Sergio Badilla

 
 

 

 

SERGIO BADILLA: El transeúnte de la transrealidad

por Omar Pérez Santiago*

 

... Hoy día la conexión en red nos hacen cohabitar juntos en un mismo instante sin viajar. Vencemos la distancia por la velocidad de información; derrotamos las fronteras reales por medio del vuelo virtual, vivimos en pantallas, en imágenes de pixeles. Vivimos en el mundo transreal, el de la virtualidad.

... Badilla, en cambio, se acostumbró tempranamente a viajar por otros imaginarios, y ser paseante de un universo diverso, ciudadano del mundo. Nació en Valparaíso en 1947. Vivió en Buenos Aires, Bucarest, Madrid, Estocolmo donde trabajó en radio Suecia internacional. Como periodista viajó por ciudades de todos los continentes y se ha movido en simultaneidad de lugares y tiempos, borrando fronteras. Esas incidencias y casualidades de la vida le abrieron un inquietud que no lo abandona: sorprenderse de las ciudades y, a partir de allí, construir una transrealidad poética, y hablar de ciudades: "Moustakis es Alicia en Buenos Aires", "criaturas celestes de Santiago", "¿qué se hizo Anna la griega en la costa Macedonia?", "Hacemos un brindis en un extremo del muelle de Tokio" "los que oficiaban de dioses/bebían espirituosos brebajes/mientras volábamos entre Nueva York e Islandia." "Valparaíso, añosa meretriz que ya no recibe visitas."

... Durante los años 80 Badilla elabora en cuatro libros el corpus poético de la transrealidad, la transreality, la realidad fuera de la realidad, una tercera dimensión de la realidad, en donde la ciudad (el espacio) es su expresión: La Morada del Signo (1982), Cantonírico, (1983), Reverberaciones de Piedras Acuáticas (1985) y Terrenalis (1989).

... Sergio Badilla juega en los límites del símbolo y de los estatutos con que se nutre y se funda el lenguaje. Combina la delicadez del término con el coloquialismo trashumante y valida el signo lingüístico, descontextualizándolo. Articula y urde sus tramas poéticas, buscando la reversión de la apariencia, sus contradicciones, sus meta verdades, para que éstas se muestren, en rigor, desde el interior del signo.

... Inicialmente notaremos las influencias de los simbolistas franceses: Rimbaud, Mallarmé, Baudelaire, Verlaine, Lautreamont. También de Vicente Huidobro, César Vallejo, Ernesto Cardenal, Pablo de Rokha, Tiago di Melo, Gonzalo Rojas, Enrique Lihn, Jorge Teillier u Octavio Paz. Pero en los años ochenta, cuando construye su poética madura, surgirán nuevas voces inspiradoras, principalmente nórdicas, como las de Marin Sorescu, George Trakl, Gunnar Ekelöf, Elmer Diktonius y Edith Södergrand.

... Comienza en La Morada del Signo (1982) haciendo guiños invocatorios a la retaguardia de lo existente, de lo palpable, de lo aparente. Una dimensión lingüística donde la desemejanza, o la diferencia de las cosas posibles, no se mengua en un acomodaticio signo literario, se llena de contornos, de perfiles, de figuras dependientes que se instauran como elementos valederos. Las representaciones sustituyen a veces al objeto, al fenómeno o a la acción misma.

... En Cantonírico, (1983) Badilla es un rupturista del lenguaje, construye sus poemas a partir de una realidad trastrocada. No es la distorsión del surrealista, que difumina, disipa, diluye, la realidad desde dentro. La lumbre existencial emite preguntas, interrogantes circulares que nos arrojan imágenes cargadas de sapiencia: Es una demarcación lírica construida con un lenguaje emancipado en cuanto a la palabra y al signo. Ciertamente, el extracto poético, el sujeto lírico y la propuesta transrrealista de la obra convienen simultáneas, y crean su propia sincronía como si operase un cruzamiento. Todo muy deliberado. Las imágenes poseen una refinada vinculación con el mito, la gesta y a veces la fábula; el lenguaje se distorsiona para dar cabida al artificio o para romper la obligatoriedad de la tautología del género.

