TANGO
Gardel toma y olvida, alcanza
a percibir a la mujer de Girondo, la alada. Justo el tiempo de sentir la
mano rodeando la cintura. Cada vez más cerca los cuerpos se reconocen en
un juego de pies hacia atrás, hacia adelante combinando giros con
torbellinos en que el deseo se instala. Entonces las mejillas rozan la
humedad de labios que endulzan, succionan las delicadas formas. Allí,
donde los dioses han sido generosos. Voluptuosidad. Lenguas llevando su
propia danza mezclan la saliva de rito sagrado y la respiración marca el
estremecimiento. Capta el cerebro el compás y los cuerpos no responden,
emergen en su propio ritmo llevando la totalidad a las diversas formas.
Se desplazan las manos espontáneas, tocan cabello, vello y piel. Dedos
serpientes abren paso, sienten la humedad, la dureza, entonces la voz se
quiebra en un murmullo consonántico y silábico. Lamento. Separan los
rostros su contemplación, fijan las pupilas labios entreabiertos, soplo
entrecortado, la espalda humedece la intensidad de un escalofrío,
mientras los párpados cierran el pliegue sudoroso. Gardel entona
solitario otra melodía. Lucha de cuerpos aún, roja metáfora de deseos
jubilosos desciende y moja la piel, la mirada languidece, toman las
manos la tela, brusquedad en el gesto, se pierde la boca en la tensión
de la piel, la desnudez sorprende, invade, osa, paraliza. Pasa la unión
de la violencia a la ternura, momento en que el universo se recoge en el
espacio de un sentimiento desgarrador.
GARDEL
Como ríe la
vida si tus ojos negros
me quieren mirar...
Gardel sonríe
desde su sonrisa oblicua de dientes perfectos, el sombrero inclinado y
la mirada fija en su fuego sagrado. Cada noche, la pebeta de Arrabal le
ofrece devotamente sus voluptuosos encantos. Prepara el rito jubiloso,
la ebriedad lasciva. Un bouquet de rosas cubre los senos. Imagen
latente. Murmura : Hay en tu rostro tanta ansiedad. Las rosas caen una a
una. Estallan los senos ofreciendo la láctea miel. Descaro en el vacío,
habitación. La voz del zorzal llena el espacio de la fantasía, susurra
la tibieza, arrulla. Como una diosa la amaba yo, dice. Mejillas
escarlatas. Avanzan las manos, reciben los blancos pechos. Culto
especial. Comienza el duro combate. Desciende Gardel desde aquella
imagen, se apropia de los encantos ofrecidos. El cuerpo entero junto al
de la pebeta. Juegan las manos, alas desplegadas. Frágil la cintura se
desliza, danza de piernas, ahora frente al espejo. Levanta ella los
brazos, inclina la nuca, la boca se entreabre a la altura del cuello,
sienten lo labios la dulce piel. Sobresalto, frote de la dureza de
Gardel. Los ojos se cierran, dobla el talle al compás de tango. La noche
que me quieras, las estrellas celosas, dice él, sintiendo el perfume de
los senos. Gira, tomando sus caderas. La pierna sube lentamente por el
pantalón, enlaza la cintura. Temblor, dame amor, pebeta luminosa como un
sol y el pañuelo blanco ya está en el suelo. Alza el cuerpo, piernas a
horcajadas, barrilito de cerveza, mi yegüita, susurra la voz,
sosteniéndola, muere. Sentir que es un soplo la vida, mientras la pebeta
recibe la garganta ofrecida. Toca el suelo su pie otra vez y Gardel
vuelve a los pasos tangueros. Gira, Gira, soltándole el pelo, presionan
la cintura, la retiene. El tiempo de tus ojos negros y la pebeta cae en
el sofá. Brilla la desnudez en el obscuro terciopelo. Se pierde Gardel
en la contemplación. La pebeta manos hábiles siente su latido, mancha
del bouquet pubiano. Gardel sofoca, lívido, se esfuma la voz en el
vacío: tango fuiste el amigo confidente de su amor. Ella dirige sus
pasos hacia la pared, abraza el retrato de Gardel, y a la altura de la
boca deposita un beso lleno de ternura, dice: hasta mañana mi
amor.
VOLVER
...sentir que
es un soplo la vida, que veinte años no es
nada. que febril la
mirada, errante en la sombra, te busca y
te
nombra...
Escribo, mi tierna
pequeña puta, ardiente la pluma derramando la tinta de los recuerdos,
entusiasmo metafísico, deleite primaveral de la memoria libidinosa,
peligro de perspectivas de hoyuelos y hoyos. Fidelidad a la palabra,
veinte años después, obedezco. Estás delante de mis ojos, mosaico retro.
