La noche no es la noche ideal
romántica de los cantos
versallescos
o trinos de pájaros en algún amanecer.
La
noche de la novela triste es cuando sus luces
se apagan y
aparecen las sombras criminales
en las esquinas de los bares,
de las casas,
a los pies de la cama, debajo de las
sábanas,
en los colores de los muebles, en la opacidad
de
las tablas, detrás de los cuadros, arriba del armario,
en los
rincones de la escalera
en este libro,
en medio de estas
páginas,
en el temblor de tu sonrisa, en ese espejo del
baño,
en el cepillo del pelo, en el olor de tu traje,
en
el cubierto de la mesa, en la cajita de música,
en el
calcetín; broche de una noche antigua,
en la maleta,
en la
página del medio,
en el candor, en la maceta de
flores;
detalles del tejido,
y el pañuelo a rayas en el
sillón Bauhaus,
en el cuadro de Frida Kahlo, en el retrato de
revistas viejas,
en los platos de comida, en el charquicán y
el luche,
en los juegos de luces pascueros, en los vasos de
vino,
en la ponchera, en el apiao y pajarete, en el chaleco
azul,
en el anillo, en el collar de un cuello, en los
aretes,
en las página sueltas, aquí mismo,
en el hilo del
medio,
en el piso de la cocina, en la heladera,
en la
silla de paja, en el jarro de café,
en la azucarera, en la
mermelada,
como si arriba, en la cucharita del
té,
crochete del estío en la biblia latinoamericana,
en el
cantar de los cantares, en el libro de Job y
Jeremías.
"Chile aparece como un inmenso caballo muerto,
tendido en las laderas de Los Andes bajo un gran revuelo de
cuervos".
Vicente Huidobro
Páramo y ruinas,
en el sahumerio,
en el
escapulario,
en el sagrado corazón de Jesús,
a la entrada
de la casa,
en el póster de psicosis,
en el cuarto,
en
la música de Béla Bartok,
en el afiche del cojo Díaz,
en
la postal del indio,
en el rostro sudaca,
en estos ojos
chinescos,
debajo de todo eso, en las puntas,
como si
nada, en los santitos, el el ulpo,
en todo eso,
cuando te acuestas,
cuando te
levantas,
cuando miras de reojo,
cuando fijas la
vista,
cuando te acercas,
cuando hablas,
cuando
callas,
cuando brincas,
cuando te das vueltas
en la
mañana,
una hora después,
cuando te agachas,
cuando
sudas,
cuando aguantas,
cuando aúllas,
cuando todo
eso,
"El poeta inglés pudo decir: "Algo huele a podrido en
Dinamarca", pero nosotros, más desgraciados que él, nos veremos
obligados a decir: Todo huele a podrido en Chile".
Vicente Huidobro
después de quedarte escuchando las gotas de la llave
mala,
después de la lluvia de Julio,
después de
Julio,
después del frío,
después de la helada de
invierno,
después de la remesa de Julio,
después de la
carta de Julio,
después de las cuentas del
invierno,
después de la piel seca del invierno,
después de
las noticias del invierno.