... En Reverberaciones de Piedras Acuáticas (1985) recrea un universo. En el poema Habilis entre Tao y Claviatura dice "Consecuentemente con la regularidad del día/ que fuge/ me vaya sin decir nada/ y quede la semilla alargando sus brotes en esta habitación". Filosofía del Tao: la finitud de la vida. Por otro lado, se acoge a la gestación del hombre, como espécimen apto, el homo "habilis". Asimismo se invoca a una temporalidad, a un tiempo que "fuge", resguardado y compacto como es el cosmos de un aposento, dejado en una semilla.

... La misma reflexión es válida para el poema "Satori" donde de nuevo Badilla nos enlaza con el Budismo sintoísta desde el propio nombre de esta composición poética

... Terrenalis, (1989) es su obra transreal por excelencia. Se acerca, obviamente al discurso de la posmodernidad, pero no asume su gesto paródico ni irónico. El yo lírico pone en la escena poética, al hechizo de lo cotidiano transformado en transrreal. El universo es una entidad incesante y abordable. Es en ese territorio, ciertamente, donde el epítome lírico, el infinito y el texto coinciden, como si tratase de una encrucijada que escapa a lo fortuito. Es la médula de la poesía badilliana. Las imágenes aunque eufónicas no pretenden generar ritmo, sino continuidad. Permite, al sujeto comunicado, desentrañar ámbitos o generar unidades líricas y vivenciales. La poesía transrreal es sensorial y perceptible. En esta transrealidad los sentidos columbran, imaginan, descubren un mundo ya realizado y forjado por el autor. En esta poesía perseverará el enigma de la realidad en una cercanía lírica con la inmaterialidad que propone el poeta. Construye su cosmos, que tiende a lo quimérico, a lo utópico, a lo irrealizable.

... En los años 90 la poesía de Badilla afina la propuesta: La transreality. La atisbadura de lo habitual tiene conexión con lo imaginario, con lo inmaterial o con lo prodigioso y así se refleja, en la Saga Nórdica (1999). Los sujetos líricos oscilan entre la presencia legendaria o mitológica a la comparecencia realizada, ontológica. La imagen se transforma en esta transfiguración como la alegoría de lo discrepante, del simulacro, de la antipropiedad, del desatributo. El lenguaje se disloca para dar continuidad a sus texturas, a su conformación lírica, a su poética, más cerca a la lírica de Pentti Saarikoski, Tomas Tranströmmer, Lars Gustavsson, Kontandinos Kavafis y Gonzalo Rojas, pero con su propio tono y singularidad.

... Su obra se decantada con solvencia en La mirada temerosa del bastardo. El título es un desafío a las arrogancias y vacuidades con las cuales tropieza el poeta. El bastardo es una alegoría al paria, al ilegítimo y a la ilegitimidad de la era. En esta bastardía, Badilla, no tiene ganas de distinguir realidades o para-realidades. Todo es un collage de fragmentos de una misma historia en un universo desplazado de su eje. Un mosaico que puede mostrar los desperdicios, los desechos de la época con espléndido acento, casi con una inflexión de castidad que es capaz de ritualizar los detritos con una refinada retórica.

... La transreality o transrealidad de Badilla es una unidad conjeturada y quimérica donde todas las entidades se realizan. En esta para-realidad se excede la contradicción entre lo real y lo ficticio, lo truncado y lo realizado, lo inconcluso y lo permanente. Todo está expuesto a la destrucción, a la corruptubilidad y al menoscabo. De allí brota un arte de consolidar la existencia de los sujetos y parajes líricos, certeza e identidad que no busca dar legitimidad ante nadie, ni nada, porque todo se sustenta asimismo en esta transrealidad, con sus propias formas, sus cánones irregulares y extra-dimensionables, sus cualidades y lenguajes.

... Según Badilla la transrealidad es una manifestación expandida de la evidencia como excedente de la realidad, donde la razón adquiere un sentido relativista, inmediato y/o, funcional . La Transrealidad apela a la interculturalidad derivada de mitos y mitologías divergentes, a la desarticulación de arquetipos y se sustenta además en un pluralismo hibridizante donde los opuestos transfieren o trastocan su identidad y contenidos para dar validez a universos múltiples, a veces fragmentarios. Como diría Castoriadis, consiguientemente la Esencia como entorno democrático de la confluencia de los contrarios y de la lógica de la complicidad.