Me viene a pelo el vocabulario militar, ataco bases de retaguardia,
sostengo y refuerzo, cubro la puerta estrecha de la abertura elocuente,
boca impúdica. Vuelvo al placer de la palabra escrita, sea esta carta
fiel testigo. ¡Oh! mi potranca de ropas desnuda, cabellera desparramada,
mancha extendida de la espalda castaña, inclinada mientras te mino, te
cavo y te socavo marcando la carne, marcando el ritmo en tu posición de
musulmana en oración de viernes, soltando vapores prodigiosos, húmeda
toda la atmosfera en esta lucha corporal. Visión gran angular de la
pupila frenética, absorta y sublime. Abro, separo, empujo en esta
coreografía nuestra. Fantasma masoquista de ilusiones de antaño. Danza
de cuerpos ligeros en que la expresión de sufrimiento se ancla en la
frente, en la mueca labial, en las agonías vocales, dúo gregoriano de
quejas profundas, goce ancestral. Hoy la pluma tiembla y bajan los
párpados cuando doblo el papel, languidezco en el sueño
evocado.
MALENA
Malena canta
el tango con voz de sombra,
Malena tiene pena de
bandoneón...
Duele la
fragilidad de esta ciudad húmeda, recibe la lírica universal, permite
sobreponer la magia a la realidad, violeta azucarada. Reconoce a la
mujer que es, donde la tarde se acopla a la suya los dedos enredados.
Desafío de la lluvia que lava los recuerdos. Ahora lleva en la piel un
nombre, un tiempo, unos días. Certeza. Se enrolla como serpiente el
cuerpo a la tibieza. Lleva también el amor la sonrisa apenas, la boca
hecha agua, habitada de memoria persistente. Paseo del recuerdo
reinventando la ternura que fluye desde los sueños, agota las posibles
caricias, ansiosa la piel de piel, entonces los pechos se acunan en la
mano abierta, salen de la boca vocablos como peces, inunda la mente
asombrada. Monólogo voluntario. Los ojos beben, se extienden,
atraviesan, desnudan el sentido en su huida flotante. Trae la mirada de
alfabeto utópico, reflectante. A veces basta sólo escuchar, la ciudad
conmovida resplandece, llueve cuando las pupilas guardan el secreto.
Ahora una lágrima vierte el desamparo confundida con la lluvia dibujada
en la ventana. Fluye el sentimiento en su franca expresión, inundando el
rostro de verdad serena. Siente el cuerpo cercano al otro, crece en el
ahora extendido, despliega el vuelo en este viaje al unísono. Se aterra
a la luna dando a las figuras su perspectiva, mientras las manos leen la
piel, ávidas. La humedad busca
desesperadamente sus
orificios.
MILONGA
SENTIMENTAL
Tal vez no lo
sepas nunca, tal vez no lo puedas creer, tal vez te
provoque risa
verme tirado a tus pies...
La espalda en el
marco de la puerta, muestra el perfil. El humo busca su espacio, en
soplos cortos, regulares. Fina la mano. Pupila lejana. Pliegues de
elegancia en la ropa. Siente que el perfume se desprende de la piel, el
timbre de la voz, mientras la luz destaca la cabeza inclinada. Con el
pulso acelerado avanza, se pierde entre la gente, oscila el péndulo que
anuncia las diez. Fuerte es el sonido del metal. La música humana, suave
murmullo subterráneo mantiene despierta a la ciudad. Frases al pasar
componen el mosaico callejero. Ahora delante de él, la claridad de la
pupila en la suya. Acoge la impresión de reconocerse. Expresivo el
lenguaje, despliega la prosa, se pliega en la poesía, en el éxtasis
sumergida. Disponibilidad, captura de la naturaleza transitoria de las
cosas. El oído recibe el murmullo, la melodía, el ritmo. Magia de los
labios en movimiento, regularidad en la sonrisa, humedad de la lengua.
Entonces lo quiere todo, dice, demasiado fácil, responde, en medio de
esta aparente realidad. Vuelve atrás, otro espacio. Vuelve la mirada,
aún está allí en el marco de la puerta. Inalcanzable. La libertad es
problemática mental. Se aleja, lo sigue, la huida es una persecución,
marca su ritmo, algunos peldaños, gira la cabeza, la mira mientras abre
la puerta, entra en la habitación, se desviste: desnudo la quiere. Allí
está, ciervo acorralado.
¡Cuidado!, el fin está en la globalidad.
Entonces la oscuridad llena el espacio. Una canción de cuna se escapa de
los labios, la siente, un roce severo marca la piel. Repite su alfabeto.
Confiesa la soledad incontestable.
