CIRCO
DE FIERAS
El sol en su cénit una mañana del séptimo de los
romanos.
Las jaulas desde el aire son arañas que extienden las
patas de su sombra encima del peladero,
el bestiario se despereza,
los animales se inquietan presagiando;
cristianos voluntariamente
van a las fieras, limpian sus encierros, dan de comer a los
sabios.
Los exóticos se aprestan a saltar a través de argollas
bañadas en llamas de amplios quilates.
Una nueva función viene
renqueando por el camino.
Un hombre valiente no teme ver desde
el interior de la celda aunque evidencie su descontento.
Entre los
demás depredadores vive su cautiverio, espera el turno de su
desgarro
el día que los animales decidan dar circo a la
concurrencia.
REINA
PRIMAVERA
Rugen leones enjaulados en Peñalolén,
la carpa del
circo se estremece,
el barrio se vuelca a las calles.
Niños
sin marraqueta bajo el brazo
buscan a tientas en las
esquinas,
cazan perros y gatos quiltros sin collar
-su entrada
triunfal-.
Los hermanos mayores esfuman.
A la sombra de sus
árboles genealógicos en perenne otoño
parlan al aire atracciones
vencidas,
maquillajes a parches.
Es hora. En lo alto de la carpa
miro las estrellas.
La tarde cae.
Todos los volantines del cielo
van cortados.
FUNÁMBULO
Payaso de luto, descalzo
va por el alambre,
tala noche
tétrico rostro sin red, sin pescar función
su chalupa
se mece, agua bote, cuerda floja
la noche no acuna.
Niño navega
sobre cable trenzado en canas
o hilachas de vestido nupcial
embotellado al mar.
No hay peces en la carpa,
vacío
hay
silencio sin globos de aire desde el fondo
ni fanfarrias
para el sonámbulo que en vez de dormir en paz
muere de tedio
natural a esas alturas en tales vientos del alma.
DAMA
CON BOZO
Una mujer frente al espejo.
su cuerpo renacentista
pintado al óleo,
los maquillajes se cierran,
se abren
otros.
Su mirada cala entre la cabellera inmensa
catarata
que transcurre por el respaldo de la silla
hasta una cama de
aspecto fluvial.
Una mujer en vitrina que lleva una vida
común
duerme, se deleita,
va al privado y vuelve.
Su
cuerpo es un mundo blanco lunar;
órbita sobre dos pilares que
sostienen las puertas de palacio.
Ligera de ropa y cascos,
risueña del asombro
coquetea con esa sonrisa que tras sus
barbas
me dice que sí, caballero,
este delicado fenómeno de la
naturaleza es para usted.
ESCAPISTA
Inmerso
en cadenas de pies y manos,
útero acerado,
inmaternal camisa de
fuerza sellada al vacío,
cautivo escarba a cucharadas un muro
amniótico.
YING/YANG
Dos enanos en la pista juegan
se abofetean,
él debe irse,
es un doblaje
y en galerías esos niños ríen que
ríen.
Es la misma pareja pequeña
que cada noche observa su
silencio en la mirada del otro.
Sus manos cuerpo a cuerpo dan un
recorrido así de lento, breve
como larvándose la tibieza del
prójimo
en una balsa inmensa que levita, brilla y se agita, su
cama.
Esa pareja que se golpea con música de fondo
nocturnal
aplica labios en las marcas húmedas,
susurros que todas las
madrugadas se repiten en un recuerdo
por si mañana llegaran a no
sentir lo mismo.
Dos enanos en el circo son parte del
espectáculo;
esa pareja en su cama es grandiosa.
Una reverencia
al Respetable, una fanfarria,
un solo liquido inunda la noche
y
estos niños ríen que ríen.
FILO
El tragasables traga clavos oxidados, saliva fuego,
lo apaga, vive trance.
En este extraño tipo de empalamiento
prevalece amurallado entre floretes, repta una lágrima,
muerde su
mejilla hasta desenvainar el hierro que a pesar de no cortar esa
carne
sí alcanza a mantener su número por un eterno instante sin
aplausos al filo de la vida.
INICIACIÓN DEL PELUSA
Un niño pinta su rostro con corcho
quemado.
La ropa hecha jirones para tales payasadas, sus pies
descalzos
demasiado pequeños sobre tanta tierra que
caminar.
Un tizne de carbón ilumina el rostro del niño parco en
su función de trasnoche.
Ante el zaguán de la carpa una mano se
le tiende desde dentro.
El tony chico abre los colores de su mirada
que palpita.