... Para la transrealidad la percerpción de la realidad no es definitiva, ni totalizante sino relacional o subjetiva, y no es idéntica u objetiva, sino psíquica o alegórica, pero en ningún momento es onírica o ensoñada. Una certidumbre puede ser significatica eventualmente, incluso contextualizante, pero siempre habrá algún elemento que deteriore su relación de permanencia o de conjunto. No existe tampoco una visión histórica coherente, que de sustrato a un episodio cualquiera, la idea es romper la diacronía. El tiempo siempre tendrá un carácter circunstancial y aleatorio.

... Badilla, como lo han dicho Sun Axelsson y Carlos Olivárez, representa la epifanía de una voz latinoamericana y europea. Olivárez señaló que la poesía de Badilla era " la yuxtaposición tumultuosa de mundos grotescos donde la poesía saltaba airosa como revelación conciliadora". La confidencia fenomenológica de la poesía badilliana es hacer posible conocer, con el prisma de la insatisfacción, realidades esperpénticas, pero con una texturada belleza, donde la reversión de la verosimilitud, sus contradicciones, sus estambres se exponen con destreza. Willy Granqvist ha señalado: "Badilla desde su arranque escudriñó la imagen en su más íntima morada, dispuesta en su absoluta unidad, sin dar pábulo a reparos, ni hacer concesiones modales o pirotécnicas "

... Badilla ha seguido su propia intuición poética. Tiene, en su obra, una visión analítica del mundo, de su propia teogonía. Él es, en sí, un citadino pagano del mundo, Un viajero de la transrealidad de Valparaíso, esa "añosa meretriz que ya no recibe visitas."

 

* crítico literario y narrador

 

ESCRITOS

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POEMAS TRASHUMANTES / sergio badilla (valparaíso, chile 1947)

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AUTOPISTA DE PLOEISTI

 

En los suburbios de Bucarest la nieve se transforma en lluvia en el otoño. Las grullas errantes que vienen camino de las estepas rusas bajan en las verdes colinas del Otopeni y se aparean. El Danubio no está lejos de aquí y los bogantes cantan al ritmo de los remos. Un viernes de octubre entré por Oradea camino de los Cárpatos y encontré tu apellido como nombre de pueblo ante los ojos y el mapa. Me empantanaron cinco horas de fisgoneo en frontera para hurgar papeles y visas. No, no soy el agente que buscáis. No soy el espía de occidente sino un sencillo ilota que viaja como paria. Dunavoastra stie romaneste? Stie limba romäna? y llegan unos sombríos ziganes a santiguarme como si fuera el elegido antes de que llegue la tarde. Ví un pequeño zorro y una avutarda entre sus dientes amarillos. Las fauces de la vulpeja babean de excitación en la vanidad del siglo. Unas cornejas le siguen el rastro desde el aire y unos aviones Mig patrullan la comarca. Me pierdo en el camino largo y me salvan las palabras afectuosas de un zaraneste. El es un excluido como yo en un país con límites. Un repudiado debe tener derecho a fronteras y familia auque sea un canalla. En la concavidad de los altos montes voy a dar a Transilvania, al este de las llanuras de Moldavia y al norte de las de Valaquia. El conde Vlad ya no empala y castiga a sus rivales, son otros los que condenan a los hostiles cada la medianoche Las repudiadas desgracias de los parias y no de la mía están en los versos de Eminescu. Mi ímpetu es la de un apátrida que busca una prosapia en una segunda esquina del mundo, después de la matriz materna, la cordialidad de una chabola en los extremos de la tierra y en sus elementos. Mi linaje es una progenie incierta a la luz de un relámpago de otoño, el mismo que alumbra la arboleda y se refleja en el parabrisas de este auto usado en esta humanidad usada y trasegada por el que corro en la autopista de Ploiesti para llegar a casa. Hay unas viejas matronas que ponen más té al recipiente para que huela y sea té.La noche arquea sus piernas y el transeúnte piensa en apurar el pedal después del refrigerio. La ciudad está llena de suburbios y de aljibes con pájaros y microorganismos. Está sitiada por las sombras con helechos y roedores.