El DÍA QUE ME
QUIERAS
...y un rayo
misterioso hará nido en tu pelo, luciérnagas furiosas
que verán que
eres mi consuelo.
El hombre es un
Dios cuando sueña y un mendigo cuando piensa, lo dice en voz alta,
citando a Holderlin.
Una ninfa de Tiziano, frente a él acomoda la
figura de larga cabellera, la retina fija imágenes sucesivas,
retrospectiva de libros y celuloide, imaginación desenfrenada en
laberintos de formas reconocibles. El amor atraviesa el cuerpo deseado y
busca el alma escondida en tantas ondulaciones. Se pierde la noción del
tiempo en metáforas sublimes, poemas que los siglos no han borrado,
códigos de sánscrito en Jayadeva, narraciones de amores adúlteros del
Dios Krishna. Construcción y destrucción, el dios Pan, pánico. Vértigo
posándose en pupilas dilatadas. El olfato aspira perfumes cavérnosos.
Grita la desnudez de palabras y cuerpos. Acaso el origen no está en
cuerpos desnudos ? Su pecho agitado revela el ruido de pájaros, el sol
naciendo en el coral de los labios. Y la cotidianidad, allí con su ruido
ensordecedor, poniendo etiquetas de conveniencia. Contempla el fuego, su
figura piramidal, bebe el café lentamente. Cuenta las horas hasta el
amanecer. Ella habla, las manos agitadas como alas de paloma.
Interrumpir los movimientos, una fijación. Mente-cámara, mente-pincel.
Visión entrecortada por una memoria secuencial. Y la mano que no deja de
trazar círculos y palabras, revelando siempre una grafía
equivocada.
CUANDO TÚ NO
ESTÁS
...brilla la
estrella, canta la fuente, ríe la vida, porque
tú
estás...
Una voz se
despliega a la altura de los hombros. Cromatismo descendiente,
cosquillea la nuca, el vello se eriza emergiendo la nube azucarada,
persiste. Camino obligado, caprichoso. Éxtasis auditivo. Deseo en el
descifrar. Aquí la sensibilidad juega a la categoría de lo sonoro.
Detrás de mí la diferencia. El tiempo pasa ¡no te detengas! La playa,
mar y gaviotas. Paisaje de tautologías, repetido así, sin embargo la voz
marca el ritmo de un acercamiento, sobrecarga afectiva.. Media vuelta,
la voz calla, surge el miedo de perder en el placer del silencio ¡No te
detengas! Los ojos extraviados entre la gente. Se instala la tristeza,
entonces estalla la voz. Concentración. Deja ir el alma a la música, los
ojos cerrados en el seno de una infinidad de contextos. La voz
inscribiéndose en los altos, en un campo abierto, exagerando un tal
crescendo, especialmente en la risa donde el sonido es cortado, pasando
por todos los registros. Tiene el estigma de la diferencia, ese
otherness. Transido, no renuncio a la melodía. Ahora de frente,
pequeña cabeza morena, las pupilas fijan los movimientos de la boca,
instrumento provocativo, los labios gesticulan, dejan pasar el sonido,
humedad de la lengua, que de pronto asoma y moja. El principio de la
frase siempre largo, reflexivo, un pianissimo. Si pudiera bebería
entera, digo, llenando el alma de sonidos perfectos.
TANGO
Blanca
Espinoza
Edición bilingüe
Francés-Español
cielo raso
ediciones
(ilustraciones de Juan Raggo) Montréal - 2001
* * * *** * * *
Blanca
Espinoza, escritora, nacida en Valparaíso (Chile), vive desde 1995
en Montreal. Estudió en varias universidades en el mundo: Canadá (Uqam),
Bélgica (U.C.L), y Chile (U.Ch) y sus textos poéticos y demás han sido
publicados en diversos estudios y
publicaciones en América Latina y Canadá: El Mercurio de Valparaíso,
Prensa de Montreal, Canubian de Toronto, en revistas tales como: El
Espíritu del valle, revista chilena de Poesía y crítica, Alter
Vox (Otawa), Lar (Chile), Itinerarios de la
Universidad de Buenos Aires. Recientemente su poesía ha sido publicada
por l´Académie Ibéroaméricaine de poesíe á Fredericton. También a
participado en numerosos coloquios de poesía, miembro de la Sociedad de
Escritores de Quebec y traductora afiliada a l'OTTIAQ (Orden de
traductores, terminólogos e intérpretes autorizados de Quebec). Premio
al mejor artículo sobre los Museos de Montreal: un museo que propone la
poesía de la forma. Tiene publicado un libro de poesía en Chile: Ojos
de Agua y realizó
entrevistas a escritores como: José Donoso, Nicanor Parra y Humberto
Díaz Casanueva. Actualmente trabaja como traductora.