Irene Paulova ES LA REINA DE LAS NOCHES
MOSCOVITAS
Se parece a Rusia,
se parece a Hong Kong,
se parece
a mayamicito en Bolivia,
se parece a Blade Runner,
se
parece a los derrumbes,
se parece a la tarde,
se parece a
las nubes rosadas de la tarde,
se parece a un justo
invierno,
se parece a las telarañas de la Babuchka,
se
parece a mi amigo viejo,
se parece a su abrigo gris,
se
parece a su semblante adusto,
se parece a la niebla,
se
parece a los pobres del sur,
se parece a los pobres del
norte,
se parece a los pobres del oriente,
se parece a los
pobres del este,
se parece a esta ciudad,
se parece a este
rincón,
se parece a este vacío,
se parece a este
abismo,
se parece a esta angustia,
se parece a este
insomnio,
se parece a este chifón,
se parece a tu
rostro,
Entonces te tomas un bromazepam,
te tomas un
diazepam,
te tomas un tricalma,
te tomas un
alprazolam,
un
lorazepam
benzodiazepinas,
fluoxetinas,
elixir de la
dicha,
te lo tomas todo,
te lo comes todo,
te lo hablas
todo,
te lo tragas todo,
y en medio de la semana,
para
los sentidos,
marroquíes, colombianos,
y
paraguayos,
y
aparece por arte de magia el desierto florido, y la palabra (NO
de añañuca amarilla y de añañuca roja, se entrelazan con los
lirios del campo y terciopelos, enredándose como cabelleras
enamoradas; garras de león, Diego de la noche y chinas, hierba
del hielo, encintan coronillas de fraile, cardo blanco, flor del
minero, y fucsias, pata de huanaco, malvillas, renillas y
cactus, azulillos, monjitas y pajaritos, TOCAR),
creo que tiene que ver con el olvido,
creo que tiene
que ver con una madre muerta,
Se parece a ciudad miseria de Perú,
Se parece a ciudad
oculta en Argentina,
Se parece a las favelas de Brasil,
Se
parece a South Bronx de Nueva York,
Se parece a Blade
Runner,
Se parece a los derrumbes,
Se parece a los ojos
que salen de las capuchas en Chiapas,
tiene paredes, tiene paredes blancas, tiene rejas, tiene
perros rabiosos tras las rejas, tiene mercados, tiene malls,
tiene edificios de vidrios, tiene edificios nuevos con más
vidrios donde se reflejan nubes grises, tiene todo nuevo, tiene
comunicaciones, tiene celulares, tiene policía, tiene policía
nueva, tiene autos nuevos, tiene camas nuevas, tiene puertas
nuevas, tiene ventanas nuevas, tiene metro nuevo, tiene bancos
nuevos,
tiene rejas nuevas, tiene seguridad nueva, tiene miedo
nuevo, tiene comida nueva, tiene hambre nueva.
Hay olores viejos,
olores a revistas viejas,
olores a trapos viejos,
olores a enfermedades
gringas,
olor a transpiración germana,
olor a fantasía
añeja,
olor a nafta,
olor a pilchas europeas,
olor a
fajas gringas,
olor a solapas gringas,
olor a enaguas
gringas,
olor a faldas gringas,
olor a pantalones
gringos,
olor a cubrecamas gringas,
olor a cortinas
gringas,
olor a mercado usado,
olor a cuáqueros,
olor a
western,
olor a Colt, olor a Calvino,
Tiene olor a
adrenalina,
tiene olor a papas fritas,
tiene olor a pollo
frito,
tiene olor a hamburguesa,
tiene olor a
Ketchup,
tiene olor a comida macrobiótica,
Entremedio de todo, hoy 12 de octubre es el día de la
raza. 300 Mapuches subieron al cerro Huelén.
Denunciaron la
explotación que realizan los empresarios nacionales en sus
territorios originarios.
"Solicitamos", dijeron: "que se
respete la existencia pacífica de los cuatro colores
humanos".
En el Parque de los Reyes, se inauguró la Fuente que
regalaron los españoles en Chile.
La obra es un monolito de
ocho metros de altura puesto en el centro de una pileta de diez
metros de diámetro. Mirando hacia el oriente, se alza la
escultura de un huaso de bronce frente a la madre, el padre y el
hijo. Se celebraron con Jotas, Aragonesas, Quirosanus,
Sevillanas y Muñeiras al compás de las guitarras, castañuelas y
gaitas.
Ahí hay unos obreros haciendo un hoyo debajo de mi
ventana.
Esta es una imagen chascona detrás de los
vidrios.
Esta imagen soy yo a través de los vidrios.
Mira
a los hombres trabajando debajo de mi ventana.
Se distinguen
por el color de sus cascos amarillos, y más allá un horizonte
rosado, cascos rojos, cascos grises, y más arriba un horizonte
de nubes rosas vadeando los techos, cascos negros, cascos
blancos, y más abajo un horizonte de nubes rosadas, al oriente
una pared blanca con cimas plateadas, como si hasta allí nomás
llegáramos,
A
mi derecha está el parque Bustamante.
Allí se encuentra la
estatua de Manuel Rodríguez, hombre de mucho valer.
Le
robamos la corona de flores y se la dejamos en la puerta del
departamento de los Ángeles Negros.
Al otro día vimos la
corona en la cuneta al llegar a la Alameda.
