te regalamos un suspiro que te trae nuevamente:
tu bolso sobre el hombro, tu mirada de primavera,
tus pasos que quedaron marcados para llegar a la vida.
Amiga, aquí te esperamos, todos los vivos y los muertos,
cuando el mar te regrese y diga tu nombre muchas veces,
cuando el mar te regrese y hagas flores con tus sueños.

 


CANTO A LA COLORINA Y OTROS POEMAS
Imaggi Ediciones,
Talca, Chile, 2000.


RECADOS PARA LA MUJER DE LOS INVIERNOS

Aquí, hoy, en la desesperación de los inviernos,
me recuesto a tu lado, mi mujer de secretos y llamas.
Quiero sembrar en tu pecho los besos del tiempo
y en los veranos venideros recoger el trigo en este lecho.
Ya sé que deseas que tu nombre lo pronuncien las gentes,
que cuente del inagotable camino que cruzamos,
mas yo te pido silencio y que sólo cante el susurro en la oscuridad,
sólo quiero tu voz de campanas para mis rudos oídos,
sólo quiero tus piernas como árboles fijos en mis manos,
porque me ha despertado toda la lluvia que traes a cuestas,
ese aguacero que revienta por la lengua,
ese trueno que destapas en un grito a las estrellas.
Pero te pido silencio, para que cerquemos nuestro pequeño país,
para que cerremos las puertas al extranjero
y vivamos las multitudes de este universo
en el barco veloz y rotundo de tus labios.


ROJOS TUS CABELLOS


Bajo tus cabellos rojos como sangre de dioses
quiero ahogar este último aliento
para que seas océano y tragedia
y mis dedos se pierdan como un niño muerto
en la soledad nocturna de las arenas.
Bajo tus cabellos rojos como sangre de dioses
el paladar de la hermosura saborea mi cuerpo,
lo revive centímetro a centímetro,
lo conquista como a un río virgen.
Porque si tuvieses más largos esos relámpagos rojos
que nacen y mueren en tu cabeza,
los dioses bajarían a recuperar su cabellera
o tal vez sólo tus ojos
porque las estrellas ya han reclamado su brillo.
Por ahora me conformo con estas llamas
que desatas en la punta de los soles,
me conformo con este nido
donde pierdo mis dedos inocentes,
pero donde gano la entrada al paraíso.


TU VESTIDO VERDE

De tu vestido verde sacaría todos eso botones
y te sostendría el cuerpo a cambio sólo de besos.
Porque nadie sabe de tus dientes que son pétalos escogidos
ni que por las calles vienes dando orgullo a cada avenida.
Para mí nada más que mirarte siempre a lo lejos,
pero pensando en bailar contigo sobre las estrellas.
Recordarás las pasajeras cosas, amiga,
recordarás el dominio pequeño sobre tu pecho,
que fui yo quien derramó los labios en tu carne
y quizás cuando esté sentado en la noche de las canciones,
me refresques este dolor sólo con la sinfonía de tu aroma.
Yo no te pido nada más, mirarte siempre de lejos,
como el pájaro enfermo mira el vuelo de sus compañeros,
como un caracol que entra en la oscuridad de su propia suerte,
como si fueran los años tantos, pero no conocemos los siglos.
Yo no te pido nada más, los deseos se me fueron muriendo en una carta muda,
los alientos y besos se me cayeron en la ceniza de las cenizas,
sólo te pido que alguna vez, en tu camino de reina y mujer,
vuelvas conmigo en la hora de los labios,
mostrando a los ojos del viento, la hoguera de tu cabellera
y la delicada caída perfecta de tu vestido verde.


