Un “a pesar de los
envidiosos”. Un homenaje también, aunque ni póstumo ni oportunista.
Luego de más de un año de trabajo, Patricia Espinosa logró reunir,
armar y publicar un conjunto de ensayos de 19 críticos literarios sobre la obra de Bolaño que promete situarlo
definitivamente a lo más alto de las letras criollas.
"Lo que buscaba
con sus salidas de madre en la prensa era ironizar con el escritor de
las altas esferas que se presenta como un sujeto inalcanzable y al que
no se puede tocar. Esa humanidad que le dio a la literatura es
grandiosa, sobre todo en un país donde los escritores se creen súper
estrellas", dice Espinosa.
No. De Roberto Bolaño no se ha
hablado ni escrito mucho aún. Las palabras saturan y agotan cuando
hacen referencia a universos ordinarios tan obvios como predecibles.
El bullicio agobiante que envuelve los actos de hombres y mujeres
mediocres es en realidad un suspiro que expira con la endemoniada
rapidez que arremete. Y se esfuma.
Sí. Hablar de
Bolaño no fastidia, sino entusiasma. Generoso a tal punto, sus libros
permiten tantas entradas como salidas posibles. Sus potenciales
lecturas son múltiples; su escritura es completada por quienes repasan
las páginas que acaloradamente escribió con mayor ahínco en sus
últimos años de vida, quizás conciente de que su enfermedad no le
daría tregua. Prueba de ello, es que la mayoría de sus obras las
publicó después de 1996.
Con esa misma
pasión, 19 críticos literarios, desde consagrados hasta noveles,
reflexionaron en torno a los distintos ámbitos de la obra del escritor
muerto hace poco más de un mes hasta alcanzar las 264 páginas que dan
vida a Territorios en fuga, de la editorial Frasis, y que fuera
anunciado por El Mostrador.cl el 15 de julio del 2002, exactamente un
año antes de que su corazón dijera "no más".
“No tengo pudores
en decirlo: este libro es un homenaje a Bolaño. Se le rinde un tributo
que nadie pensó que sería post mortem, sino en la plenitud de su
actividad. Por eso no es oportunista. Territorios en fuga está
escrito para el mundo académico, pero también para los fans de Bolaño,
a esa comunidad de lectores difusa y extraña”, cuenta Patricia
Espinosa, quien estuvo a cargo de la compilación y que además escribe
en la revista Rocinante y ejerce la docencia en la Universidad
Católica.
Entre quienes
participan en este libro crítico sobre la producción del autor de
Los detectives salvajes, destacan Javier Edwards, Camilo Marks,
Darío Oses, José Promis y Grínor Rojo, los que lo abordan desde
ópticas y métodos tan variados como su propio proyecto literario.
“El vació que dejó es terrible”
Como la propia
Espinosa lo afirma, este libro se erige en el panorama actual de la
crítica chilena como un hito fundacional, puesto que en él conviven
una multiplicidad de voces que en ese puro acto rompen definitivamente
con la imagen monolítica del crítico único que pareciera haberse
agotado con Ignacio Valente. Consciente o inconscientemente, es, o al
menos pretende ser, un acto de despedida a la pesada carga de la
modernidad para asumir abiertamente el ingreso estético a la
posmodernidad.
- En esa misma
lógica, Bolaño fractura la dialéctica propia de los 80 entre
apocalípticos e integrados, y al hacerlo asume un nuevo espíritu de
época. ¿Crees que efectivamente su obra viene abrir una nueva forma de
leer el mundo que nos toca vivir?
- Bolaño viene a irrumpir en
un contexto donde estaba la Nueva Narrativa como último fenómeno
editorial chileno, que era un grupo articulado hasta que de pronto
aparece Bolaño con La literatura nazi en América. Con ese texto agita
el orden del mundillo de camarilla, y de las redes con editoriales en
este pequeña y miserable república. Viene con ironía a basurear cuando
corresponde, pero también a desestabilizar esta idea de apocalípticos
versus integrados, porque el integrado es que el estaba viviendo
tranquilamente en su nicho, mientras que el apocalíptico era el que de
algún modo criticaba el sistema estando integrado igual. Esos dos
sujetos eran funcionales al sistema que imponía el mundo editorial,
mientras que Bolaño aparece con un propuesta estética anarquista que
rompe con los cánones a los que estábamos pésimamente acostumbrados.
- Eso, por
cierto, le cuesta la antipatía de sus pares.
- Sí, porque
además de algún modo les enrostra todo lo que no se habían leído. Y
con razón, ya que la ignorancia de los narradores chileno es brutal.
Lo que les molesta también es que alguien que está en otro país y que
era prácticamente desconocido, publica de pronto en grandes
editoriales acompañado sus libros de críticas que lo alaban, lo que
terminó por generar una envidia atroz.