 

 

A PROPOSITO DE DIOS

Esta trama es un fragmento decoroso de una absoluta circunstancia: evoco la víctima hoy desde mi escondite la observo detenidamente como si estuviera inmediata a vista de ojos Está afligida pero holgada de calma. Sabe que la miro con rareza. El fuego prematuro me alerta me turba y te confunde

Le incita mi diferencia la enardece le enciende la apatía de su ánimo

de joven doncella Es únicamente la decorosa esencia de la materia casta: la duda casta la razón casta que vislumbra la cercanía de la destemplanza. No no soy Dios le digo te has equivocado cualquiera se equivoca con mi catadura Aún juego a ser Dios sin adiestramiento He contemplado a un hombre marchitarse en el relámpago esta alborada. Coincidencia entre la simiente y el grano en semejanza que se agosta.

Es la vertebración de la línea esencial de toda urdimbre donde reposa la vida

- digo esto con cierto temor - y ella piensa que es la omnipotencia la que habla. Es Dios que se atraviesa con su catequesis y quizás se equivoca por primera vez

El fuego ya encendido ahora me apresta nos plasma nos origina

Tu fascinación por la preñez convalida el albedrío de la duda se confunde la complicidad en el súbito ardor Somos dos los implicados en esta urgente servidumbre y sé entonces que mi apostura te atemoriza me desorienta y te avergüenzas de la adustez de las palabras. El ritual concluye sin ceremonia

Hoy diré que me despreocupé de la deslucida virtuosa ante la llamarada mi ineptitud fue primordial. El vínculo perdió sus filamentos y su inherencia antes de tiempo Los lamentos se mancillaron con la memoria fácil de la retentiva que fatiga el juicio y lo inmundicia de despojos y falacias: Discurro de manera atolondrada - una vez más - ya que estoy delante del término de mi propia iniciación ante una probable casta. Un aroma acentuado a resina se expide en la terrena mudanza en la marga fresca la roca hospeda mi fachada mi torpe silueta – hay algo de cinismo o de pánico que me inquieta – de ruina pudorosa de hastío de obcecación y de cansancio ante la mirada pura de una grácil doncella.

 

TRAVESÍA DE DOUZ

En Gabés cercano al páramo Hamed marcha en una caravana de dromedarios a Douz. La grava se altera en trizas estériles en la aquiescencia del desierto Desovan las lagartijas trashumantes entre los pedruscos yermos de Kebili Se ruinan los ídolos y los peregrinos en los cenobios del rastro agonizan las zarzas y las musarañas de los cenegales Me enternece la claridad de la mezquta en la kashah camino de las ciénagas de Marrkía. Las mujeres lavan sus ropas en un torrente arcilloso. El color térreo es el que prevalece en el relieve y en la sangre.Tu vientre oculto y encomiado se pronuncia en el de un niño que nace con nombre de casta ante la vista y la cartografía. Me embaraza la impertinencia de las viejas que penetran con sus ojos el barro y las paredes estropeadas. Iremos después a Shatt al Gharsah y de allí quizás no habrá retorno porque la noche es larga Diviso una zancuda entre la chabasca menuda del palmeral. Unos buitres se salpican de desvarío en una charca desaguada. Más allá unos grajos emprenden el vuelo hacia otros escondrijos de la llanura. Nos confundimos de ruta al trasluz de un sol tardío y escuchamos el lenguaje venerable de un zufí. Es un patriarca en una comarca con santos que caminan. Un hombre íntegro nunca maldice a los diversos. Mi prontitud es buscar un corredor inescrutable en el Sahara como Aníbal cruzando Jabal ash Shanabi por sus malditos collados. El guerrero se aleja taciturno de Cártago maduro y derrotado. Los Almohades tampoco están más en este territorio. Escucho de pronto a los bereberes corear cánticos siguiendo el compás cadencioso de sus alfanjes. Las ayer desposadas beben té de hojas las veinticuatro horas del día antes de yacer y ser fecundadas. Tú también bebes té el día entero. Los rumiantes gimen nos acercamos al Medjerda con sus aguas calizas y frías Un cuadrilla seguirá los meandros y las dunas a Tatatuine para despertar la noche. El viaje termina al alba en un versículo piadoso del Corán

*kashah: ciudadela

 