NOS AMAMOS EN UNA BICICLETA


Ayer tú y yo, en un solo beso para la vida,
en el amor que nos conoció a los quince años
y yo pedaleando para un nunca llegar tarde a tu corazón.
Fuimos nosotros los que inventamos el beso en una bicicleta,
la edad de las miradas con un cuaderno en la mano.
Fuimos nosotros, los que sin respirar, nos cansamos de viajar;
y ayer, sólo ayer, las calles dicen: Allí van, son ellos!,
pero fue tan rápido que pedazo a pedazo nos despedimos.
Tú y yo, querida, ahora quizás dónde, dónde volveríamos a rodar,
dónde volveríamos a comandar dos ruedas como a un barco,
dónde volveríamos a conquistar los mundos con un sueño.
Eso no m importa, porque en mi memoria tengo un niño despierto,
llevo a ese revoltoso quinceañero en los dedos del alma,
tengo aún, esos años diminutos como zapatos de liceano.
Entonces, será a las siete, te pasaré a buscar como cochero,
subirás en mi caballo veloz con rayos de aluminio,
dispuesta a saltar a la gloria al besar cada calle,
recostándote en cada parada para retomar las fuerzas.
Entonces, será a las siete, cuando llegue a tu casa,
salgas a recibirme como ansiosa de la nueva carrera.
Entonces, son las siete y recuerdo tu mano en la mía,
riendo del pedaleo en mañana y tarde,
cuando nos amamos en una bicicleta sobre la vida,
cuando se me vienen los quince felices años,
ahora que son más, sin bicicletas ni sueños.

 

LA PANTERA DE BARRO


Eres una pantera de barro fresco,
ansiosa de carnes rojas, hambrienta de vapores.
Morena mía, me has rasguñado tantas veces los deseos
que contigo la noche se prolonga como un verano,
una estación de sudores que se hacen ríos,
y allí nadamos y te tomo de las piernas,
y la acrobacia del amor aparece como si fuéramos trapecistas,
donde el vacío sería no responder al llamado de tu pecho.
Eres una pantera, mujer, en esta selva que no conocemos,
sólo sabemos que todo debe valer un instante,
pero insistimos en hacer eternos los dedos
que se detienen en estos caminos.
Ven, amiga, así como un animal desatado,
ven furiosa como si hubiese herido tus crías,
ven a esta noche donde las estrellas son de fuego,
ven, amiga, con la pantera de ojos negros que eres,
porque hoy seré tu cazador, con mis disparos de manos,
hoy te domesticaré justo cuando claves una de tus uñas,
para que luego quedes ronroneando el cansancio
en los océanos que derramaron estos besos.


INVENTARIO SOLEMNE


DOMINGO DE VISITAS


“Adelante señores, tomen asiento,
aunque no me crean les tengo un enorme respeto.
Hace tanto que los espero y,
sin embargo, ahora que aquí los tengo
me viene a tiritar la voz”
“Nosotros también te conocemos hace mucho”-
dijeron los muertos que me visitaban-
“hemos sabido de tu nombre en reiteradas ocasiones,
lo han publicado en listas alrededor del mundo,
eres buscado a cambio de una buena recompensa”.
Y cuál es la recompensa?-les dije-
“No volver a leerte jamás”-me dijeron a carcajadas.


LA CRUCIFIXIÓN


Ya en la cruz los tres condenados
ingresaban a sus últimos suspiros.
El obrero que estaba a la izquierda del poeta,
que agonizaba en su propia cruz, le decía:
“Acuérdate de mí y canta, cuando estés en el infierno,
la saliva de la injusticia con la que nos besaron cada día”.
El poeta, entre sus penosos esfuerzos, le regaló su corazón
a aquel hombre que tanto hizo por los suyos.
Entretanto, a su derecha, se encontraba el poderoso,
quien sin mediar su propio dolor le exclamó:
“ Y tú, poeta, que eres tan brujo con las agonías ajenas,
que posees una flor marchita en cada dedo sucio;
sálvate a ti mismo y a todos nosotros”.
Pero el poeta, que ya no respiraba, de improviso, respondía:
“Tú no eres digno de estas muertes, ni partirás con nosotros,
quedarás vivo en la angustia de un mundo sin ojos,
porque ciego te olvidarás en el propio olvido”.
Fue allí cuando el obrero, replicó como la primera vez:
“Por qué atacas a este hombre,
que creyó en las estrellas,
que creció al amparo de sus pájaros indomables,
que se resguardó de las lluvias
con el solo paraguas de sus versos.
Tú, no partirás con nosotros”.
Fue allí, cuando la tierra se oscureció con tempestades,
mientras un hielo de muerte caía sobre los cuerpos heridos.
Fue allí también, cuando poeta y obrero se hacían una sola lengua,
se hacían una sola resurrección y una sola vida eterna,
dejando allá al poderoso, clavado en el olvido,
mudo, ciego, muerto de muerte.