- En el plano
estético, ¿cómo se diferencia con los escritores que le son
contemporáneos en Chile?
- Bolaño retoma un ímpetu sesentero,
viendo la lectura como juego y donde el lector tiene también un
espacio para mover las piezas de un puzzle. Esa idea de la novela como
espacio lúdico, donde el realismo pasa a un nivel secundario, lo
diferencian claramente de los Collyer, los Contreras y los Franz. A
Bolaño ya no le interesa que la literatura sea representativa, sino
que la toma como un acto lúdico asumiendo las múltiples posibilidades
que pueden existir en la realidad, desligándose de lo que hizo la
Nueva Narrativa y que la siguen haciendo hasta hoy un realismo
decimonónico.
- No deja de
llamar la atención que a pesar de haber tenido una vida tan sufrida,
sus textos, por lo demás profundamente autobiográficos, logran escapar
de una nostalgia resentida.
- La nostalgia, con toda la
autorreferencialidad, no está presente de un modo burdo. Chile está
presente como un fantasma, pero esa fantasmalidad aquietada sin
resentimiento y que logró además estetizarla. Él es un sujeto híbrido
y sus discursos también lo son. Sin embargo, no podríamos decir que
rompió totalmente con el resentimiento, porque sería imposible.
- Bolaño, aun
cuando hace constantemente referencia a sus lecturas, desmitificaba el
rol del escritor como un ser iluminado por las musas, presentado la
literatura como algo mucho más mundano lo que quizás le permite tomar
cualquier elemento y transformarlo en literario.
- Hay mucha
ironía cuando desmitifica el rol del escritor en el discurso
mediático, porque literariamente siempre está la presencia de un poeta
en sus textos quizás como un símbolo de los más trascendente y como
una figura rescatable de un mundo que se está cayendo a pedazos.
Consigue la armonía entre hacer convivir el mito en un ámbito con la
desmitificación en otro. Lo que indudablemente buscaba con sus salidas
de madre en la prensa era ironizar con el escritor de las altas
esferas que se presenta como un sujeto inalcanzable y al que no se
puede tocar. Esa humanidad que le dio a la literatura es grandiosa,
sobre todo en un país donde los escritores se creen súper estrellas.
De todos modos, hay que tener cuidado con las impresiones que daba a
la prensa, porque esa trivialización que presenta se entiende desde un
Bolaño que tiene atrás una tremenda obra literaria.
- ¿Es posible,
entonces, que las declaraciones contradictorias que le daba a la
prensa haya sido también un acto de ironía?
- De algún modo
deconstruye sus propias opiniones, lo cual no significa contradecirse
con la esencia de sus juicios. El haberse burlado de la literatura
chilena tan adusta y severa y que se cree tan importante, es parte de
la ironía permanente de Bolaño. Al mismo tiempo, sus constantes
críticas al panorama narrativo local las formulaba para cuestionar los
lugares comunes o paradigmas enquistados por mucho tiempo. Él no
trataba de buscar la quinta pata al gato de manera gratuita o
simplemente por meter ruido.
- ¿Cuáles
consideras que son los tópicos principales que cruzan su
obra?
- La neonacionalidad y lo translocal; el hecho de
advertir que se rompe con la chilenidad y territorio, pues se trata de
un nacionalismo que excede las marcas del estado-nación. Otro concepto
también importante es el de cultura híbrida, ya que es capaz de jugar
con registros genéricos que pasan por la poesía, la narrativa, el
ensayo, por ciertos matices de discurso histórico y con la memoria. En
un mismo texto, como el caso de Amberes, se pueden encontrar
fragmentos que hacen difícil calificar ante qué género estamos. Otro
tema importante es la metatextualidad, es decir, la reflexión que se
puede deducir en sus textos sobre qué es la literatura. Cómo la
literatura permite apropiarte de la realidad es una pregunta que cruza
sus textos.
- ¿Es posible o
sería demasiada ficción suponer que muchos escritores en algún momento
estaban en trincheras opuestas a Bolaño, ahora, lo erijan y catapulten
como un referente para una generación?
- Hay indicios como el
de Sergio Gómez, que cuando lo invité a participar en el libro se
negó, porque, según sus palabras, “era una mala persona” y que Bolaño
no estaba en su círculo de amigos para hacer un artículo. Ahora,
cuando vino esta oleada de artículos tras su muerte, él sacó lo suyo
en la revista Siete + 7 donde haciendo uso del vil recurso de subirse
al carro de los fans de Bolaño, le rinde culto.
- ¿El vació que
dejó Bolaño podrá ser ocupado por alguien?
- Es un vacío
terrible que nadie podrá ocupar. Sin embargo, en lo personal me
gustaría que Lemebel, desde su propia singularidad, logré posicionarse
con la fuerza que Bolaño lo hizo.