TOTEM

Un siervo se despide sigiloso de su tribu para evitar la penitencia. Su testuz combada y la frente con signos de ceniza de cara al fuego. Ha sido pues ungido en vida en una causa desvalida de fe, menguado de razón. El hombre diestro, pierde la validez que hasta entonces tenía su argumento. Un retrato inmóvil ajeno a cualquiera turbación, cuelga en una pared íntima. Es la intimidad del aposento donde reposa un cuerpo inerte, un tramo de un país en armadura donde también convalecen las osamentas de los míos. Los beligerantes vadean con torpeza los ríos abismales, acosan con su andar los valles de mi infancia, denigran con sus vocablos soeces a las tiernas valquirias, hostigamiento, acometen. El exterminio no salda cuentas de raíz desventura y silencia a orillas del fuego. Una estrella crepita muda en un monte ajeno al ardor que languidece y el tótem doméstico sustenta – aún así - la fidelidad con que la estirpe se ha arraigado en esta tierra. Empero persiste el miedo del penitente ante el arma arrojadiza del invasor y la imagen del delirio se apodera de la próxima tirada. ¿Habrá llegado la ruina?.

 

LUNA

La misoginia de hombre con todo es un elixir final
para el ave rapaz cegada de pánico
en tu piel morena
los huesos ubicados en el lugar que corresponde
como paisaje anatómico

sugestivos en estructura al tacto y tú cavilante
bajo el follaje del viejo arce la luna fúlgida
la espesura profanada
resignada en el atractivo de estos otros huesos
débil – aseguro por tu aspecto -
la pálida de la fiesta con otra figura
Una urbanidad desconocida sin embargo reconozco alguna semejanza

donde se ocultan los astros y tu te amparas en mis fantasías
¿Qué difumina tu belleza entonces?
Esa percepción abatida de otras épocas de frío y éxodo
o de altruismo o la validez apresurada de una ideología
la clarividencia ya no tiene sentido
cuando la pasión es infinita con el impío que adora
Se desdibujan
tus pechos en la umbría luz y un mirlo aletea
en el mismo instante en la tenuidad de la noche
La madrugada está saciada ya en tus pupilas de ninfa
orilla el sentido desnudo
.................. el instinto apresurado
y los aromas quedan en mi cuerpo
como remedo de una insospechada tregua

 


TABLAS DE LA LEY

Los advenedizos copiaron las Tablas de la Ley
a mano diestra a puño alzado con faltas de ortografía


falsificaron mal los patronímicos y los sobrenombres
Así fue posible que lo sumo se hizo vulgar y manifiesto

el unicornio minucioso en la polvareda
y de la cañada a un paso del precipicio

del barranco del despeñadero
Adulteraron mal los alias y los apellidos

Qué puede inventar un individuo que se consume en la vida
resistir al sueño cargado de apetitos y de ansias
durante el copular primaveral
de
los pardillos en el pajar medianero

Difícil concebir que un mortal es el fruto
de la más
pura abstracción de la apetencia carnal
Los advenedizos copiaron las Tablas de la Ley
a mano diestra a puño alzado con faltas ortográficas

remedaron mal los apelativos y los nombres
sofisticaron mal los apodos y los títulos

no fue la quebrada ni puente sobre un río
las semillas precipitándose en la vaguada
y los lagartos

que llegan a cientos
del polvo a la grava brillante en la que vagan entre los arenales
Raro es lo que atraviesa un duplicado en la naturaleza intacta
la trenza impregnada de lluvia en noches de borrasca
Miro entonces las olas desde la orilla del vestisquero
con los pies próximos al vértigo
la tierra recién llovida en la pradera devastada

escasamente sé ahora bosquejar en donde la pesadilla

es capaz de trasponer los sueños
para deambular desnudo sobre un cuerpo mojado
y sentir que no ha habido imperfección ni culpa
Los advenedizos copiaron las Tablas de la Ley
a mano diestra a puño alzado con faltas ortográficas
calcaron mal los seudónimos y las gracias
calcularon mal las rentas y los intereses