EL OTRO


Me propongo muy fielmente amar al otro;
al otro yo que no es más que este insistente fantasma.
Tal vez allí se aloja el solo muerto que cargo,
la sola lluvia que desvanece mis huesos.
Pero no podemos, somos tan distintos.
Aquél me enrostra cada vez que puede mis debilidades,
lo que no he hecho y lo que nunca haré,
mi nefasto carácter que ahuyenta a las hormigas.
Pero lo necesito, aún así, lo busco desde que despierta,
porque sé que es mi muerte más amigable
y recita mis poemas, al revés, de arriba a abajo.
Nadie como ese otro maneja mejor mis heridas,
por eso cuando nos enfadamos soy blanco fácil,
me despedaza desde mis cuchillos de infancia
hasta a aquellos besos por los que sufrí anoche.
Sin embargo, este otro no es original,
me copia, me imita la firma, los gestos,
todo lo quiere hacer igual a mí,
beber lo mismo, en iguales cantidades.
Cómo decirle que se vaya, si lo necesito,
porque en mis días tristes ahí está,
en la derrota del cansancio, es horizonte.
A mí, que me digan lo que quieran,
que ya no tengo de qué escribir o hablar !,
que me estoy apagando como una vela pobre !
Yo amo a este otro y lo defiendo a muerte,
con él, me imagino que el mundo no ha nacido.


EPITAFIO PARA UN VIVO


Espero poder colocar una flor
sobre el cemento de mi propia tumba,
una raza de estrellas colmadas de manos.
Espero una almohada feliz en el nicho de la eternidad,
un paso silencioso por entre mi heridas.
Sépase que fui honesto con los grillos,
consecuente con los sueños de los pájaros,
absoluto en la fe de la marcha por las calles.
Poned, entonces, mi cuerpo devuelto a la tierra,
como si hiciéramos un agujero por donde se mira el mundo.
Dejadme, entonces, en las raíces de los desolados
y den este adiós final como si fuese primero.


RECITAL DE MIS ARAÑAS


Estoy condenado a destripar el corazón de las arañas,
a poner los dedos dentro de la caldera de una flor.
Estoy arrestado en las prisiones de una lágrima con cuchillos.
mastico el cuesco amargo de un día oscuro
y paseo en la niebla sucia que destapa a los caballos en los campos.
Me he hecho débil como una copa sin vino,
que ni esta canción me pertenece completamente.
Y después, arribará el diablo vestido de mujer,
ofreciéndome pan, versos en ediciones de lujo,
zapatos incendiados en la boca poderosa de una estrella,
autógrafos anónimos para que nadie me encuentre,
kilos de juventud esparcida en piernas y manos.
Y así se me presentará el diablo,
vestido de mujer, guiñándome el ojo varias veces,
seduciéndome con un beso que recorra mi sexo y pecho,
mas no sacará nada, nada podrá arrebatarme,
porque en las arañas de este cuarto húmedo,
ya he tenido mi abundante infierno.


FOTOGRAFÍA INSTANTÁNEA


Tengo tal vez diez años,
una barriga inapropiada y vergonzosa para la edad,
sueños irrepetibles, magníficamente diminutos.
Allí me abraza la abuela, inmensa y calurosa.
Y ya la respiro y se me vienen esos árboles encima,
porque hace años que contemplo esta fotografía incansable,
dándola vuelta para ver si caen felicidades.
La tomo, la olfateo, para sentir la respiración de entonces.
Así se sienten los envidiables pantalones con los parches caseros,
calzado gastado de tan mal fútbol infantil,
ensayos de cientos de peluqueros en mi cabeza.
Porque tengo diez años, tal vez,
y me creía en un techo tan formidable,
pero la realidad era oscura como un puñado de oscuridades.
Porque tengo diez años o más
y mientras afilo la estocada de mis antepasados,
rompo esta fotografía
porque ya no aguanto más
la arruga profunda de mis memorias.


