Cuando descubrí los ready-mades
pensé en desalentar a la estética. En el neodadaísmo
han tomado mis ready-mades y les han encontrado belleza estética.
Les tiré a la cara el portabotellas y el mingitorio como un
desafío y ahora los admiran por su belleza estética.
Marcel Duchamp
La belleza ¿Un punto de vista?
Actualmente, se hace más latente el análisis de U. ECO
"La guerra de lo falso". Título que debería
complementarse perfectamente con "El delirio de lo falso",
que se ha querido imponer a la belleza, tema que pretende ser el objeto
de este artículo.
Hemos caído en la trampa de Venus, la trampa de
lo reluciente, ( el sentido de representación mental de la
Venus) de la exquisitez de llevar en sí una juventud permanente,
como emblema oficial, una piel tersa, el desenfado de una sonrisa
brillante y
dientes tan blancos como irreales, lo más que se pueda, es
decir una lucha por lograr más, que nos hace volver nuevamente
a la adjetivación de Eco, la era del más y más,
no tener una sonrisa sana, sino la más bella, la más
blanca, como blanco es imposible.
Cambie su cuerpo y su mente en 12 semanas y tire por la
borda toda la filosofía de la humanidad debería ser
la "suite" de esta gran estafa de la publicidad relativa
a la belleza humana y al bienestar general.
La semiología de la felicidad, canalizada a través
de lo bello (los feos no conocen la felicidad, parecen decir los millones
de lenguajes publicitarios que nos incitan a devenir bellos), ha causado
los trastornos más patéticos en el mundo, al principio
dirigida a la mujer y actualmente también al género
masculino, desde que la moda empezó a idealizar a la mujer,
haciendo de ella una substancia maleable, influenciable y extremadamente
vulnerable. A fines de la Edad Media un orden de la moda y la belleza
se vuelve perceptible y ya se habla de cambio y metamorfosis que son
parte integrante de un nuevo dispositivo social y cultural. En algún
momento de la historia belleza y moda fueron atributos monárquicos
y de cortes, luego el cuidado de la apariencia se populariza y las
clases se confunden, engalanarse se vuelve común. La cultura
de cada pueblo impone ciertas costumbres y los sacrificios y las torturas
que inflige la belleza van a depender de las exigencias locales, así,
mientras las chinas aplicaban vendajes a sus pies para reducirlos
a su mínima expresión, con el propósito de responder
a los criterios de la estética y del erotismo a la moda en
aquel momento, en el siglo 15, en Europa, el corsé afinaba
desmesuradamente las cinturas como sinónimo de superioridad
y de prestigio. No es el propósito enumerar la cantidad extraordinaria
de barbarismos que se han cometido en el nombre de la belleza, la
cantidad de mutilaciones y deformaciones que diariamente denuncia
la prensa, pasando por la despigmentación de la piel, la operación
del tórax, las inyecciones de Botox, las horas de reducción
o aumentación de bíceps y pechos hasta llegar a la inutilidad
de gastar todo un sueldo en curas contra arrugas, piel de naranja,
dientes blancos y la guerra a los vellos. Trabajar para costearse
una o dos operaciones que van a darnos la famosa seguridad de sí,
la famosa autoestima, que no es otra cosa que la panacea de algunos
en materia comercial, para venir a coronar el éxito humano,
terminando todos, finalmente, en una cura de psicoanálisis
de la que no nos sanamos nunca, con profesionales que miden nuestro
drama según nuestro bolsillo.
¿Pero hay alguien que deba ser calificado de culpable, hay
un culpable realmente o es la suma de la vanidad humana que nos lleva
a querer obviar toda posibilidad de análisis, para cerrar los
ojos y someternos a bisturís, inyecciones y botox sin el menor
cuestionamiento?
¿Es realmente necesario culpabilizar a alguien o es necesario
asumir una responsabilidad individual frente a tantas mujeres que
sufren de bulimia, anorexia, falta de confianza en sí mismas,
sin hablar de las aberraciones quirúrgicas causadas por médicos
de pacotilla que han convertido en monstruos a mujeres que vivían
soñando con alcanzar la tan mentada belleza de la publicidad,
operando en clínicas dudosas y sin embargo autorizadas? ¿Son
acaso los diseñadores de la moda, las revistas de moda y belleza,
las modelos o las compañías de cremas milagros y regímenes
para adelgazar en tres días, que hacen del ser humano un ser
tan vulnerable?
Hay algo de ironía en todo este malestar, nos deleitamos frente
a la imagen de la rubia o la morena que adorna la tapa de una revista,
sin pensar en lo más mínimo que la revista es una imagen
arreglada con photoshop y que la informática y sus programas
nos hablan de llegar a consumir los productos que nos darán
esa cara de plástico sin vida, que adorna la mayoría
de esos " magazines ".
Hay una ilusión que debe ser realidad a pesar de la fantasía,
las ilusiones son sueños, y van auto-convenciendo al ser humano
(la insoportable levedad del ser ) de que la realidad es algo que
se puede trucar. Lo " todo falso " es trucar la realidad
por una situación de falsa apariencia, esa apariencia que se
impone como regla general, para acceder a un mejor trabajo, para lograr
una posición social, para figurar. La ilusión que va
ligada al verbo "poder" de manera radical, porque la seducción
es onerosa, y está del lado del ciudadano o de la ciudadana
pudiente. La madre de familia común, que redondea el mes con
recetas milagros no puede pensar ni en botox, ni en cirugías,
ni en baños de relajación, ni en masajes antidepresivos,
que generalmente forman parte de instituciones de un lujo insospechado,
lujo que por supuesto se paga.
Yo truco, tu trucas, nosotros trucamos y así el verbo se expande
como una media elástica que nos cubre la mirada, hacia la misteriosa
carrera por el parecer, yo parezco esto y lo otro y no soy yo la que
vivo, es la otra imagen que creé a fuerza de transformarme
para ir buscando un parecido que nos agrada, que se adapta al canon
de belleza actual y que se multiplica sin cesar en el universo, hay
muchas y muchos que van paseándose como clones, producto de
la estética universal, consultando al mismo sicoanalista, utilizando
la misma crema, han consultado al mismo modisto o designer y han caído
en las manos del mismo cirujano, todos y todas llevan la marca en
la nalga izquierda.
Pero la belleza vende, la belleza convence, induce a la necesidad
de hacer de la hermosura la cualidad preponderante del ser humano,
si eres bella dice la publicidad, todo te cuesta menos y la sociedad,
ese mundo en el que nos desenvolvemos diariamente aplica el slogan
al pie de la letra. La belleza hace vivir a muchos, esa carrera hacia
quién es la más bella o bello, hacia el cómo
puedo ser la criatura más original, ha frustrado muchas vidas
con un cuestionamiento que cae en el vacío de lo fatuo, de
lo pueril, de la frivolidad más absoluta, mientras otra parte
del planeta lucha por llevarse un pan a la boca, por disminuir el
comercio sexual, los estragos del sida, la realidad de los niños
sicarios, contra la violencia de cada día, o simplemente la
batalla del artista común que debe privarse de lo más
esencial para lograr producir una mínima expresión de
su obra.