RETORNO A CORINTO DESPUES DE LA GUERRA

Me adapto a la misma mujer todos los días en Santiago de Chile
en Bucarest o en Estocolmo
a estas horas las doncellas se despojan con tenuidad de sus ajuares
para sumirse - una a una - en los lagos del ártico
Aquí es invierno y el claustro me fastidia como una deformidad
también los parias anhelando algún brindis con mi linaje con sus
demacradas facciones
la cadencia de una sinfonía de Grieg suena inmediata y exótica
en alguna parte de la casa
La galerna - en tanto- inquieta y moja agobia y humedece
El ladrido punzante de los perros destrozan la paz de la alborada
El arrabal cansa de hostilidad y decadencia
He vuelto después de una prolongada guerra en una tierra insólita
una taza de café y la vida se desfigura se devasta se desmantela
la valva de un caracol aún resuena en mis oídos de niño
en una playa lejana
El áspero ventarrón se aleja del bosquecillo hacia la cumbres
Las mozas salen del agua lívidas desnudas amoratadas
la contigüidad erótica de este paraje nórdico y después la ensenada
pues las doncellas turban la quietud de los impostores con su urgencia
Aquí es invierno y la clausura me hastía como una rareza
Me adapto a la misma mujer todos los días en Santiago de Chile
en Bucarest o en Estocolmo

II

Hubiera podido jadear hasta saciarme con aquella mujer en Smalandia
ciertamente cuando su apariencia en el lecho surgía impúdica
las urracas golpeaban el hielo fresco con sus inmensas patas
o las golondinas - haciendo resbaladas - se elevaban en el aire
La tempestad arroja su furia en las primeras luces del día
en mi ciudad originaria
He sentido la flama encenderse en sus caderas otra vez entre las sombras
enredada en mis manos su rubia cabellera
al hundir los dedos turbados en su cuerpo desnudo
en la tormenta boreal y en la floresta
Es la castidad que se arruina Eva Dalhberg y cede su espacio abierto
al rocío de la mañana
La ciudad es siempre húmeda en los lagos de Kronoberg y en el
espejo de tu alcoba
Bebo repetidamente de un vaso de aguardiente y aprieto los párpados
la moza triste se escurre en el lecho escrupuloso al tiempo en que se humedecen sus pezones por las ansias
-No - no nos atrevemos a soportar la partida con la
apacible elegancia de una alondra
la mueca en el semblante es frívola con todos sus fragmentos y sus tonos
Hubiera podido jadear hasta saciarme con aquella mujer en Smalandia



EVANGELIO

Mis progenitores imaginaron el cosmos desde Valparaíso un día martes de junio cualquiera. Poco es sin embargo lo que puede instaurar con el discernimiento un hombre en la inocencia escrutar los ruidos de la noche escasamente, mixtificar la negrura de su territorio o mirar simplemente las estrellas. Mis antepasados escribieron su propio catecismo en el tabernáculo de Playa Ancha mientras miraban las astros en el amplio firmamento. Las Tablas de la Ley fluyeron en el oleaje bajo el cielo encapotado cuando el océano abandonaba su lecho en la rompiente. Moisés apareció años más tarde - cansado y apático - después de caminar largas horas por Las Torpederas y subir por Carampangue hasta la calle Frontera. Los reptiles y saurios seguían merodeando la Piedra Felíz por cañadas y meandros. La sílice era refulgente en el litoral como figura de gusarapo oceánico varado en la tempestad. Así de pronto - sin que se dieran cuenta - ocurrió el diluvio con 30 días de lluvia en plena oscuridad y largos anocheceres de viento en toda la urbe. Noé apareció un domingo en la ribera occidental del muelle Prat con su barcaza llena de animales. Sara ya se había convertido en estatua de sal en el Parque Alejo Barrios esa misma primavera. Mis progenitores transitaban cada día los cerros para sorprender al sol esconderse tras el horizonte La tierra se abrió y el fuego consumió progenies y residencias un año incierto y anduvimos descalzos sobre la tierra humedecida durante mucho tiempo detrás del cataclismo. No hubo más desastre en esos días y tuvimos que velar en el cansancio a mis venerados amigos y sepultar en la oquedad de la roca a mis queridos hermanos. Mis progenitores imaginaron el cosmos desde Valparaíso mientras miraban las estrellas un día martes de junio - de ese primer año riguroso- mientras la arena fulgurante se confundía con el brillo del sol en la mañana fría de la costanera