VIEJOS CRACKS


Cuando el tiempo se detuvo definitivamente
sobre las piernas de los que fueron muchachos,
sobre las cabezas de los que fueron ídolos,
sobre la habilidad que hoy es terca,
no les quedó más a estos hombres fieles
que juntarse semana a semana en la cancha de tierra,
con todos los nietos en las galerías,
con sus mujeres gordas, pero desafiantes,
para patearle tiros libres a las canas,
a ver si de lejos sorprendían a la muerte.

 

EL HÁBIL MUCHACHO DE LA CAMISETA ROJA

A mi padre.

Todos querían ver a este muchacho
del cual el balón se enamoró muchas veces
y eran tardes enteras en la carretera del césped,
volando como un huracán despierto en los cielos,
derribando el liviano peso de los débiles,
era la acrobacia de reír, reír,
nunca olvidando que el mundo es una sonrisa.
Y allá galopa el Nino, el Nino Landa,
viene bajando de su bicicleta de piernas,
corre encima de un rayo despidiendo rivales
incapaces de detener a alguien que no nació
en las vísperas de este planeta.
Y allá se vio al Nino, a lo lejos, frente a nosotros,
y mi padre lo observa desde niño y celebra,
y grita, y crece con él,
y se sienta en las galerías de un viejo estadio,
donde mi abuelo hizo de él un hombre,
sólo para ver a este potro feroz
que ofrece su camiseta roja a las sangres,
pues sabe que la bandera de Unión Española
sólo puede clavarse una vez en el pecho.
Por eso se aprovecha cada segundo
como si fuese la última eternidad,
para detener todos los sentidos
en las piernas que no son piernas,
sino espadas sin la piedad de la mano.
Pero mi padre llora ya viejo sobre los mantos del ayer,
porque nuestro Nino corrió demasiado
y de tanto esquivar rivales, quedó fatigado,
porque llegó la muerte a marcarlo
y al Nino no le funcionó la finta.
Vino la malvada con un tacle deslizante por atrás
y así, sólo ella, pudo derrotarlo.


UNA MUJER LLAMADA SOLA

A Sola Sierra.

Mujer, te han recibido los muertos
porque siempre fuiste de ellos:
Te reciben con sus banderas al tope,
te hacen una guarida en sus almas,
y al fin aparecen, ahí están, vienen marchando,
los desaparecidos de ayer, los de hoy,
y te llevan en andas y repiten Sola,
porque tu nombre lo aprendieron de memoria,
conocieron tu rostro hace tantos años,
que nadie, ni Dios, podrían confundirte a lo lejos.
Mujer, todas las heridas han vuelto a su origen,
ya no más, ya no más llanto sobre un hueso de los siglos,
ya no más caminar por las calles
sobre las alas de una triste mariposa caída;
tú sabes que te han recibido en fiesta:
pronto estaremos en la patria del infinito,
el viento de un canto se escuchará en los desfiles,
porque será Sola que vendrá de la mano
con el hombre perseguido en sus sueños
y entre las multitudes hablará en el podium tu recuerdo,
como un pájaro final que resucita al olvidado.


DD. DD.


