.......... En estos días de enero de 2001 se han conocido los resultados
de la Mesa de Diálogo y el pasado inserta su terrible inagotamiento en
la escena alienada del verano chileno. Y con el pasado la duda,
acompañada de las retóricas para la acomodación de los hechos al
momento político. Pero dentro o detrás de eso, la ausencia de cuerpos
reales, que como cuerpos jurídicos pasarían de secuestrados que
inculpan a asesinados que amnistían. Con todo esto la verdad vuelve a
complicarnos, tal vez como nunca. "Nadie sale indemne de las
concatenaciones o permutaciones o disposiciones del azar" ha dicho
en Amuleto uno de los personajes de Roberto Bolaño. Y es este
azar el que permite que precisamente en este particular contexto,
aparezca Nocturno de Chile. Un libro en torno al terror, a la
posible verdad, a la moral posible. Un intento de mirar tras la cara
visible del mismo poder que hoy intenta seguir convenciendo con su
discursividad del ocultamiento. A partir de un magistral proceso de
focalización, la novela nos permite introducirnos en los vericuetos de
una conciencia tenebrosa. Y aunque siempre el mal se nos aparece como
un indestructible poder simbólico, esta vez Bolaño decide acosarlo
¿atraparlo? desde lo más profundo de sus anomalías, en una denuncia
que se niega al facilismo y que privilegia un proyecto estético que es
a la vez político, ideológico y metafísico. A partir de ello, Bolaño
puede tratar de responder qué se hace con el dolor, con el
resentimiento, cómo experimentar o pensar al mal, desde dónde ubicarse
para lograr entender lo más profundo de una lógica que a pesar de todo
siempre será la de un rostro desviado.
.......... Nocturno de Chile es el relato en primera persona de
Sebastián Urrutia Lacroix, sacerdote, crítico literario, cuyo
seudónimo es H. Ibacache; discípulo del majestuoso y respetado
Farewel, crítico literario y homosexual. Durante alguno de los días de
dos mil, Urrutia Lacroix agoniza y mira hacia atrás, abarcando casi
medio siglo de la historia chilena y de su propia vida. ¿Confesión?
¿Ficción al modo autobiográfico?. Bolaño presenta a un yo
literaturizado, ficcionalizado, pero también un yo adherido a una
referencialidad clara. Por cierto, no se escatiman algunos nombres
propios (Pinochet, Neruda), acompañados de otros simplemente
convocados a partir de un mediano conocimiento del lector de la escena
literaria chilena. Bajo este último procedimiento, los juegos
intencionados con los posibles efectos de lectura, aparecen José
Miguel Ibañez Langlois, sacerdote y crítico literario de seudónimo
Ignacio Valente, Mariana Callejas, Michael Townley y, un poco más
borrosamente, Hernán Díaz Arrieta, Alone, (aunque parecen ser varios
resumidos en él).
.......... Es precisamente en ese punto, en el de no insistir en demasía
en una referencialidad denunciante, que la novela adquiere otro peso,
otra dimensión que vectoriza los significados hacia una reflexión
sobre el mal y el poder. Esto ocurre por la acuciosidad con la que el
autor se dedica a construir un yo, que desde una implacable primera
persona, bucea en sus zonas más íntimas e "ingenuas". Urrutia Lacroix
se mueve dentro de una dinámica donde la culpa parece anularse con
facilidad extrema y todo sucede de un modo, digamos, casi natural e
inevitable. Salvo por la presencia del "joven envejecido", un otro yo,
mala conciencia que hiere y obliga al sacerdote-crítico a su
autoafirmación.
.......... La novela constantemente se la juega por la necesidad de
ubicarse en el imposible sitio del otro, no para enmascarar una
denuncia, sino para hacer estallar al poder desde su propia realidad
discursiva: lo bello puede convivir con lo perverso y esto con la
moral y la santidad y la salvación del alma. Así, la figura del
crítico -gestor de un canon, supraconciencia- se intersecta con las
posibilidades de un mal que impide calibrarlo, porque en él se vive,
sin más.
.......... H. Ibacache se nos aparece como el último representante del
moderno deseo chileno del padre terrible. Un poder evaluador, una
palabra legislativa, valorativa, "supuestamente" desideologizada, no
interferida por la mezquindad de la actividad humana. Sin embargo,
desde una suspicacia mínima, podemos leer un calce casi exacto entre
un poder político (Pinochet, la Junta Militar) y el poder crítico.
Este espejeo, sumado a las tertulias literarias en casa de María
Canales, en cuyos subterráneos se practicaba la tortura, tiende a
abrir una brecha culposa en la moralidad del establishment
artístico nacional.
.......... Nocturno de Chile es un texto construido como un
bloque, un flujo continuo cuyo formato sólo se ve intervenido por el
apartado de la frase final. Un libro lleno de un intenso ritmo, de
interrogantes, reflexiones y zonas casi infranqueables como la serie
de sueños, el viaje a Europa o la anécdota acerca del cementerio sólo
para héroes. Roberto Bolaño nos aproxima al miedo de un modo
extraordinario y lúcido, redundando en el concepto de una búsqueda
necesariamente sustentada en la memoria, donde todavía es posible
encontrar algún mínimo sentido.
.......... "Quítese la peluca" dice el epígrafe de Chesterton.
Exhortación que Urrutia Lacroix parece realizar, pero que queda
resonando una vez finalizada la novela, como si a pesar de tanto
hablar todavía siguiera ataviado con ella y la pregunta por dónde está
el mal pesara más ahora que antes. Nocturno de Chile es una
novela que asume numerosos riesgos, pero de cada uno de ellos se
dispara una reflexión poderosa que apunta a no transar con el querer
entender, al no dejarse llevar por los significados ya establecidos,
al ir más allá y más adentro. Este libro, del mejor narrador chileno
en muchos años, corrobora una vez más que la literatura es una
experiencia de conocimiento radical.
en
Rocinante. marzo de 2001