Cuando se hizo una zanja profunda para construir la línea
5 del metro de Santiago, se instalaron unos aleros de fierro
para sujetar el edificio en que vivo y dijeron que remozarían la
calle poniéndole palmeras, fuentes de agua, y asientos para ver
pasar la gente.
A la gente le gusta esta idea de
progreso.
En una mañana húmeda se encontró un cadáver en la
escalera del metro. El cuerpo estaba desnudo con heridas
cortopunzantes, las gentes al pasar decían:
Se parece a un
Cristo posmoderno, se parece a San Sebastián de la Legua,
algunos afirman que lo cogotearon, otros murmuran que fue una
venganza.
En la noche es la segunda animita del lugar.
La
primera fue cuando el lustrabotas de la cuadra
se nos murió
de un ataque al corazón y se quedó sentado en el
lustrín.
Ahora otro ocupa su lugar y lustra zapatos en una silla
de vinil rojo, encima de una alfombra de saco.
Le pone flores
a la primera animita en agradecimiento, porque si no se hubiera
muerto, no se estaría ganando la vida en esta calle.
Al costado del Parque se ha construido el edificio más
alto de Chile. Es un celular gigante de la CTC. El obelisco
chileno se ve una miniatura moderna y más allá, no hay ninguna
construcción que emule nuestra muralla de roca natural que dobla
la iluminación crepuscular en Santiago.
ENTEL es el penacho Kitsch que ilumina las sombras del
invierno.
A las siete de la tarde, cuando las nubes rosas se
van por el poniente, la ciudad es recorrida en una sola
dirección, para arriba. Se deja ver una intención, una idea
pretenciosa detrás de todo esto. Quiere ser alegórica en su
construcción y mítica en su necesidad de ritual. Noble
pretensión de ser ciudad inventada.
Y
más allá aún, donde el inventario no alcanza a contarse: se
parece a los barrios bajos de Los Ángeles.
Allí asesinaron a
Sal Mineo de una estocada en el corazón.
Se parece a la
cárcel de Chorrillos en Lima, donde tienen encerrada a Sibila
Arredondo, viuda de José Arguedas. Se parece a los rostros de
las mujeres viejas que gritan AIMARA amarradas a la bandera de
Bolivia en La Paz.
Se parece a las mujeres jubiladas que
toman el sol en las plazas.
La ciudad ayer parisina, antier
española,
tiene socabadamente una intención moderna de
ciudad, después de la modernidad.
Las plazas han sido el centro público del paseo
provinciano en épocas recientes.
La Plaza Brasil fue centro
de reinas de fin de primaveras de otro Santiago.
Los cines
Alcázar y Novedades acumularon imágenes visuales en la vieja
ciudad, mientras en la Plaza Artesanos se concentraba el olor
que singulariza a toda ciudad, olor a pescado frito y coronas de
flores, carrozas negras y tranvías, vendedores de magias,
ambulantes de sueños, cuando se pasaba un elefante por el hoyo
de una aguja, y las gentes miraban la aguja y el elefante, jamás
vieron el hoyo.
Y
en la canción del puerto, la Plaza de La Victoria es un centro
social, y para el gitano Rodriguez la lírica del puerto "vigiló
su infancia con rostro de fría indiferencia".
En la Plaza del Roto chileno y la Plaza de La
Constitución, los oradores apagaban sus pedos por la boca,
inflamando el ideal político de ayer.
Las plazas de la
provincia han sido marco decorativo del provincianismo
nacional.
La Plaza Italia símbolo mítico de las últimas
manifestaciones públicas, señalaría el límite de nuestras
fijaciones en la distancia, entre los de arriba, y los de abajo.
Fijaron la diferencia en nuestras heridas.
Fijaron la
diferencia entre lo liviano y lo pesado.
Fijaron la
diferencia entre los hijos de nadie y los hijos de alguien.
Fijaron la frontera entre ellos y nosotros.
Y
como cada tiempo fija sus mudas, nuevos locos traen consigo las
señas del por venir.
Una mujer viene de tarde en tarde a esta
plaza. Es una carabinera loca arrancada del manicomio que dirige
el tránsito. Es una mujer que ha quedado con esa sujeción del
uniforme y las marchas.
