MI MADRE Y
YO
Llevamos una vida
perfectamente triste
y
tranquila.
Yo voy de compras
ella cocina
y yo lavo las
ollas.
Vemos televisión
desde las dos de la tarde
hasta la
una de la madrugada
haciendo intermedios para comer y
orinar.
De noche aseguro las puertas
apago las luces
y vuelvo
a mi pieza
no sé si desvestirme
y tampoco me decido a leer
ni hago abdominales
no tengo ánimos para pensar en nadie
y
sentado al borde de la cama
siento nostalgia del tiempo
en
que solía masturbarme.
IX - 1972
Hace frío
y cierro una
ventana
-con
cuidado-
para que un
heladero
(que toca debajo
una
campana)
no crea
que lo rechazo.
1970
Una vez
que viajábamos
en el mismo bus
Yo y un
músico
al que admiraba
compré unos chocolates
para
ofrecerle
y así poder
entablar conversación.
Pero
no
me atreví
Y pasé todo el proyecto
a punto de estirar la
mano
y decirle "¿Quieres uno?"
-con naturalidad-
como si
recién lo hubiera pensado
y no hacía 200 Km.
Pero
no lo
hice
y me transpiraban las manos
y yo me comí unos
pocos
y los demás se derritieron
embadurnándome los
dedos
IX - 1971
Hace unos días
cambié la mesa endeble
en que tenía
una serie
de papeles acumulando polvo,
para el otro
lado
de la cama.
Así podría escribir
sentado en la
misma
sobre una mesa que recibiera
la luz de la
ventana.
Al día siguiente
Berta movió la cama
hacia el
poniente
dejando un espacio
de un metro y más
entre su
flanco derecho
y la ventana
Además cupo entonces la silla.
IV - 1972
Es quizá un record.
No podría asegurarlo
-y lo
reconozco-
me enorgullocería.
Pero que yo sepa
nadie
tiene callo
en este dedo (el
índice). Y menos
por la
razón
que yo lo tengo:
Darle vueltas
a una perilla de
radio.
1970
9/72
Salí a caminar
antes de que oscureciera.
Estuve
casi una hora
sentado en la plaza Pedro de Valdivia.
Un
perro color barquillo
se me acercó tímidamente
y me lamío la
mano,
yo le hice cariño
y se tendió
a mi lado.
Minutos
después
lo despertó una sirena de incendios,
caminó despacio
hasta el pasto
y se tendió de nuevo.
Calculé
que se
hubiera dormido,
me levanté con cautela
y me
fui.