Vamos a rajar la tierra,
vaciar el océano tan infinito,
respirar ese aire de entonces
y ver si los árboles me dicen algo,
si guardan secretos en sus raíces,
si en primavera tiritan de espanto
y las flores devuelven los rostros tragados por años.
Cómo es posible que a estos muchachos
se les vele en el sonido metálico de los cañones
y hagan una corona los gritos
enfilados de uno en uno,
como marchando en una mañana de uniformes.
Y estos muchachos, y las balas en la nuca!
Quién me dice dónde están?. Aquí los quiero,
como en aquellos días con una espada para el porvenir.
Y se me aparecen, pero no los tengo,
porque son tantos, son como el dolor repartido e inmenso,
en la sombra más amarga de quedar sin aliento.
Quién me puede decir dónde está esta memoria robada?
Para traer de vuelta a los pájaros de la mesa compartida.
Tráiganlos por nombres, no importa el orden,
en brazos, caminando o cantando.
Ellos están más vivos que yo,
ninguno fue superado por el cuervo devorando el tiempo,
se armaron con puños y apretaron los dientes
y la muerte salió corriendo asustada por la valentía
y los muertos hicieron realidad el sueño de la resurrección en una boca.
Tráiganlos a todos, que no falte ninguno,
que hable la espalda que esperó los balazos sin piedad,
que hable la jaula que se lleva a cuestas,
que hable la primavera coja en una mañana de humos,
que se le dé la palabra a los que perdieron la lengua.
Se los suplico, mírenme a los ojos derretidos por una lágrima,
díganme dónde están, como si en verdad fuese una llama,
tan inocente, tan tierna como libro de escuela.
Se los suplico a ustedes, enterrados en el patio trasero,
en el aliento de las caracolas de la miseria,
en los desiertos de un corazón amarrado,
háblenme sílaba por sílaba,
al principio de la vocal de la vida,
en la guitarra nueva con las cuerdas de un pueblo levantado.
Háblenme, muchachos, aquí estoy, soy de ustedes,
mi alma les pertenece, tiene vuestras pisadas gigantes,
levántense donde quiera que estén, vengan a mi casa,
he preparado el mejor de los almuerzos,
hay vino en todas las copas y un brindis esperando,
o si quieren yo los recojo y unto la boca en el océano,
o golpeo puerta por puerta, aquí en los campos,
en la indefinibles piedras de los ríos,
en los estadios inundados de rosas muertas,
en los cuarteles del hambre donde hicieron fe los lobos.
Pero aquí los espero, con toda la paciencia de una enfermedad que no para,
y estos besos de vuestras madres, y lo de mañana,
y el hijo clavado en la soledad de un apellido roto,
todos esto les pertenece, así como mis extremidades, mis miembros,
porque las estrellas de este Chile desatado,
se hincarán cuando pasen gritando al infinito sus nombres,
y verán que todos estaremos esperando vuestra llegada, ya no importa cómo,
porque por primera y única vez
la bandera de la patria flameará hacia los cuatro vientos
y un suspiro de descanso permitirá llorar este diluvio.


CENA O UN PASEO POR EL CIRCO


Se trata de arreglar el mundo como lo hacemos nosotros,
al mejor estilo del subdesarrollo:
Con alambres artesanales y parches para bicicletas.
Esto vuelve a suceder en medio de una mesa repleta,
colmada de alimentos hasta el hartazgo.
Sin embargo, aquí chorrea la mano solitaria
y el individuo en sí mismo alcanzando la cima.
Estoy rodeado de autoridades tan falsas
como el mejor abogado de provincia, sólidamente exitoso,
pero en el fondo, sólo uno más del ganado.
Aquí somos el tenedor y el cuchillo en medio de la gula,
el despilfarro y las conversaciones absurdas e instantáneas,
mientras allá afuera, vuelvo a Jerusalén y Ramallah
y a una multitud que lanza sus piedras contra los perros de presa
y riegan con sangre la tierra tan amada.
Nosotros, por otra parte, seguimos discutiendo, satisfechos,
si vale la pena cien o quinientos muertos,
o si en realidad no hay nada más heroico en este momento
que devorar el último plato servido que queda en la mesa.


TAMBORES POR LOS DESFILES


En la oscura selva de los gemidos,
los muertos de ayer se toman de los brazos
para desfilar a paso firme como en un 1º de Mayo;
en columnas de mil o dos mil, no lo sé,
con lienzos abiertos al mundo, para que éste los lea.
Avanzan, secos los sonidos de los tambores y pasos
y se encuentran casi al final los que nunca se vieron,
aquellos de los cuales se supo dieron la vida como animales.
Ellos saben que el tiempo no se detuvo en sus banderas,
y el grito de los milenios se escuchó en las oficinas y sindicatos.
Pero han vuelto, y ahora que los veo con sus rostros de gigantes,
más vivos que todos nosotros, más honestos que el pie al frente,
sé y oiré el discurso del orador principal,
porque hoy asistimos a un acto multitudinario,
porque me da la mano Luis Emilio, Clotario o Tucapel
invitándome a dar la vida en un 1º de Mayo.