A oscuras en la pista, de madrugada,
toda la
atención del público imaginario que pueda repletar
galerías
descubre un payaso blanco en un niño negro.
NÓMADE
Dónde
hay un lugar lejano carpa al hombro para estar a salvo,
los payasos
encaramados sobre la cabeza, lo esperado por los niños
.............. magia en el convite
..............................................
primera función
el universo que es tuyo pero no te muevas del único
punto de eclipse que ocupas.
Una pirámide humana sobre el
trapecio y el público se engolosina con ofertas de intermedio,
los
artistas concatenados desde las muñecas, labios de mayor a menor tan
lejos de la profunda tierra.
Todo pendiente de un hilo que bien
pueda cortar el provecho de los comensales.
La función y estos
corazones, sembrar aplausos para la cosecha, presentar a los
hijos
acróbatas del vientre que se ama en la mujer, y armar a solas
con la gran familia esa noche
-ante bambalinas-
una fiesta que
respire como nuestros animales
hasta que los tacos de las señoras
vibren inertes sobre el aserrín de la pista de baile.
GLAMOUR
Dos piernas entrelazan una cuerda que lleva al
cielo, lentejuelas
fundamentadas en un cuerpo perfectamente
luminoso de acrobacias nocturnas
llaman a rebato;
tiende la
cúpula cabellos desbocados de abrigo al pecho,
las leonas se
recogen. Los aposentos recobran un sentido efímero.
Allende la
pista es noche repleta para el peso de esta hoja que se resiste al
otoño
encumbrada en su medialuna y aros.
Ataviados de
relumbrones perecemos tan ciegos
que las mujeres de nuestro circo
podrían estar desnudas y no las veríamos.
FALLA
Los
encordados dieron reparo al vuelo del águila humana.
Decúbito
dorsal un cuerpo yace en cuadrícula exacta tras su paso por la
cortante red.
PAN Y
CIRCO
Corales vive cada noche al día.
El mayor espectáculo
del mundo se interna lejos de la buena risa.
Destrenzadas las
maromas cierta violencia cohabita su mente hasta cuando piensa
que
en taquilla no todas las cosas están así de mal:
eyacula cuando lo
necesita;
fecunda su fiebre aunque cada mañana despierte pateando
la perra suerte
por ser de verdad y navegar a Dios,
ambos
descubrir América cortando rutas distintas.
A la defensa el público
atestigua en favor de hacer polvo la piedad.
Sin respiración que
resista por más tiempo
asegura que los pesos se acumulan en gramos
desiguales.
Siempre se da el riesgo en estos números descabellados
de que el fiel de la balanza
peque por aquello de lo que seríamos
capaces ante nuestro propio paredón.
DES(P)IERTO
Transhumante es la fama.
Como el desierto que germina somos
flor de algún día.
ARTISTAS UNIDOS
Los que no vamos a morir por mano propia
en primavera,
salvo error u omisión irreconciliable, la
saludamos.
Primavera de noche negra, violácea oscuridad
resplandeciente, candilejas
tal como de día colores, otra
vida.
Tatuados de tinieblas preferimos toda la luz
sobre la
humedad de un cuerpo amortajado en humores recónditos:
los que no
vamos a morir cerramos los ojos a las flores, no al aroma;
elevamos
en tinto nuestros corazones para el día de todos los santos,
hasta
dónde se da un paso,
hasta cuándo podremos seguir viviendo tan
inocentes.
FIN DE
TEMPORADA
Enmarcado en ampolletas que pestañean y
rechinan
un espejo repercute el espacio del camerino.
La
estrella de la puerta fugaz es un colgajo inútil para estos tiempos,
abierta,
el número se ha perdido entre complicados
andamiajes,
adónde van.
En el silencio de las
marchitas
permanece el bronce de los floreros helados.
Nadie
recuerda minutos restantes, nunca un mozo trajo esquelas
y los
envoltorios de confiterías exquisitas gastaron su color,
perdieron
el aroma, se desintegran faraónicos pasados a siglo.
Nítidos
contrastan verdad y bruma,
a qué conducen,
a qué realidad el
vaho del último suspiro sobre vidrio muerto
insiste en derramarse
haciendo crónica,
contando los días de una mariposa que por tierra
se arrastra sobre arrugas,
de una mejilla que no vuelve a ser la
misma,
que fetal en su capullo ausente reina hasta la próxima
temporada.
HIPPODROME
CIRCO
Jaime Bristilo Cañón
Libros del Coirón - septiembre de dos mil
uno