 

ANTES DE LA MADRUGADA EN TENSTA ALLE

Cuatro cervezas Tuborg para apagar la sed después de un crack.
La anochecida es más oscura en Tensta allé en este invierno del siglo octogenario
Hay nubes ornamentales en la persistencia de la noche
náufragos bacantes que
celebran una ocurrencia como si fuera a concluir el universo
Un rubio maniquí convertido en basura
corre semi desnuda hacia la calle porque teme por su vida
- cargada de cicatrices -
da pasos inciertos en la sombría mugre del cemento
Quién sería el que le dio el último volumen del residuo níveo
para lacerar su puta piel con aguijones
Mira hacia el cielo pero no ve nada
luego sorbe irascible un trago más y deja un poco de bebida
en el fondo de la lata
para quien quiera disponer por entero de la náusea
antes de la madrugada
Otro ángel blanco va dando tumbos entre los pilares del bulevar
y la ninfa se pierde en
una maraña de escaleras automáticas donde sube con su minifalda
de figurilla de escaparate de Hennes & Mauritz
más arriba de sus muslos macilentos
Sus compinches se rien de ella a carcajadas.
Ha mirado ella lo absoluto con ojos gigantescos
huyendo de sí misma desde el lobby de un hotel de mala muerte
mientras alguién atisba detrás de una ventana
Domingo el canario se muere en un baño pestilente de la T- Centralen
con una sobredosis de heroína
Un centelleo opaco de unos focos policiales
destellan la ruindad de la noche
luego llega la hora de evadirse por la E4 con destino a Södertälje
con una Smith y Wesson que aún estorba en las manos sucias
Acaricio - antes de seguir la ruta -
después de un prolongado suspiro
las piernas de la virgen roñosa
El tinte de los párpados se ha escurrido en su semblante anémico
El coche se pierde hacia las pistas de cascajos de Fittja
su falda de satén está salpicada de vómitos...hasta sus botas.
Sólo recuerda la luz del ascensor que la condujo al subterráneo
Un parvo reflejo de la escasa nieve después de una lluvia
Los viejos en el bar escudriñando a alguna casquivana
para escapar de las sombras y su caducidad en medio de las sábanas
En un costado un muchacho enciende otro pitillo de crack.
Las fechas no corresponden con la vanidad holística del siglo
Las elites de las ciudades iluminadas del mundo próspero
están absorbidas con los cambios de gobierno y el mercado
En lo inmediato
una escena con una doncella que alucina en una realidad grotesca
En el arcón de un tugurio quedaron empacados sus escasos bártulos
La niebla está lastrada de borrasca
el viento comienza a azotar de nuevo en las vidrieras
en la noche de Testa allé.

 

SAN PETERSBURGO

He visto a Joseph Brodsky en una esquina del viejo Leningrado
mirando el Neva congelado con ojos mustios
caminaba cabizbajo como si quisiera regresar a su distante suburbio
bajo el sol cerúleo de invierno.
Un grupo de jóvenes pasa a su lado con un radiorreceptor portátil a todo volumen
bajo los pies en movimiento cruje
la alcantarilla ocluida por un manto de nieve endurecida
una ráfaga de viento dobla los mástiles de un bergantín forastero
se agita inseguro entre los fragmentos de hielo
Los estrechos del Báltico oriental están congelados entre las islas
y la niebla turba y opaca mi memoria
sigo siendo en el descuido el trashumante que no tiene domicilio
el nómada que ha perdido el apego de su amada.luego de un
siglo de abandono
Los navegantes después de un largo viaje celebran sus
hazañas con vodka y cerveza
La chimenea de la casa familiar expide ahora una densa humareda
¡Solamente el fuego puede derretir la arrogancia del invierno bóreo!
Una muchachas rien cuando levantan sus vasos llenos de anís
Un joven argonauta ha perdido la calma y vaga ebrio a través de las mesas
se figura a las mozas desnudas como nereidas desconcertadas en medio del bosque
Un cuarto oscuro me espera esta noche tal vez tendré unas largas horas de insomnio y pensaré en tí, en tu blonda cabellera ausente
lejos en las tierras antagónicas que alguna vez amé con inocencia.

 



 

 
 

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