MAÑANA VENDRÁ EL PRESIDENTE


En los brazos desnudos de los fuegos y las derrotas,
con todos los infantes trepando por los amaneceres de una gaviota,
aparece la voz de un río derramado y agrietado.
Aparece la sombra que no es sombra de aquellas que terminen,
porque pasan los aviones de un lado hacia otro,
aún los oigo, como un metal que se funde en los intestinos de la muerte,
y fuego ante el enemigo y bombas
y soldados repartidos como hormigas odiosas.
Al mismo tiempo, gotea desde el cielo
el pueblo hundido hasta las narices, asfixiado,
perseguido hasta sus modestas madrigueras;
pero ahí está, es él, poniendo su pecho frente al dolor,
metralleta en mano, corazón en mano,
más inmenso que pronunciar cien veces su nombre,
más valiente que el verdadero trigo que ruge en los veranos.
Mientras tanto, de rodillas confiesan al obrero,
a los estudiantes les arrebatan los años a culatazos;
y en los ríos, las piedras van descifrando
el crudo idioma de la sangre,
nombres así, al azar, entregados por montones,
y apilados en la morgue de nuestros más oscuros recuerdos.
Pero sabemos que de aquella ceniza de primavera,
de aquella página arrebatada al libro de los horizontes,
salió un puño en alto, más alto que mil sueños.
No en vano, mañana vendrá el Presidente,
se paseará saludando a las multitudes,
arribará honesto por Morandé 80,
concurrirá al balcón para escuchar a los mudos
y el himno de siempre será coreado por primera vez,
como si esto fuera nacer, como si todo viniera desde el inicio,
como si viniera nuevamente e invencible,
la sola voz de Allende
para terminar con todos estos perdurables humos.


TERCER MUNDO


Mi tercer mundo
son este morir en la salud pública,
estas camisas que compré de segunda mano,
estas goteras por donde aparece el invierno
como un anciano perverso y gigante.
Mi tercer mundo
es este educarse con libros prestados,
con lápices que se van desgastando,
con caminatas y zapatos rotos.
Mi tercer mundo
es saborear caldos de pobreza amarga,
piojos como integrantes de las familias
y analfabetos repartidos como muchedumbres.
Es tener deportistas raquíticos y borrachos,
calles de tierra, o con alumbrado siniestro,
decrépitos funcionarios incrustados en la administración pública.
Mi tercer mundo
es un cuarto donde quemo mis pupilas en un techo sucio,
son estos chiquillos con enfermedades interminables,
madres pariendo para conquistar el universo,
ancianos entregados a la espina de la vejez,
sordos y mudos, muertos para adentro.
Y quién tiene la culpa?
Nosotros, por el solo hecho de haber nacido,
por el solo hecho de haber dicho patria
en el día equivocado y en la hora impensada.


POSIBILIDADES
Afganistán, 2001


Posiblemente esta pluma esté quebrada
y se desnude como un animal herido.
Probablemente mañana a la hora del té
se escuche suciamente por radio y televisión
que van mil, dos mil o tres mil muertos,
mientras los bombarderos se hacen de los cielos del mundo
regalando la fragancia de la muerte
a los rostros de los primeros niños.
Sin embargo, yo acá, tan lejos,
en una actitud totalmente rebelde,
haré sonar mis muelas con el pan crujiente
en señal de protesta.
Posiblemente estos versos
no sean más que una mosca molesta y porfiada
que causará desagrado en tus vacaciones,
que engrasará el papel claro de las publicaciones,
que se orinará de pie en las conversaciones inertes.
Posiblemente temprano callaré,
pero no será por voluntad propia,
será ese niño que desde el fondo de la muerte
tapará mi boca con una de sus manos
y con la otra, disparará una bala para occidente.


EL GLOBO


Gritaba el niño, enloquecido,
al ver que su globo subía al cielo,
subía con un cordel colgando que hacía muecas
a las diminutas manos del infante.
Gritaba el niño, sollozando
y el padre desesperado le dijo que callara,
que le obsequiaría otro,
que globos había cientos para elegir.
Mientras por la mente de aquella pequeña infancia
sólo atravesaba una inconfundible angustia:
los planetas del universo no devolverían jamás
a su globo color azul, pues se parecía demasiado a ellos.


NOTAS DE PROTOCOLO


La soledad me pide que nos sentemos a la mesa
y brindemos por toda esta vida juntos.
Que ya es hora que nos empecemos a tutear
como viejos compadres de tomo y lomo.
No vaya a ser cosa que me visite la muerte por estos días
y que ni siquiera nos hayamos presentado como dos caballeros.