Otro allegado es un hombre muy querible en el barrio. Es
bajito y se ha ido chpando para dentro. Su rostro está cada día
más anguloso. Se recorta su figura contra el paisaje de la plaza
onerosamente decorada con la mano de obra cesante. Entonces me
sonríe, y canta en inglés una canción folc, reconocida. Luego se
sienta rodeado de palomas a comerse su comida en el suelo. Este
hombre es la mano de obra gratis del barrio de esta plaza, por
unas chauchas, hace brillar los taxis.
Anoche vino un orador que a voz en cuello, entre rayos y
centellas, mientras caía la lluvia, enfurecido, se subió al
caballo de Baquedano gritando:
"ESTA CIUDAD SE HA LEVANTADO SOBRE LA BASE DE UNA NUEVA
ESCLAVITUD
(RONCO)
UNA ESCLAVITUD VIRTUAL. PARA QUE ESTA
CIUDAD SE LEVANTE HA DEBIDO HACERLO SOBRE EL LOMO DE LA
POBREZA
(GUTURAL)
PARA QUE EXISTA ESTE BURDEL DE
MARAVILLAS HA TENIDO QUE HACERLO A COSTA DE MI
HUMILLACIÓN
PARA QUE ESTA CIUDAD SE LEVANTE TUVO QUE
PISARME
PARA QUE PRETENDA SER CIUDAD HA DEBIDO
MATARME
ESTA CIUDAD SE LEVANTA A PURO PILLAJE Y ROBO
(CON
AULLIDOS)
ESTA CIUDAD HA ENVEJECIDO A SU JUVENTUD
PREMATURAMENTE
(AHOGADO)"
(Este loco cual vácula viviente estuvo gritando hasta
quedar ronco como el loco del puente en París Texas, entre el
zumbido de la carretera y su voz, repiqueteaba gutural la
silueta humana del porvenir de la tarde.)
Esta ciudad ha construido la paranoia haciendo sus listas
negras a los que visten de negro.
Los que van al cementerio
el 11 de septiembre, yo nací el 9 de septiembre, los que usan
tatuajes, me bañaba desnuda en los espejos de las fuentes de la
ciudad, pero no era eco, los que viven en La Victoria, mis
amigos, que viven el apartheid chileno, tienen que cruzar la
calle cuando ven a los rascarricos. Los que viven en La Legua,
temidos más allá del pueblo sin ley, yo dejé mis visones
lingüísticos, feminísticos, regurgitándome en mis voces antiguas
arcaicas y novedosas, de lo feminil, los que viven en las
villas, no tengo amigos de villas, ni de condominios, soy de
cara ancha, tengo el pelo negro mediterraneo amerindio, leo a
Céline, los que tienen el pelo largo. He reconstruido mi viaje
entre la ciudad donde fui concebida, Valparaíso, y mi ciudad de
Santiago. Entre ellas recorrí mi infancia, en torno a sus
plazas, mi viaje literario tiene un especial callejeo primario
en el cité frente a la plaza Artesanos, construcción imitativa
francesa, cerca de la estación Mapocho donde se estrechaba el
camino con Valparaíso, hoy convertido en el mercado de la
literatura. Lugar que le dio el famoso olor a pescado frito
envuelto en papel de diario. Luego está La Vega recibiendo el
perfume de las verduras y frutos de todo el país, al frente su
mercado de mariscos, ya los dije, las flores y los muertos
antiguos, extrañas relaciones del eros. Allí está situada la
casa de la tortura chilena, ¿recuerdan? En Borgoño
1470.
Los porfiados
Los que recuerdan
Los que
piensan
Los que son escépticos
Los que están perdiendo el
miedo
Un nuevo colonialismo nos resguarda.
Tiene olor a
adrenalina,
tiene olor a papas fritas,
tiene olor a pollo
frito,
tiene olor a hamburguesa,
tiene olor a
Ketchup,
tiene olor a comida macrobiótica,
A
las 7 y veinte minutos PM cuando las nubes de octubre se han ido
por el poniente y la ciudad comienza a vaciarse, se escucha un
grito en el metro.
Santiago ha perdido sus barrios y remozado su olvido,
entre sus jirone se ve en la muralla del bar New York, un afiche
con el rostro de una mujer de un perfil clásico europeo,
anunciando un "Aliviol" carcomido por las gotas de la lluvia,
que revierten la mugre ambiental en el papel
desgarrado.