HAPPY BIRTHDAY


Feliz cumpleaños-me dice la vida-con voz ronca,
mientras extiende una estúpida torta con sus respectivas velas
y el escenario propicio para pedir los deseos.
A todo esto,
comienzan a hacer su arribo
los respectivos invitados sorpresa.
Así, acabo de ver pasar hacia el baño al tiempo
que como habitualmente sucede,
genera crudos espectáculos
luego de una u otra copa.
Por el otro rincón diviso a las heridas y mis dolores
que se ríen a carcajadas de mis lamentos.
Sin embargo, llegan estas veinticinco velas
frente al viento indescriptible de mis labios,
pero el único deseo que de improviso se me viene a la mente
es que se largue todo este gentío inoportuno,
que el tiempo y compañía, se devuelvan a mi infancia,
que la arruga que cabalga palmo a palmo con mi rostro,
se detenga por un instante en una estación sin nombre.
¡ Que se larguen todos estos borrachos invitados !
y me dejen celebrar los días de mí mismo
con un aplauso único a la última carrera de mi juventud


COMUNICACIÓN CORTADA


-Permiso poeta,
aquí estamos nuevamente,
para ver si esta vez ganamos-
me dicen mis camisas viejas, mis chaquetas,
todos estos zapatos desabrochados por la luna.
-Otra vez te traemos los recuerdos-.
Sin embargo, yo nada quería con mis antiguos habitantes,
ya que me tiraban raíces a los días y me detenían.
-Queremos que escribas tus memorias y nos incluyas- insistían.
De una vez por todas, me levanté y mostré las líneas de mi mano
para decirles: Ahí están mis memorias,
en cada camino y estrella que se ha cruzado por mis palmas.

 

 

 


Santiago Azar: Comienza su labor literaria en 1991, cuando se hace merecedor del primer lugar en el Concurso de Poesía Regional, para estudiantes de Enseñanza Media, organizado por el Ministerio de Educación. A principios de 1992, publica su primer cuaderno de poesía titulado "Los Silencios", serie de textos de amor que ofrece al público en ferias de arte regional, teniendo una buena acogida. Ese mismo año obtiene el primer lugar en el Concurso Iberoamericano de poesía "Paz y Cooperación", organizado por la comisión Quinto Centenario, del Gobierno Regional de Madrid, España, por su obra "Punta de Tierra en Tinieblas"
En 1993 publica "Navega la Poesía", conjunto de poemas recopilatorios de su obra. En 1994 publicará una segunda edición del texto en tiraje limitado.
En 1995 participa como cofundador de la revista literaria "Homero", presentándose en diversas ciudades del país promocionando dicho trabajo. Estos textos crean un espacio de difusión no esperado, con varias reediciones seguidas en los primeros números.
En 1997, Editorial Mosquito, edita su primer libro "El Pez Inquieto". Dicho texto recibe una calurosa bienvenida en la crítica nacional, con artículos en los medios escritos más importantes del país, como diario El Mercurio, Las Ultimas Noticias, Punto Final, etc.
En 1998, es incluido en la antología literaria "Poetas del Maule", además de editar un nuevo texto "Poemas para el fin de Siglo"
En 1999 dirige talleres literarios en la Universidad Católica del Maule y su obra “El pez Inquieto” es seleccionada por el Fondo del Libro y Lectura del Gobierno de Chile, para su difusión en las principales Bibliotecas Públicas del país, agotándose su primera edición.
En 2000, pasa a integrar la planta de talleres artísticos del Instituto de Estudios Generales de la Casa de Estudios mentada. Asimismo, dirige talleres literarios para niños en la Fiesta de la Cultura, Organizada por el Gobierno, en ese mismo año.
En Octubre de 2000, Publica el libro "Canto a la Colorina y otros poemas", de Ediciones Imagi, Talca y dirige la Revista literaria “El jinete de palo”, dependiente de la Universidad Católica del Maule.
Su último libro, “Inventario Solemne” prontamente se publicará. Del mismo modo, se encuentra trabajando en la antología literaria “Poesía y poder”, de la poesía chilena contemporánea.
Reside actualmente en Santiago de Chile.

 

 


 

 

 
 

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